One-Shoot: Drinny
*Esto está ambientado en El príncipe Mestizo*
Tras todas las discusiones que había tenido con Dean, Ginny necesitaba un pequeño momento de descanso para poder pensar. "Necesito un lugar para refugiarme", pensó tres veces antes de entrar en la sala de los menesteres. La sala estaba llena de objetos apilados formando incontables pasillos. La chica se adentró a aquel laberinto de objetos que los alumnos habían ido escondiendo. Pero entonces, escuchó el ruido de una puerta cerrarse brúscamente. La pelirroja volteó para ver de dónde provenía el ruido y vio a un chico. Pelo rubio platino, ojos grises y rasgos perfectamente definidos. Draco Malfoy. Él parecía enfadado y golpeaba un armario de color negro. Por suerte para ella, él no la había visto.
Ginny intentó salir de allí sin hacer ruido, pero por desgracia o por fortuna, Draco le vio.
-¿Cómo has entrado aquí?- le preguntó claramente molesto.
-¿Qué haces aquí?- le preguntó ella.
-Eso no te incumbe. Ahora, largo de aquí, traidora a la sangre.
A Ginny le hervía la sangre de ira, pero no le apetecía quedarse con aquel "sangre pura". Se giró dispuesta a marcharse, pero la voz del chico la retuvo:
-Espera. Quédate un momento.
La chica estaba confusa. Hacía menos de un minuto le había ordenado marcharse y ahora le suplicaba que se quedase. ¿Qué pasaba? Puede que fuera por curiosidad o por otra cosa, pero la pelirroja volvió sobre sus pasos. Se sentó en el suelo abrazando sus piernas. Draco se sentó en frente de ella, apoyando la espalda en uno de los montones de objetos, con las piernas estiradas.
Ginny paseó la mirada por la sala tratando de rehuir la mirada del chico. Durante un breve segundo, posó los ojos en Malfoy. Sus ojos color miel y los de él grises chocaron produciéndoles a ambos una sensación electrizante que les recorría el cuerpo. Malfoy desvió la mirada y se produjo un largo silencio, que Ginny se atrevió a romper:
-¿Qué hacías aquí?
Nada más formular la pregunta se arrepintió, convencida de que él le gritaría o algo similar. Pero para su sorpresa, Draco se limitó a sonreír con tristeza.
-No sé si podré hacerlo- le confesó. "¿Hacer qué?", se preguntó Ginny; pero no dijo nada.- Sé que tengo que hacerlo, pero las fuerzas me fallan. Tengo miedo. No puedo hablar de esto con nadie... No debería hablarlo contigo tampoco, pero...
La chica no sabía qué hacer o qué decir.¿Qué debía de hacer Draco? ¿Por qué se lo contaba a ella? Simplemente aguardó a que el chico siguiera hablando, pero no lo hizo.
-Pues...- comenzó Ginny algo incómoda.- Seguramente que harás lo que debas hacer...
El chico le dirigió una sonrisa irónica.
-¿Cómo estás tan segura?
-Porque...- la muchacha dudó- Porque confío en que no eres tan malo como quieres hacer creer. Todos cometemos errores, pero seguro que los podemos reparar...
Ambos guardaron silencio. Ginny se levantó dispuesta a irse, pero Draco también se levantó. La tomó de la mano y quedaron cara a cara. Se miraron durante un segundo a los ojos. Se fueron aproximando lentamente, pero la chica paró en seco. Giró la cabeza y se separó de Malfoy. Se encaminó hacia la salida.
-Weasley- la llamó Malfoy.- Ni una palabra de esto.
-Lo que pasa en la sala de los Menesteres, se queda en la sala de los Menesteres.
Se sonrieron con complicidad dispuestos a enterrar ese recuerdo en el fondo de aquella sala junto con todos aquellos objetos escondidos.
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Bueno... No creo que me haya salido muy bien, pero nunca antes había leído un Drinny. Sin embargo, me lo pidieron y me pareció que podía intentarlo. Aquí está el resultado.
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