[One-Shot] Dame la mano
Su pecho realmente ardía, no estaba seguro de cuanto llevaba corriendo pero podía sentir como si sus pulmones no fueran capaces de reaccionar a la velocidad que su cuerpo demandaba oxígeno, sus piernas estaban entumecidas, cada uno de sus pasos era una tortura para el muchacho pero aun así no era una opción detenerse.
Las últimas horas realmente habían sido caóticas para el pobre chico, no había tenido descanso desde hace un tiempo y ahora simplemente lo había arruinado.
Un niño debería dormir una buena cantidad de horas diarias para poder tener un rendimiento óptimo, pero eso era un lujo que no era capaz de darse desde hace un par de semanas.
Su cuarto había sido usurpado, sus cosas confiscadas, su presencia repudiada en su hogar, acaso valía la pena seguir allí? No, no lo valía.
La histeria normal de su caótica familia estaba en su punto más alto y ya había tenido suficiente, era simplemente un niño que ni siquiera había alcanzado la adolescencia, debería estar tirado en su cama leyendo sus historietas, no corriendo de un desquiciado en las oscuras calles de su pueblo.
Ya ni siquiera quería pensar en su familia, no importaba, ahora importaba perder a ese anciano que corría tras él, no podía entender bien lo que decía y tampoco le importaba, solo veía como este le seguía con todo lo que tenía y su apariencia algo descuidada no le terminaba de agradar, siguió sus instintos y simplemente huyo.
Acaso le había hecho algo a aquel anciano? Realmente nada, solo había caminado frente a este mientras el anciano estaba sentando en la acera, solo se vieron por unos segundos fijamente para que este se levantara y se acercara al albino, cosa que no le agrado y comenzó su persecución.
En momentos como ese realmente se maldecía internamente por haber sido un vago durante tanto tiempo, si la oportunidad se presentaba intentaría mejorar su escuálido físico, pero ahora la prioridad era huir de aquel activo anciano.
Todo servía, botes de basura, señaléticas sueltas, conos de tránsito, basura, piedras, ramas tiradas, cualquier posible obstáculo que pudiese poner en el camino de aquel anciano y ganarle unos valiosos segundos con los que ocultarse servían, pero el anciano era demasiado tenaz, incluso parecía reducir su velocidad a propósito cuando el niño flaqueaba, o esa sensación le quedaba al chico.
Después de unos cuantos minutos más las piernas del niño ya no podían más y se detuvo, momento en el que sintió que el anciano se detuvo a la misma distancia que había mantenido durante todo el tiempo.
- Lincoln (cansado): que (respira) le (respira) ocurre (respira) ya (respira) déjeme
- Anciano: solo respóndeme algo niño, que haces solo tan tarde?
- Lincoln (cansado): eso no (respira) le importa
- Anciano: niño, apenas si debes tener unos 10 u 11 años, deberías estar durmiendo en tu casa
- Lincoln (triste): lo se
- Anciano: malos tiempos eh?
- Lincoln (triste): si, así es (respira) pasaron cosas en (respira) casa
- Anciano: bueno, quieres hablar?
- Lincoln: me persiguió (respira) todo este tiempo (respira) para conversar?
- Anciano: me preocupas muchacho, y por tu expresión creo que necesitas alguien con quien soltarlo
Lincoln se quedó pensando mientras seguía intentando regular su respiración, realmente había pasado unas semanas muy desagradables y los sucesos de ese día habían sido el colmo, probablemente no tendría que hacerlo pero al fijarse bien en la expresión de aquel anciano, no noto malicia, sino genuina preocupación, una que no sentía de sus cercanos desde hace algún tiempo.
- Lincoln: sabe de (respira) algún lugar agradable cerca?
- Anciano (feliz): sígueme niño
Ambos comenzaron a caminar, lento y en silencio, sobre todo porque el chico estaba realmente cansado por la persecución que acababa de realizar, aunque le impresionaba que aquel anciano ni siquiera mostraba rastro alguno de cansancio.
La caminata fue más bien corta, no fueron ni siquiera 10 minutos de esta hasta que llegaron a un pequeño parque, Lincoln lo reconocía, era un antiguo parque ubicado prácticamente al otro extremo del pueblo considerando donde estaba su casa, ni siquiera se había percatado que se había alejado tanto de su hogar, en la caminata el niño se fijó bien en el anciano, a simple vista podría decir que tenía la estatura de su padre, su ropa no parecía ser la de un indigente como le había parecido cuando lo encontró sentado en la acera, incluso ahora que lo pensaba no necesariamente tenía que serlo, su pelo era mayoritariamente canoso, pero podía notar algunos rastros de una dorada cabellera y su mirada ahora que lo pensaba era profunda, demasiado, pero no intimidante cuando te ponías a analizarla, la primera impresión había tenido un gran impacto y por la penumbra nocturna no se había dado el lujo de analizarlo, actúo más por reflejo que otra cosa y ahora se sentía como un idiota.
- Anciano: puedo imaginarme lo que estás pensando, y efectivamente no soy un indigente
- Lincoln (perplejo): como lo...
