34 - "Smith"
**-Narra Erick-**
- ¡Demonios! - exclamé al lanzar el tercer cuchillo al dibujo que hice para desquitarme de cierta persona que estaba clavada en la pared frente a mi escritorio.
- Señor - entró Clarence - ¿hay algo en lo que pueda servirle? Estoy preocupado por usted.
- ¿No hay noticias de Sylvie?
- ¿La señorita que vino a buscarlo hace unos días? Pues no.
- ¡Demonios! ¡Puede estar en cualquier lugar!
- Señor, disculpe mi atrevimiento, pero ¿quién es Hades?
- Alguien que murió hace mucho tiempo, pero ella no lo sabe, piensa que sigue vivo. Tal vez este apodo te haga reconocerlo; "Barbado" - le respondí mientras tomaba otro cuchillo.
- ¡Barbado! Fue un temido pirata de Ayralia. Pero, ¿qué tiene que ver con usted? - preguntó curioso mientras observaba el brillo del objeto que llevaba en mi mano.
- Eso ya es algo personal, estás haciendo demasiadas preguntas Clarence, la curiosidad mató al gato ¿no? - le apunté con un cuchillo.
- Lo siento señor, si me permite, me retiraré. - dijo regresando a la puerta.
- ¡Espera! Necesito que prepares una tripulación lo suficientemente capaz como para atravesar el Triángulo de las Bermudas - lo detuve.
- Esta bien señor.
Lancé otro cuchillo que dió en la cabeza de la foto, Clarence volteó la mirada y observó la imagen.
- Señor, ¿es esa señorita...?
- Esa señorita es Marina Ocaso.
**-Narra Marina-**
- ¡Tierra a la vista! - sentí gritar al hombre que ahora se encargaba del mirador. Se siente un vacío al oír los gritos de otro hombre y no los insoportables chillidos de Steven, extraño la manera entusiasta en que avisaba que algo estaba cerca.
¿Quién habría dicho que un día fue un ladronzuelo que intentó robarme el pan?
Pero estoy segura de que nadie lo extraña más que Sussan, esa mocosa se pasaba el día pegada a él desde que Dios sabrá cómo se hicieron pareja. Ellos empezaron jugándose bromas pesadas y terminaron como conejos.
- ¿Qué es eso? - pregunté a Niall que se encontraba a mi lado "vigilándome para que no hundiera el barco" al divisar una isla lejana mientras manejaba el timón.
- Una isla, ¿estás ciega? - dijo mirando sus uñas como si fueran lo más increíble del mundo.
- No, es obvio que es una isla, pero ¿la conoces?
- Se llama Juana - dijo sarcástico - ¿Cómo la voy a conocer? No soy geógrafo.
- Ay que pesado eres. - lo miré con desprecio.
- Y que importa, es pura vegetación - dijo sin apartar la vista de su mano - no vale la pena parar allí para interrumpir el camino.
- Me da curiosidad. - admití.
- ¿Es en serio? Verás muchos árboles, algo que es muy interesante, seguro hasta descubres una nueva especie de musgo - dijo con sarcasmo nuevamente.
- Me apetece una banana - le guiñé un ojo - podemos parar a descansar.
- Mira que eres caprichosa, yo debería de ser el capitán. - se cruzó de brazos.
- Envidioso. - le saqué la lengua y devolví la vista al horizonte.
Conduje el barco hacia la isla, el clima fue soleado ese día, algo raro en esta peligrosa zona.
Normalmente el clima es tormentoso, aunque últimamente estaba siendo más cálido. ¿Será por esta estación? Ni siquiera se que día es.
Al aparcar el galeón a bordes de la isla impaciente bajé corriendo las escaleras desconcertando a la tripulación y me quité las botas brincando en una pierna como tonta mientras sacaba los pies.
- ¡Aleluya! - grité al sentir el placer de mis pies liberados de botas, pisando las arena mojada.
- ¡Ahh! - Ketchi bajó corriendo detrás de mi con Fu persiguiéndolo mientras algunos tripulantes exclamaban sorprendidos por el niño. ¡Maldición! ¿Cómo salió de mi camarote? ¿Y Maya?
- ¡Niño! - grité.
- ¿Quién es ese niño? ¿De dónde lo sacaste? - me regañó Niall que venía detrás de mi. Ay madre mía.
