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4 DE MAYO


Si hay una razón por qué esperar otra simplemente hazlo...

Tu mundo se prepara tu mente quiere lograrlo y tú alma puede volar.

Había olvido muchas cosas como poner botellas de plástico detrás de las ruedas de la bicicleta y pensar éramos motociclistas increíbles, corrimos por los pasillos de noche las habitaciones cada una cerradas y sus huéspedes descansando, tomamos almohadas y sacamos las plumas dentro, Patrick estaba emocionado mientras yo llevaba un par de almohadas en ambas manos y piernas.

Ahora Patrick cargaba con un par de almohadas más , acomode las almohadas en mis piernas, mientras Patrick jugaba con mi silla llevándome por todos los pasillos a vuelta de rueda.

-Se que tamaño serán- dijo emocionado, y sonreí comencé a acomodar un par de alas.

-no pueden ser más grandes que tú, ni mucho más chicas que tú también ligeras del tamaño de tus brazos - Intentaba pegar plumas y he utilizar toda mi creatividad para hacerlo

-Listo...1....2...3, ¡Ya!

Patrick desplegó de la azotea del hospital tenía un casco morado con calcomanías (estampas), de Batman y un par de rodilleras y coderas de color naranja y esa sonrisa al sentir aire en tu rostro el viento jugaba con su sonrisa y sus brazos extendidos, se sentó en mi silla de ruedas estaba sentado observándolo desde la parte de abajo, me dolía el cuerpo en general, perder algo como lograr caminar, pero  me hacía feliz verlo de esa manera, se que era una decisión estúpida y algo irresistible, sin embargo ver su sonrisa cambiaba todo.

Hasta caer, sobre las hojas secas de los árboles las plumas salían volando, el salió entre las hojas emocionado, las plumas lo hicieron estornudar.

-hay que volver a hacerlo mañana- dijo susurrando mientras volvíamos a entrar con algo de frío los llevaba en mis piernas mientras íbamos en la silla.

Anabel estaba en su habitación estaba sola, deje a Patrick a su habitación y lo espere hasta que durmiera, los doctores estaban realmente mal y regularmente no estaban mucho por aquí cuando había una emergencia o un accidente con una gran cantidad de heridas, cerré la puerta y la ventana, en el hospital de alado había un caos.

La muerte y la vida en una sola imagen reflejada en el vidrio ellos querían pelear por una vida, pero su rostro al decir que a fallecido esa persona, sonreí esos rostros los veía mucho por aquí.

Era raro pues el lugar de emergencias estaba a lado y este se conectaba con el lugar en el que me encontraba, podía ver el nombre del lugar el hospital de regularización y cuidado, valla era un hermoso nombre.

-hubiera preferido que se llamara los colores de antaño o tal vez el precioso- dije sin dejar de ver la ventana y los colores de las ambulancias.

-me gustaría un nombre como de una flor- dijo Patrick a mis espaldas estaba hablando dormido, lo vi por unos minutos.

Un autobús tuvo un accidente en las vías del tren el sonido de las ambulancias, las personas abajo todas era un gran caos y no quería que Patrick se diera cuenta pero ya lo sabía.

-¿como te llamarías entonces?- el movió la cabeza

-las chicas aman las flores seria una buena estrategia- comencé a reír

-tiene lógica, aunque ellas no aman las flores, les gusta la belleza que estas esconden, el aroma- suspire

-a ellas les gusta que los chicos piensen en nosotros y nos den algo agradable y especial y como puedes saber que es la indicada las vera y tocara las olerá y esa sonrisa la veras reflejada en su mirada porque le gusta ser amada- Estela la madre de Patrick se sentó alado de su hijo.

Me recordó a Martha, suspire a ella no le gustaban las flores le recordaban a la muerte de su madre, solo podían ser margaritas eran las únicas que amaba y no en grandes cantidades, se sentaba a la orilla de su casa y las olía pues su madre tenia macetas fuera de su casa.

Hice todo lo posible por hacer que se durmiera junto a su madre eran una familia hermosa, como le hablaba Estela y se disculpaba por no estar todo el día con el.

-Y su padre- dije mientras su mamá llegaba a dormir en una vieja silla a lado de la cama de Patrick, ella respiró profundo.

-lejos, jamás le hable del sabía que no se aria cargó y mucho menos necesitaba que tuviera su apellido- sonrió

-muchas veces fue lo único que les interesaba el papá, no necesite que se hiciera cargo, soy feliz con el y se que el lo es conmigo, a pesar de no estar todo el tiempo con el-

-lo siento mi vida aquí está mamá- le dio un beso en la mejilla mientras le decía cosas al oído, sonreí y los dejé solos

Pase por la habitación de Anabel la puerta estaba entre abierta me quedé callado y solo escuché, era demasiado chismoso pensé.

-¿Sabes cómo se rompen las alas de una mariposa? Se rompen lentamente con palabras y esa fragilidad que se llevan las promesas, para que sirven si se romperán las personas rotas son las que mejor escuchan, las que han caído una y otra vez se vuelven frías, las que se sientan y gritan por dentro.

