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Capítulo 29: Devil in disguse

No supo exactamente cuanto tiempo estuvo llorando en el rincón de la escalera, pero debió ser mas del que se imaginó pues cuando llego al salón, la fiesta había terminado y Mitzuru se encontraba supervisando la limpieza en su lugar.

Cuando reconoció su silueta, Elizabeth pensó en huir, pero Mitzuru se giró a ella para negar con la cabeza y volver su vista a los trabajadores. Eli acepto que se le había escapado la oportunidad de irse.

—Señor Tashibana—se acercó a él temerosa de hacerlo, Mitzuru se giró completo para verla—, yo...—agachó la cabeza— lo siento.

—¿Sabe una cosa señorita Marcovich? Sinceramente, usted me tiene impresionado.

—¿Yo?

—Claro, usted es la única persona que he conocido que ha sido capaz de ya estar en el sitio en el que se supone debe estar, antes de la hora pactada y aun así, llegar tarde.

Ella giró los ojos.

—Es que, salí a tomar aire con mi mamá y yo...

—No necesitó sus explicaciones, solo deje de hacer estas cosas.

—Si, lo hare, lo prometo—caminó entonces entre las mesas, tomó una bandeja y comenzó a recoger los vasos abandonados en ellas.

—No es parte de su trabajo hacer eso.

—Está bien, si los ayudo, nos podremos ir más rápido—dijo forzándose a recuperar su aura alegre, Mitzuru le sonrío. Entonces comenzó a recoger también—. Está bien, usted puede ir a su casa mientras yo hago eso.

—Mi casa está muy sola. Prefiero quedarme charlando con usted—respondió él sin detener el movimiento de sus manos. Elizabeth sonrío para sí—. ¿se divirtió con su amigo?

—¿Cuál?

—G.I. Joe—Ella no contuvo su risa.

—Nico. Escucho que estaba en el ejército.

—Algo me decía Alicia sobre sus bíceps y como los consiguió con entrenamiento militar—ella volvió a reír.

—Bueno, usted no se queda atrás. Los he sentido bajo la... camisa—la cara redonda de Elizabeth comenzó a parecerse a los tomates.

—Practicaba Judo en la escuela—mencionó Mitzuru—y natación. A veces nado de noche para relajarme.

—¿En serio? Debería enseñarme. Yo no sé nadar.

—Es más fácil de lo que parece.

—El problema es que, odio el ejercicio físico.

—¿Ah sí?

—Si. Suelo caminar en el parque y eso, pero en realidad, me mantengo delgada con el método clásico ¿sabe? Matándome de hambre—dijo a broma.

—No parece que lo practique mucho últimamente.

—¿Lo dice por mis notas del almuerzo?

—La he observado toda la fiesta y siempre que me giraba tenía un pastelillo en la mano.

—Ay por dios—se tapó la boca—, que vergüenza.

—Al contrario, sobraron muchos, llévese una caja si quiere.

—¿Empaco toda la comida sobrante?

—Claro. Al final la donamos a un albergue cercano.

—¿Me pide que les quite sus pastelillos a los indigentes?

—Bueno... —sonrío Mitzuru—usted se había definido a sí misma como una indigente así que...

—Ya estoy mejor—aseguró ella, luego le hablo en voz baja—. Mi jefe me compra el almuerzo así que, puedo comer pastelillos cuando quiera y después se los cobro.

—Vaya—susurró también—. Que suerte tiene.

—No es suerte. Es porque le gusto.

—Pues entonces debería tener cuidado. No vaya a ser que quiera algo a cambio.

—Claro que quiere algo a cambio. A mí—se apuntó pícaramente. Mitzuru contuvó su risa. ¿De que servía que lo llamase "señor Tashibana" en público si igual le coqueteaba?

—Así que no se le da el deporte—mencionó él.

—No. Ya dijimos que lo mío es la pintura.

—Y el baile.

—Pues sí—agrego un gesto presuntuoso—, supongo que el baile es mi deporte. ¿Y a usted? No se unió a nosotros en la pista—lo acusó.

—No me gusta bailar.

—¿Cómo que no? —preguntó incrédula —, pero eso es imposible, ¿a quién no le gusta bailar?

—A mí—sentenció mostrando su fastidio.

—Sera que le da vergüenza—lo apuntó con el dedo a juego—. Tengo una idea—trono los dedos—. Usted me enseña a nadar y yo le enseño a bailar.

—No quiero aprender.

—Debería. Es un talento necesario para la vida.

—¿Enserio? ¿Bailar?

—Claro que sí. Unirse a un baile es siempre una buena forma de entablar una amistad. Además, en eventos importantes como una graduación o una boda, uno tiene que saber bailar, si no se quedara sentado y aburrido toda la noche.