Sabría que iba a llegar el momento en que descubrirían a los chicos que "adopté", pero nunca imaginé que me tomaría desprevenida. Sabrá Dios cómo reaccionará Niall, me da miedo que pueda hacerles algo.
¡Demonios! Creo que el instinto maternal se está apoderando de mi antes de tiempo.
- Son, eh, son amigos Jeje - dije con el tono de voz más ridículo de la faz de la tierra. Me odio cuando estoy nerviosa.
- ¿Son? ¿Hay más? - dijo indignado observando a su alrededor.
- ¡No! Bueno, jeje, es un niño, no hay peligro.
- ¡Marina Ocaso! - dijo en tono enojado. Ya estoy muerta. ¿Qué hago?
- ¡Hay Niall Kentach! ¿Cuál es tu problema? ¡Es mi galeón y en este se queda quien se me de la gana! ¡No tienes derecho a cuestionarme! - grité sin más, de todos modos soy su superiora ¿no? Por si acaso si dos pasos hacia atrás.
Niall se llevó las manos a la cara y suspiró profundamente, notándose estresado. Quién sabrá que cosas pasarán por su cabeza, bueno, tal vez yo lo sepa, de todos modos desde su punto de vista supongo que soy una niña malcriada. Ahora que lo pienso él debe detestarme.
- ¡Maldita sea la hora en la que te conocí niña inútil! ¡Maldigo la maldita apuesta que hicimos la conocernos! ¡Maldigo haberte perseguido! ¡Maldigo a Erick Smith por haberme puesto a tus servicios! ¡Te maldigo a ti! - gritó tan fuerte que estoy segura que lo escucharon en China.
_ Ni que fueras brujo para andar maldiciendo - dije burlándome.
- ¡Agotas mi paciencia! ¡Renuncio! - volvió a gritar y miró al cielo.
- Está bien, entonces te buscas tú mismo la manera de regresarte a la civilización, porque si renuncias en mi galeón nunca más subes. - respondí algo engreída dándome la vuelta.
- Maldita. - susurró.
- ¡Brujo! - le grité alzando mis manos alejándome de él de espaldas.
Caminé un poco entre los árboles, adentrándome en la isla hasta que vi a Fu acostado en una roca. Me acerqué al zorro y este miró hacia arriba.
- ¡Wa! ¡Marina! ¡Aquí ahh! - Ketchi estaba corriendo por las ramas gruesas de árboles por encima de mi.
- ¡Ketchi! ¿No te dije que no podías salir? ¡Ahora querrán matarte!
- ¿Puedo quedar aquí? Me gusta. - soltó sin más mirándome desde arriba.
- Ay niño, no vas a sobrevivir solo en esta isla. - sacudí el árbol para hacerlo bajar.
- ¿Qué es sobuvi-sobuiviví? - preguntó bajando cuidadosamente entre las ramas.
- Sobrevivir, es que no te mueras. - le contesté observándolo.
- Pero no muero. - dijo al pisar el suelo.
- ¡No seas cabezota! Te quedas conmigo.
- Igual no importa que esté con tú, hermano Kiku no vivir, tu no útil.
- ¡Ja! No lograrás nada haciéndome sentir culpable, o sea me has estado usando niño malagradecido.
- La la la - siguió corriendo entre los árboles.
Tal vez pueda dejarlo aquí con Maya, ¿está bien? Es su hábitat natural, tal vez sean más felices aquí. Hay muchos árboles frutales y parece un sitio seguro.
Corrí al galeón apartando las plantas del camino y al llegar entré a mi camarote aprovechando que la mayoría de la tripulación estaba descansando en la playa de la isla, saqué a Maya al exterior y la llevé con Ketchi.
- Chicos, esto es un momento importante, necesito saber que prefieren, quedarse conmigo en el galeón o en esta isla y vivir tranquilos - dije.
- ¿No vas a abandonar a nuestra suerte en medio de la nada? - dijo Maya. Demonios, suena más crudo en voz alta.
- Bueno, Ketchi se quiere quedar aquí - dije.
- La la la, na na na - cantaba el niño dando vueltas a nuestro alrededor.
- Es un niño, no sabe lo que quiere - lo justificó Maya.
- ¿Entonces se quedarán en el galeón con probabilidades de morir en cualquier momento y estando escondidos a todas horas?
- Marina, si quieres echarnos hazlo, no des tantas vueltas - dijo la chica seria.
- No no, no es echarlos, es por su bien, si quieren los puedo dejar en una ciudad.
