Parte 4
Bolígrafo rosa, garabatos de flores y corazones en todas las hojas, por supuesto era de ella.
Guardé el libro en mi mochila y continué con mis horarios de ese día, total, no iba a verla hasta la próxima clase.
Mi vida de estudiante era algo completamente aburrido. Vivía de las miradas de los demás y de sus falsas desdichas que se les ocurrían. No tenía idea de cómo ellos sabían tanto de mí, a veces me sorprendía que algunas cosas fueran ciertas, y a veces incluso pensaba que algunas otras podían ser sobre mi pasado.
El cuadernillo de canciones de Min Yoon Gi no decía mucho sobre mí. Yo tuve que rehacer una identidad, pero ni yo comprendía cómo. Cuando leí mi acta de nacimiento, ni lo pensé dos veces para ocultarla y no tener que verla otra vez. Comencé a creer que mi pasado ya no era importante. Ni el presente. Ni el futuro.
"Esta vida no es mía, ¿qué estoy haciendo con ella?" Lo que tanto pensaba cada noche antes de dormir.
El punto era graduarme, ¿y después qué? ¿Conseguir un empleo mediocre? ¿Casarme? ¿Envejecer? No estaba destinado a un futuro formidable como los demás. Porque fui marcado y olvidado.
Nací a los 17 años... ¿y qué es lo único que había hecho entonces al cumplir 20?
Si tengo que adelantar la respuesta, yo diría que cambiar la perspectiva de todo lo que conozco.
No era tan vacío como todos decían. Mi amnesia no era una discapacidad.
Y justamente a esa edad... encontré a una persona que no me veía de esa manera.
...
Cada mañana la veía salir de ese auto, despedirse de su hermano, para luego correr al edificio antes de que el timbre le ganara. La había visto desesperada por su libro de apuntes un par de veces en esos días. Yo lo tenía, pero no quería dárselo en persona, porque entonces tendría que hablar con ella. No podía pedirle a nadie que se lo diera por mí, porque en ese instituto, hasta la cosa más mínima ya era cosa de escándalo, y yo ya tenía suficiente con eso.
Primavera.
Tomé el camino largo al instituto, dónde bajo el gran puente cruzaba el río de la ciudad. El cigarrillo en mi boca era mi desayuno y la música en mis auriculares mi fuente de relajación infinita. Iba a ser mi habitual camino hasta que de pronto una manada de idiotas se me cruzó al frente. ¿A esta hora de la mañana? Peor que idiotas.
-¿Desde cuando eres rubia, eh? Copo de nieve.-
Odiaba a ese tipo. Jisoo, mano derecha de Vince, por así decirlo.
Quité el cigarrillo de mi boca después de mis auriculares y simplemente lo miré. -Muévete.- le dije.
-¿Creíste que con eso ya te borrarías del mapa? ¿Y qué es esto?- jaló de mi corbata. -¿Uniforme?- básicamente se reían en mi cara, y bueno, me daba igual.
Ellos eran los tipos que casi me matan, ¿por qué no darles el privilegio de intentarlo otra vez?
-¿Qué traes en la mochila, estudiante?-
Sí, bravucones novatos. Pobre de mí.
Doka y Jay se acercaron con su adorable idea de intimidarme, solo los miré y no presté resistencia antes su increíble acto de empujarme y arrebatarme la mochila del hombro. El imbécil del cabello ridículo abrió el cierre más grande y sacudió la mochila para sacar todo de ahí.
-Libros.- respondí ante la pregunta de Jisoo. -¿Ya puedo irme?-
-¿Qué acaso quieres otra paliza, rubia?-
-No me molestaría.-
Sonrió como el imbécil que es. –Y ahora tienes agallas, ¿no?- y acto seguido pateó mis cosas. –Ya resolveremos cuentas cuando Vince sepa que sigues vivo. Vete a clase, colegiala.-
Jaló de nuevo de mi corbata deshaciendo el nudo, volvieron a patear mis cosas mientras se daban vuelta y se largaban. Me tiraban maldiciones mientras se burlaban de mí. ¿Eso fue todo?
El libro de apuntes de la enana cayó al río y finalmente fue arrastrado por la corriente. Me encogí de hombros, daba igual, al menos no tendría que devolvérselo ahora. Pero otro punto fue que otros libros míos habían sido arrastrados también.
¿Podía resignarme a reprobar y no graduarme?
-Maldita sea.-
Ahora tendría que ir a la biblioteca a no solo dormir, sino a buscar esos libros.
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La hora del almuerzo es cuando ese lugar está casi vacío, momento perfecto para tener una tranquila búsqueda.
Estaba por entrar, estaba a punto de abrir la puerta hasta que alguien más lo hizo del otro lado para salir. Reconocí a la chica torpe que chocó conmigo. La enana de la clase de Historia. El escándalo andante.
-¡Min Yoon Gi! Lo siento, no te vi.-
Estaba por decirle "fíjate por donde caminas" pero mejor opté por no decirle absolutamente nada, y aun así la enana sonreía como de costumbre. Y es que esta chica irradiaba tanto positivismo que me enfermaba.
-¿Te gusta leer?-
Ella intentó saludarme y acercarse a mí en repetidas ocasiones anteriormente. ¿Qué rayos traía conmigo? Qué molesta.
No sé qué fue lo demás que dijo esa vez, me cansé de escucharla así que me di la vuelta y me largué de ahí.
-Oh, ¿a dónde vas?-
"A donde sea que no estés tú".
-¿Min Yoon Gi?-
Tomé un camino equivocado y entre los pasillo llegué a la cafetería. Miré la hora, no faltaba mucho para que se terminara el almuerzo así que me decidí a entrar y tomar un lugar solo para descansar. ¿De qué? De lo que sea, pero creo que cometí un leve error.
Noté a la chica escandalosa y a su grupo de amigos, mirándome.
Ella me miraba, yo no entendía por qué, pero lo que menos entendía era el por qué yo la miraba.
Tuve la opción de largarme de ahí pero por fortuna el chico que siempre estaba con ella se la llevó primero, y lo gracioso de todo fue que para que ella no siguiera mirándome.
Mis encuentros con ella, en ese entonces, se hicieron más constantes.
-¡Min Yoon Gi!-
Maldita sea, ¿qué fue lo que hice para que se pegara a mí de esa manera?
-¿Podrías alcanzarlo por mí? El verde. Soy muy pequeña.- ah, ya recordé.
Darle un jodido libro que ella no podía conseguir debido a su altura fue como firmar el memo que decía que ahora yo le pertenecía.
-Min Yoon Gi. ¿Lees antes de clases? Yo lo hago a veces pero es algo aburrido, bostezo mucho.-
Nunca he golpeado a una chica.
-Estorbas.-
Ella nunca entendía cuándo la mandaba a la mismísima mierda.
Me seguía como mí sombra, me seguía por los pasillos. Lo repetiré: nunca he golpeado a una chica.
-¿Y te gustan las golosinas? ¿Quisieras una?-
La única escapatoria que me resultó efectiva solo una vez fue cuando entré al baño de hombres.
Pero entonces comenzó incluso a buscarme conversaciones en el aula de clases, y frente a todos. Yo ya conocía los rumores que circulaban sobre mí, que me gustaba una chica de primer año se supone, ¿solo porque la enana me acosaba ya tenía que gustarme? A veces me preocupaba el camino de los rumores en ese instituto. Una locura.
-¡Min Yoon Gi!-
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