- Anciano (riendo): simple, no es la primera vez que me pasa
- Lincoln: vaya, yo lo siento señor, solo que...
- Anciano: niño, actuaste bien, soy un desconocido que conociste en la calle por la noche que se acercó de la nada para hablarte, así que no hay problema
- Lincoln (apenado): aun si yo...
- Anciano: Derek, me llamo Derek niño
- Lincoln: oh, cierto, Lincoln
- Derek: bien Lincoln, ahora que estamos más tranquilos, sentados y en confianza, me quieres decir que haces aquí?
- Lincoln: bueno, tuve un par de problemas con mi familia, unos que se arrastran desde hace un tiempo y yo simplemente ya tuve suficiente
- Derek: osea que tuviste un encuentro con tu familia y decidiste fugarte?
- Lincoln: de hecho, ellos me echaron de la casa, yo simplemente no me resigne a quedarme a dormir en el patio y salí a recorrer la ciudad
- Derek: y acaso no tienes algún amigo con el que ir? Digo, al menos para conseguir un techo en el cobijarte
- Lincoln (apenado): eso no, no es una buena opción
- Derek: y eso cómo es?
- Lincoln: bueno, yo tenía un mejor amigo, lo conocí desde pequeño, bueno, mucho más de lo que soy – suelta una pequeña risa vacía – él, él tiene una extraña obsesión con una de mis hermanas, algo que era realmente incomodo cada que me acompañaba a casa
- Derek: pero eso no es tan raro, digo, probablemente sea el primer amor del chico
- Lincoln: eso no es todo, él siempre tenía actitudes y reacciones extrañas con esta, le sangraba la nariz, actuaba como un robot, entre otras, siendo que él tiene novia, la verdad no sé cómo es que tiene ese comportamiento si le declaro su amor a una chica
- Derek: eso, si suena algo raro, no te lo negare
- Lincoln: el tema es que hace unas semanas estábamos en mi casa jugando, usted se puede imaginar, dos chicos con mucha imaginación y eso, cuando el me pidió permiso para ir al baño, nada extraño, pero se demoró demasiado tiempo lo que se me hizo extraño y considerando que mi casa no es la más tranquila temí que mis hermanas lo hubieran involucrado en alguno de sus estúpidos juegos, pero lo que paso fue peor – da un fuerte suspiro – resulta que este no había ido al baño, sino a la habitación de mi hermana y estaba robando sus prendas de ropa interior, lo encare y se enojó conmigo, me dijo que si realmente éramos hermanos tenía que apoyarle, pero decidí ponerme del lado de mi familia y lo saque de casa
- Derek (asqueado): eso suena desagradable, hiciste lo correcto
- Lincoln (triste): yo, supongo, aunque él no estaba para nada feliz
- Derek (curioso): te hizo algo?
- Lincoln (triste): si, comenzó un rumor en mi contra
- Derek: bueno, solo es un rumor, que tan grave pudo ser?
- Lincoln: demasiado, comenzó el rumor de que me gustaban mis hermanas
- Derek (perplejo): cómo?
- Lincoln: comenzó a esparcir el rumor que a mí me gustaban mis hermanas, rumos que por supuesto todos creyeron inmediatamente, pues lo decía mi "mejor amigo", lo que siguió solo fue cada vez peor
- Derek: asumo que no volverás a casa en un tiempo y yo tampoco, así que tenemos tiempo – dijo mientras le mostraba una cálida sonrisa al niño
- Lincoln: gracias
- Derek: bueno cuéntame más
- Lincoln: bueno, estos rumores se expandieron peor que la gripe, pronto todos en mi salón me tachaban de aquel que le gustaba sus hermanas, tachándome como un asqueroso y un enfermo, quise aclarar que todo era una mentira, pero ese tipo cada vez contaba peores cosas de mis supuestas "fantasías", y eventualmente llegaron a oídos de mis hermanas, desgraciadamente en mi casa todos ya le tenían algo de confianza por así decirlo debido a que me acompañaba muchas veces, por lo que cuando los rumores llegaron a mi casa él fue con su maldita cara de hipócrita diciendo que estaba preocupado por mí y por eso era mejor que fuera el quien les contara, para que yo recibiera la atención que requería para mi enfermedad
- Derek (serio): y déjame adivinar, tu familia le tomó la palabra
- Lincoln (enojado): así es, le creyeron todas y cada una de sus malditas palabras
- Derek: debió ser un tiempo duro para ti
- Lincoln (con una sonrisa forzada): bueno, por eso estoy aquí no?
