Mi primo estaba sentado el la misma habitación que una de nuestras tías, él tiene 12 años.
Dijo que se iba a matar y mi tía evidentemente se asustó bastante, ella pidió que no se hiciera daño y como si hubiera dicho algo mágico, mi primo comenzó a llorar y a hablar, diciendo palabras que muchas veces a todos nos da miedo tanto decirlas como escucharlas de alguien a quien amamos. 
Mi tia le contó a mi otra tía, o sea la madre de mi primo y ella habló con él. Le dijo que estaba cansado de que todos lo hicieran sufrir; sus maestros, sus compañeros de clase e incluso nos mencionó a mi y a mi madre:

Yo no tenía idea de qué exactamente le había hecho yo, hasta que explicó con mas claridad lo que le estaba pasando, y es que sin darnos cuenta, siempre habíamos estado hablando de nuestros problemas en las reuniones familiares mientras él estaba cerca mirando su computadora portátil.

Mientras creíamos que no nos prestaba atención, él pasaba las noches llorando porque sentía como su familia estaba muriendo.  Llorando de miedo después de haber presenciado como mi madre fue a pedir ayuda con sus hermanas cuándo yo quise quitarme la vida.

Fue a decirle a su padre lo que le pasaba y pasó algo que nadie esperaba, y es que el hombre le pidió perdon a mi tía por no haber sido un buen hombre y por no haber pedido disculpas antes. Dijo después que nunca antes se había sentido tan liberado y decidieron juntos que debían llevar a su hijo a terapia.

Después de escuchar todo esto, lo que pude sentir fue envidia, pues en su momento yo hubiera dado todo por poder decir exactamente lo que tenía y la razón de mis deseos por morir. 

jamás hubiera imaginado que mi primo estuviera pasado por todo eso y me odié por haber pensado tan mal de él cuando su manera de comportarse era porque estaba pidiendo ayuda, 

Agradezco al universo porque le dio a mi primo la valentía y claridad mental que a  mi tanto me hizo falta y que mi primo hubiera sabido pedir ayuda.
Estoy escribiendo esto mientras escucho música para poder concentrarme en la creatividad que emana desde mi pecho y bendice mis manos al conectarlas con mi mente emocionada al tener la página en blanco frente a ella y permitirme poder expresarme, por muy difícil que me parece a veces.