Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XXVII


─ ¡Dios, cuanto te he extrañado! ─decía Lena abrazando con fuerza a Samanta, al fin el día donde podía recibir visitas había llegado.

Se encontraban en el enorme parque con bancas, donde todos recibían a sus visitas en aquella clínica, era un lugar muy bonito en verdad, todo lleno de árboles y de naturaleza lo que hacía que el aire de aquel lugar fuera mucho mejor y eso era de gran ayuda para los que estaban ahí. Lena podía sentir el viento rozando su rostro, escuchaba a las aves cantar y eso le daba una sensación de libertad que le gustaba en demasía.

El lugar en general era precioso, era enorme y de lujo, a excepción de esa primera habitación donde tenía que pasar el primer mes que era el más duro, lo demás ahí era de lujo. Incluía albercas, establos para caballos y terapia con ellos, gimnasios completos, canchas de tenis, así como suites privadas para las personas que estaban ahí recuperándose de sus adicciones, que en su gran mayoría eran personas que pertenecían al medio artístico, por lo que era también un lugar sumamente privado.

Ambas estaban ahí, abrazándose con fuerza, diciéndose con ese abrazo cuanto se habían extrañado en verdad. Lena vestía una ropa cómoda que tenía que llevar siempre en aquel lugar; unos jeans azules y una blusa de algodón blanca, tenía el cabello amarrado y su rostro lucía natural, sin una gota de maquillaje lo cual dejaba ver lo duro que habían sido los últimos días para ella ahí. Samanta por su parte también iba vestida de forma casual, también con unos jeans, pero negros, y una blusa azul clara, tenía el cabello suelto el cual le caía por la espalda, su rostro lucía un maquillaje muy natural que solo resaltaba aún más el azul de sus ojos. Lena juraba que podría ver sus ojos por siempre, no se cansaría de ellos nunca.

Samanta observaba el rostro de Lena, sabía que no la estaba pasando nada bien. Se encontraban frente a frente, observándose con las manos entrelazadas.

─ ¿Cómo estás? ─le preguntó, llevando su mano al rostro de Lena, acariciándolo suavemente, Lena ante el contacto cerró los ojos.

─Pues... la verdad es que he estado mucho mejor, pero sé que estaré bien ─sonrió sutilmente, Samanta imitó la sonrisa. ─El lugar es increíble, hay incluso un cuarto de música, ¿sabes? Puedo estar ahí y hacer lo que me gusta, escribir canciones, tocar instrumentos, pero... no te mentiré, Samy, es difícil, está siendo muy difícil. Yo no tenía idea que mi adicción era así de fuerte... ─Lena tragó saliva, aquello era cierto, estaba siendo sumamente complicado.

Samanta tomó su mano apretándola con fuerza.

─Lo sé... quiero decir, no, en realidad no lo sé, no tengo idea de lo difícil que es, pero quiero que sepas que aquí estoy contigo ─Samanta llevó ambas manos, la de Lena y la suya hacia su pecho. ─Y no voy a dejarte sola con esto, no estás sola, Lenn.

Lena sonrió tiernamente, sus ojos se llenaron de lágrimas. Se acercó a Samanta y la besó en los labios, Samanta colocó su mano en el cuello de Lena, atrayéndola hacia ella, para profundizar aquel beso.

─Tienes que estar bien y salir de aquí para que podamos reconciliarnos como se debe ─dijo Samanta de manera juguetona con el tono bajo, ambas estaban sumamente cerca sus frentes se tocaban, ante este comentario Lena rio, colocó su mano en el rostro de Samanta, acariciándola con amor.

─Muero por estar contigo ─agregó Lena con un suspiro.

Samanta poco a poco acercó su boca al oído de Lena, sin dejar de observarla un solo instante.

─Piensa en eso, piensa en ti y en mí y eso te hará más fácil todo ─le susurró con la voz ronca, llena de deseo, para después darle una pequeña mordida en el lóbulo del oído.

Lena resopló, si pudiera en ese preciso instante le quitaría la ropa y le haría el amor. No podían evitarlo, se deseaban con toda el alma, siempre lo habían hecho, solo tenían que estar juntas para volver a sentir ese deseo recorriéndoles el cuerpo entero, era inevitable, su amor lo era y ellas no podían despegarse ni un solo instante. Acarició el rostro de Samanta con ambas manos y la besó de nuevo, dejando que aquel beso le dijera todo lo que estaba sintiendo en ese preciso momento.

─No te he preguntado algo ─dijo Lena de pronto, después de terminar de besarse, Samanta ladeó el rostro, observándola con atención─ esas fotos que salieron en la prensa de ti y de Rachel hace unas semanas...

Samanta frunció el ceño, confundida, hasta que recordó a lo qué se refería Lena, las fotos que le habían tomado aquella vez que fue con Rachel a comer después de la sesión fotográfica, ella misma se había preocupado de que Lena las hubiera visto. Se quedó pensativa, eso había sido justo un par de días antes de lo que había pasado, del accidente en la piscina, entonces Lena si las había visto, Samanta entendió todo.