- Derek (riendo): tienes razón, prosigue
- Lincoln: bueno, después de esa conversación mis padres tuvieron una seria discusión conmigo, yo les conté lo que ese enfermo estaba planeando pero – suspira – decidieron creerle a él, mis hermanas ese día empezaron a evitarme, como si fuera una especie de peste, mis padres al principio intentaron hablar conmigo, que aceptara "mi enfermedad" y fuera por ayuda, pero yo no sentía nada de eso, solo era la vil mentira de un maldito pervertido
- Derek: déjame adivinar, con el tiempo esa apatía de tus padres fue transformándose en algo peor, tus hermanas cada vez te evitaban más
- Lincoln: más o menos, de allí empezaron los castigos, poco a poco fueron quitándome mis cosas hasta que aceptara mi problema y fuera por ayuda, yo solo insistía en que era mentira e intentaba demostrar cómo podía que era una mentira, en la escuela las cosas no iban muy bien, todos me miraban con asco, para que decirle el trato que recibía
- Derek: y eso termino en que como tú no "aceptaste" tu problema, tus padres terminaron sacándote de casa
- Lincoln: exacto señor
- Derek: y por eso te pusiste a caminar por estas altas horas de la noche, sin miedo a nada
- Lincoln: si señor
- Derek: tuviste mala suerte chico
- Lincoln: en ocasiones eso mismo pienso
- Derek: bueno, y cómo te sientes ahora que lo soltaste?
- Lincoln: debo admitir que me siento algo más relajado, además es la primera persona a la que se lo cuento y me cree a mí y no a ese desgraciado
- Derek: todos merecemos un mínimo voto de confianza no crees?
- Lincoln: supongo, realmente ayuda el decir las cosas
- Derek: eso es un hecho pequeño
Dicho esto ambos se quedaron en silencio, uno de calma y reflexión tanto para el menor como para el anciano, sobre todo para el primero, de reojo el anciano mira al niño y puede notar como está tiritando levemente, pues era una noche fresca y el muchacho apenas si tenía una polera cubriendo su cuerpo, al ver esto este se puso a meditar nuevamente, luego de unos minutos soltó un suspiro que llamo la atención del muchacho.
- Derek: y bien, cual es el plan muchacho?
- Lincoln: no lo sé, simplemente no quería estar ahí, supongo que huir no sería muy buena idea, digo, que podría hacer solo, no creo obtener dinero y probablemente terminaría en las calles o en un orfanato
- Derek: pues – se saca su chaqueta y con ella cubre al muchacho – te parece pasar la noche con este anciano en algún hotel o similar?
- Lincoln: realmente tiene dinero?
- Derek: por más que parezca un indigente tengo dinero muchacho, solo que me gusta la noche
El muchacho se veía indeciso, pero con todo el tiempo que habían estado conversando si ese anciano quisiera hacerle algo probablemente ya se lo hubiera hecho, además su pueblo es generalmente un lugar tranquilo, quizás fue la necesidad de sentir algo de empatía por alguien, el cansancio o la afable expresión que tenía aquel anciano, pero decidió seguirlo.
- Lincoln: está bien señor Derek
- Derek: chico, solo dime Derek, no quiero sentirme más viejo de lo que soy
- Lincoln: pero es una falta de respeto
- Derek: muchacho, yo te estoy dando permiso, solo hazlo – al terminar de hablar se pone a reír con gusto, le había cogido cariño al niño
Posterior a eso ambos se fueron caminando tranquilamente, dirigidos por el anciano a un hotel en el centro de la ciudad, cosa que sorprendió al muchacho ya que el anciano resulto que realmente tenía dinero, la conversación entre ambos surgía de forma natural, ambos tocaban diversos temas del interés propio pero el otro escuchaba pacientemente con genuino interés y por más tarde que era el muchacho parecía que aún le quedaba mucha energía, no lo había dicho en voz alta pero necesitaba de una agradable conversación con alguien que no lo despreciara ni le mirara con asco, que le hiciese sentir como una persona y no como un fenómeno, peor sabiendo que era por culpa de una mentira de alguien que, definitivamente, odiaba con todo su ser.
Cuando ya era la madrugada la energía interna del chico se terminó por agotar y el anciano procedió a arroparlo, quiso levantarse para irse a recostar en el sofá que tenía la habitación pero al alejarse del cuerpo durmiente del muchacho pudo sentir como algo le tiro desde la mano, al girar su rostro pudo notar como el muchacho había tomado su mano dormido, no queriendo soltarle, él tenía mucha experiencia en muchas cosas y supo distinguir los sentimientos que habían tras ese pequeño apretón que sentía ahora en su mano, había miedo, pánico y dolor en ese pequeño apretón, como si la poca felicidad y esperanza que poseía ese pequeño se estuviera alejando y buscara desesperadamente que no lo hiciese, solo se conocían de un par de horas pero habían bastado para que el chico se encariñase con él, quizás era la falta de amor que sintió en el último tiempo, quizás fue la necesidad de sentirse querido, pero algo había encontrado en él, en su mano, y este no quería soltarle.
Intento gentilmente soltar su mano pero este luchaba por sujetarle, solo se detuvo cuando vio que unas pequeñas lágrimas se formaban en el dormido rostro del muchacho, quizás, ese apretón significaba todavía más de lo que lograba identificar, como pudo se recostó junto al muchacho, con cuidado de no despertarlo, volvió a ver su rostro, ya no estaba llorando, ahora tenía una pequeña mueca de felicidad en su rostro, al ver esto no pudo evitar reír levemente.