- ¡No! - exclamó Maya - la gente es cruel.
- ¿Y qué harán? - pregunté confundida.
- Sencillo, seguir fastidiándote hasta que pagues por matar a toda nuestra tribu, es lo mínimo que puedes hacer - dijo la chica y caminó esbelta hasta entrar nuevamente en el galeón jalando a Ketchi de la mano mientras este cantaba.
Apuesto que si fuera por Niall, la tiraba por la borda.
Verla tan decidida a fastidiar me altera, es como si una llama se prendiera en mi interior queriendo golpear a Maya para que se ubicara y aprendiera que tengo todos los recursos para mandarla al más allá.
- ¡Vamos a zarpar! ¡Se acabó el descanso! - grité molesta subiendo por las escaleras al galeón.
- No te veo de buen humor ¿sucedió algo? - preguntó Nicholas preocupado acercándose a mi mientras yo tomaba el timón.
- Cosas de la vida, me siento como una madre teniendo que soportar a su hija adolescente rebelde. - respondí con un tono bastante dramático.
- ¿Será el karma? Papá te tuvo que soportar a ti. - se burló el chico a lo que respondí con una mirada asesina.
- Bacalao, métete tu karma por donde no te da el Sol.
Nicholas frunció el ceño como asqueado y bajó las escaleras hasta cubierta. Pude sentir la brisa marina pegándome en la cara, amo esta sensación.
Una hora después de navegar sin un rumbo en concreto me cansé y decidí llamar a un brujo:
- ¡Niall Kentach! ¡Es tu turno de conducir! - grité al cielo con la esperanza de que me escuchara en donde sea que se encuentre.
- Ahora te jodes - sentí su voz susurrando en mi oído por lo que pegué un brinco.
- ¡Ay! Me asustaste.
- Ja, tenemos que mejorar esos reflejos, o sino te vas a morir rápido, aunque de cierta manera eso sería bueno para mi. - me dijo cruzando los brazos.
- Cállate de una buena vez y vete a hacer brujería. - me aparté a un lado para que tomara el timón.
- Ojalá supiera, pues con gusto crearía un muñeco vudú con tu nombre, a ver si sufres más - Cuando el chico mencionó esto le pisé un pie - ¡Ay! Agresiva la niña...
- La Pinta y La Santamaría - le interrumpí.
- ¿Eh? - dijo confundido.
- La Niña, La Pinta y La Santamaría - repetí.
- ¿Cómo conoces esos veleros? - me preguntó.
- Los escuché en algún lugar ¿de quién son?
__ Cristobal Colón.
__ ¿Quién? ¿Culón? - ladeé la cabeza.
__ El que encontró Las Américas. - respondió con un tono de voz como si fuera lo más obvio del mundo.
- Ah, el viejo ese. - me crucé de brazos.
- ¡Oye! Gracias al viejo ese tienes mapas de toda esta región. - dijo colocando sus brazos en su cintura como madre regañando.
- Ajá. - volteé los ojos y lo empujé un poco para que tomara de una buena vez el timón.
- Ay niña, dame acá el timón que si no fuera por mi nos hundimos. - tomó el timón mirándome con cara de asesino.
Tras su respuesta le guiñé un ojo porque conseguí lograr mi objetivo principal; que él conduzca.
Fui a cubierta y pude observar a todos los hombres bebiendo y haciendo apuestas estúpidas, lo cual me hizo sonreír.
Ay... que mareo de repente.
Corrí al borde y observé el agua, las olas hiendo y viniendo y... el mundo da vueltas y... ¡PUAJ!
- Eww que asco - sentí la voz de cierto bacalao acercándose.
- C-cállat... puaaaaaj - seguí vomitando.
- Pobres peces.
- Ajá ajá - tosí.
- Ten compasión con las criaturas marinas Mar - sobó mi espalda - vas a contaminar el océano.
- Ayuda - me lamenté por tener un hermano tan caca.
- Shh ya, todo estará bien - siguió sobando mi espalda.
- No creo, pero gracias por intentar consolarme. - Dije con sarcasmo.
- Debes descansar más, por el bebé - tocó mi panza - yo puedo encargarme del galeón hasta que des a luz, no necesitas forzarte.
- ¡Ah no! No intentes aprovecharte de mi condición, la capitana soy yo.
- Mhh, testaruda, solo lo digo por tu bien.
