Fantástico
Entró en su habitación encontrándose con un cuerpo tendido sobre la cama. Parecía que la persona dormía.
Se aproximó con cuidado de no despertarle.
Cuando pudo distinguirle la cara el aire se escapó de sus pulmones y sintió como sus mejillas se calentaban.
Bueno, no solo sus mejillas.
Movido por un impulso, se sentó al lado del hombre y recorrió con la mirada el cuerpo cubierto únicamente por unos calzoncillos y en algunas partes por la sábana.
Sin pensar mucho lo que estaba haciendo, extendió una mano y acarició con la punta de los dedos la sorprendentemente suave piel de uno de los brazos.
A medida que la mano iba recorriendo más piel desnuda, el impulso en él y el calor aumentaban.
Su mano continuó su recorrido hasta el límite del elástico de los calzoncillos.
Recuperando el control de su cuerpo, apartó la mano decidido a levantarse e irse.
Pero parecía que el hombre sobre su cama tenía otros planes para él.
Una mano cogió la suya volviendo a ponerla sobre el cuerp semi desnudo y unos ojos verdes le devolvieron la mirada.
Una mirada tan cargada de deseo y al mismo tiempo tan dulce.
Tan perdido estaba en esos ojos verdes que cuando se quiso dar cuenta el rubio le había atraído hacia él dejándole acostado sobre su cuerpo.
Bajó la mirada a los labios entreabiertos que parecían llamarle a gritos.
Unos dedos acariciaron su nuca despacio.
Esos ojos verdes seguían mirándole y él no era capaz de aguantar.
Sucumbiendo al impulso que luchaba por tomar el control de su cuerpo, bajó la cabeza atacando el cuello del hombre bajo él.
-Cas...- sintió como los dedos que antes estaban en su nuca, subían a su pelo tirando ligeramente de él.
Besó todo cuanto pudo mientras sus manos bajaban por sus caderas hasta dar con sus piernas.
-Cas...- se incorporó deshaciéndose de su característica gabardina y observó con una sonrisa cómo el ojiverde separaba las piernas lo suficiente como para dejarle un espacio entre ellas.
Volvió a tumbarse sobre él besando sus labios y continuando con las caricias por sus piernas.
Dejó su boca para dirigirse a su clavícula donde dejó mordidas y besos que esperaba que dejaran marca.
Amaría ver las marcas hechas por él cubriendo la piel de su protegido.
De la misma forma que amaría dejarle cubrir su cuello de las mismas marcas.
-Cas...- Mientras su boca se encargaba de marcar su cuello de todas las formas posibles, sus manos subieron hasta encontrar su objetivo.
Sintió como algo dentro de el se encendió cuando dio un leve apretón al trasero del rubio.
-¡Castiel!-
El nombrado abrió los ojos sintiéndose completamente desorientado.
-¿Sam?- preguntó bastante confundido.
-Llevo llamándote un buen rato. ¿Estás bien? Nos preocupamos cuando te desmayaste pero la bruja dijo que despertarías.
-¿Bruja?
Flashes de un Dean semi desnudo gimiendo su nombre le vinieron a la mente.
-Llevas descansando más de un hora, Dean fue a comparte algo de pie.
Según él no hay mejor forma de recuperarse.
Ante la mención del rubio sintió la necesidad de volver a poner las manos sobre su cuerpo.
-Sam, ¿los ángeles pueden soñar?
El mencionado sonrió, tranquilizándole.
-También nos advirtió de eso, durante tu descanso te sumirías en un sueño profundo en el que tu subconsciente recrearía uno de tus mayores deseos.
Así que lo que sea que viviste fue propducto de tu imaginación bajo el influjo del hechizo.
Algo así como una fantasía cualquiera para un ser humano corriente.
-¿Qué?- Estaba más perdido, si era posible.
-Es igual, son cosas de humanos. Necesitas descansar un poco más.-Comentó el castaño para después salir de la habitación.
Limitándose a obedecer, más impactado que otra cosa, cerró los ojos tratando de volver a su sereno descanso.
Bueno, tratando de que fuera un sereno descanso.
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La universidad me tiene hipercentrada en asignaturas que ni me gustan y me olvido de actualizar.
Un día va a acabar conmigo.
Feliz semana.
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