Realmente solo le bastaron unas pocas horas para encariñarse del muchacho.
En la mañana ambos despertaron cómodamente, el chico estaba algo confundido pero no le tomo mucho recordar lo que había pasado la noche anterior, le molestaban algo las piernas debido al esfuerzo pero no era nada que no pudiese soportar, el anciano por su parte se encontraba vestido, con una nueva apariencia similar a la que tenía el día anterior.
- Lincoln: disculpe se... - ve la mirada casi fulminante del anciano – Derek
- Derek: si muchacho?
- Lincoln: porque se viste como vagabundo?
- Derek: en serio piensas que tengo apariencia de vagabundo con estas ropas?
- Lincoln: mmm... cual respuesta me garantiza que no me dará una patada?
Al escuchar esto el anciano tuvo que procesarlo unos segundos, solo para reír eufóricamente, no pudiendo evitar arrodillarse y golpear el suelo en un intento desesperado de recuperar el aliento.
- Derek: eres genial chico – limpiándose una pequeña lágrima que había salido de su ojo derecho
- Lincoln: gracias, supongo
- Derek: asumo que debes tener hambre chico, vamos a desayunar, yo invito
- Lincoln: y yo me pongo con el hambre
- Derek: enano astuto, me agrada
Ambos salieron del hotel y se dirigieron a una pequeña cafetería que se encontraba cerca, mientras caminaban ambos seguían conversando de forma casi natural, como si se conocieran de toda la vida, como si fueran familia.
Al llegar al local ambos pidieron algunas cosas, en un principio el albino intento pedir lo más económico que encontró en un intento de no causarle problemas al anciano, este al darse cuenta del intento del muchacho simplemente rio un poco y casi de forma instintiva acaricio su cabeza revolviendo su cabello, tomando su menú y declarando que pediría por él.
Ante el acto de revolver su cabello el albino se sintió un poco avergonzado, pero le había agradado.
Al cabo de unos minutos ambos estaban degustando un desayuno que hacía realmente feliz al niño, comer sin sentirse repudiado era algo que no había hecho en mucho tiempo, poder comer sabiendo que no te miran con asco o que realmente quieren tu compañía le había aliviado en parte, mientras comía su sándwich no se había dado cuenta que pequeñas lágrimas habían empezado a salir por sus ojos, era simplemente un pan con algunos aderezos dentro, pero sintió que jamás había probado algo con un sabor tan agradable, el solo comía tranquilo esa mitad de sándwich mientras la otra era humedecida por pequeñas gotas que caían constantes, no sabía que contenía esa comida, pero no sintió que llenara su estómago, sintió que estaba llenando su corazón.
Derek sentía una acumulación de sentimientos mientras veía comer al pequeño, cuando vio que sus ojos comenzaron a cristalizarse quiso hablarle, pero verle aquella sonrisa mientras degustaba aquella comida le había dicho que simplemente estaba disfrutando, cuanto tiempo realmente llevaba necesitando algo de calor humano esa pequeña criatura como para emocionarse por un pequeño sándwich? En el fondo no quería saber exactamente a cuánto tiempo se refería en sus relatos.
Cuando termino su primera mitad del sándwich, con total calma y todo el cariño que con el que podía hacerlo, Derek limpio las lágrimas del rostro del muchacho, algo que este no impidió en lo absoluto, cuando iba retirando su mano pudo notar como el chico, casi por instinto, tomo la mano de aquel hombre, tal como lo había hecho mientras dormía el día anterior, algo que sorprendió al anciano, estuvo unos segundos así hasta que el chico reacciono y soltó su mano.
- Lincoln (avergonzado): perdón, yo, yo no sé porque lo hice
- Derek: muchacho, no te preocupes, solo tomaste mi mano
- Lincoln (tono triste): no está molesto?
- Derek (sorprendido): y porque me molestaría?
En ese momento pudo notar como Lincoln evito su mirada, movió su rostro con el objetivo de no verle directamente, como si no tuviese el derecho, esa pregunta había calado hondo en su pequeño ser y el anciano pudo notarlo, quizás, había más de lo que él sabía detrás de todo, pero no iba a forzarlo, eso solo le haría más daño.
Como respuesta al actuar del chico simplemente suspiro y recogió sus hombros, el chico definitivamente le había caído bien, por lo que decidió estar con él el tiempo que le quedaba en la ciudad, ya tendría tiempo para hablar más, ahora tenía que comer, en el momento que el chico vio que este no le dio mayor importancia al tema y siguió con su desayuno, casi como si le hubiese leído la mente entendió que no le iba a forzar a decir nada que no quisiera, algo que agradeció internamente, por lo que decidió seguir con su desayuno, sin considerar que el destino tiende a ser desagradable algunas veces.
En ese momento una familia de tres ingreso al local, los padres y un niño de la edad de Lincoln, los tres ingresaban tranquilos al local y se posicionaron en una mesa cerca de la que se encontraba el albino desayunando a gusto, una vez los tres estuvieron posicionados el niño pudo notar la blanca cabellera de Lincoln, momento en el que se percató de la presencia de este.