—Tomare la opción B.

—Vamos —lo jaló de la camisa con dirección a la pista, pero Mitzuru se negó a moverse.

Sin embargo, al ver los ojos tristes de la chica, no tuvo más opción que resignarse.

—¿Nos dan un momento? —les dijo a los trabajadores de limpieza que empezaron a vaciar el salón. Eli se cohibió al notar que había olvidado que no estaban solos.

Cuando finalmente se fueron todos, ella bromeó:

—Vaya, fue como en pretty woman.

—¿Qué cosa?

Eli abrió toda la boca ofendida.

—¿No sabes bailar y nunca has visto pretty woman?

—Creo que he escuchado al respecto, pero no, no la he visto. ¿Es buena?

—Solo es una de las mejores películas que existen. ¿sabes qué? Después de esto iremos a verla, no deberías seguir viviendo sin haberla visto —Mitzuru se lo tomó a broma, Eli extendió su mano —Préstame tu celular.

—¿Y el tuyo?

—Ya no le sirve la bocina.

Mitzuru le dio el teléfono renuente, ella no tardo en conectar la bocina al aparato y buscar la canción.

—¿Tienes Spotify? —el asintió —Imagino que conoces a Elvis.

—¿Cuántos años crees que tengo?

—Es porque es internacional—dijo entre risas.

Finalmente, Elizabeth puso una de las canciones favoritas de su padre. Devil in disguse. Luego tomó a Mitzuru de la muñeca y lo obligó a subir a la pista para bailar con ella.

Mitzuru hizo lo que pudo para seguirle el paso pero, se movía como un zombi, de una forma rígida, torpe y sin gracia. Elizabeth comenzó a reír.

—¿Qué pasa? —preguntó.

—Al fin encontré algo en lo que eres malo.

Él ya nunca se enojaba con ella, cada cosa que hacía le parecía un juego e incluso cuando llegaba a fastidiarlo, encontraba en si mismo la culpa.

Le vio los ojos cristalizados y la sonrisa de sirena y pensó que nunca había visto una cara más perfecta que esa y esa idea lo aterraba.

Dentro de él había una voz que solía recordarle que nada era para siempre, se recordó a si mismo cuando estaba solo en aquel bar y realmente quería distraerse con alguna mujer pero ninguna le parecía suficiente.

Demasiada nariz, demasiado alta, demasiado flaca. Como si algo de eso le hubiese parecido un defecto antes. Supo entonces que no era que no le gustaran, es que las estaba comparando a todas con Elizabeth. Tenía miedo de que esa nueva manía se le quedara una vez que se fuera.

Porque estaba seguro de que se iría. De que algún día se sentiría demasiado vieja y diría algo como "me enamore de alguien" y todo aquello terminaría con ella yendo al altar del brazo de alguien más y el muriéndose solo como había decidido a hacer.

Pero a pesar de que sabía todo eso, sintió emanar de Elizabeth el calor que decía llevar en la sangre, percibió su clásico aroma a azúcar y no pudo contenerse.

Le puso la mano en la espalda atrayéndola hacia él, escuchó en la melodiosa voz de la mujer entre sus manos un ligero quejido, pero en su cuerpo ni una sola resistencia y sus labios se unieron en una colisión inevitable atraídos por la fuerza brutal magnetismo que emanaba el deseo de uno sobre el otro.

Ella aun sabía a merengue, cuando la abrazó por la cintura, Mitzuru sintió como los delgados dedos se le ponían en el pecho a donde llegaba el cosquilleo de sus labios a través de su beso.

Entonces se separó ligeramente de ella para contemplar su impoluto rostro, pero en esos ojos encontró un brillo que anteponía en lugar de su habitual alegría, un vestigio de llanto.

Mitzuru le acarició entonces la mejilla con las yemas de los dedos, la unión de sus pieles le dibujo a ella una sutil sonrisa.

—¿Estas bien? —le preguntó Mitzuru al no poder creérsela.

Eli perdió la curvatura de sus labios, luego se le arrojo al cuello del hombre volviendo a atiborrarse del sabor de sus labios, esta vez de una forma más violenta y pasional.

—No—confesó ella al final —. Haz que se me sienta bien—le dijo como en una suplica antes de retomarlo a besos.

Notas de autor: ¿Qué tal, gente? Les dije que se venían cositas.

¿De que creen que trate el próximo capítulo? 

Espero que la historia les este gustando lo suficiente para venir el sábado a averiguarlo. 

Gracias por haber leído hasta aquí, yo soy shixxen y me despido, chaoBye. 

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