Todos los besos que quieras (II)
Segunda parte de "Beso francés"
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Dean no se creía que hubiera accedido a eso.
No es que se arrepintiera, para nada.
Pero se conocía lo suficiente para saber que pondría alguna excusa muy poco creíble, su heterosexualidad por ejemplo, para no seguir adelante con esa idea tan...¿extraña?
Y eso era lo que iba a hacer.
Mierda, tenía la excusa pensada. Era bastante buena de hecho.
Pero entonces Cas apareció en la puerta de su habitación, justo cuando él iba a salir.
-Dean, estoy aquí por que me dijiste que me enseñarías los besos que existen. Yo de verdad quiero aprender.-
Nadie le había advertido de esto cuando decidió "adoptar" a ese bebé con alas que tenía delante.
-¿He llegado muy temprano? ¿Debería haberte avisado? Lo siento Dean, no conozco los rituales humanos para estas cosas.-
Joder, un Cas mirándole con todo el interés del mundo no era algo para lo que estuviera preparado.
La idea de decirle "no" seguía presente.
-Se que tú tienes experiencia en esto y me gustaría aprender de ti. Me gustó el beso de ayer.- bajó la mirada a sus manos, confuso -Mientras dormías estuve pensando en que quería abrazarte como ayer, pero creo que a eso los humanos lo llamáis acoso. No quiero acosarte.
-Mierda Cas, sabes ganarte a un hombre.- Se apartó esperando a que el ojiazul entrara a la habitación.
Una vez ambos dentro, Dean quiso reírse de la situación.
Cas estaba en medio de la habitación, de pié, mirándole en silencio. Era algo inquietante, aún así no era nada nuevo.
-Deberías quitarte la gabardina.-
El ángel obedeció y dejó la gabardina sobre la cama de Dean.
Si un Cas mirándole fijamente era demasiado para su sistema, desde luego que un Cas de traje mirándole fijamente era un cortocircuito asegurado.
Definitivamente ese hombre hacía cosas raras en su cabeza.
-La chaqueta también.-
Castiel volvió a obedecer.
-Joder.- murmuró viendo lo bien, lo perfecta , que le quedaba esa camisa.
Se acercó y puso las manos en los hombros del ojiazul. -Deberías dejar de utilizar esa gabardina y esa chaqueta.
"Esconden demasiado lo que hay debajo." Completó en su mente.
Suspiró.- Esta bien Cas, vamos a empezar poco a poco , ¿bien?
El otro asintió esperando por más indicaciones.
Dean, manteniendo las manos en su sitio, se acercó hasta volver a juntar los labios con los de Cas.
Dios, lo había echado de menos.
Al igual que la primera vez, esperó lo justo para implicar la lengua en el beso. Esta vez subió una mano hasta la nuca del ojiazul para acercarle más.
Se sentía en el cielo en ese momento.
Pero entonces sintió una lengua intentando colarse entre sus labios.
Dios bendito.
Se separó del beso lo justo para mirar a Castiel.
-Um...¿lo siento?- murmuró el otro sin saber si Dean estaba molesto o sorprendido.
El rubio negó con la cabeza. -No te disculpes Cas, solo...mierda. Haz eso de nuevo.
El nombrado asintió y se acercó a Dean decidido a imitar el beso que éste le había dado.
Besó sus labios despacio al mismo tiempo que subía las manos a su espalda para acercarle.
Mordió levemente su labio inferior y cuando obtuvo la reacción que esperaba, coló la lengua en la boca de Dean.
Lamió, besó y chupó sus labios hasta el cansancio.
No quería ni iba a separarse, la boca del rubio era demasiado adictiva para él.
-Cas- frunció el ceño ignorando el susurro débil que se había escapado de la boca entreabierta de Dean entre los suaves mordiscos que ahora daba a sus labios. -Cas, espera.
Se separó del beso tratando de reprimir sus ansias por volver a atacar la boca ajena. -¿Qué pasa Dean? ¿Hay algo mal?
-No, dios. Esta todo perfecto, pero estamos distrayéndonos del objetivo.-
Objetivo. Cierto. Más besos. Otras formas maravillosas de besar a Dean.
-Cierto, perdona. Me distraje.-
El Winchester ahogó un jadeo cuando esos ojos azules le miraron de aquella forma tan intensa.
-Deberíamos ponernos cómodos. Sentarnos, por ejemplo.
El pelinegro levantó una ceja sin saber muy bien qué contestar o qué hacer.
-Tan solo siéntate en la cama.
Cas obedeció y se sentó mirando a Dean.
Estaba bastante ansioso por volver a acercarse a él, pero no quería hacer algo mal y fastidiarlo.
Así que se limitó a esperar a que el cazador hiciera algún movimiento.
-Bien, cierra los ojos.
-¿Por qué?- No podría desconfiar de él aunque éste lo intentara. Tan solo era curiosidad.
-Tú solo hazlo hombre.
Cerró los ojos esperando a ver que ocurriría.
Por otro lado, Dean estaba nervioso.
Era una masa temblorosa de hormonas. Parecía que había vuelto a sus 18 años.
