-Pues no, lo lamento mucho joven, ahora por favor déjeme hacer mi trabajo.

-No, no dejaré que alguien como usted, de irrespetuoso, me toque así que por favor, váyase de aquí y llame a otro médico, muchos deben haber.

-Lo lamento mucho, el médico me envió a mi porque varias veces ya le he ayudado y el resto de médicos tienen varios pacientes que atender, así que por favor siéntese derechito y calladito y déjeme hacer mi trabajo, ¿si?.

-Agh, está bien, solamente porque quiero largarme rápidamente de aquí, apúrese pero haga bien su trabajo.

El joven alfa ya no aguantaba estar en esa reducida habitación, los cuartos designados a las personas en observación y cuidados intensivos eran las que se sentían más reducidas, no solo por ser un poco más pequeñas que las otras sino por la cantidad de máquinas que rodeaban al paciente, y a SeokJin eso le estresaba a pesar de siempre trabajar con ellas.

El omega sin querer hacer muchos problemas, y porque el olor de aquel alfa le confundía, empezó a hacer su trabajo sin tocar al alfa, le decía a la enfermera a su lado que haga todo por precaución... hasta que la enfermera, nerviosa por lo intimidante que le parecía el alfa a pesar de su aspecto, hizo un mal movimiento halando la intravenosa haciendo que se salga del antebrazo del alfa causándole mucho dolor.

-¿ES QUE ACASO ESTÁS CIEGA? ¿NO TE DAS CUENTA QUE UN PEQUEÑO MOVIMIENTO Y ME DAÑAS MIS VENAS? ¡LARGO DE AQUÍ! y tú- señaló acusadoramente al joven omega- si vas a reemplazar a un excelente médico, al menos hazlo bien y realiza tu trabajo de una manera profesional, dejarle absolutamente todo el trabajo a una enfermera inútil está mal, así que si hará algo que no es de su especialidad, al menos trabájelo con cuidado y esmero ¿Me entendió?

El tono que empleaba el alfa era muy intimidante y la naturaleza sumisa de su omega no le ayudaba mucho a parecer firme ante esas palabras, y peor aún cuando su lobo no ponía de su parte por mantener su orgullo, cada que estaba al lado de aquel alfa específicamente su lobito se emocionaba mucho, movía su colita de lado a lado mientras hacia pequeños chillidos como queriendo llamar la atención del alfa frente a ellos.

-No se preocupe, yo seguiré con el procedimiento- intentó que su tono saliera lo más profesional posible, que no se notara cuánto le afectaba- pero si usted sigue gruñendo lo mandaremos a una perrera, compórtese por favor.

El alfa se ofendió con que lo comparara con un perro, con los perros sucios que están en la calles porque nadie los quiere... Aunque viéndolo de esa perspectiva... No, definitivamente no, el resto de los presentes estalla en carcajadas ante tal comentario, ningún omega se había atrevido a decirle algo así a aquel alfa, no después de aquella joven.

-Está bien...- dijo el alfa en modo de respuesta, ya no quería alargar más la situación así que respondió "pacíficamente" -¡Pero esta vez tenga más cuidado!

-Como usted diga- al terminar de decir esto el omega se acercó a atenderlo, tratando de controlar a su lobo interno -.

-¿Sabes en qué momento me puedo ir de este hospital?- preguntó el alfa que ya estaba cansado de ver las cuatro paredes blancas de su habitación, no quería mirar al omega- Cuánto tiempo va a- no pudo terminar ya que el omega le había apretado demasiado el vendaje de la cabeza -¡¿Pero qué te pasa?!

-¿A mi?, nada- dijo el omega con una sonrisa -solo que hoy me tocó atender a un paciente muy hablador.

-¡Pero esa no es una razón para apretarme la cabeza!

-Los vendajes tienen que ser un poco ajustados para que no se vaya a abrir alguna herida... ya sabe, precaución.