- Niño: mamá, ese es el repulsivo tipo del que te había hablado
- Madre: ahj, que asco, como pueden aceptar a enfermos degenerados en este lugar
Las palabras dichas por estos habían sido dichas lo suficientemente fuerte para que el albino las escuchase, de hecho ni siquiera se habían tomado la molestia de ocultar el asco en sus palabras o bajar el volumen para que este no escuchase, simplemente soltaron su asco, a vista y presencia del niño.
Derek quien también escucho a la familia se sintió molesto por lo que había escuchado, le molesto considerablemente la actitud que tenían, independiente de si fuera verdad o mentira esas cosas no debían decirse así, y menos cuando el objetivo de tales desprecios era un pobre niño, cambio su mirada al niño, aquel que no habían pasado ni siquiera un minuto desde que había sentido como había recuperado algo del calor y afecto que tanto extrañaba, ahora yacía quieto, mirando el plato con su sándwich sin terminar y aquella taza con leche apenas consumida.
Se fijó en el rostro del muchacho, pudo ver como estaba apretando fuertemente su boca con su prominente diente, como sus brazos se tensaron, podía suponer que estaba apretando fuertemente sus piernas, pero lo que más le dolió fue ver como aquella mirada que había ganado un pequeño brillo de cuando lo había conocido había vuelto al vació con que le miro en el momento exacto que le conoció, con la clara diferencia que estos se estaban volviendo brillosos, cristalizados, luchando por no derramar aquellas pesadas muestras liquidas del filo que habían tenido esas palabras y lo profundo que habían atravesado su corazón.
Derek simplemente pidió la cuenta, pago, tomo a Lincoln y se retiró, ni siquiera se molestó en dar un segundo vistazo a esa familia ni en volver a prestar atención a sus palabras, ahora era prioridad ese chico.
Acaso eso era necesario? El niño simplemente estaba disfrutando de un desayuno tranquilo, libre de toda la carga que le había tocado cargar, libre de todo el dolor que llevaba quien sabe cuánto tiempo cargando, el solo estaba disfrutando un desayuno tranquilamente.
Volvieron al hotel en silencio, el niño no había dicho nada en todo el trayecto, tampoco se opuso al movimiento del hombre, era como un títere al que le hubieras cortado las cuerdas, incluso temía que si le soltaba el brazo este se desplomara en el suelo.
Llegados a la habitación el niño se quedó quieto en la entrada, en el exacto lugar donde le había soltado el brazo una vez ingresaron en la habitación, el niño simplemente miraba al frente, su expresión era difícil de leer pero en el fondo sabía que estaba sintiendo, si había sufrido tanto por esas palabras y no haberse enojado o expresado de ninguna forma solo podía significar que él ya tenía suficiente de todo, había superado su barrera de la ira, su barrera de la pena, de la indignación, de la cólera, puede que incluso el de la venganza, ya no le quedaba nada que sentir, solo quedaba el daño que le producían aquellas venenosas palabras.
Se arrodillo para quedar frente a frente al muchacho, este no movió ni su cara ni su vista, casi como si no quisiera expresar aquello que sentía, él lo sabía por experiencia, cuando llegas a cierto punto descubres que no debes mostrar tu dolor ya que solo es darle el gusto a quien te daña, y que a veces, solo debes cerrar los ojos y dejar que todo pase.
Miro los ojos de este, eran de un color azul profundo, posiblemente serían un bello referente si no fuera por ese matiz muerto que tenían en ese momento, no quería admitirlo pero cuando el muchacho le había contado su historia creyó que era una exageración, que para el día siguiente el niño volvería a su hogar arrepentido por su pataleta y él se quedaría con el gusto de haber conocido a un agradable muchachito, pero lo que había ocurrido en la noche y lo que había ocurrido en aquella cafetería le habían demostrado que no era una simple pataleta, esa simple pero profunda mirada era tan profunda como el dolor que llevaba en su interior ese jovencito, no quería creerlo ni aceptarlo, ese muchachito simplemente sufría y aun así se mantuvo feliz una vez congeniaron lo suficiente tras unas pocas horas de conversación.
Mientras reflexionaba pudo sentir como la mano del muchacho ahora tomaba su mano, igual que en la noche, igual que en la cafetería, era un acto casi por instinto, probablemente una defensa, el chico lo necesitaba, solo que esta vez respondió a aquella acción del chico y apretó gentilmente su mano mientras con la otra envolvía al chico en un gentil abrazo y dijo aquello que se le vino a su mente en ese momento.
- Derek: está bien chico, déjalo salir
Fueron unas pocas y simples palabras, pero sintió como el agarre del chico se intensifico en ese momento, como recorría un pequeño escalofrío el cuerpo del niño, su cabeza ahora estaba de lado debido al gentil abrazo que le ofrecía por lo que no podía observar su rostro, pero pudo sentir un pequeño chillido producido por el niño, podía escucharle soltar aquella pena que llevaba a cuestas, podía escuchar como producía pequeños sonidos intentando hablar, como sus sentimientos le traicionaban y se liberaban, no le importaba llevar menos de un día conociendo a aquel anciano, le había tratado como humano más que muchos de sus conocidos en mucho, mucho tiempo, aumento el agarre en su mano y lloro, lloro con todas sus fuerzas, dejando salir todo aquello que había acumulado por tanto, con su mano libre se aferró a la chaqueta del anciano y se dejó caer, sin soltar en ningún momento la mano de este.