- Bacalao, ¿qué es eso?
- Eso es ser buena persona, no valoras mi amabilidad...
- ¡No estúpido! - lo interrumpí - Me refiero a... eso - señalé una silueta en el horizonte.
- Ah, pues - se volteó a mirar - parece un galeón.
En ese momento me olvidé de mi mareo, del vómito, del bebé, del bacalao y de la madre de los tomates, porque salí corriendo como gallina asustada hasta la popa.
- ¡Niall! ¡Niall!
- ¿Qué quieres? - contestó fastidiado con el timón en manos.
- ¡Mira! ¡Mira al oeste! - le señalé dando pequeños brincos.
- Un velero, no te alarmes.
- ¿Eh?
- Es para explorar territorios ¿Quieres asaltarlo? - me dijo.
- Oh si - Necesito desquitar este mal humor.
- Como ordene.
Nos acercamos lentamente hacia el velero, hasta darnos cuenta de que era bastante elegante. El viento nos favorecía.
De repente recordé que estamos en una zona realmente peligrosa y ... ¿qué hace un velero aquí?
- Marina - me llamó Niall.
- ¿Si?
- ¿No crees que es algo raro que un velero esté en esta área?
- Me acabas de leer la mente. - le dije asombrada.
- Tal vez no sea un velero. - dijo en un tono serio.
- ¿Y qué más podría ser?
- Ni idea - respondió algo preocupado mientras giraba el timón.
- Tal vez un barco fantasma - bromeé.
- Puede ser.
- No jodas Niall ¿crees en esas cosas?
- No se.
- Cobarde.
Seguimos acercándonos lo suficiente como para observar que del velero se levantaba una bandera blanca.
Alguien la agitaba con desdén mientras decía algo, pero no estábamos lo suficientemente cerca como para entender con exactitud las palabras.
- Jaja, pobres, se creen que simbolizando paz van a evitar a unos piratas - se burló Niall.
- ¿Cuándo comenzamos el ataque?
- Necesitamos acercarnos un poco más para que alcancen los cañones.
- Perfecto, iré a avisar a todos - bajé corriendo a cubierta con la adrenalina corriendo por mis venas.
- ¿Qué pasa? - preguntó Sussan algo preocupada que se encontraba sentada en un barril jugando con su mono en su regazo.
- ¿Ves aquel velero? - le señalé.
- Si, parece inofensivo. - acarició la cabeza del animal.
- Pues lo vamos a atacar.
- ¡Oh! - saltó de golpe y el pobre simio calló al piso golpeándose la cabeza mientras gritaba, seguro que maldecía a la loca que tiene por dueña.
Después de dar la notica a todos los tripulantes y buscar mi espada me di cuenta de lo cerca que estábamos, suficientemente como para hablar.
- ¡Venimos en son de paz! - gritó un señor con pintas de mayordomo desde el velero. ¿Así que gente rica, eh? Nos sacamos la lotería.
- ¡Al ataque! - grité con tanta seguridad que al cabo de medio segundo tres balas de cañón salieron del Ocaso golpeando al oponente, mis hombres saltaban a través de cuerdas al velero, invadiéndolo sin piedad entre risas y gritos. Hice lo mismo que mis tripulantes y al lanzarme sobre el barco invadido corrí entre la sangre para encontrar al premio gordo; el dueño del velero o capitán.
Salí de la cubierta y me acerqué a la proa, examinando la zona hasta encontrar las puertas de los camarotes, logrando ver al final de un corto pasillo a un hombre desarmado parado enfrente de una puerta, por lo que supuse que allí estaría mi objetivo.
En un movimiento casi instantáneo atravesé con mi espada al inseguro guardia que me impedía el paso al camarote principal, por lo que de una patada tumbé la puerta y pude divisar a una damisela trajeada que parecía bastante indiferente a la situación manteniéndose seria, al lado de lo que parecía ser su mayordomo que si estaba asustado.
La observé detalladamente, ya que en un momento los rasgos de la chica se me hicieron familiares, pues su cabellera rubia recogida en una trenza bien elaborada, sus intensos ojos verdes y su delicado rostro pálido me recordaron a Erick. Ella aparentaba tener más o menos veinte años.
