(No tiene relación con "El legado maldito")

La abuela Weasley corría por toda la Madriguera. Desde la cocina hasta el salón. Desde el salón hasta el desván de los decorados. Desde el desván al resto de estancias. 

—¡Ya podríais ayudar a vuestra pobre madre!— exclamó la mujer una de las veces que pasó por el salón, reprochándoles su pereza a George, Ron y Ginny. 

—Niños, ¿por qué no ayudáis a vuestra abuela a decorar?— pidió el más bromista de los Weasley a sus hijos Fred y Roxanne con un guiño, que despertaba la imaginación de los mellizos. 

—¡Hey! Que ya tenemos 14 años— protestó Fred. 

—Eso, papá. Ya somos unos adolescentes hechos y derechos—secundó su hermana. 

Pero a pesar de sus quejas, obedecieron a George y ayudaron a su abuela con la decoración. 

—¡Angelina! ¡Papá! ¿Necesitáis ayuda en la cocina?— se ofreció Ginny, mientras se levantaba del sofá. 

—Sí, por favor. 

George y Ron se quedaron solos en la habitación. El menor seguía mirando una jugada de ajedrez que había empezado aquella misma mañana contra sí mismo. 

—¿Aún sigues con eso, Ronnie?— preguntó el mayor, aburrido sin tener ahora a su hermana para conversar. —Charla conmigo, hermanito. 

—Está bien. ¿Cómo te va en Sortilegios?

—Me has repetido esa misma pregunta diez veces hoy— río—. Pero te lo repito, visto que estás sordo, y eso que tú tienes las dos orejas. He decidido incluir los móviles muggles a partir del año que viene. Aunque la gente ya está acudiendo por la publicidad. ¿Y qué tal por el ministerio?

—Pues los aurores estamos teniendo bastante tregua últimamente. Creo que los criminales también cogen las vacaciones de Navidad. Y bueno, Mione está ascendiendo más rápido de lo que nunca imaginé. 

—Es una chica lista. Hablando de chicas listas, Roxie y Fred no dejan de repetir que tu Rose les da mil vueltas a pesar de estar en primero. 

—¿Qué puedo decir? Es una Granger— dijo con orgullo Ronald—. Pero no creo que tus niños estén celosos de eso. Angelina no ha dejado de quejarse de que McGonagall llama cada día para protestar de una nueva broma. 

—¿Qué puedo decir? —le repitió George—. Han salido a los mejores bromistas de Hogwarts. ¿Tu pequeño Hugo lleva bien lo de no ver a su hermana?

—Sí, bueno. Más o menos. Pero en cuanto llegó por vacaciones, Hugo le dio un abrazo enorme. ¡Ni a mí me había dado uno mejor! Y no se ha despegado de ella desde entonces. 

Oyeron el ruido de unas llaves girar la cerradura, y aparecieron por la puerta tres azabaches, una castaña y tres pelirrojos. Harry, James, Albus, Hermione, Lily, Rose y Hugo acababan de llegar. 

—Justo estábamos hablando de vosotros— dijo George sonriente. 

—Ah, ¿sí?— se interesó la mujer, tomando asiento junto a su marido. Él le sonrió enormemente y le dio un corto beso en los labios justo antes de hablar: 

—Sí. ¿Y cómo es que habéis tardado tanto? Y, ¿dónde está Malfoy? 

—Fuimos a la mansión Malfoy— empezó a explicar Harry—, pero Draco aún no se había preparado. Así que estuvimos esperando un rato mientras los niños hablaban con Scorpius, pero al cabo del rato Astoria nos dijo que ya nos pillarían ellos. El pobre Scorpius quería haberse venido con nosotros, pero no cabíamos todos en el coche. 

—¡Mamá! ¡Podrías haber hecho un hechizo de extensión!— le reprochó Rose, medio bromeando. 

—Así que has hecho buenas migas con el niño Malfoy, ¿eh, Rosie?— comentó en tono jocoso George. 

—Bueno, poneos los jerseis de la abuela y ayudad a decorar la casa— pidió Ron. 

—Sí, claro. Y mientras tú te quedas aquí jugando al ajedrez. ¡Yo quiero jugar también!— se quejó Hugo, sentándose en frente de su padre y echándole un vistazo a la disposición de las piezas. Padre e hijo solían jugar durante horas juntos. 

Mientras los adultos intentaban convencer a sus hijos de que ayudasen con la decoración de Año Nuevo, llegaron los Longbottom, los Scamender, los Malfoy, y el resto de los Weasley. 

***

Todos llevaban puestos sus jerseis de lana con la inicial de su nombre. Contemplaban el reloj mientras alzaban sus vasos con refresco. (Molly había prohibido cualquier clase de alcohol mientras que hubiera niños o adolescentes cerca). 

—¡12!— gritaron a coro. 

—¡11!— empezaron a visualizar el mejor recuerdo del año. 

—¡10!— los cuatro niños que habían entrado a Hogwarts ese año no podían dejar de pensar en las clases, las emociones, las criaturas, los profesores, los nuevos amigos y los momentos juntos (Alice Longbottom, Scorpius, Rose y Albus).

—¡9!— Hugo pensó en aquella primera partida de ajedrez mágico y en cómo su había vencido a su madre tras varias partidas perdidas contra su padre.

—¡8!— Lily y James recordaron aquella broma que le habían gastado a Albus durante el verano. ¡Casi le hicieron gritar!

—¡7!— Louis, Molly y Lucy mantenían en su cabeza esa vez que habían salido a Honeyducks los tres después de los exámenes finales del curso anterior (justo antes del verano) y esa sensación de libertad que tuvieron.

 —¡6!— los mellizos bromistas pensaron en el ceño fruncido que fingía McGonagall y en esa sonrisa que se le escapaba de vez en cuando al ver sus obras.  

—¡5!— Dominique prefirió concentrarse en las charlas con su abuela, que fingía que odiaba por no parecer una anciana, cuando realmente las adoraba.

—¡4!— Victoire y Teddy recordaron el momento en el que empezaron a salir. 

—¡3!— Hermione, Harry y los Weasley adultos pensaron en el cumpleaños de Arthur, después de que los niños se acostasen.

 —¡2!— Draco no dejaba de alucinar con la idea de que había hecho las paces con los Weasley.

—¡1!— Luna y Neville (que seguían siendo amigos cercanos) recordaron aquella salida a un pueblo muggle en busca de nuevas criaturas por descubrir.

—¡Feliz 2018!

Al dar las doce en punto, las parejas se besaron, los familiares se abrazaron y los amigos se saludaron. 

Aquella noche en la Madriguera todos reían, mientras que la casa se inundaba de luces, buenos pensamientos y cariño. Todos compartían las anécdotas más divertidas, sus proyectos de futuro y sus deseos para el año siguiente. Incluso desde el otro lado, Fred, Tonks, Lupin y los demás podían disfrutar con la felicidad de sus seres queridos. 

*****

¡FELIZ AÑO A TODOS! ¿Cómo os fue el 2017? 

Espero que este 2018 os traiga muchas buenas sorpresas y oportunidades que sin duda aprovecharéis. Espero que conozcáis a personas que realmente valgan la pena, que conservéis esas amistades que deben ser conservadas y, sobre todo, que saquéis a esas personas tóxicas de vuestra vida. Espero que sigáis trabajando para mejorar vuestros pequeños defectos y que les deis brillo a vuestras grandes virtudes. 

Ojalá que 2018 sea vuestro año. Porque sin duda, va a ser el mío. =)