Esas que se quedan a pesar de sentirse dañadas una persona que se desvanece de su propia vida convirtiéndose un fantasma, aquella que termina con su vida se hace daño a si misma y a pesar de eso sigue, te sonríe a diario te dice que si y se queda por qué en el fondo se siente sola también se cansa de si misma.

Trabaja y trabaja lo suficiente día y noche solo para no verse a si misma cae en su habitación envuelto en lágrimas, para despertar a la mañana siguiente, se queda en la noche horas solo para recordar lo que le dolió se quiebra con palabras simples tan insignificantes para los demás y aún así no la dejan terminar.

Por qué le llaman cobarde, por qué no logro, la lucha contra sus demonios por qué no pudo con unos simples demonios convertidos en personas y tal vez en sociedad esa que lo peleaba una y otra vez en el suelo, te hieren tanto la mariposa pierde las alas.

-tu lo entiendes verdad Ben- dijo viendo hacia mi.

Entre a la habitación con cuidado sabía que la observaba desde un principio, la silla de ruedas no era la mejor intentaba no hacer ruido, ella solo serró los ojos, Darla no estaba así que tome su lugar, me acomode a lado de la cama, el reloj marco las 3:00 am, abrió los ojos la observaba eran blancos y su estándar apunto de llegar a la locura.

-¿Anabel?- la vi a los ojos ella sonrió no la tocaba solo la veía, sus ojos eran como el mar, entre un color azul y la tempestad de está el gris como la espuma de alrededor, me perdía en sus ojos.

-el señor de la sirena murió- dijo viendo al frente.

-Yo lo vi- respondí en voz baja, ella sonrió no dejaba de hacerlo.

-se despidió de ti como todos aquí, luchas sin saberlo y crees sin entender, no vez lo que de verdad tienes que ver por qué lo que importa se esconde- respondió

-Puedes contar como era- dije sin pensarlo, se quedó callada y de un momento a otro comenzó a cantar la llorona de Chávela Vargas a ella le gustaba esa canción, mi abuelo me contaba la leyenda.

Una mujer indígena que se enamoró de un español, para después contraer matrimonio y concebir dos hijos el español se alejó de ella, descubriendo que en realidad estaba con alguien más, destrozada queriendo hacerlo infeliz, termino con la vida de sus hijos cerca de un río.

Para darse cuenta que la que terminó destrozada por ello fue ella misma, suicidándose para terminar con su vida en el mismo lugar donde mato a sus hijos, se dice que divaga por todo el lugar cerca de ese río en busca de sus hijos por el gran error que cometió, se lleva a otros niños creyendo son los de ella, gritando por las noches.

-¡Hay mis hijos!- como un solo lamento, Anabel lo entendía, susurraba y me miraba.

-Yo la conocí era una gran mujer decía que vivía en un cuerpo que no le pertenecía pues siempre pensó ser más, alguien que daba y entregaba en lo que hacía, levantaba las manos adueñando se de todo- se quedó callada por un minuto yo sentía emoción, sabía que hablaba de Chávela Vargas.

-¿Por qué decía que vivía en otro cuerpo?- ella respiró profundo

-Chavela era una mujer como muchas eso era pues muchos la veían fuerte - se detuvo parecía que la lengua se le trababa.

-Lo entiendo- dije en voz baja ella me vio por unos minutos y me tomo de la mejilla.

-tienes que dormir un poco - me alejé de ella y movió la cabeza, sonreí y me alejé de ahí viendo como dormía.

-¿Qué haces aquí?- dijo Elisabeth encontrándome en medio de los pasillos.

La mire sin decir nada pensaba en algo, pero no me sentía listo de decirlo o hacer algo mas, la seguí por el pasillo directo a mi habitación.

-¿Por qué decidiste trabajar en esto?- ella respiro profundo.

-por muchas cosas la mayoría es por querer ayudar a los demás a las personas y a la gente en general, pero además de querer ayudar a las personas también se pierden y tienes que luchar con eso.

-vio a una de las habitaciones- se encontraba vacia solo seguí.

-tienes que luchar con eso- dije con la cabeza abajo solo imagine que se reía a mi espalda o tal vez sonreirá.

-es una larga historia- me detuve ella siguió detrás de mi.

-cada paso cada respiro, que vale a una parte del tiempo el tiempo te devora de muchas maneras, de muchas formas y yo he visto muchas, lo que yo digo es que el cuerpo es como una obra de arte a pesar de que en las obras no haya un aparente error si lo hay, y como enfermera o doctora para conocer cada parte de esa obra es hermoso.

Se quedó callada, estaba cansado y los ojos se me cerraban del sueño, bostece del sueño y ahí lo vi ella estaba con su cabello sujeto algunos cabellos caídos, sus ojos marrones, sus labios no muy delgados y la luz que pasaba ante sus ojos era más que un arte.

-Para mí, mi trabajo es el arte de entender la belleza y cada parte de un ser el ser humano, todo lo que es husos, órganos, cerebro, ojos, cara el conocer cada parte de ellos y que ellos entiendan que la vida es más que un camino también hay tiempo que se pierde o se roba.

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