Capítulo 1. El encuentro.
CAPÍTULO 1.
Hoy es un día menos de mi libertad, si uno menos. Mi madre insiste que no hable así de mi destino pero, que sabrá ella, ella era una hija de la luna se divirtió sin problemas… Hasta que llegue yo, ella negocio su inmortalidad por mi vida que fue reclamada por el sol.
-¡Luna Jones! – gritó mi madre desde el piso de abajo por millonésima vez esta mañana – te están esperando hace horas.
Tome el primer bolso a mi vista, por mi “belleza” (si es que se puede llamar así), no importaba que me pusiera siempre me veía bien, una de las pocas ventajas que tenía ser una hija del sol, al igual de una cabellera dorada muy brillante. Mi madre era muy diferente a un lado mío, ella tenía en vez de piel bronceada, pálida. En vez de cabello dorado negro como cualquier demonio… cualquier hijo de la noche.
- Ya voy – salí cerrando la puerta del cuarto con delicadeza, bajando las escaleras- Deja de gritar.
Mientras me alisaba un delicado y muy lindo vestido de flores y recogía mis cuadernos de la mesa, Tara se acercó a mirarme bien y levanto una ceja.
-Luna – suspiro y trato de no reír- ¿Y los zapatos?.
De inmediato mi mirada fue al suelo y solté una risa sonora al igual que Tara y mi madre, la cual me tendió enfrente mis tacones.
-¿Podrías ser más distraída?- trato de contener su sonrisa.
Voltee los ojos, ella siempre le ha gustado divertirse y yo tenía la oportunidad de hacerlo hasta los 22 años exactamente coincidía mi graduación de la universidad.
-Nos vemos señora Jones – se despidió Tara al momento de abrir la puerta para que saliéramos.
-Llevas años con mi hija y te he insistido que me llames Giovanna – sonrió, con esos dientes tan blancos como la luna… ventajas.
Después de despedirme de mi madre salí al coche de Tara, siempre o desdé que tengo memoria se dedicaba a llevarme al colegio.. Era mi mejor amiga desde antes de tener carro.
-Otro día- aclaro, ella no conocía toda la historia pero si gran parte- ¿Lista?.
-Siempre estoy lista- tome los lentes negros que teníamos a par y partimos al colegio cantando a todo pulmón.
El tiempo de ida al colegio me hizo pensar, ¿por qué siempre me escogen a mí? Ella tenía el cabello un poco castaño pero más que nada amarillo, con el nuevo corte dejaba a notar sus chinos naturales, tenía unos lindos ojos con grandes pestañas. En cuando al resto del cuerpo tenía una figura muy delineada.
Pero yo solo tenía el cabello medio ondulado a la cintura, no tenía mejor cuerpo que ella pero mejores atributos en mi cara eso sí.
Mientras ella siempre le rompían el corazón, yo era la causante número uno en los corazones rotos de los chicos.
-¿En qué piensas?- dijo, mientras le bajaba a la música para entrar al estacionamiento, lo cual interrumpió mis pensamientos.
-Cosas sin sentido – hice una mueca- bueno… - dude en decirle, sabía que no debía mencionarlo – nada, pensaba terminar con Arath.
Pareció muy sorprendida, ella siempre le gusto aunque no lo quiera admitir.
-¿Estas segura? – salió del automóvil al mismo tiempo que yo- siempre dices eso y jamás lo haces.
Era cierto, hoy lo haría no tenía por qué darle más explicaciones para provocarle ilusiones, era muy guapo pero ya teníamos mucho tiempo juntos y atrás de él esperaba una larga fila.
-Lo estoy pensando- saque el boldo y caminamos al edificio de idiomas pero Tara ya no venía atrás, giré y choque con alguien.
Un chico más alto que yo, cabello negro pero con cierto brillo, bajo la mirada y recogió mis libros. Por dignidad me levante sola.
-Auch – sacudí el vestido y me entrego mis libros- ¿Es ahora cuando me pides mi número?.
Tome los libros, era lo más normal me pedían mi número, mi nombre…
-No pido números, yo solo los recibo – la tonta sonrisa de mi rostro se esfumo, nadie nunca me rechazaba mi número - ¿Nadie te rechazo tu número antes?.
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