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Parte 31

Creo que nunca me consideré como un chico sentimental o sensible, pero mis letras y melodías en cierta manera eso delataban. Cuando superaba la depresión lo único que me importaba era morir, y después, en ese entonces que la había superado, solo me importaba Doyeon y mi trabajo en la música.
Nunca me importé yo ni mi imagen. Pero así era yo: frío y hostil con el mundo. No sé por qué pero así era.

Hm, tampoco me gustaba hablar fácilmente, además, ¿para qué?
A Suran nunca quise mencionarle que me encontraba en una relación, pero conforme avanzaban los días, las nuevas canciones y una y que otra conversación, ella sospechaba de ello con algo de gracia, como era lo habitual.

La última vez que le di una pista clara... ella también me había dado pistas de la misteriosa relación suya.

Septiembre, casi otoño. Doyeon había comenzado su curso de segundo año. Entre sus horarios, los míos, sus tareas y mi trabajo, vernos no era imposible pero sí algo tedioso.
Suran acababa de terminar las promociones de su álbum de fin verano y ahora nos preparábamos para el de invierno.
Nos encontrábamos en el escritorio del estudio, en silencio, era de noche pero no muy tarde. Viernes. Yo escribía las letras y ella se encargaba de arreglar la melodía. Ella tenía puestos los cascos de música, tarareaba la canción mientras movía su cabeza con el ritmo y golpeaba su rodilla con su mano siguiendo lo mismo. También escribía pero no supe qué, no sé, yo estaba concentrado en lo mío.
Pronto, me di cuenta de su teléfono que comenzó a vibrar en el escritorio, junto al mío. Le di un ligero vistazo. Alguien le llamaba pero no respondió. Nunca lo tomó o siquiera lo miró. Cuatro, cinco, seis veces fueron las veces que ignoró a "PJY" según el nombre del contacto. Pero bien, yo también lo ignoré.
Después de varios minutos en el bendito silencio, otra vez volví a escuchar aquella molesta vibración. Esa última vez fue el mío. El nombre de contacto llamándome a mí: Jung Do Yeon. No quise sostenerlo, contesté presionando el altavoz y continué escribiendo.

-¿Suga?- mi novia habló al otro lado de la línea. Ah, sí, el apodo. Luego tendré qué explicar eso.

Me di cuenta que Suran dejó de moverse pero no la miré, ni siquiera miré el teléfono tampoco.

-¿Qué quieres?-

-Uhm...- su voz sonaba apagada pero no me preocupaba todavía. -¿Estás ocupado?-

-Dime qué quieres.-

-Mamá y papá salieron debido a una emergencia... y Oppa no está.- dejé de escribir. -No quiero estar sola, Suga. ¿Podrías...?-

No era una emergencia pero debido al tono de voz fui débil, supe que tenía que estar con ella.

-Estaré ahí en 20 minutos.- colgué de inmediato.

Dicho y hecho aquello me puse de pie y guardé mi teléfono en mi bolsillo, listo para irme.

-Espera.- Suran me detuvo. -¿Qué, solo así te irás?-

-Sí.-

-Pero... ¿quién era ella? No hemos terminado.-

Dejé que se quedara con la duda. Salí de ese edificio sin prisa. Caminé hasta llegar al vecindario, hasta encontrarme con la casa indicada. No había autos afuera lo cual afirmaba los hechos que le preocupaban a mi novia. No había ni un ruido en el vecindario.
Toqué la puerta, no pasaron ni los tres segundos cuando ella abrió y saltó para abrazarme.

-¡Viniste!-

Cabello suelto y sin zapatos, cómoda en su hogar me parecía un concepto agradable en ella.
No le dije nada cuando entré y recibí su abrazo. Me quité la chaqueta y la dejé por ahí, para después entrar con ella. Tiraba de mi brazo para guiarme arriba a su habitación. Sí, la casa también estaba envuelta en un terrible silencio, según ella.

-Mamá me dejó ordenar pizza.- conmigo acompañándola, su tono de voz era más vivo y feliz. -Llegará en 20 minutos más.- me sonrió.

-¿Y a qué hora llegarán ellos?- pregunté.

Me senté en la orilla de la cama y ella se quedó frente a mí. -No sé. No parecían buenas noticias las que recibieron.-

-¿Estás bien?-

Asintió muchas veces. Tardó en hacerlo pero volvió a sonreírme. -Lo estoy ya que estás aquí, Suga.-

-No me llames así.-

-Sí voy a llamarte así.-

No sé dónde sacó ese apodo. Más adelante en el otoño dijo que era porque yo era "dulce" como el puto azúcar, aunque fingiera que no. Tonterías, pero en fin, nunca pude quitarle ese nombre. Lo detestaba con ganas. Con ganas en serio.

-¿De verdad no estabas ocupado?-

-¿Te importa? Estoy aquí.- hice lo posible por mostrarle una sonrisa. Juro que lo intenté. Y es que sonreír a mi voluntad me resultaba un fiasco, no sé si lo hacía bien.

Bueno, pero al menos la perfecta sonrisa ella la tuvo todo el tiempo.