El anciano solo mantenía el abrazo, acariciando la nuca del niño, devolviendo aquel agarre con suma gentileza, soportando su peso y su dolor, simplemente le dejo soltarlo todo.
Le dejo soltar ese dolor que llevaba sobre él, y lo resistiría a como dé lugar.
Llegada la tarde el anciano simplemente miraba por la ventana de su habitación, se había mantenido en constante vigilia del sueño del niño, después de llorar por unos minutos el niño cayo rendido, por más que llevara poco tiempo despierto el cansancio emocional que le produjo la situación fue tal que colapso y no había despertado todavía.
Miraba al chico dormir, todavía podía ver el rastro de las lágrimas en la cara del muchacho, incluso durmiendo había estado llorando, vio la ciudad, había escuchado hermosas referencias de aquel lugar y por eso había decidido visitarle, pero si la gente de ese lugar podía hacerle eso a un pobre muchachito realmente no deseaba volver a pisar esa tierra, veía a las personas, no podía evitar compararlas con aquella desagradable familia que había visto en la cafetería, volvió a ver al chico y vio como este seguía noqueado.
Decidió acercarse a la cómoda y redacto una nota para el chico, tenía que salir y esperaba que viese la nota para que no se asustara de no encontrarle, cuando termino se acercó donde el muchacho para dejar la nota donde pudiese observarla y no pudo evitar acomodar suavemente sus blancos mechones con su mano, momento en el que pese a la demacrada cara que tenía debido al llanto pudo ver una pequeña sonrisa en su rostro, formada de forma inconsciente.
Dudo de lo que iba a hacer, como podía aquel chico ser feliz con pequeñas y tan simples muestras de cariño? El solo le había ofrecido una conversación, una comida y un abrazo, y solo eso fue necesario para que el chico confiara en él, para que disfrutara de esas simples muestras de cariño, no lo quería pensar a profundidad, no se lo quería cuestionar, pero no podía evitar preguntárselo.
Cuando fue la última vez que había recibido, por pequeña que fuera, una muestra de afecto?
No quería pensarlo más, no en ese momento, posiciono la nota y salió del cuarto.
Recorrió las calles como lo había dicho los días antes de encontrar al muchacho, su apariencia realmente le asemejaba un poco a un indigente pero si te fijabas con mayor atención podías notar que no estaba para nada descuidado, y con toda la calma del mundo comenzó su nueva misión.
Preguntaba a las personas de aquel pueblo, sabía que no era un lugar muy grande por lo que los rumores deben expandirse rápido y conocerse por prácticamente todos.
No le tomo mucho tiempo hallar a alguien que conociese el rumor, persona tras personas, algunos conocían la historia, otros no entendían de que le preguntaba el anciano, así pudo llegar a una de las dos paradas que deseaba, una casa de un solo piso bastante elegante.
Tranquilamente toco el timbre del hogar y espero a que abriesen, un hombre robusto fue quien lo recibió amablemente, conversaron un momento y le comento que había llegado a ese lugar por un rumor que había escuchado, pues él era un simple visitante.
La charla había sido llevada tan grácilmente por Derek que el robusto hombre no le molesto en llamar a su hijo, pues este había señalado que quería hacer algunas consultas, en ese momento le vio, un chico afroamericano de lentes y afro.
- Derek: saludos niño, mi nombre es Derek y soy nuevo por esta zona
- Clyde: buenas tardes señor, que necesita?
- Derek: pues, como acabo de mencionar, soy nuevo y escuche un par de rumores en este pueblo, y entre rumor y rumor llegue aquí, así que quería confirmarlo
- Clyde: habla del enfermo loud? Supongo que se enteró que está mal de la cabeza y no quiere aceptarlo, fui su amigo durante mucho tiempo pero no pude soportar más sus repulsivos comentarios, me agradaba pero yo tenía un límite
Derek no despego la mirada del niño en todo momento mientras decía esa frase, ni siquiera parpadeo, observo su ligero movimiento de manos, su movimiento ocular, escucho el tempo de su voz, todo, lo analizo todo.
- Derek: bueno, eso era todo lo que quería escuchar, gracias por tu tiempo
- Clyde: okey? Me alegro haberle ayudado señor
- Derek: claro, maldito enfermo desgraciado
Dicho esto se retiró con total calma, su tono de voz había sido suave y tranquilo, al punto que el moreno no pudo darse cuenta de las suaves palabras dichas por este hasta que ya estaba lejos, para cuando pudo reaccionar ya no le tenía cerca para reclamarle por el insulto o preguntarle la razón de este, al final, simplemente se quedó con la molestia, después de todo solo era un visitante y no volvería a verle.
