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Gino y Nio

Los pequeños le pertenecen a SweetieCherry0

Si en algo no concuerda con lo que pensaste perdóname
 
Cuando leí la descripción de los mellizos se en vino esto a la cabeza...


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Los llantos eran incesantes a esas horas de la madrugada, no había como detenerlos, eran un caso perdido.

—Es mi culpa, es todo mi culpa— susurraba angustiado en la entrada de la habitación, ocultando su rostro entre sus manos. Ya no lo soportaba.

Geno llevaba semanas lamentándose el cruel destino que les fue dado a sus pequeños, sólo eran criaturas inocentes que no tenían porque cargar con aquel horrible dolor. Había estado llorando tantas noches culpándose por su genética, que ya no le quedaban lágrimas que derramar.

Nightmare observaba a su pareja desde el pasillo mientras cargaba al pequeño Gino, quien gimoteaba compartiendo el dolor que Nio demostraba a través de su llanto desgarrador. A pesar del cansancio y del suave arrullo que le daba su padre, el pequeño no quería cerrar los ojitos y perder la voz de su hermana, él también lo presentía y tenía miedo.

—Sabiamos que este día llegaría, ve con ella— alzó un tentáculo hasta el rostro demacrado de su pareja acariciandolo suavemente, era su forma de acompañarlo en su dolor —Llevaré a Gino a la sala y veré si logra dormir, no te preocupes por él.

Tras bajar padre e hijo al primer piso Geno se quedó solo en el pasillo, el llanto de la bebé parecía que retumbaba en sus inexistente oídos llenando su cabeza de más culpa y remordimiento. Respiró profundo dandose valor antes de entrar por la puerta, era tiempo.

A paso lento llegó hasta la cuna donde se encontraba su pequeña Nio, llorando desconsoladamente por el dolor que sus huesos le provocaban, era como si se estuviese derritiendo y siendo consumida lentamente por una masa viscosa que carcomía cada centímetro del blanco de sus huesos. Estaba sufriendo y Geno no podía hacer nada por ella.

Tomó a la pequeña entre sus brazos meciéndola suavemente mientras tarareaba una simple canción de cuna, la misma que le había cantado a ambos mellizos desde que nacieron. Sólo por un segundo pensó que todo se arreglaría, que todo esto sólo seria una horrible pesadilla de la cual despertaría en cualquier segundo, pero los llantos desgarradores de su pequeña que no paraban lo devolvían a su cruel realidad, generando un nudo en su garganta y que su canto se quebrara.

Todo su cuerpo temblaba ante la angustia y frustración de perder a su pequeña, sabía que esto ocurriría pero nunca se sintió mentalmente preparado para asumir aquel destino. Primero su hermano Papyrus, ahora su hija Nio.

No quería, lo odiaba, ¡se odiaba! ¡Todo era su culpa! ¡Si no fuese por aquella estúpida determinación que inyectó en su cuerpo, esto no estaría pasando!

El silencio fue llenando la habitación devolviendo a Geno a la realidad, los llantos incesantes de hace tan sólo minutos atrás se estaban apagando lentamente a medida que se le escapaba la vida a su hija, no había vuelta atrás.

Con toda la delicadeza del mundo abrazó a su niña, recargando su pequeño cuerpo contra su pecho evitando que la sangre de aquel lugar manchara su bella cara, quería grabar a fuego cada minúsculo detalle de su rostro antes que desapareciera. Acercó sus falanges hasta rozar la manita de la pequeña quien en estos momentos sólo se quejaba de manera dificultosa, perdiendo su vida en cada respiración hasta detenerse por completo.

Nio se había ido.

Geno sólo se dio cuenta de su muerte cuando la masa negra cubrió todo su frágil cuerpo, engulléndolo completamente sin dejar ningún rastro de polvo.

Sin reparos, cayendo en la tristeza más profunda, abrazó con fuerza aquella masa oscura que escurría por sus brazos y suplantaba a lo que hace sólo momentos, era su hija.

Geno cayó al piso de rodillas gritando en silencio su nombre, sentía que enloquecería en cualquier instante por el dolor de la pérdida. No podía sobrellevar esto, no podía.

—Tú eres más fuerte que esto Geno— la voz fría de Nightmare llegó hasta sus oídos, estaba parado en el marco de la puerta con su pequeño dormido —Recuerda que aún tenemos a Gino.

El de bufanda permaneció ahí, inmóvil, perdido totalmente en sus emociones y Nightmare lo sabía pues, aunque no quisiera, se iba alimentando de su desgracia a pesar de que igualmente le afectaba la pérdida.

—Estaremos abajo para cuando estés listo— suspiró, no podía hacer nada por su pareja mientras éste no reaccionara por su cuenta, necesitaba tiempo.

Geno volvió a quedar solo en aquella habitación, envuelto en los recuerdos y en cada momento vivido con su pequeña antes de fallecer.

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TTnTT

Ahora me iré a un rincón a llorar...


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