- ¡Hola! Lamento interrumpir su viaje señorita, pero debo informarle que sus días hasta aquí han llegado, a no ser que colabore con nosotros y pues considere dejarla viva - dije con aires de engreída mientras avanzaba firmemente entre los escombros de la puerta. Muchas ideas llegaron a mi mente, esta chica debería de ser hija de alguien importante, así que podríamos amenazarlo con matarla si no nos entrega nada a cambio, también podríamos interrogarla para decirnos donde se encuentran sus riquezas, o simplemente me quedo con lo que encontremos en el velero y la mato.
- Haz hecho un desastre mujerzuela, retírate de mi habitación de inmediato - respondió descaradamente la chiquilla dejándome boquiabierta. Definitivamente la voy a matar.
- ¡Jajajaja! - mi reacción no fue otra que reírme a carcajadas por la insolencia de la joven y al ver cómo su mayordomo juntaba sus manos como rezando.
- Señorita, por favor llévense lo que quieran pero déjennos en paz, no queremos problemas y disculpe a mi ama - suplicó el mayordomo mirando a la rubia.
- ¡Harry! No te rebajes a la escoria. No pienso entregarle nada a esa mujer - dijo la chica volteándose para mirar por la ventana.
- Si que es descarada muchacha, eso te va a costar muy caro. ¿Sabes con quien te estás metiendo cierto? - me acerqué hasta ella para voltearla y poner un cuchillo en su cuello obligándola a alzar el mentón.
- ¡No! Usted es la que no sabe con quien se está metiendo - respondió - soy Sylvie Smith, hija de Bonifacio Smith, el dueño del veinte por ciento de las tierras de Inglaterra. - dijo altiva.
- Bonifacio pff - contuve la risa al recordar a mi loro. Por otro lado; Smith, interesante apellido, me pregunto si Erick tiene que ver con esta familia - Pues usted señorita, se está metiendo con Revólver - la escupí.
- ¡PUAJ! Mujer asquerosa - se limpió - pues no me mienta, Revólver fue asesinado por Hades, digo, por Barbado, cualquiera lo sabría. Y el nombre de mi padre no tiene ninguna gracia. - justificó exhibiéndome.
- ¿Y qué relación tiene una
damisela fina con Barbado? - pregunté llena de ira. Si es su hija o familiar, la mataré, colgaré su cabeza en una jaula y la pondré en la plaza de Inglaterra, vengaré lo que le hicieron a mi padre.
- Pues a usted que le importa, yo vine a buscar a ese desgraciado, precisamente usted me interrumpe en mi travesía - respondió dando un paso adelante, retándome con la mirada.
- ¡Oh y vaya suerte que tengo! Porque ahora usted será mi rehén y me ayudará a encontrar a Barbado, yo misma lo mataré - tras decir estas palabras la chica escupió mi rostro, y sin tolerar esta falta de respeto, aunque yo lo haya hecho primero, la tomé bruscamente del brazo y la saqué de su camarote - ¡Ah! Casi me olvido de alguien - rápidamente solté a la muchacha y clavé mi espada en el estómago de su mayordomo dejándolo en el suelo.
- ¡Harry!
- N-no se preocupe por mi señorit... - antes de terminar cerró los ojos.
- ¡No! ¡Asesina! - gritó la chica espantada y la volví a tomar sacándola del camarote mientras forcejeaba.
- ¿Por qué tardaste tanto? ¡Ya tomamos todas las riquezas! ¡Tenemos que salir de aquí! - me gritó Niall. Asentí al ver cómo el velero se despedazaba lentamente por el fuego y mis piratas regresaban al Ocaso repletos de joyas y suministros. Un montón de cadáveres de los sirvientes y tripulantes del velero yacían en el suelo. La muchacha que jalaba gritaba de horror al presenciar la escena, ofendiéndome e intentando golpearme, pero es demasiado débil.
Al llegar a mi galeón amarré a la chica al palo mayor con una soga por el torso, también sus manos rodeando el palo y pies juntos.
- Ahora vendré a por ti señorita Smith, solo espérame un momento - dije al terminar de atarla.
- ¡Maldita! ¡¿Cómo pudiste?! ¿Qué te he hecho? ¡Irás al infierno! - gritó hasta quedarse sin aliento mientras lloraba.
- ¡Cállate! - le di una bofetada - por chillona.
La chica me miró con odio evidente en sus ojos hinchados, pero simplemente me volteé y busqué a Niall con la mirada dando pasos cortos.
Lo vi conversando con un hombre que le mostraba unas prendas de oro. Al verme acercándome sonrió, pero no si típica sonrisa burlona; sino una que mostraba mucho más; orgullo.
