La mujer había visto a ese hombre abandonar el castillo desde la ventana de su torre. Sin poder evitarlo, bajó corriendo las escaleras del castillo —que afortunadamente no se movieron— y salió tras él. En la noche abierta, el hombre de ojos grises caminaba con paso decidido alejándose del castillo. La azabache le seguía casi sin aliento, por culpa de la carrera que había tenido que dar. 

Casi en la linde del bosque, el hombre se detuvo y rememoró los momentos que había pasado en aquel castillo. Expulsado de su propio reino. Era injusto. Pero debía mantener sus valores, ya que nadie parecía querer hacerlo. 

—Salazar—murmuró ella al fin, exhausta. 

El aludido se giró, topándose con el rostro cansado y desmejorado de su amiga y compañera. Su pelo de un negro carbón, había encanecido a pesar de su edad. Ojeras en sus ojos que indicaban que no había conciliado el sueño en muchos días. Solo él sabía el motivo de sus penas. 

—Rowena, ¿te encuentras bien?— había auténtica preocupación en sus ojos. Esa mujer, pensó, sería lo único que extrañaría de aquel maldito castillo donde ya no era respetado. 

—¿Adónde marchas?—preguntó ella eludiendo completamente la pregunta. 

—No sé. Pero no puedo quedarme aquí de brazos cruzados mientras enseño a repugnantes sangre sucias. La magia es sólo cosa de magos, Rowena. Helga y Godric se empeñan en enseñar a todos por igual, y yo sé que tú les sigues porque lo único que quieres es compartir tu sabiduría; pero yo no puedo, simplemente no puedo dejar que estúpidos muggles se beneficien con esto. 

Los ojos de la mujer brillaban húmedos. 

—Pero podrías quedarte. Por favor—suplicó con la voz rota. 

Salazar negó con la cabeza tranquilamente. 

—Sabes mejor que nadie que no puedo traicionar a mis principios. Lo sabes. 

Rowena dejó correr sus lágrimas sin importarle aparentar fortaleza. Dio un paso adelante hasta encontrarse a unos centímetros de su compañero. 

—Salazar, por favor. Si tú te vas, no me quedará nadie... Mi hija se marchó apuñalándome por la espalda. Y Godric y Helga no me entienden de la forma que lo haces tú. Salazar, yo...

—¿Tú qué?—el hombre soltó una risotada irónica—. ¿Tú me amas? No te conviene amar a alguien como yo. Yo me antepongo a mí y a mis ambiciones antes que a cualquier otra persona, lo sabes. Rowena, será mejor que hagas lo que tengas que hacer, pero no conseguirás que me quede. 

—Salazar, no, por favor—no podía para de repetir. 

—¡Deja de suplicar! No es digno de una mujer como tú. 

La azabache se secó rápidamente las lágrimas y volvió a enderezarse en su habitual postura regia. Miró de nuevo a Salazar y vio en él justo lo que admiró la primera vez. 

Flashback

¿Co-fundadora de una escuela? ¿Cómo negarse? Podría compartir todos sus conocimientos y sabiduría. Sería genial poder ayudar en el desarrollo de la magia. Siempre había soñado con hacer algo por lo que ser recordaba. Asustaba mucho, pero ella podía hacerlo. Además contaba con la ayuda de su amigo Godric, ¿qué más necesitaba?

Ya estaba ansiosa por conocer a los otros dos fundadores. Godric la había guiado hasta un pequeño claro donde se reunirían los cuatro para discutir sobre la escuela. 

Fue entonces cuando le vio por primera vez. Un muchacho de su edad, con el pelo ya blanquecino y sonrisa de superioridad. Se alzaba con un porte de arrogancia y cada paso que daba derrochaba elegancia. 

—Helga no tardará—incluso con esas sencillas y simples palabras, a Rowena le pareció completamente asombroso. 

Cuando por primera vez se fijó en ella, la azabache pudo fijarse en la sabiduría de sus ojos. Por un momento pensó en el genial equipo que harían juntos. Tal vez esa nueva escuela le trajera más diversiones. 

—Pues todo perfecto—comentó Godric, al parecer, sin ser consciente de lo que estaba pasando por la mente de su amiga. 

Fin del flashback

—Pues bien. Así que supongo que esto es un adiós—replicó ella mostrándose lo más fría posible. 

—Así es como debes permanecer. Antes de irme, quisiera decirte que los momentos que he pasado contigo, han sido los mejores de mi estancia aquí. Espero que me perdones por lo que voy a hacer...—pidió él mirándola fijamente a los ojos. 

Por un momento, la mujer pensó que iba a atacarla de alguna forma para que no pudiera seguirle, en cambio, no hizo nada. Tan sólo se dio la vuelta y se marchó. Ravenclaw se quedó mirando sus pasos alejándose hasta que se perdió en la espesura del bosque. 

—Sea lo que sea que vayas a hacer, te perdono...—murmuró ella.

*****

Siento si el One-Shot no estuvo muy allá, pero últimamente estoy perdiendo algo de práctica. 

***

Bueno, hasta aquí el One-Shot. Todo se me ocurrió cuando vi ese vídeo (multimedia) y llegué a la parte donde decían que cuenta la leyenda que fue un corazón roto lo que provocó la muerte prematura de Rowena Ravenclaw (minuto 6:36) y pensé: "¿Y si no fue sólo la traición de su hija?¿Y si contribuyó también que Salazar se marchara? ¿Y si Rowena estaba enamorada de Salazar? También me basó en eso que se dice sobre que los Ravenclaws y los Slytherins son los que forman un mejor equipo; además, si tienen las personalidades que piden para sus casas, ambos serían muy compatibles, ambición y astucia con inteligencia e imaginación. ¿Qué os parece esta mini-teoría?