Todos miraban dicha escena divertida, con una gran sonrisa en su rostro puesto que podían ver en el alfa un atisbo de sonrisa, algo que hace mucho tiempo no veían en él.

-Mira jovencito, más respeto a tus mayores y trátame con más cuidado ¿No ves lo delicado que estoy?

-Lo siento- el omega tenía en su rostro una pequeña sonrisa al igual que el joven alfa-.

Una vez terminado el chequeo, NamJoon sale de la habitación para ir a buscar a los enfermeros para poder cambiar de habitación al alfa. Mientras regresaba, escucha una risa muy peculiar, una que jamás había escuchado en alguien, cuando está frente a la puerta de la habitación se da cuenta de que esa risa le pertenecía a ese joven alfa que alborotaba a su lobito... y ¿Para qué negarlo? También a él.

Cuando ya cambiaron de habitación al alfa, el médico le dio una última mirada antes de retirarse, se había dado cuenta que aquel alfa... era SU alfa, pero el se sentía tan inseguro, sentía como su pasado nuevamente le afectaba impidiendo dejar libre su olor para que aquel alfa también se diera cuenta.

El joven alfa siempre trataba de mantenerse tranquilo frente a aquel hermoso omega, pero la realidad era que por fuera estaba tranquilo pero por dentro estaba hecho un manojo de nervios y un lobito muy inquieto por querer siempre estar cerca de aquel omega, se sentía extraño cada que aquel joven se le acercaba porque su corazoncito se aceleraba, sus manos sudaban y todo el se volvía gelatina cada que el joven respiraba cerca de su rostro cuando se acercaba a quitarle las vendas. El no sabía que era lo que le pasaba pero esperaba que todo eso le pase pronto.

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Los días pasaron convirtiéndose en semanas y esas semanas se convirtieron en dos meses exactamente, el alfa ya tenía mejor aspecto, había recuperado un poco de color, el omega se había encargado de darle el mejor de los cuidados, yendo diariamente a ver como se encontraba y tratando siempre de alargar un poco más la estadía del joven ahí.

El alfa iba mejorando tanto física como psicológicamente, o eso parecía, cuando todos pensaban que ya estaba mucho mejor y que había superado un poco la muerte de Hye, recae en su dolor.

El alfa ya se sentía un poco mejor y había pedido que por favor le dejen ir por ahí a vagar por los pasillos para poder estirar los músculos, ya llevaba un mes con una semana ahí internado y no quería seguir ahí, ya se sentía mejor y quería ir a su casa, poder ir a afrontar su realidad, se sentía preparado.

Una enfermera le seguía, órdenes del médico que estaba a cargo de él, NamJoon no estaba a su cargo pero aún así iba a visitarlo y convencía al médico para darle lo mejor.

Iba por los pasillos sin rumbo alguno perdido en sus pensamientos, cuando sin darse cuenta llega al pasillo de neonatología, un llanto llega a sus oídos sacándolo de sus pensamientos... y ahí empieza todo, cuando se da cuenta del lugar en donde estaba su respiración empieza a volverse errática y miles de recuerdos dolorosos llegan a su mente, recuerdos dónde salía una joven alegre caminando alegre en un lugar lleno de flores, un hermoso paisaje a la vista del alfa, recuerdos dónde salía una hermosa joven bailando, corriendo, riendo, pero las que más le dolieron fueron tres tipos de recuerdos que marcaron tanto su vida, la joven corriendo hacia él con un objeto que le hizo sentir muchos nervios, la joven despertando a su lado con una hermosa sonrisa en su rostro y despertándolo con muchos besos, y la misma joven rodeada de sangre con miles de astillas de vidrio incrustadas en todo su cuerpo, y lo mas doloroso de todo eso... es que en todos esos recuerdos la joven lucía una hermosa barriga delatando sus ya avanzados meses de gestación, meses que se fueron por el caño cuando el día del accidente no sobrevivió ninguno a pesar de los intentos de los médicos.