- Has madurado capitana, quien te viera nunca pensaría que alguna vez fuiste una pequeña sensible - me felicitó Niall e inmediatamente caminamos hacia la popa.
- Tengo al mejor maestro - le guiñé un ojo - aunque sea brujo y hace unas horas me haya maldecido.
- ¿Sabes qué? Ya no te maldigo, me encanta este cambio radical en tu actitud, pero ¿por qué no tuviste piedad? - preguntó con tono confundido mientras subíamos por las escaleras a la popa.
- Esa muchacha - señalé a la chica atada - tiene algo que ver con Barbado, el que mató a mi padre.
- ¡Oh! He oído hablar de él.
- Es tan famoso como lo fue Revólver, mi padre. - le dije y me senté en un barril en una esquina.
- Que curioso, juro que cuando trabajaba para Erick Smith vi el rostro de esa chica en algún lado, creo que era su prima o hermana - dijo Niall sentándose en otro barril a mi lado.
- ¿En serio? ?Y por alguna casualidad sabrás quién es Hades Smith? - le pregunté al recordar las palabras de la chica, ese Hades y Barbado son la misma persona.
- ¿Hades? ¿El hermano de Erick? Oí mucho hablar de él pero realmente nunca lo vi. - dijo cruzando sus piernas.
- ¡¿Hermano de Erick?!
De repente mi mente se nubló. Me siento impura, Dios mío...
¿Me acosté con el hermano del asesino de mi padre, y más encima espero un bebé suyo?
<<Tranquila Marina, que no cunda el pánico>>
- ¡Ah!, no se exactamente si son parientes, pero, esa señorita habló varias veces con Erick sobre "su hermano Hades", así que supongo que Erick también será hermano suyo, ¿no? Igual no sé bien, ya que cuando era lacayo de él no podía acceder a mucha información - hizo una pausa y me observó atentamente. Apuesto que mi cara de espanto le debe haber causado una mala impresión - Pero casualmente escuché algunas conversaciones al respecto, aunque no me llamaban la atención porque la mayoría eran disputas familiares sobre unas tierras, lo lamento pero esa es toda la información que te puedo proporcionar - declaró.
_ ¡Oh Niall! ¡Has sido muy útil! - exclamé levantándome inmediatamente del barril -Encárgate de recoger y distribuir el botín obtenido, yo interrogaré a la muchacha, tal vez saque más información sobre el paradero de Barbado.
- ¿Qué tiene que ver Barbado en esto? - preguntó intrigado levantándose detrás de mi.
Comencé a caminar a pasos largos en dirección a cubierta mientras él me seguía y paramos en el comienzo del descenso de la escalera.
- ¡Barbado y Hades son la misma persona, ya la chica lo declaró! ¡Mierda! - exclamé enojada - ¡mi bebé será sobrino del asesino de su abuelo! - solté e inmediatamente me di cuenta del error de decirlo en frente de él.
- ¿Qué? - dejé confundido a Niall. El aún no sabe de mi posible embarazo.
- Pues... ¡Nada! Olvídalo, iré con la señorita Smith - corrí en dirección a la muchacha antes de que me preguntara algo.
Mientras bajaba por las escaleras observé cómo la chica intentaba desatarse tambaleando su cuerpo como un gusano, lo cual me dió un poco de gracia al saber que su esfuerzo era inútil. Logré acercarme hasta ponerme en frente de ella y la miré con desprecio, haciendo que dejara su complejo de gusano.
- Ya volví. - le saqué la lengua.
- ¿Qué quieres? Ya tomaste mis riquezas, mataste a mis subordinados ¡¿Qué más quieres?! - gritó histérica moviéndose hacia delante y volviendo a recostarse al palo.
- Oye tranquilízate pequeña, te haré un par de preguntas no más.
- Pues apresúrate, me haces perder el tiempo. - me dijo volteando los ojos.
- Me tomaré todo el tiempo que me de la gana, yo soy la que manda, y dime que prefieres ¿perder un minuto de tu vida o perder tu vida en un minuto? - dije acercando un cuchillo a su cuello.
- Maldita, pregúntame lo que quieras, no hay nada interesante.
- ¿Dime exactamente quién es Hades, que relación tienes con él y dónde está? - dije tan rápido que dudo me haya entendido.
- ¡Yo qué se! ¿Quién es ese? - se encogió de hombros.