El anciano siguió su camino, había logrado parte de su objetivo pero necesitaba salir de una última duda antes de tomar una decisión, por lo que volvió a preguntar, esta vez fue mucho más sencillo, después de todo con lo que había conversado con Lincoln solo requirió de la pregunta correcta y la información llego inmediatamente a él, ahora se encontraba frente a una casa que era la descripción grafica de desastroso, aun así se podía sentir el cariño hogareño que aquel desastre tenía, lo cual irónicamente era lo que más le enfermaba, procedió a acercarse y antes de tocar la puerta para llamar pudo notar que la familia estaba cenando, pues podía fácilmente escuchar parte de las conversaciones aún en la entrada.
Pudo escuchar las risas, la felicidad, el gusto, era una agradable cena familiar, una donde todos estaban disfrutando, una donde toda la familia se reunía para comer las delicias de turno, una donde no faltaba nadie, y esto simplemente le dio asco.
Ni siquiera se molestó en tocar la puerta, no quería nada con ellos, ya había recopilado suficiente información, de las personas en general, del pensamiento colectivo, de la mentalidad de las familias en general de esa zona.
La ciudad podría ser bella, pero su gente estaba podrida, carecían de sentido común, no eran personas sanas, no quería seguir allí, esa ciudad, ese ambiente, esa felicidad que proclamaba, solo le enfermaban.
Rápidamente llego al hotel, se adentró rápidamente en su cuarto y observo, el niño estaba sentado en el sofá, tranquilo, sin hacer ruido, abrazado a sus piernas con la cabeza metida en estas, estaba seguro que no había comido nada en todo el tiempo que estuvo fuera, posiblemente se había despertado y solo se había movido para despejar la cama, ni nada más ni nada menos.
Lentamente se acercó al muchacho, este no levanto la vista ni dijo nada, cuando estuvo a su rango simplemente se sentó a su lado, no sabía que decirle, no sabía que hacerle, ese muchacho, no entendía bien porque, pero no quería abandonarle, meditaba que hacer, cuál sería el siguiente paso, eran múltiples las opciones pero algo debía hacer por ese muchacho, no soportaría quedarse de brazos cruzados y fingir que jamás llego a ese asqueroso pueblo.
Mientras deliberaba en su mente sintió algo que ya se le hacía conocido, el niño sin levantar la cabeza ni hacer grandes movimientos busco una mano, su mano, lentamente, como si estuviese en un campo minado, como si cualquier acción brusca pudiese hacerle daño, como si no se mereciera ni siquiera ese pequeño acto de cariño.
El anciano no lo pensó mucho y tomo la mano del menor, apretándola gentilmente, acto que correspondió el pequeño, el cual no levantaba la cabeza ni soltaba sus piernas con la otra mano, pero aun así se aferraba a esa mano, aquella cálida mano que le ofrecía ese anciano.
En ese momento el anciano tomo su decisión.
- Derek: chico, sabes que en este lugar no tienes un futuro agradable verdad?
- Lincoln: ...
- Derek: mira chico, he vivido muchas cosas en mi vida, el blanco de mi cabeza lo gane por experiencia a diferencia de tu blanco natural
- Lincoln: ...
- Derek: y por esa misma experiencia sé que tu mereces algo mejor que esto, hay cosas que son naturales en las personas, hay cosas que ni la más podrida sociedad puede contaminar en algunas personas, hay cosas que nos definen por quienes somos y el día que nos arrebatan eso es cuando nos perdemos
- Lincoln: y usted cree que yo tengo eso?
- Derek: lo interesante de esas cosas es que nadie puede decirte que es, todo depende únicamente de ti
- Lincoln: como lo sabe?
- Derek: niño, no subestimes la experiencia de un anciano, la vida es el mejor maestro, y yo soy un buen amigo de ella
- Lincoln: entonces que puedo hacer?
- Derek: quieres venir conmigo chico?
En ese momento Derek pudo sentir como el agarre del chico se hizo más fuerte, como nuevamente empezaba a tiritar.
- Lincoln: usted cree, cree que pueda encontrar un lugar donde volver a sentirme en casa?
- Derek: eso solo lo sabes tú chico, yo solo puedo ser quien te dé la oportunidad
Pudo ver como el chico se volvía a acomodar, como no aflojaba el agarre, aunque no hablaba podía entenderle al muchacho, no entendía bien el porqué, pero sentía que en ese agarre estaba la respuesta, una que el entendió perfectamente, por lo que simplemente puso su mano en la blanca cabeza del muchacho y acaricio esta, alborotando un poco el cabello de este.
No era un silencio incomodo, era un silencio agradable, era simplemente sentir la compañía del otro, algo que quizás, ambos necesitaban.
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Se ve como un anciano tiene en una mano una maleta y en la otra sujeta la mano de un niño de cabello blanco, mientras conversan tranquilamente, juegan, se ríen, disfrutan de la compañía del otro mientras se dirigen a la entrada de un aeropuerto, el chico se nota especialmente emocionado, mirando y señalando varias cosas mientras el anciano simplemente sonríe y responde.