-¡Sí estas aquí!- al fin se sentó a mi lado. -Y ya que estás aquí, ¿por qué no discutimos nuestros disfraces para Halloween?-

-Bien. Me voy.-

Le hice la broma de que me iría para que ella se alarmara y me detuviera como pudiera, y así lo hizo. -¡No te vayas!- dio un brinco del susto y se aferró a mi brazo. -No hagas eso, eres malvado.-

-Ya te dije que no haré esa tontería.-

-¿Oh? ¿No me llevarás al paseo de Halloween? Pero...-

-Lo haré.- le interrumpí. -Pero no voy a usar disfraz.-

-¡¿Por qué no?! No seas tonto, no podemos ir juntos si solo yo uso el disfraz de Boo. ¡Tú tienes qué ser Sullivan!-

-Entonces ve sola.- de ninguna manera aceptaría usar ese puto abrigo azul.

-¡No! ¡Suga!-

Y bueno, adelantando los hechos: no, no usé ese abrigo en Halloween, y sí, ella usó ese vestido rosa y llevó consigo ese raro muñeco de un ojo en el paseo por las calles de Hongdae.
Esa ciudad se vuelve loca en las festividades, en serio. Por Doyeon tuve que soportar estar entre tanta gente disfrazada y actuando como retrasados, ridículo para mí.

-¡Un zombi!-

-Sangre falsa. Camina.-

-Por favor, Suga, tiene que haber algo que te guste. Mira, Michael Jackson.-

-Está muerto. Sigue caminando.-

-Qué grosero.- yo solo quería pasar esa plaza y largarme. -Tiene que haber algo que de verdad te guste.- dijo ella de nuevo. -Algún personaje. Sí, inventa un personaje. Algo de tu imaginación, Suga, tal vez lo veamos por aquí.-

-Hm, una galleta perversa.- ni siquiera lo pensé.

-¿Una galleta? ¿Tienes hambre?-

-Solo vámonos, ¿quieres?-

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Responder los llamados de auxilio de mi novia, aunque fueran minorías, siempre estuve dispuesto a hacerlo... pero de pronto todo comenzó a ser más complicado.

La popularidad de Suran iba en aumento en Corea y con ello su éxito fluía y las ganancias de la empresa subían a grandes cantidades. Nunca había tenido tanto dinero en mis manos. Dinero que había ganado limpiamente con talento y esfuerzo, así lo decía Namjoon.
Después del invierno recibí decenas de llamadas de otros artistas que querían trabajar conmigo. Mi nombre estaba siendo reconocido entre las empresas de la zona, en toda la ciudad... y por eso aumentaron mis horas de trabajo. Tenía tantos proyectos en mis manos que... tuve que cambiar algunas cosas.

-¿Suga?-

Ver a mi novia dos veces por semana era de suerte pero había otras en las que ni una sola vez pudimos hacerlo. Domingos eran mis días libres. Que San Valentín cayera en domingo fue suerte, eso dijo Doyeon, y también mi cumpleaños.

-Es tarde.-

-Lo sé.-

Hm. A principios del año Doyeon comenzó a tener problemas en casa.

-¿Los escuchas?-

-No. Sigue hablando. ¿Qué estás haciendo?-

-Estoy... recostado. Holly está aquí.-

Decía que sus padres discutían demasiado; que para no escucharlos me llamaba para poder distraerse. A veces hasta media noche. Conversábamos hasta que ella caía dormida.

-Suga... ¿podrías contarme una historia?-

-¿Estás acostada?-

-Sí, bajo el edredón. No quiero escucharlos, cuéntame una historia.-

-No sé una historia.- siempre que hablábamos a esas horas luchaba contra mis parpados para que no se cerraran. Esa noche miraba el techo mientras Holly buscaba lamerme el cuello.

-¿Por favor?-

Ella estaba tan triste, ¿cómo negarme a eso aunque quisiera?

-Bien, uhm... "Había una vez... una oruga."-

-¿Oruga?-

-Sí, una jodida oruga. Calla y escucha.-

-Te escucho.-

-Esa jodida oruga estaba triste... porque su amiga... halcón podía volar y él no.- soy un puto genio.

-¿Los halcones no comen gusanos?-

-Bien, buenas noches.-

-¡No, espera! Continúa, continúa.-

-Bien.- solo quería dormir, maldita sea. -Ya conoces ese proceso de las orugas para convertirse en mariposas, ¿no?-

-Sí.-

-Bien. Pues eso pasó. La oruga se convirtió en mariposa, pudo volar, se casó con el halcón y Min Yoon Gi pudo dormir. Fin.-

Me alegró escucharla reír. -¡Me gustó!-

-¿De verdad?-

-Sí, realmente tienes mucho sueño, Suga.-

-Lo que sea por ti. ¿Está todo bien?-

-Hm, sí, ya no los escucho.-

-Intenta dormir.-

-Eso haré. Te amo mucho, Suga.-

Esa noche que colgué esa llamada y me quedé mirando el techo como retrasado... tuve un ataque de ideas repentino.

-Mariposa.- en mi viejo cuadernillo de canciones... recordé ese único párrafo que tenía escrito bajo ese peculiar título.

Ahora cuando pensaba en Doyeon, solía pensar en ese único verso.
La mariposa en mi tatuaje que era Doyeon.

"No pienses en nada. No digas nada, ni una palabra. Sólo dame una sonrisa..."

Y después comencé a tener más y más ideas.

-¿Yo te agrado?- le pregunté a Suran una mañana en el estudio.

Tardó en responder. -De hecho me gustas.-

-Pero te agrado.- afirmé.

-Eh...-

-Entonces me ayudarás con mi canción.-

...

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