─Yo pensé que habían regresado y, bueno, tú sabes cómo eran esas fotos, parecía que ella estaba dándote un beso y no estoy reclamando nada porque incluso podría entender que tú hubieras regresado con ella en ese momento, ella es alguien estable, todo sería mucho más fácil con ella, ella no tiene este jodido problema que yo tengo y...

─Lena, detente ─dijo Samanta sin soltar sus manos y acariciándolas con cariño─ yo te lo dije aquel día en el hospital y te lo repito aquí, yo solo quiero estar contigo, con nadie más. Entiendo lo que se vio en esas fotos, pero no pasó eso. Yo ese día tuve una sesión para esa campaña de ropa y no sabía que Rachel iba a ser la fotógrafa, ya sabes que ella trabaja en eso ─Lena asintió─ y solo fuimos a comer porque sentí que nos lo debíamos, pero ella me dejó claro que no podía ser mi amiga aun, yo es lo único que buscaba, si no ser amigas al menos quedar bien. Lamento que hayas visto esas fotos y que hayas pensado y sentido eso y que eso haya ayudado a lo que sucedió después... ─Samanta hizo una mueca de tristeza, sin dejar de acariciar sus manos.

─No ─Lena intervino─ no fue tu culpa, nunca ha sido tu culpa nada de esto, Samy, claro que me sentí mal por ver eso, pero yo... estas han sido mis decisiones, probablemente si no hubiera sido ese el detonador hubiera sido cualquier otro. Estar aquí me ha hecho ver que esto viene de dentro de mí, del vacío en mí que he intentado llenar con cualquier cosa...Pero no quiero que pienses que fue tu culpa, Samy ─Lena llevó una de sus manos al rostro de Samanta y lo acarició de nuevo, haciendo que ésta cerrara los ojos, sentía que podía quedarse ahí, por siempre, sintiendo las caricias de Lena. Después de unos segundos así, solo sintiendo las caricias de Lena y sintiéndose embriagada por ellas, reaccionó, regresando al mundo real.

─Por cierto, tus padres vienen en unos días y Daniel dijo que vendría también. ─le dijo, recordando aquello.

Lena asintió, aun no sabía que sentir al respecto.

─ ¿Cómo ha ido todo con él?

Samanta hizo una mueca con los labios, haciendo que Lena frunciera el ceño.

─Bien... ─dijo dudosa─ pero no ha querido darme demasiada información de tu carrera, de cómo la ha manejado, dice que quiere que tú le digas que yo voy a encargarme de las cosas, que se lo dejes claro.

─No te preocupes, se le diré ─Lena colocó su mano en el cabello de Samanta, sin dejar de acariciarlo.

Samanta asintió, tenía la mano en la mano libre de Lena, entrelazadas.

─No me agrada Lenn, no confió en él.

Lena tragó saliva ante este comentario.

─Pero, ¿sabes qué?, no me hagas caso, no importa, eso no es importante ahora ─Samanta relajó la voz y sonrío─ tú no te preocupes por eso, ¿está bien?

─Gracias, Samy, en verdad, gracias por todo esto ─respondió con la voz amorosa, en verdad estaba profundamente agradecida con Samanta.

─No te preocupes, ya llegará el momento de que me cobre todo ─respondió Samanta de manera coqueta, llevando su boca al cuello de Lena para besarlo, después hizo lo mismo con la boca de Lena. ─ Te amo ─agregó, haciendo que Lena se estremeciera y sonriera en la boca de Samanta, para después volver a besarse con las mismas ganas de siempre.

***

Lo que había dicho Samanta era cierto, pensar en ellas, en lo que pasaría cuando estuviera fuera de esa clínica le estaba haciendo un poco más fácil todo a Lena. Seguía teniendo esos episodios de ansiedad tan horribles y las náuseas y los escalofríos no se habían terminado, pero al menos tener eso en mente le ayudaba un poco con todo eso.

Estar ahí en general no era tan malo, había muchas actividades que Lena podía hacer, estaba aprendiendo a meditar y a hacer yoga y eso en verdad la ayudaba a calmarse. También podía pintar, había retomado eso que mucho le gustaba hacer, recordó que años atrás solía pintar todo el tiempo.

Aún no había podido meterse a una alberca después de lo que había sucedido, pero sabía que iba a tener que hacerlo tarde o temprano. A Lena le gustaba nadar en verdad, le gustaba el mar sobre todo, cuando estaba en él todo le parecía mejor. Tenía el sueño de vivir cerca del mar, de pasar sus últimos días viviendo ahí y no podía darle miedo el agua.

Pero cada que estaba cerca de una piscina no podía evitar recordar lo que había sucedido y todo su cuerpo se estremecía. Le daba miedo caer de nuevo.

Aun no podía explicar por qué había hecho eso, lo cierto era que solo recordaba flashbacks de todo lo que había sucedido, no se recordaba a sí misma estando debajo del agua, ahogándose y sin poder hacer nada, seguramente había sentido una impotencia muy grande, le daba gusto no recordar aquella sensación que debió haber sido horrible.