Sin soltar en ningún momento la mano del chico.
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Se observa a un anciano observando fijamente un horno, con un pavo dentro de este, mientras un adolescente de blancos cabellos corta rápida y eficientemente varios vegetales y prepara algunas cosas adicionales, este le amenaza con una cuchara de palo mientras le indica que tenga cuidado con el horno, el rápidamente sale de la habitación mientras el anciano simplemente suspira ante el paranoico acto del muchacho, mientras este comienza a soltar lentamente humo negro.
Horas después podemos observar como algunos bomberos están apagando las llamas de una casa de un piso, siendo regañados por el que parece ser el jefe de los bomberos, con un adolescente con mirada molesta observando de reojo al anciano mientras este posee una mirada de total culpa, eso no le importaba al bombero que los regañaba a ambos por igual, quienes pese al regaño y encontrarse algo chamuscados estaban tomados de la mano.
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Se observa a un joven peliblanco con recibiendo su diploma, el chico ya todo un adulto joven va donde algunos de sus conocidos y juntos tiran sus sombreros al aire, el suyo en específico, cae sobre un anciano, ya con la totalidad de su cabello consumido por las canas, el cual se acerca emocionado donde el albino, ambos felizmente se dan un abrazo y lloran de la emoción.
Horas después se encuentran en una recepción donde están disfrutando todos los graduados de preparatoria de algunos actos, y en la mesa donde se encontraban ambos peliblancos podemos notar como ambos observan fascinados sin soltar sus manos.
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Se puede observar a un adulto peliblanco persiguiendo a un perro que lleva un bastón en su boca, corriendo a toda velocidad mientras este desesperado intenta atraparle, solo para tropezar en un charco de agua más profundo de lo que esperaba, provocando que diera una especie de salto y atrapara al pequeño perro, que no debía de tener más de unos pocos meses, mira fascinado al canino y vuelve con este en brazos donde un anciano que se encontraba sentado en una banca.
El anciano observa al canino y ríe al notar lo mojado que se encontraba el peliblanco, pasan un par de horas y se puede ver como el cachorro juegan felizmente entre los pies de ambos adultos, mientras estos ven el atardecer tomados de la mano.
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Se puede observar a un peliblanco vestido de chef hacer una reverencia, permitiendo que entren los que serán los primeros comensales de su recién abierto restaurant, da un par de órdenes, conversa con algunos de los presentes y es cuando se fija que alguien no está presente, por lo que rápidamente sale por la entrada principal y ve como un anciano está amenazando con un bastón al joven de la entrada.
Ante esto el chef peliblanco simplemente suspira y le toma de la mano, llevándolo tranquilamente hacia dentro y sentándolo en una de las mejores mesas, pidiendo que traigan los platillos y se hagan cargo de la cocina durante un tiempo, sin soltarle jamás de la mano al anciano.
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Podemos ver como un anciano en silla de ruedas ve a un alterado peliblanco caminar en círculos por un pasillo, totalmente desesperado, intranquilo, por lo que este no se le ocurre nada mejor que empezar a molestarle, logrando que este se enojara y provocara un par de risas en el anciano, luego también en el adulto, momentos después una enfermera le llama y el albino impulsando la silla del anciano se dirigen hacia una sala donde se puede ver a una feliz pero cansada mujer con un pequeño bebe en brazos, momento en el que el albino se acerca rápidamente y toma a la criatura en brazos, llorando mientras este le toca la cara con sus pequeñas manitas.
Luego se acerca al anciano y deposita al bebe en su brazo, mientras este se acomoda levemente en el anciano este llora también de felicidad, todo mientras sujetaba de la mano al peliblanco.
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Podemos ver como un peliblanco está sentado cómodamente en un sofá cuando recibe una llamada, la sonrisa de su rostro desaparece en ese mismo momento, grita algo a su esposa y se dirige corriendo a su vehículo.
En pocos minutos este llega al hospital y rápidamente se dirige a una sala donde puede ver a un anciano recostado en una camilla, el albino se acerca con lágrimas en los ojos y le saluda gentilmente, este abre los ojos y ve feliz al albino, una sonrisa se forma en su arrugado rostro y dice unas pocas palabras, mientras aprieta la mano del albino, hasta que ya no puede mantener el agarre y la suelta, mientras cierra los ojos con una sonrisa en su rostro.
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Podemos ver a un albino, ya todo un adulto, caminando tranquilo por las calles de una ciudad que no visitaba desde hace mucho, hasta que llega a un parque, un parque que no había sufrido ningún cambio en muchos años, se aproxima a una banca que el reconoció, no sabía como pero había reconocido esa banca, se acerca tranquilo y deposita el ramo de flores que llevaba en su mano en esta y se sienta, era tarde, casi de noche, simplemente suspira ante la brisa nocturna, había estado un par de minutos meditando pero ya era suficiente, al día siguiente tenía que tomar el vuelo hacia su hogar, pero cuando se iba a levantar, por un segundo, sintió una cálida sensación en su mano, a lo que el simplemente sonrió.
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