A pesar de que las ideas de parar todo eso seguían en su cabeza, cada vez les daba menos importancia
Se acercó a Cas y suspiró mientras, con cuidado de no hacer algo que le asustara, se sentaba sobre sus piernas.
Bien, si le hubieran dicho que en algún momento de su vida iba a estar sentado en el regazo de otro hombre, estaba claro que iba a descargar su escopeta en el pecho de ese desgraciado.
Pero ahora sentado en las piernas de Cas ,que no era cualquier hombre desde luego, todo era distinto.
-Dean, ¿puedo abrir los ojos ya?
-Espera.- Volvió a poner las manos en los hombros del ángel y dejó un beso casto en sus labios. Dejó otro en su mejilla, luego en su mandíbula, subió hasta su oreja para volver a bajar de nuevo hasta la barbilla. Así hasta llegar a su cuello.
Y entonces ahí fue más despacio, haciendo parte del recorrido con la lengua. Buscando alguna reacción en Cas.
El cual estaba luchando por no aferrar las manos a la espalda de Dean o a su cintura para tenerlo más cerca. A pesar de eso se mantenía quieto, con las manos a los lados y quedándose lo más quieto posible.
Cosa que para Dean fue una mala señal. Por lo que paró dispuesto a dejar todo eso, tal vez Cas no se sentía cómodo.
-Eh, no tienes que forzarte. Podemos parar, no te preocupes por eso.- Odió la idea más de lo que quisiera admitir, pero no le quedaba otra que resignarse.
-¡No!- Rápidamente llevó las manos a la cintura del rubio para evitar que este se levantara. Una vez que se aseguró de que no volvía a intentar marcharse, aflojó un poco el agarre sin soltarlo del todo.- Siento si te di alguna idea equivocada pero no quería hacer ningún movimiento extraño. Tu eres experto en estas cosas y yo no se que estoy haciendo, honestamente. Pero quiero seguir.
A Dean le bastó como explicación. Joder. el también quería seguir.
Volvió a repartir besos por el cuello del pelinegro, dando también algún que otro suave mordisco.
Cosa que consiguió sacar jadeos de Cas.
-Dean- murmuró abrumado por todas las sensaciones que provocaban sus besos.
-¿Se siente bien?- preguntó buscando que el ángel tomara algo más de iniciativa. Esas manos apretando su cintura revolvían su estómago de una forma deliciosa.
-Si, se siente muy bien.- buscando tenerlo aún más cerca si era posible, bajó las manos a sus caderas apretando ahí.
Dean contuvo otro jadeo ante eso.
Dejó los besos en su cuello para subir hasta su boca y morderle el labio. Casi sin separarse le sonrió rozando sus labios. -Tú turno.
Sintió que algo dentro de él se revolvió cuando escuchó esas palabras.
La ansiedad y necesidad actuaron por él cuando estampó sus labios en los del rubio.
No se cansaría de esa boca, nunca.
Imitando las acciones previas de Dean, bajó hasta su cuello.
Empezó a repartir besos y a lamer allí donde podía. Procurando no dejar ninguna superficie de piel sin recorrer.
Los jadeos del cazador tan solo lo alentaban a seguir.
Probó a morder suavemente recibiendo como respuesta un gemido bajo y un fuerte apretón de las manos de Dean sobre sus hombros.
-Demonios, aprendes rápido Cas.- echó la cabeza hacia atrás dejando al ángel más piel que besar.
Siguió besando toda la piel delante suya.
Subió lentamente hasta su oreja donde repartió besos también y una pequeña mordida en el lóbulo, arrancando otro gemido de Dean.
Ambos estaban en su propia burbuja, demasiado bien como para darse cuenta de cualquier cosa que pasara a su alrededor. O simplemente como para volver a la realidad.
Por lo que cuando escucharon unos toques en la puerta de la habitación de Dean, se separaron bastante perdidos.
-¡Dean, contesta hombre!- Sam llamaba por tercera vez.
El nombrado, tratando de disimular el temblor de su voz por la excitación, contestó.
-¿Qué pasa Sammy?
-¡¿Cómo que "qué pasa Sammy"?! ¡Creo que esta es ya la tercera vez que llamo! Charlie, Bobby y yo estamos esperando para cenar.
Dean reprimió un bufido y puso los ojos en blanco. No le apetecía para nada bajar.
-Enseguida voy.
-De paso intenta averiguar donde narices se metió Cas, ya que a ti te hace caso.
Sonrió divertido por el tono de su hermano, parecía que seguía molesto con el ángel por sus continuos desplantes cuando le invocaba.
Una vez que Sam bajó, Castiel volvió a hablar.
-¿Después seguiremos?
Dean dejo un beso en sus labios y se separó lo justo. -Eso depende de ti y de lo mucho que quieras aprender. - Sonrió y se levantó para después bajar a la cocina.
Cas se quedó sentado en la cama sintiendo aun los labios de Dean contra los suyos.
Esa era la "cosa de humanos" que más le gustaba hasta ahora.
Lo que ninguno de los dos sabía, ni se había dado cuenta, era de que la puerta de la habitación en ningún momento había sido cerrada.
O que Sam, al pasar por ese pasillo, había visto a su hermano besando a Cas y que él mismo había cerrado la puerta.
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