- No te hagas la tonta, tú misma revelaste su nombre, sabes perfectamente que Hades es Barbado. - le dije alejando el cuchillo y cruzando mis brazos.
- Si ya lo sabes ¿para qué me preguntas?
- ¿Dónde está y que relación tienes con él?
- Lo conozco porque es famoso y ya. - dijo.
- ¡Mientes! - le hice una pequeña cortada en su mejilla con el cuchillo.
- ¡Ay! ¡No te atrevas a tocarme otra vez o si no...
- O si no, ¿qué? - me acerqué a sus manos rodeando el palo - porque si andarás rebelde desfiguraré tu precioso rostro y destruiré estas finas manos - tomé uno de sus dedos - tienes bastantes uñas, ¿qué pasará si las arranco?
- ¡No! ¡No lo hagas! - suplicó moviendo sus dedos.
- Habla.
- Y-Yo - tembló - ¡Yo soy amiga de Hades! - le arranqué una uña.- ¡Ah! - gritó - ¡¿Por qué?!
- Mientes.
- ¡Es verdad! - le arranqué otra uña con asco - ¡Ahh!
- ¿Eres su hermana? - Intenté ser más directa.
- ¿Y qué si lo fuera? Ayayay - gemía del dolor, por lo que le rompí dos dedos - ¡Ahhh!
- Responde mi pregunta, ¿eres su hermana? - repetí.
- ¡Si! - gritó llorando.
- Bien, ¿ves? Si lo hubieras dicho desde el principio no te faltarían dos uñas y tus dedos estuvieran bien- dije mientras observaba su mano ensangrentada. Di la vuelta al palo para ponerme frente a la chica.
Observar su cara de sufrimiento me hizo pensar que estaba cometiendo un grave error, ¿y si esa chica era inocente? ¿Y si yo estaba siendo injusta? ¿Soy una mala persona?
Pero de repente las palabras de Niall resonaron en mi cabeza y hasta llegué a sentirme orgullosa de lo que estaba haciendo.
<<Uy Marina, esto de torturar no se te da nada mal>> - sentí una vocecita en mi cabeza
- ¿Ya entendiste cómo funcionará esto? - le dije sonriendo.
- ¿N-no has acabado? - preguntó muy asustada.
- Uh señorita, esto recién comienza, - dije recordando con cierta nostalgia las palabras de Erick cuando apenas nos conocimos - te he estado preguntando cosas que ya conocía para ver que tan sincera eres, porque sé de casi todo, solo hay algo que desconozco - mentí descabelladamente, pero si ella piensa que lo sé casi todo, no mentirá para evitar el castigo ¿cierto? - y te advierto; sé sincera porque si sé que mientes te seguiré partiendo dedos, luego las manos, las piernas, tú hermoso rostro y así sucesivamente hasta que reveles todos los datos o lamentablemente mueras. Tú decides.
- Estás enferma.
- Oh querida, el orgullo cambia a las personas.
Descubriré pase lo que pase el paradero de Hades Smith, juro que vengaré a mi padre. Pero antes, tomaré El Alba para no fallar su sueño.
Espero que ningún obstáculo se interponga en mi camino.
Hooooolaaaaaaaaaa...
Perdón por tardar un siglo en actualizar (*'-')...
Mi única excusa es que no tenía ideas y las que tenía se mezclaron porque estoy empezando otro libro y absksnwbjsndb.
Bueno, lo importante es que ya estoy bien otra vez y les adelanto que la cosa se va a poner intensa, Marinita ahora está bien mala malosa XD.
Con respecto al nuevo libro aún no se cuando comenzaré a publicarlo, así que lo tengo en borrador, tratará acerca de una escuela de arte y se llamará AISA xd cambio bien radical, de piratas a artistas xd.
Ya que estoy en vacaciones de verano y tengo muuuuucho tiempo libre los capítulos serán más largos, como este, ¿a qué así lo prefieren ;)?
Y díganme, ¿qué creen que llegue a soltar Sylvie Smith? ¿Creen que dará todos los datos o será leal a Hades?
¿Qué creen que tiene que ver Erick con todo esto, si es que está relacionado?
¡Descúbranlo en el próximo capítulo! ¡Qué estará muy, pero muuuuyyyy intenso!
¡Ah! Por cierto, hice un dibujo digital de Marina. Espero que les guste:
¡Hasta pronto mis piratas!
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