Suspiró, recordó lo que le había dicho tanto el doctor como Samanta, si hubiera pasado dos minutos más debajo del agua las consecuencias hubieran sido devastadoras. Tragó saliva, se dijo que lo mejor era no pensar en eso, tenía que concentrarse en el presente, tenía que recuperarse completamente, sanarse y volver a su vida, pero volver mejor que nunca.

Los últimos días había estado pensado sobre su carrera musical y lo cierto era que no estaba muy segura de lo que haría. No le gustaba esa vida de excesos, de fiestas interminables, llena de gente desconocida y de superficialidad, pero amaba cantar y escribir canciones. Pensó que podría hacer eso, de una manera menos masiva, quería algo más privado, ya había tenido toda esa exposición, todos esos conciertos y todos esos países recorridos, por ese lado ya podía sentirse más que satisfecha y aunque le gustaba dar conciertos y estar frente a todas esas personas, la verdad era que también ya estaba cansada. Tenía que descansar de todo eso.

Un enfermero avisándole a Lena que tenía visitas fue lo que la sacó de todos esos pensamientos. Caminó con el hacia el área de visitas, el enorme parque, encontrándose con Daniel, lo cual a decir verdad la sorprendió bastante.

─ ¡Lena, mi vida! ─Dijo Daniel acercándose a ella con los brazos abiertos y dándole sus característicos besos en ambas mejillas.

─Daniel ─respondió Lena un poco seria y sentándose en una de las bancas en medio de toda esa naturaleza que los rodeaba

─Bueno, al menos este lugar no parece tan malo ─respondió Daniel tomando asiento también y observando a su alrededor.

Lena sonrió sutilmente sin decir nada.

─Lena, entiendo que estés molesta porque solo fui a verte un par de veces al hospital, pero es que, mi vida, los hospitales son lugares muy tristes para mí.

Lena frunció el ceño, observó a Daniel algunos segundos y asintió.

─Esos no son lugares para ti, ni este lo es, lo sabes, ¿verdad?

─Daniel, por favor, estoy intentando recuperarme... ─respondió con la voz confundida.

─ ¿Recuperarte de qué, Lenny? ─Lena volvió a fruncir el ceño─ tú eres artista, ves la vida diferente a todas estas personas, lo que está bien para ellos no tiene por qué estarlo para ti...

─Daniel... ─Lena negó con el rostro, no necesitaba esos comentarios en ese preciso momento, los cuales solo la hacían sentir más confundida de lo que ya estaba sintiéndose.

Daniel alzó las manos y suspiró.

─Está bien, no diré nada ─tomó una mano de Lena entre la suya─ solo que ya sabes que afuera te estamos esperando, para que sigas brillando como siempre. Y no te preocupes, nadie dirá nada sobre dónde estás ni sobre lo que pasó, yo me estoy encargando de todo...

─Hablando de eso ─interrumpió Lena soltando la mano de Daniel ─te voy a pedir que todo lo relacionado también se lo comuniques a Samanta.

Daniel hizo una mueca de desagrado.

─Yo ... si te soy sincero no entiendo como Samanta Lawr puede aparecer en tu vida de pronto y tener esta injerencia en tus asuntos, no debería...

─Voy a detenerte, Daniel. Es mi decisión y espero puedas hacer lo que te pido.

Daniel hizo un gesto con la boca, era claro que aquello le incomodaba en gran medida.

─Claro, si ese es tu deseo así será ─respondió, con un tono forzado y una sonrisa aún más forzada.

Después de eso y de conversar algunas cosas más de manera superficial, Daniel se despidió y se fue.

Lena comenzaba a sentirse incómoda estando con él, no sentía el apoyo que ella esperaba debía tener del que se suponía era su manager. Lo cierto era que si se ponía a pensar la relación con Daniel durante esos años había sido siempre muy superficial, llena de fiestas, de amantes que el mismo Daniel le presentaba, de drogas y de todo lo relacionado. Pero cuando Lena realmente lo había necesitado, cuando se había sentido triste y sola, él no había estado a su lado y en realidad lo que había hecho era alejar a su misma familia, diciéndole que era mejor no tener un contacto tan cercano con ellos porque sólo distraían su carrera.

Por supuesto que tenía que agradecerle el salto que había dado a su carrera, él la había posicionado en ese lugar, en la cima, la había hecho ganar muchas cosas, primeros lugares con su música, pero también era cierto que todo se había salido de control gracias a él. Claro que ella tenía toda la responsabilidad de su vida, habían sido sus propias decisiones, pero lo cierto también era que estaba en un momento vulnerable y que Daniel hubiera facilitado todo, eso la había hecho caer en las drogas de esa manera.

Resopló. Tal vez Samanta, sus padres que acababa de ver días atrás y sus amigos tenían razón, el mismo Harry se lo había dicho antes en distintas ocasiones, Daniel era una pésima influencia para ella.

Lena se quedó ahí sentada en aquella banca, no sabía que haría y todos esos pensamientos la agobiaban, sabía que al salir iba a tener que tomar muchas decisiones al respecto. Pero sin querer sonrió, al menos tener a Samanta en su vida le iba a hacer mucho más fácil enfrentar todo lo que venía.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro