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No sé si será solo un capítulo o varios, pero ninguno tendrá conexión entre sí :3
Feliz San Valentían atrasadísimo! Saludos especiales a aquellos solteroskis como yo que ni se enteraron que fue san valentin ;)
Ah, advertencia: Sepso, por eso dice +18 en el título, pero por las dudas aviso XD
Disfruten, pervertidos que vieneron hasta acá por el título :3
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Ugh, otra aburrida reunión de ONU. Parece que la organización se esmera cada vez más para aburrir a todo el mundo. O bueno, al menos desde el punto de vista de Argentina.
Estaba sentado en su lugar, al lado de sus vecinos latinos, con su cabeza recostada en sus brazos. Miraba desinteresado a la organización mientras ésta hablaba sobre quién sabe qué. Hace una hora que dejó de escucharlo.
Desvió desganado sus ojos hacia los países que estaban sentados cerca de ONU, las potencias. Estaba el ruso, escuchando atentamente el discurso de la organización y anotando algunas cosas en unas hojas. A su lado se encontraban China y Alemania, quienes también estaban muy interesados en la oratoria.
Por otra parte, estaba Reino Unido, ese viejo estúpido (según Argentina). Y a cada lado de éste estaban Francia y Estados Unidos.
Los ojos ambar del portador del sol se centraron en la primer potencia mundial. Hoy no llevaba puestas sus distinguidas gafas de sol, dejando ver sus ojos celestes con detalles rojos, fijos en la organización.
A Argentina le encantaba ver esos ojos. Mucho más cuando lo veían a él con lujuria.
Así es, hace algunos meses comenzó a coger con USA. No recuerda muy bien cómo ocurrió, pero sí que se acuerda de la primera vez que lo hicieron juntos. El norteamericano parecía tan desesperado por liberar la tensión que llevaba, y el argentino estaba muy gustoso por ayudarlo.
En fin, el punto es que cada una o dos semanas el bicolor viajaba hacia el norte del continente para sus encuentros furtivos, con la excusa de intentar convencer al estadounidense de bajar el dólar. USA no viajaba hacia el sur ya que sería muy sospechoso, no tenía una coartada para eso, así que se conformaban con verse dos o tres veces por mes.
No era lo que esperaba el argentino, pero es mejor que nada. Ambos necesitaban desahogarse, liberar el estrés o la furia que tenían por los problemas de ser una representación.
La voz de ONU lo distrajo de sus pensamientos, volviendo a la realidad.
" -con eso finalizamos esta reunión mensual. Espero que para la siguiente todos cumplan con los reportes que les he pedido, ¿de acuerdo?" Recibió un asentimiento de todos los países, dando por terminada la reunión.
Argentina no sabía de qué reportes hablaba, pero tampoco le importó demasiado, luego podría preguntarle a alguno de sus vecinos.
Se levantó para comenzar a recoger sus cosas, aunque la verdad las sacó de su maletín para nada, ya que no anotó ni entregó ningún papel que tenía allí.
Al terminar, rápidamente alzó su vista hacia adelante, fijándose en el estadounidense. Le dijo a sus amigos latinos que no lo esperen, que iba a hablar sobre el dolar con USA, a lo que todos estuvieron de acuerdo sin dudar.
Cuando cruzó miradas con el norteamericano, sonrió coqueto y se mordió el labio. USA miró disimuladamente hacia los otros países, para asegurarse que nadie de los que quedaban les prestaran atención. Al no notar que nadie les hiciera caso, hizo unas señas sutiles al bicolor para que entendiera que lo esperara en el baño.
Comprendiendo el mensaje, Argentina lentamente salió del salón de reuniones y se fue hacia el lugar pactado con una sonrisa ligera. Esta tarde tendría diversión.
Lo que el bicolor no sabía era que unos ojos celeste claro habían visto la extraña interacción entre los dos americanos.
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Siguió con la mirada al sureño mientras abandonaba la sala.
Reconocía al país. Argentina. Tenía buenas relaciones comerciales con él, pero no mucho más. Le pareció singular e incluso algo sospechoso que ese latino se relacionara con United States.
Dirigió su mirada al norteamericano, quien terminó de hablar con ONU y se retiró de la habitación. Seguro debía estar tramando algo con el sureño, pero no era de su incumbencia lo que hiciera con él, así que decidió restarle importancia y también salió de la sala con calma.
....
Antes de salir del edificio prefirió ir al baño. Tenía un largo viaje de regreso a su país, y aunque su avión tuviera un baño privado, creyó conveniente hacerlo antes de abordar.
Tranquilamente desvió sus pasos hacia una puerta blanca con una insignia, indicando que era exclusivo para las representaciones.
Al entrar, lo primero que lo recibió fueron los jadeos y gemidos provenientes de uno de los cubículos, además del sonido obsceno de pieles chocando entre sí, dejando en obviedad lo que estaba ocurriendo.
Hizo una mueca asqueado y se giró dispuesto a irse lo más rápido que pudiera de allí, pero un gemido agudo lo detuvo por un segundo.
"U-USA~... Ah!"
Oh... así que eso era lo que tramaba el norteamericano con el sureño. Ahora se sentía aún más asqueado por reconocer la voz del país bicolor y por saber lo que hacía con el otro.
Sin más, salió del lugar rápidamente. Su estómago parecía que quería devolver su desayuno. Mierda.
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Un mes. Ya había pasado un mes desde aquella reunión y aún no podía olvidar los sonidos obscenos de aquellos dos países en el cuarto de baño. Le repugnaba cada vez que lo recordaba, principalmente por las noches o cuando su gobierno hablaba sobre el estadounidense.
Para su desgracia, hoy tenían la reunión mensual con ONU, por lo que deberá ver las caras inocentes de los americanos mientras él recuerda todo lo que escuchó.
Vuelve a hacer una mueca asqueada y se acomoda en su asiento. Se encontraba en su avión, de camino a United States, y en verdad estaba muy cansado. Hace ya varias semanas que está durmiendo muy mal y el estrés de su trabajo lo está matando.
Suspiró. Luego de esto tal vez se tome uno o dos días de descanso. Lo necesitaba.
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Ugh, genial. Simplemente genial.
Argentina no estaba en su mejor humor hoy. Durante toda la reunión estuvo con su famosa 'cara de orto', sin siquiera entablar una conversación con sus amigos latinos. Ignoraba a todos y si ONU le preguntaba algo o pedía su participación, el sureño solamente se dignaba a bufar indiferente, haciendo enfadar a la organización, quien le dió un largo sermón sobre sus constantes faltas de respeto y notorio desinterés sobre sus responsabilidades como país, bla bla bla.
Cuando al fin tuvieron un receso, el primero en salir de la sala fue el argentino. No le importó empujar a sus vecinos con tal de escaparse de ese lugar. Necesitaba relajarse.
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El eslavo vio extrañado la apresurada partida el portador del sol. Aún así, no le prestó demasiada atención, prefería evitarlo a él y al norteamericano si fuera posible, le traían malos recuerdos.
Se levantó con pesadez de su asiento, siendo uno de los últimos en salir de la sala. Caminó tranquilo por los pasillos del edificio. Lo bueno es que, al ser representaciones, tenían todo el piso para ellos solos. Algunos países se desviában para ir al baño, otros se quedaban en los pasillos para ver el paisaje de la ciudad de New York, y otros se iban a algunas oficinas vacías para estar solos y relajarse.
El euroasiático prefirió hacer lo último, entrando a una oficina y verificando que esté desocupada. Al asegurarse que no había nadie, cerró la puerta y se sentó en uno de los asientos, exhalando pesado mientras se recostaba con sus brazos cruzados sobre la mesa de cristal.
"Черт, я так устал // Mierda, estoy tan cansado"
Más calmado, apoyó su cabeza sobre sus brazos y dejó que sus ojos se cerraran por un minuto. Usualmente solía aislarse en los recesos para hacer o finalizar algún trabajo de ONU o de su país, pero esta vez no tenía nada para hacer, se había desvelado la noche anterior para poder tener todo en regla, aunque ahora no tenía nada para distraerse de su cansancio.
Sin más, se relajó lo más que pudo, comenzando a perderse en su sueño sin saberlo. Hasta que el sonido de la puerta abriéndose hizo que se enderezara rápidamente con el corazón acelerado por el repentino ruido.
Al estar más consciente, no le gustó para nada encontrarse con la mirada ligeramente sorprendida del argentino, quien aún mantenía su mano en la puerta.
El eslavo frunció el ceño y, aunque quisiera mandar a la mierda al bicolor por despertarlo, solo hizo un movimiento de cabeza como saludo y apartó su mirada.
"Доброе утро Аргентина // Buenos días, Argentina"
Pudo notar antes de desviar su mirada, que el albiceleste tenía la cara algo mojada, como si se hubiera lavado hace poco. Igualmente no le importó.
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Ah bueno. Lo que menos esperaba era encontrarse con el euroasiático en la oficina en la que hace poco estaba él, solo se había ido unos minutos para despejarse y lavarse la cara en el baño, pero al volver se encontró con el país más grande del mundo dormitando en esa oficina. Sorprendente en verdad, ya que el más alto siempre aparentaba ser serio y estar en buenas condiciones, nunca lo ibas a ver distraído o cansado en lo más mínimo.
Sin darse cuenta, no le respondió al ruso por unos minutos, haciendo que se sienta estúpido por no contestar su saludo.
"Ah, hola Ru! Perdón, no sabía que estabas descansando acá" Se rascó la nuca algo incómodo. No es que le cayera mal el país, pero tampoco eran tan cercanos, además de ser una potencia realmente intimidante. Aunque, él es Argentina, le chupaba un huevo todo, así que no tenia por qué tener miedo... ¿no?
Vió cómo el tricolor volvía su mirada a él cuando le habló.
"Tiene lindos ojos"
Oh, no debió pensar eso.
"Не волнуйся... // Descuida..." Parecía que el eslavo también estaba incómodo con la situación. No sabía si era mejor marcharse y dejarlo solo o si debía quedarse allí. Sabía que el resto de oficinas probablemente estaban ocupadas por otros países, y en verdad no tenía ganas ni estaba de humor para andar por todos lados buscando una oficina vacía. Tampoco podía irse con USA, ya que la potencia lo llamó temprano para avisarle que hoy no podrían verse en el receso de la reunión y mucho menos cuando ésta finalizara, ya que tenía mucho trabajo. Esa fue la razón principal de su mal humor. Su único desestresante no podía estar con él por trabajo... genial. Para rematar, no se habían visto por dos semanas enteras, y ahora seguramente deberían esperar una o dos semanas más para finalmente verse. A la mierda.
Ah, el ruso le habló, pero esta vez no logró entender lo que le dijo.
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Él era un país muy paciente, pero algo que lo sacaba de sus casillas era que lo ignoraran, exactamente lo que estaba haciendo el argentino ahora mismo. Estaba mirando hacia el piso con un ceño fruncido en su rostro, parecía perdido en sus pensamientos.
"Ты в порядке? // ¿Te encuentras bien?" Decidió preguntar. Podía ver desde esa distancia las ojeras y el aspecto ligeramente desalineado del bicolor, además de la notable desconsentración la cual, por más común que sea en el otro, esta vez parecía más que de costumbre.
Pudo ver cómo el argentino salía de sus pensamientos al escuchar su voz, pero por su rostro confundido dedujo que no había escuchado lo que preguntó.
Con un suspiro exhasperado, vuelve a preguntar lo mismo, pero esta vez en español. "¿Te encuentras bien?"
Ah... parece que el portador del sol se avergonzó por ser tan despistado. Pudo apreciar cómo un leve sonrojo adornaba sus mejillas y sonreía incómodo.
"Ah! Sí, perdón por no escucharte a la primera. Ando algo distraído" Respondió y cerró la puerta, acercándose a uno de los asientos cercanos al del eslavo. "¿Te molesta si me quedo con vos? No tengo ganas de buscar otro lugar para relajarme" Se sinceró, y sin esperar una respuesta, se sentó a su lado y se recostó en el respaldo del asiento con sus manos detrás de su cabeza. Una pose muy cómoda, tal parece.
"No hay problema" No tuvo más opción que aceptar la compañía del bicolor, aunque en verdad deseaba estar solo. Al menos solo faltaban unos diez minutos para que termine el receso, podría soportar al argentino durante ese tiempo... ¿verdad?
"... che, ¿y qué onda vos? Andás medio bajoneado hoy" Giró su cabeza hacia el lado para poder verlo mejor y le sonrió tranquilo.
El de mayor altura no tenía ganas de hablar en absoluto, pero si el otro iniciaba una conversación, debía contestarle. No era un irrespetuoso. Por ello, con un suspiro interno giró su rostro hacia el argentino. "Mного работы // Mucho trabajo" Simple, sin rodeos, no quería darle más motivos para hablar.
"Ahh, me imagino. Las potencias como vos siempre tienen mucho trabajo. Osea, todas las representaciones lo tenemos, pero ustedes como que tienen más responsabilidades, ¿no? Re feo jaja" Rió, negando con la cabeza.
Eso extrañó al ruso, ¿por qué se reía? No había nada de gracioso en su trabajo, al contrario, era completamente estresante y cansador. Frunció su ceño, sin seguir con la charla, y volvió a mirar al frente.
Tal parece que el argentino notó su desinterés, así que se mantuvo en silencio... solo por unos segundos. "Y... ¿qué hacés para desestresarte?"
Mierda ¿Es que acaso ese país no comprendía que NO quería hablar?
Volvió su mirada agria al bicolor. "Любой // Nada" Esperaba que con eso se callara de una vez.
Error. En cambio de lo que esperaba, pudo ver un brillo repentino en los ojos ambar, seguido por una sonrisa coqueta. "¿Nada? Que aburrido..." Bajó sus manos de su nuca y apoyó una en la mesa y la otra la acercó a la pierna del ruso. "¿No te gustaría-..." Rozó un dedo por su pantalón, acariciandolo lentamente. "... -que te ayudara con eso?" Finalizó con un guiño y apoyó completamente su mano en el muslo interno del eslavo.
Él estaba sin palabras. Sentía una mezcla de asco e incredulidad. Conforme la mano celeste acariciaba en lentos círculos su muslo interno, él se ponía cada vez más tenso e incómodo.
Tragando fuertemente, se dignó a tomar la muñeca de la mano ofensiva y apartarlo de él. "Спасибо, не надо // No gracias" Fue todo lo que dijo, viendo la cara del albiceleste transformarse en una de frustración e incliso diría que de desilusión.
Sin querer seguir con la tensa situación, el euroasiático estaba por levantarse de su asiento, pero una repentina mano celeste en su pecho lo detuvo. La miró y luego a los ojos ambar. El argentino se había parado de su asiento para detener la salida del tricolor, estando ahora a un lado de su asiento, pero mirándolo desde una altura mayor.
"Pará... Enserio te puedo ayudar" Sus ojitos dorados parecían pedir a gritos una salida de su estrés. Lentamente, se movió entre la mesa de cristal y el cuerpo del ruso, quedando poco a poco entre las piernas abiertas del mayor mientras hablaba. "Puedo hacer que te sientas mucho mejor... lo prometo" Su mano en el pecho del eslavo ahora era acompañada por la otra, acariciando lentamente los fuertes pectorales por sobre la ropa. "Es solo una ayuda..."
En todo ese tiempo, no pudo moverse de su lugar y mucho menos pronunciar una sola palabra. Estaba consternado por las acciones del de menor estatura. Estaba tenso y solo lo miraba mientras el bicolor seguía hablando.
"Что, черт возьми, происходит? // ¿Qué demonios está ocurriendo?"
Era muy extraño. No es un estúpido, comprendía que era una clara insinuación, pero no sabía por qué el bicolor lo hacía con ÉL. Nunca le gustó el contacto físico o siquiera que alguien se acerque de más traspasando su burbuja personal. Jamás le interesaron esas cosas, ya sean cuestiones sexuales o amorosas, no es de esos tipos. Prefiere el trabajo ante todo. Muy al contrario de su padre, a quien también le gustaba trabajar, pero mucho más le gustaba estar con quien fuera en su cama. Sino ¿por qué creen que tuvo tantos hijos? Pero él no, Rusia era diferente a su padre, y lo ha demostrado durante tantos años como representante de su país.
Sin embargo ahora, este sentimiento asqueroso que lo quemaba por dentro, no le permitía apartarse de las manos celestes. Es como si una pequeña parte de su cerebro le estuviera diciendo que se deje llevar por una vez, que probara de eso que nunca quiso tomarse el tiempo para experimentar. Pero otra parte, la más conocida por él y por todo el mundo, es la que le decía que esto era mal visto, que no debía interesarse por semejantes actos indebidos, además de que el país enfrente suyo era un hombre. Eso sí que NO podía ser.
Tal parece que el argentino no tenía la paciencia para esperar una decisión del eslavo, por lo que cuidadosamente desabotonó el saco del ruso, abriéndolo para poder desabrochar poco a poco la camisa blanca debajo, siempre manteniendo un contacto visual intenso, con sus ojos dorados brillando y los ojos claros confundidos.
Saliendo de su desorientación, el tricolor agarró ambas manos celestes con fuerza y las separó de su cuerpo. Tenía su ceño fruncido y la respiración agitada. Esto no le gustaba en absoluto.
"Останавливаться // Ya basta..." Sentenció, pero con una clara duda en su tono. La cual, al parecer, el bicolor notó.
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"Ah no, a mí no me podés mentir"
Su sonrisa coqueta nunca abandonó sus labios. Y ya que sus manos seguían siendo sostenidas con fuerza por el ruso, decidió usar su cuerpo.
Lentamente, y viendo la confusión en el rostro del tricolor, abrió sus piernas y se sentó sobre el regazo de Rusia. Aprobechando la distracción del de mayor altura, hizo que sus manos sostenidas por las rojizas bajaran un poco, teniendo así su rostro enfrentado al del otro sin interrupciones.
Podía ver ese conflicto interno en los ojos claros, sin saber si debía dejarlo continuar o detenerlo. No iba a obligarlo a hacer nada que el eslavo no quisiera, simplemente quería que dejara de exigirse tanto a sí mismo y que se divirtiera por una vez en su vida.
Ya que no hubo reacción por parte del tricolor, Argentina acercó su rostro al suyo, estando a unos pocos centímetros uno del otro, pero sin tocarse.
"Dejá de pensarlo tanto" Su aliento dulce se mezclaba con el mentoso del mayor. "Я обещаю, что заставлю тебя чувствовать себя прекрасно // Prometo que te voy a hacer sentir muy bien" Se mordió el labio, haciendo que la mirada de ojos claros bajara a ellos.
El bicolor tenía tantas ganas de besarlo, pero no lo iba a hacer hasta que le diera una señal de que estaba de acuerdo.
Evitó mover sus caderas y frotarse contra el tricolor, aunque lo necesitara con suma urgencia. Quería algo, un asentimeinto, un 'okay', cualquier cosa para poder continuar...
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"Блядь // Mierda..."
Escuchar ese acento hablando en su idioma hizo que algo se agitara en su interior. Sentía que su corazón se saldría de su pecho en cualquier momento, aunque lo aparentaba bastante bien.
No pudo evitar bajar la mirada cuando el argentino se mordió el labio inferior. Estaban tan cerca...
Su mente estaba acelerada, con mil pensamientos a la vez, no sabía qué hacer.
Tragó saliva y giró su rostro hacia un lado, cerrando sus ojos aún con su ceño fruncido. Tomó aire y exhaló temblorosamente. "...Ладно // ...de acuerdo"
No pudo mirar al portador del sol, sentía tanta vergüenza y asco a la vez, pero también tenía algo de curiosidad. ¿Qué tan malo podría ser dejarse cuidar por una vez en su vida? No quería pensar mucho en eso, así que solo se dejó llevar y soltó las manos celestes, dándole permiso al bicolor para que hiciera lo que quisiera.
Solo esperaba no arrepentirse...
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La verdad no esperaba que fuera tan fácil convencerlo, pero tampoco iba a quejarse.
Ya que ahora tenía el permiso del eslavo y sus manos estaban libres, continuó lentamente con su trabajo de desabotonar la camisa blanca del ruso.
Quería que lo mirara, quería besarlo, pero tal parece que el euroasiático no estaba de acuerdo con eso.
"Bueno, puedo divertirme con otras cosas"
Abriendo la camisa blanca, pasó sus manos por los fuertes pectorales del tricolor, sintiendo el calor y las cicatrices repartidas por todo su pecho.
"La puta madre, está re fuerte el chabón"
Pudo ver y sentir cómo el otro se tensaba ante su tacto. Necesitaba relajarlo antes de hacer otra cosa, por lo que acercó su rostro al otro, dándole un beso en la mejilla con lentitud. Se separó solo un poco para ver cómo el ruso seguía con sus ojos cerrados, pero un leve sonrojo podía hacerse notar. Volvió a acercarse y le dió unos besos más, bajando muy lentamente por su mandíbula hasta su cuello, en donde, a parte de besos, mordió suavemente la piel rojiza, escuchando unos suspiros contenidos salir por los labios del eslavo.
Había bajado sus manos hasta el abdomen, acercándose juguetonamente al borde del pantalón de vestir oscuro del tricolor.
Se alejó del cuello del ruso y miró a una pared del lado, en donde había un reloj colgando.
"Tenemos menos de 8 minutos... No voy a poder hacer mucho con eso"
Quería sentir cada centímetro del cuerpo ajeno, recorrerlo con su boca y manos, marcar su piel por donde pasara, pero no había tiempo. Dudaba que el euroasiático quisiera hacer un 'rapidito', así que se decidió por darle una probada de lo que podía hacerle sentir.
Se bajó del regazo del eslavo, viendo cómo éste abría sus ojos y lo miraba confundido. Casi le da risa la expresión desorientada del otro, como un nene cuando escucha una conversación de adultos que no llega a comprender.
Se arrodilló delante suyo, sin apartar su mirada de los ojos claros, y abrió un poco más sus piernas con sus manos, acomodándose entre ellas. Jugueteó con la hebilla del cinturon un poco y lo desabrochó, sacándolo rápidamente del camino. Dejó sus manos sobre el cierre del pantalón, pidiendo permiso en silencio.
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"Eбать ебать ебать ебать... // Mierda mierda mierda mierda..."
Cuando sintió que el argentino se había apartado de él, estaba muy confundido, creyendo que se había retractado de todo esto. Pero al abrir sus ojos, no esperaba que el bicolor se arrodillara delante de él, sacando su cinturón y esperando para abrir su pantalón.
Esa mirada dorada... llena de lujuria, pidiendo por continuar pero a la vez obligándolo a aceptar. Sentía sus manos temblar, por lo que una la llevó a un lado, aferrándose a su asiento, y la otra a la mesa de cristal. No tenía el coraje para tocar al argentino, no aún.
Con su respiración agitada, asintió levemente, siendo comprendido de inmediato por el portador del sol, quien abrió con rapidez el cierre de su pantalón y lo bajó un poco.
Tragó audiblemente. No podía apartar su mirada de los orbes ambarinos, viendo cuando abrió su boca y sacó la lengua, acercándose a su miembro aún cubierto por su ropa interior, pero que poco a poco comenzaba a hacerse notar.
Contuvo el aliento ante esto y apretó su agarre en la silla. Maldita sea. El bicolor comenzó a lamer, humedeciendo la tela... se sentía tan bien, a pesar de que lo estuviera haciendo por sobre su ropa interior.
"Аргентина..." No sabía qué quería decirle, pero sentía que su cuerpo necesitaba más.
Vió al nombrado separarse un poco de su entrepierna, solo para sonreírle con picardía y, lentamente, meter su mano dentro de la ropa interior, acariciando su virilidad sin pudor alguno.
Soltó un jadeo inesperado. Nunca lo habían tocado de esa forma, era completamente nuevo para él. Aunque no podía negar que a su cuerpo le estaba encantando.
El argentino dejó totalmente expuesto su ahora erecto miembro, y lo vió jadear con sorpresa, haciendo preocupar al ruso. ¿Había algo mal?
"Estaban mintiendo los que dijeron que los rusos la tenían chica" Rió un poco, acariciando con una mano lo que podía de la circunferencia del pene del tricolor, mientras que la otra se paseaba por su muslo.
No pudo responder a eso, se sentía halagado en cierta manera, pero estaba más concentrado en las caricias en su zona baja.
De repente, la lengua del bicolor volvió a salir para lamer desde la base hasta la punta, lentamente, haciendo que el ruso llevara la mano que sostenia el asiento a su boca, evitando que saliera un sonoro gemido. Aún se encontraban varios países merodeando los pasillos y otras oficinas, no podía hacer mucho ruido.
El portador del sol rió ante eso. "Tranquilo, grandote. Prometo que te voy a cuidar bien" Acarició los muslos del tricolor para calmarlo, iría despacio por esta vez. Sin más, metió lentamente la punta del miembro en su cálida boca.
Rusia no podía estar más tenso. La mano que estaba en la mesa se aferró al borde con fuerza y tiró su cabeza ligeramente hacia atrás, cerrando sus ojos en puro éxtasis.
"Eбать... ебать... // Mierda... mierda..."
No podía pensar en nada, pero tampoco quería hacerlo. Las sensaciones completamente nuevas e increíbles lo dejaron en blanco, solo podía centrarse en sentir.
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Le enternecieron las reacciones tan lindas del ruso. No creía que alguien tan grande e intimidante pudiera ser tan tierno a la vez.
Cerró sus ojos, concentrado y, con habilidad, metió el miembro en su boca hasta donde pudo, masturbando el resto. Pasó su lengua por toda la circunferencia, moviendo su cabeza de arriba hacia abajo con calma.
Podía sentir al tricolor temblar de placer, y eso que apenas había comenzado. Eso lo hizo sonreír internamente.
Esto estaba siendo más interesante de lo que esperaba.
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Rusia estaba en el paraíso. No recordaba haber sentido tal placer jamás en su vida.
La experta lengua del latino lo tenía perdido, reprimiendo fuertes gemidos detrás de su mano. No podía imaginar la verguenza que sentiría si alguien lo escuchaba, o siquiera si a alguien se le ocurría entrar a la oficina, encontrándolo en tal bochornosa situación.
Una corriente eléctrica lo recorrió cuando sintió al argentino succionar su miembro. Gruñó de placer, aferrándose aún más a la mesa, escuchando un pequeño crujido de repente.
Abrió los ojos. Argentina también pareció escucharlo ya que se detuvo para mirar hacia arriba de su cabeza. Oh... la mesa de cristal ahora tenía unas franjas en donde estaba su mano.
Escuchó la risa del bicolor y bajó sus ojos claros para verlo. Estaba con su rostro sonrojado y los labios húmedos, paró de reír, manteniendo su sonrisa, y lo miró con deseo.
"Podés agarrar mi pelo si querés" Sugirió, ofreciendo la mano que no estaba sosteniendo su miembro.
Con duda y pudor, soltó el cristal y le dió su mano al latino, siendo guiada hasta su cabello. Tragó, sosteniendo los mechones celestes con delicadeza.
Volviendo a su trabajo, el argentino movió su mano por su virilidad, hundiéndola nuevamente en su boca.
Esta vez, Rusia no apartó su mirada de las acciones del bicolor. Era tan extraño pero excitante a la vez ver cómo su miembro desaparecía en esa estrecha y habilidosa cavidad. Acarició los cabellos celestes y, sin saber si era por coraje o por la adrenalina del momento, tironeó un poco.
El resultado fue un gemido ahogado por parte del argentino, haciendo que el eslavo evitara por poco gritar por la maravillosa sensación.
Repitió la acción unas veces más, guiando los movimientos del latino para que vaya más rápido.
El calor de su cuerpo se volvió sofocante. Veía borroso y sentía su pulso por las nubes. El sudor caía por su rostro y cuello, y su pecho medio descubierto estaba ardiendo.
No sabe cuánto duró todo esto, pero en un momento cree que logró escuchar los altavoces, indicando el reinicio de la reunión, pero no pudo ni siquiera preocuparse por eso.
Cerró sus ojos por la cantidad de sensaciones abrumando sus sentidos. Llevó su cabeza hacia atrás y tensó sus muslos. Sentía un cosquilleo en su vientre, bajando rápidamente. No duraría mucho más.
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"¡La puta madre! Se nos terminó el tiempo"
Debían apresurarse o en unos pocos minutos alguien vendría a buscarlos cuando notaran su ausencia en la reunión.
Aumentó la velocidad de sus movimientos, costándole respirar, pero no había tiempo que perder.
Sintió los muslos del ruso tensarse y sus caderas temblar. Ya casi.
La mano sobre su cabeza de repente lo obligó a hundirse hasta el fondo, pudiendo sentir el miembro profundamente en su garganta.
Escuchó el fuerte gemido ahogado del otro, y se atragantó un poco cuando el líquido espeso lo llenó, tragando con dificultad para no ahogarse.
Sus manos arañaron los muslos vestidos del eslavo, y un par de lágrimas se asomaron por sus ojos.
El tricolor lo sostuvo por unos segundos más en su lugar, hasta que se dió cuenta de lo que hizo y lo soltó, permitiéndole apartarse y toser un poco. Unos hilos de saliva mezclados con semen se deslizaban por su mentón. Se limpió con el dorso de su mano, jadeando, y dirigió su mirada a los orbes celestes claro que lo miraban con preocupación y verguenza.
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Fue tanto el placer que sintió, que no se dió cuenta cuándo había sostenido los mechones celestes para que no se apartara de él.
Cuando lo soltó, sintió una ola de arrepentimiento por lo que hizo. Sin embargo, la mirada divertida y la sonrisa socarrona que le envió el latino lo dejaron perdido.
"Heh... por fin te dejaste llevar" Le guiñó un ojo y se levantó lentamente del suelo.
El ruso estaba sin palabras.
Intentando regular su respiración, rápidamente se acomodó su ropa, apartando su mirada del argentino.
No podía engañar a nadie, esa fue la mejor experiencia que había tenido jamás... pero ahora sentía una verguenza inimaginable. No comprendía cómo el latino podía estar tan tranquilo, acomodando su cabello como si nada hubiera pasado.
Notando su crisis, el argentino acercó una mano a su mejilla, haciendo que el ruso lo mirara. "Dejá de preocuparte. Está todo bien" Le sonrió tranquilizadoramente, apartando su mano y moviéndose para estar a una distancia considerable del otro.
Aún algo avergonzado e incómodo, se levantó sin mirar al bicolor. "Мы должны вернуться, или мы будем наказаны // Hay que regresar o nos sancionarán" Hizo una mueca cuando su voz se escuchó ronca.
"Sep, vamos" Sin más, se acercó a la puerta y salió de la oficina, siendo seguido lentamente por el ruso.
A pesar de ser un trayecto corto, la tensión podía casi palparse en el ambiente. Argentina miraba hacia adelante y el ruso hacia sus pies, ambos en completo silencio.
Cuando llegaron a las puertas dobles que los separaba de la sala de reuniones, se detuvieron, siendo el argentino quien rompió el silencio. "Bueno... te conviene entrar primero. Sería medio sospechoso que entremos los dos juntos"
El eslavo asintió aún sin dirigirle la mirada e hizo lo que le dijo, entrando a la sala. Para su suerte, ONU recién ingresaba, lo que significaba que también se había retrasado un poco.
Se dirigió a su asiento, caminando de una manera tensa que nadie notó. Al sentarse, no despegó su mirada de los papeles en su mesa, ni siquiera cuando unos minutos después escuchó la puerta doble abrirse, danfo paso al argentino, quien recibió una reprimenda por parte de la organización por llegar tarde.
Las dos horas siguientes se le hicieron eternas. Nunca antes estuvo tan feliz cuando escuchó las palabras "Pueden retirarse" de ONU.
Con rapidez, juntó sus cosas y sorpresivamente salió primero de la oficina, dejando a más de uno consternado por su accionar tan extraño.
Necesitaba pensar a solas.
....
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Se encontraba en una cafetería a unos pocos kilómetros del edificio de la Naciones Unidas. Para su fortuna, no había tanta gente en el lugar, siendo algo extraño ya que New York suele destacarse por la cantidad de personas que inundan sus calles y comercios.
En fin, estaba en la mesa más alejada del resto, mirando por una ventana, perdido en sus pensamientos.
Siente que su padre estaría decepcionado de él. Se había dejado encantar por un hombre, cayendo como mosca ante sus deseos, y terminó haciendo algo tan obsceno en horario de trabajo.
Suspiró resignado, al menos ahora su cuerpo se sentía más relajado. Aún estaba cansado, pero con unas horas de sueño durante su viaje devuelta a Moscú se solucionaría. Además, hoy tenía el día libre, no había nada de trabajo que pudiera hacer.
Dio un sorbo a su café negro, mirando a los cientos de personas caminar erráticas de un lado a otro por las calles.
De repente, un cabello celeste le llamó la atención. "Ты, должно быть, шутишь // Debes estar bromeando" Murmuró para sí mismo. Esperaba que el latino no lo viera sentado en ese lugar.
Equivocado. Ya lo vió, y se estaba acercando a la cafetería.
Lo vió entrar con una sonrisa y acercarse a él. "¿Qué onda? Saliste re rápido de la reunion hoy" Se sentó sin permiso en el asiento frente al eslavo, mirándolo con sus orbes doradas con un tinte de preocupación. "Che, si te sentiste mal por lo que hicimos, perdón eh. No quería estresarte más de lo que ya estabas" Jugueteaba con sus manos sobre la mesa, una acción que el ruso notó como nerviosismo.
Apartando su mirada del bicolor, volvió a tomar un sorbo de su café. "Не беспокойся // No te preocupes" ¿Qué se dice en esta situación? ¿Gracias por la mamada? ¿Me gustó pero ahora me siento arrepentido? No lo sabía, pero sentía la incomodidad junto al nerviosismo regresar.
Otra vez ese ambiente tenso se instaló entre ellos. Ninguno ponunció palabra alguna, sin saber qué decir.
Por su parte, el argentino sentía culpa. Pensando que de alguna manera había obligado al tricolor a hacer algo que no quería y ahora se había enojado con él. No es alguien que se preocupe por esas cosas, pero al verlo tan tenso durante la segunda parte de la reunión lo preocupó demasiado. No quería que las cosas entre ellos terminaran mal por lo que hicieron.
En cambio, el eslavo se sentía decepcionado de sí mismo, habiendo caído en la tentación del momento. Se culpaba a sí mismo y a su cansancio. Pero por otra parte, sentía una presión en el pecho, completamente diferente a la decepción. Le parecía extraño que Argentina hubiera hecho 'eso' con él, siendo que estaba saliendo con United States (según entiende). ¿Acaso estaba engañando al norteamericano? ¿Por qué ahora no estaba con USA? ¿En realidad no eran una pareja como él creía? Eso lo estaba inquietando.
Volviendo su vista al latino, decidió quitarse esa duda. "Что ты будешь делать сегодня // ¿Qué harás hoy?"... Mierda. No quería preguntar eso.
Vió la mirada sorprendida del otro, siendo reemplazada por una sonrisa pícara. "Bueno~... La verdad no tengo nada planeado. Iba a quedarme hasta mañana en un hotel que reservé ayer, pero creo que voy a volver a mi país" Jugaba distraído con un saquito de azúcar, hasta que estrechó sus ojos y apoyó el codo en la mesa, recargando su rostro sobre su mano. "A no ser que quieras que hagamos algo~" Se podía ver el brillo travieso en sus orbes doradas.
Un sonrojo subió por su cuello hasta sus mejillas, no pudo evitarlo, la insinuación era muy obvia y eso lo avergonzó. Volvió a desviar su mirada y se terminó de un trago el resto de café que le quedaba. "Если честно, мне сегодня нечего делать // Siendo sincero, no tengo nada que hacer hoy" ¿Por qué dijo eso? Parecía que su lengua tenía vida propia o algo así. Ahora mismo quería salir de ese lugar y encerrarse en una caja hasta que el bicolor se olvidara de todo esto.
Escuchó la risa estruendosa del otro, haciendo que volviera a mirarlo. Esa cara sonriente, un poco ruborizada y con algunas grietas en su piel, le gustaría algún día tocarla, solo para saber cómo se sentiría su tacto sobre ella.
"Дерьмо! Перестань думать об абсурдных вещах! // ¡Mierda! ¡Deja de pensar en cosas absurdas!"
Cuando el argentino se calmó, lo miró con diversión y acercó su mano hasta él, deteniéndose solo unos centímetros antes de tocar su mano sobre la mesa.
"No man, sos re tierno!" Una carcajada más salió por sus labios. "Me imagino que no te gusta pasear con tanta gente, así que-..." Se estiró un poco más y rozó la yema de sus dedos por el dorso de la mano rojiza. "...-si querés, podemos ir al hotel que reservé ayer así pasamos el día ahí" Le guiñó un ojo, dejando en claro sus intenciones. "¿Qué te parece, grandote?"
Oh, quien lo viera ahora diría que era igual a su padre por la piel roja como tomate que tenía. Se suponía que iba a averigüar la razón del argentino para 'ayudarlo' antes. Entonces, ¿cómo llegó a esto?
Bajó su mirada, dando vuelta su mano para tomar la celeste. Ya había cometido un desliz, ¿por qué no hacerlo otra vez? Si su padre estuviera decepcionado, lo seguiría estando si volvía o no a tropezar con la misma piedra.
"...Звучит хорошо // ...Me parece bien"
No tenía nada que perder.
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Habían ido directo al hotel que el argentino le había mencionado. No estaba muy alejado del edificio de la Naciones Unidas, por lo que no tardaron mucho en llegar.
Rusia había avisado a su gobierno que regresaría mañana por la mañana, ya que debía tratar unos asuntos comerciales con otro país.
Al final, pasaron toda la tarde en la habitación del bicolor, la cual era bastante grande y cómoda, sentados en un sofá frente al televisor, viendo una serie rusa que al argentino le encantó, comiendo una gran variedad de dulces que trajo de su territorio de contrabando.
Fue una tarde divertida, charlando de varias cosas al azar y riéndo por algunas escenas de la serie.
Sin embargo, ahora, se podía escuchar el sonido obsceno de las pieles chocando entre sí, acompañado por gemidos femeninos y jadeos masculinos.
Era una escena de la serie, los protagonistas al parecer estaban disfrutando su tiempo juntos.
Los sonidos lascivos llenaron la habitación, y los nervios del ruso explotaron, sintiéndose realmente incómodo.
Argentina parecía relajado, como si no le importara ver lo que estaba ocurriendo en la pantalla. Pero su atención se centró en su compañero a su lado al verlo completamente rojo y mirando hacia cualquier lugar que no sea el televisor.
Con un bufido divertido, acercó su mano a la pierna ajena para acariciarla en círculos. Se rió un poco cuando vió al tricolor dar un saltito del susto. Cuando se giró a verlo con curiosidad mezclada con vergüenza, acercó su cuerpo al otro, pegando sus torsos vestidos.
"Sigo sin entender cómo podés ser tan lindo" Se mordió el labio y bajó sus párpados, pasando su mirada por todo el cuerpo del eslavo con morbo. Parecía una broma que un país tan bien formado como el ruso actuara como un adolescente inexperto.
Oh, el euroasiático no sabía dónde esconderse. Creyó que el argentino se habría olvidado de su idea de 'ayudarlo', pero tal parece que se equivocó.
Miró la mano celeste en su pierna, viendo cómo ésta poco a poco se movía hacia arriba, hasta su muslo interno, muy cerca de su intimidad.
Su respiración se volvió pesada, los recuerdos de esa mañana cayeron como bombas en su cabeza. Los sonidos obscenos de la televisión no ayudaban.
El argentino aprobechó el momento de distracción y, con cuidado y suavemente, se sentó sobre el regazo del eslavo, con su mano rozando su entrepierna y la otra acariciando su pecho cubierto con la camisa blanca.
"¿Sabés algo~?" La mano en el pecho subió hasta su mejilla, acariciandola para que el tricolor lo mirara a los ojos. "Podríamos divertirnos como los de la peli..." La otra mano dejó su muslo para subir, rodear su cuello y sostener su nuca, atrayéndolo a su rostro. "¿Qué te parece?"
Las orbes celeste claro nerviosas se fijaron en los dorados lujuriosos. Se aferró al cuero del sofá, sin saber si debía o no tocar el cuerpo del bicolor.
Con su respiración agitada, bajó su vista a los labios del argentino. Estaban tan cerca, solo unos centímetros más y podría saborearlo... No, no debía pensar en esas cosas.
Mientras él estaba dudando en qué hacer, al latino se le agotó la paciencia y acortó la distancia de sus rostros, uniendo sus labios en un beso apasionado. O al menos por parte de él, ya que el eslavo quedó completamente quieto por unos segundos, sin saber cómo reaccionar.
Podía sentir los labios dulces del bicolor rozarse con los suyos. En un impulso intentó copiarlo torpemente, lo que le sacó una corta risa al argentino, quien bajó la intensidad para guiar al tricolor.
Despacio, se fueron adaptando a un ritmo tranquilo pero apasionado. Las manos celestes acariciaban el cabello y la espalda ajenos, mientras que, con lentitud, comenzó a mover sus caderas en círculos sobre la intimidad del ruso, ganándose un jadeo por parte de éste.
Se separaron un poco, y el portador del sol le sonrió divertido, tomando las dos manos rojizas entre las suyas. "No seas tan tímido, Rus" Las llevó a sus propias caderas. "Podés tocarme todo lo que quieras" Luego, hizo que las bajara suavemente hasta sus glúteos, ayudándolo a moverse sobre él y jadeando cuando el eslavo los apretó un poco. "Así~ hacelo sin vergüenza"
Eso era exactamente lo que sentía Rusia, pero aún así siguió la órden del bicolor, deleitándose con sus movimientos fluidos y las sensaciones tan placenteras que le hacía sentir.
Volvieron a unirse en un beso, pero esta vez el argentino sumó su experta lengua mientras aumentaba el ritmo de sus caderas. Pudo sentir el creciente bulto en los pantalones del euroasiático, haciéndo que ahogue un gemido en el beso.
Al separarse nuevamente, el latino desabotonó y sacó con prisa la camisa blanca del ruso, lanzándola a algún lugar de la habitación. Acarició los brazos fornidos mientras se mordía su labio inferior con deseo.
"Mierda... estás re fuerte" Comenzó a repartir besos y ligeras mordidas por todo el cuello y pecho del eslavo, mientras él reprimía los sonidos que querían escapar de su boca y apretaba el trasero bicolor.
Impaciente, el argentino se separó solo un poco del cuerpo del otro para poder desabrochar los pantalones de ambos, por suerte él tenía puesto unos pantalones deportivos fáciles de quitar, al igual que su remera holgada. Ya con las prendas totalmente fuera del camino, volvió a acomodarse sobre el ruso, rozando obscenamente sus intimidades, obteniendo jadeos pesados de ambos.
Rusia solo observó cómo el de menor estatura se deshacía de sus prendas y cómo se acomodaba nuevamente sobre él, moviendose eróticamente. Intentó llevar sus manos al cuerpo del argentino otra vez, pero éste atrapó una de sus manos y se la llevó a la boca. Observó con una mezcla de sorpresa y excitación cómo el bicolor comenzó a lamer tres de sus dedos, para luego meterlos completamente en su cálida boca. Le hizo rememorar lo ocurrido esa mañana en la oficina.
No pasó mucho tiempo hasta que el latino apartó la mano rojiza de su rostro, guiándolo hasta su parte trasera mientras le sonreía lascivo. "Preparáme rápido... hah, no puedo esperar a sentirte adentro~" Llevó una mano entre sus dos cuerpos y unió sus miembros, ignorando la diferencia de tamaños y acariciándolos lentamente desde la base hasta la punta de una forma descarada. "Dale Ru~"
Su cabeza estaba en las nubes. La sensación placentera en su zona inferior lo estaba desconcentrando, haciendo que solo pueda jadear por aire. Apenas comprendió lo que el argentino le dijo, pero aún así, no sabía cómo actuar. "Н-не понимаю о чем ты // N-no sé a lo que te refieres"
Argentina paró totalmente sus movimientos por un segundo, para luego soltar un bufido divertido. "Que me metas los dedos hasta el estómago" Soltó una corta carcajada, viendo el rostro consternado del eslavo. "Es broma es broma, tampoco para tanto" Lo ayudó a encontrar su entrada con su mano. "Nada más tenés que meter, uno por uno, hasta que esté lo suficientemente estirado" Se mordió el labio cuando sintió un dedo rozarlo. Asintió, dándole a entender al ruso que podía ingresar uno muy despacio.
Una escena extrañamente provocadora, según el euroasiático. Escuchaba encantado los suaves sonidos que intentaban salir por los labios del albiceleste mientras hundía su extremidad hasta donde podía, viendo cómo su cuerpo se movía lento sobre él. Estaba concentrado en prepararlo, dando leves empujes con su dedo como el argentino le indicó.
Pronto, unió un segundo dedo en el interior del bicolor, recibiendo un suspiro pesado cuando comenzó a estirarlo. El ruso estaba tan excitado con la escena que se dejó llevar, posando su mano libre en la nuca del argentino para besarlo.
Al insertar un tercer dedo, el latino comenzó a dar leves saltitos sobre su mano, separándose del beso para poder jadear despacio. Miraba embelezado los ojos celestes de Rusia... Claro, hasta ahora no era el mejor si lo comparaba con USA, quien era mucho más experimentado y sabía lo que le gustaba al argentino, pero el eslavo tenía un encanto inocente que no podía explicar, y lo estaba volviendo loco. "Ya- mmgh!.. ya estoy listo~"
Con cuidado, el ruso sacó los dedos del interior del bicolor, quien se elevó un poco para poder tomar con una mano el miembro del eslavo y acomodarlo en su entrada. Sin embrago, no dejó que sus impulsos le negaran preguntar la opinión del otro. "¿Tenés... ah! Tenés condondes?" Necesitaba que lo penetrara de una buena vez, pero si el ruso quería protección, no podría negarse.
Con su respiración agitada en anticipación, negó con la cabeza a la pregunta del argentino. "Я не использую эти вещи // No uso esas cosas"
Eso lo sorprendió. El bicolor creyó que Rusia sería de esos países que se duchan como dos veces antes de tener relaciones, o incluso de los que preparan toda una velada unos días antes de que pase. Aún así no se molestó, a él también le encantaba hacerlo sin obstáculos que impidieran sentir el roce de la piel contra la piel, pero saber que al de mayor altura también le gustaba, fue una grata sorpresa, haciéndole soltar una corta risa. "No pensé que serías de los que no usan protección" Se movió un poco para provocar al ruso. "Pero si así lo querés~..."
"Н-нет... То есть я не использую их, потому что... // N-no... me refiero a que yo no los uso porque..." Se quedó sin aire cuando el argentino bajó unos milímetros sus caderas. "...потому что я никогда этого не делал // ...porque nunca hice esto" Sus manos se aferraron ansiosas a las caderas celestes, con muchas ganas de bajarlo sobre su virilidad e insertarse en él, pero de repente todos los movimientos del bicolor se detuvieron, haciendo que lo mirara a los ojos con preocupación. ¿Pasó algo?
Argentina lo miraba con sorpresa y una pizca de inquietud. "Nunca hiciste esto... con hombres" Quiso asegurarse, pero la respuesta no era lo que esperaba.
"... ни с кем // ... con nadie"
...
Silencio absoluto. El rostro acongojado del argentino preocupó al ruso, llevando una mano a su mejilla y acariciándola. "Что-? // ¿Qué-" No pudo terminar su pregunta ya que el latino había apartado su mano.
"¿Sos virgen?" Cuestionó, ya sabiendo la respuesta, pero quería aclarárselo a su mente. Recibió un asentimiento por parte del eslavo. "¡Ay la puta madre, Rusia!" Gritó con repentina histeria, frunciendo el ceño. "¿Cómo no me vas a decir que sos virgen?" Llevó sus manos a su propio cabello, tirando un poco de sus mechones en un intento de liberar esas ganas de romper algo que le dieron.
"Извините, я думал, что это было достаточно очевидно, чтобы вы поняли // Lo siento, creí que era lo suficientemente obvio como para que te dieras cuenta" El pobre ruso no sabía qué estaba pasando. ¿Por qué estaba tan enojado el argentino? ¿Acaso era algo malo que fuera virgen?
"¡Pensé que nada más eras tímido!" Gritó furioso. Bajó una mano a su rostro y se frotó el entreceño para intentar calmar el dolor de cabeza que comenzaba a sentir. "La concha de mi hermana..." Suspiró con cansancio y empezó a levantarse con prisa del regazo del eslavo. "Ya fue, no puedo con esto"
"¿E-eh?" No esperaba que todo terminara solo por su estúpida confesión involuntaria. Agarró la muñeca del bicolor, evitando que se aparte más de él. "Ждать! // ¡Espera!" Lo miró avergonzado por lo que iba a decir. "Я... хочу продолжить это // Yo... quiero continuar con esto"
Argentina lo miró unos segundos en completo silencio, pero al final sonrió con ternura. "Dudo que esto funcione, Rus... tenés mucho que aprender antes de hacerlo conmigo" No quería lastimar al tricolor, deseaba que tuviera su primera vez con alguien que lo amara, no con él.
"Я быстро учусь // Aprendo rápido" Lo miró esperanzado, en verdad no quería detenerse, quería hacerlo con el portador del sol. "Пожалуйста... // Por favor..." Lo deseaba, aunque le costase su orgullo.
Se miraron fijamente a los ojos por un tiempo. La decisión en los ojos celestes hizo bufar con diversión al argentino. Se lo pensó un poco más, pero al final se acomodó nuevamente en el regazo del ruso, llevando sus manos a los mechones blancos. "Bue', no puedo negarme a esa carita tuya" Se acercó a su rostro, rozando sus labios, pero se separó rápidamente cuando el otro intentó besarlo correctamente. "PERO-" Lo miró de forma seria. "Tenés que entender que ESTO-" Los señaló a ambos. "- no va a influir en nuestras relaciones políticas, ¿ok? Trabajo es trabajo, pero esto es solo sexo"
El euroasiático asintió, era lo más lógico. Ya que el argentino no siguió hablando, llevó sus manos a la cintura del bicolor y lo pegó a su pecho, uniendo sus labios en un beso lento, sacándole un suspiro contenido al latino, quien lo rodeó por el cuello con sus brazos, profundizando el beso.
Estiraron el contacto hasta que se quedaron sin aire y tuvieron que separarse jadeantes. "Primer consejo: Tenés que ser más activo en el juego previo... besá, mordé, acariciá, apretá-Ah!" Gimió bajo cuando el ruso sostuvo con fuerza sus glúteos, haciendo que sus intimidades se rozaran nuevamente. "... podés jugar con tus dedos o con tu cuerpo si querés... mientras mejor sea la previa, mejor será el sexo..." Acarició la espalda del tricolor mientras volvía a unir sus labios con deseo.
Al separarse, Rusia lo miró algo inseguro. "Вы хотите, чтобы...? // ¿Quieres...?" Dudó en preguntar, pero se alentó acariciando los muslos del argentino y subiendo hasta sus caderas, ganándose un suspiro contento del otro. "Вы хотите, чтобы мы начали все сначала? // ¿Quieres que volvamos a empezar?"
"Nah, prefiero ir a la mejor parte" Le sonrió coqueto y rozó con su mano el miembro del eslavo. Con toda la escena que se montaron, ambos habían bajado de su excitación, pero de a poco volvían al ritmo pasional.
Rusia suspiró, estaba muy necesitado de atención en su zona baja, por lo que agradeció internamente que el argentino no quisiera retroceder para enseñarle desde cero. "Хорошо // De acuerdo" Siguiendo el consejo anterior, se acercó al cuello del latino para dejar un suave beso allí. Lentamente, llenó de pequeños besos toda la zona, mientras acariciaba de la cintura hasta la cadera del bicolor, escuchando los suspiros y ligeros jadeos que dejaba escapar en su oído. "В следующий раз я буду лучше // La próxima lo haré mejor"
"¿La próxima?" Al sentir la virilidad del ruso completamente erecta otra vez, Argentina se apresuró a acomodarse sobre ella con necesidad, separándose de los mimos en su cuello para poder ver los orbes celestes. "¿Seguro que querés esto?" Debía preguntar, aún no estaba del todo convencido, pero si el eslavo lo quería, se lo daría.
El asentimiento que recibió fue suficiente para que lentamente bajara sus caderas sobre el miembro del tricolor. Jadeó sorprendido, sabía que era grande, pero no creyó que se sentiría aún más en su interior. Se aferró con fuerza a los hombros rojizos y se hundió un poco más. Tuvo que detenerse cuando entró hasta la mitad, jadeando en busca de aliento, sintiendo sus piernas temblar levemente por el esfuerzo. "Nngh! Mierda Rus..." Necesitaba distraerse, así que se acercó al tricolor y lo besó desesperadamente. Para su suerte, el ruso le correspondió y acarició todo su cuerpo con dulzura, relajándolo lo suficiente para bajar otra vez sus caderas poco a poco.
Entre jadeos ahogados y caricias suaves, el portador del sol logró bajar completamente. Sintiendo su miembro siendo deliciosamente apretado por el estrecho interior, Rusia volvió a repartir dulces besos en el cuello del bicolor para calmarlo. Sentía la necesidad de obligarlo a mover sus caderas, pero no quería lastimarlo, así que decidió esperar a que el latino estuviera listo para seguir. Por mientras, se centró en mimarlo.
Agradeció las caricias del tricolor, pasando sus manos por el cabello blanco. Despacio, movió sus caderas en círculos, probando la sensación de estar tan lleno. Con su corazón acelerado, subió un poco sus caderas y volvió a bajarlas, gimiendo con satisfacción. "A-ah! Rusia~!" Escuchó los jadeos pesados del nombrado, sintiendo cómo se aferraba a sus muslos y lo ayudaba a subir y bajar. Comenzó a dar saltitos cortos sobre el miembro del ruso, separándolo de su cuello para verlo a los ojos con lujuria. Quería ver la dulce expresión del tricolor. Con el rostro sonrojado, pupilas dilatadas, párpados a medio cerrar y jadeando en búsca de aire, parecía perdido en el placer.
Se mordió el labio, intentando reprimir un fuerte gemido cuando aumentó la velocidad. Mierda, se sentía muy bien. Demasiado bien. "¡A-ahh! Rus-Ah! Es... mm~ Es enorme!" Cerró sus ojos en puro éxtasis. Podía sentir cómo rozaba su punto dulce con cada estocada, haciendo que se estremezca de placer. Clavó sus uñas en los hombros del eslavo, gimiendo su nombre, tirando su cabeza hacia atrás con disfrute mientras se movía más rápido.
Rusia estaba en el quinto cielo. Jadeando desesperado, queriendo ir más profundo en el cuerpo del bicolor, pero resistiendose para no dañarlo. No apartó en ningún momento sus ojos del rostro argentino, viendo su bella expresión de placer. Esos ojos ambar ocultos por los párpados fuertemente cerrados, la boca abierta dejando libres cientos de gemidos de su nombre, el sudor cayendo por su frente y ese dulce sonrojo que cubría sus mejillas. Ese país debería estar prohibido para el mundo entero, no podía ser tan bello, según él. Pudo sentir de repente cómo el interior del argentino lo apretaba de una forma casi dolorosa, haciéndolo gemir grave. "Аргентина~ // Argentina~" Sostuvo las caderas celestes con fuerza, moviéndolo un poco más duro contra él.
"¡Mierda mierda mierda!" Llevó una mano a su propia erección necesitada, acariciándose rápidamente mientras continuaba con los saltos desesperados sobre el ruso. Rodeó con su brazo libre la espalda del eslavo, abrazándose a él y ocultando su rostro entre su cuello y hombro. Sentía su interior apretarse al rededor del miembro invasor, haciéndo que unas lágrimas se asomen por sus ojos cerrados. "Ahhh, Ru~ ¡M-mierda...! ¡Me voy a-Ah!" Su cuerpo comenzó a moverse por sí solo con necesidad y desespero. Mordió el hombro del ruso con fuerza para evitar gritar eufórico, sintiendo al eslavo hundirse aún más profundo en su interior, llevándolo hasta el borde.
Quería aumentar más sus embestidas, pero sintió un repentino dolor en su hombro y algo cálido derramarse entre sus vientres, escuchando el grito ahogado del argentino en su oído. Se detuvieron lentamente, con sus respiraciones agitadas, permitiéndole al latino suspirar contento, aún abrazado a la espalda del tricolor.
Sonrió feliz. Fue un buen orgasmo, no podía negarlo. Sin embargo, su felicidad post-orgasmo se fue cuando sintió a Rusia aún en su interior, completamente duro. Se apartó de su hombro y miró los orbes celestes. "¿No te corriste?" Su voz se escuchó algo ronca por los gemidos, pero no le importó.
El ruso lo miró apenado y acarició la espalda del bicolor. "Э... нет, но не волнуйся, я позабочусь об этом позже // Uh... no, pero no te preocupes, luego me encargo de esto" Creyó que lo había arruinado, que debería haber terminado junto a él.
Sonrió cálidamente y acarició la mejilla del eslavo. "Ah no, no terminamos todavía" Lo besó tranquilo y enredó sus piernas en las caderas del de mayor altura. "Llevame a la cama, vamos a cambiar de posición" Sus piernas estaban algo entumecidas, así que ahora el ruso debía encargarse del trabajo duro.
Sin cuestionar, se levantó fácilmente del sofá con el argentino en sus brazos. Lo recostó en la cama con cuidado y se alejó solo un poco. Lo vió sonreír descarado y abrir sus piernas obscenamente, haciendo una seña con su dedo para que se acercara. Se relamió los labios nervioso, pero rápidamente siguió su órden y se posicionó encima de él, entre sus piernas, con sus manos apoyadas en la almohada a cada lado de la cabeza del bicolor.
El argentino podía ver el nerviosismo en la cara del tricolor. Acercó sus manos a su rostro, acariciándolo tranquilizadoramente. "Hacelo con confianza, grandote. Lo estás haciendo re bien" Lo besó despacio, pasando sus manos por su rostro y cabello delicadamente.
Eso lo relajó un poco. Saber que no estaba haciendo algo mal lo tranquilizó. Se separó del beso y movió una de sus manos para pasarla por todo el contorno de la figura del bicolor. Llegó hasta su muslo izquierdo, levantándolo un poco y posicionándose nuevamente en la entrada del argentino. Ninguno apartó sus ojos del otro, mirándose intensamente todo el tiempo. Rusia se inclinó para besar con suma ternura la frente del latino, luego su mejilla y la otra, para finalizar en sus dulces labios.
Eso sorprendió al argentino. Ese beso era mucho más suave y tierno de lo que alguna vez haya experimentado. Lo hizo cerrar sus ojos y sonrojarse, suspirando encantado.
Al separarse, Rusia lo miraba con una sonrisa cariñosa y un brillo diferente en sus ojos. Sintió una calidez invadir su interior, una que no sabría explicar.
Sin esperar más, se introdujo en el interior del latino con suma delicadeza, deleitándose con los suaves sonidos que el bicolor soltaba debajo de él.
Comenzó con un vaivén lento y profundo, escuchando un jadeo por parte del portador del sol cada vez que tocaba fondo. Subió aún más la pierna celeste, dándole más profundidad a sus estocadas. "Аргентина..."
"Rusia~" Una mano se aferró a la sábana y la otra a la espalda del tricolor, dejándole más marcas rojizas que apenas se notaban por su color de piel. Su respiración volvió a agitarse, y su corazón latía descontrolado en su pecho. La intensa mirada que le dedicaba el eslavo lo tenía cautivado, haciendo que ese sentimiento cálido se extendiera aún más por su cuerpo.
Siente el cuerpo del más bajo temblar por la sobreestimulación, haciéndolo aumentar la velocidad de sus embestidas. "Блядь... Арге! // Mierda... Arge!" El nombrado se aferró a su espalda con fuerza, jadeando en su oído con lujuria.
"О боже, Россия! // ¡Oh Dios, Rusia!" Gritó en éxtasis. Sus caderas estaban comenzando a doler y apenas sentía las piernas, pero no queria que se detuviera. No aún.
Se inclinó hasta el cuello del argentino, gruñendo en su oído. Ese acento hablando en su idioma le nubló el juicio, debería ser un pecado escucharlo así. Aumentó la fuerza de su empuje, golpeando con rapidez y vigor el interior del latino, escuchando sus gemidos necesitados aumentar en volúmen.
Se retorcía debajo del ruso, con sus ojos cerrados y la boca abierta, dejando escapar fuertes gemidos en ruso y español. "Нгх- ¡Sí...! Просто здесь! Боже ты мой- ¡Mierda...! // Nngh- ¡Sí...! ¡Justo ahí! Oh Dios- ¡Mierda...!" Su interior aprieta el palpitante miembro del eslavo placenteramente, enviando agradables escalofríos por su espalda. Puede sentir los músculos de la espalda del tricolor contraerse y relajarse con cada estocada, cogiéndolo frenéticamente.
La cama rechina, haciendo un sonido rítmico travieso. Los jadeos y gemidos de ambos países llenan la habitación, junto al sonido de sus pieles chocando entre sí sin pudor alguno.
"A-ah! Mm- ¡Más duro!" Grita con urgencia, muy cerca de su límite. Rusia se acercó a sus labios para besarlo con desespero, pero tuvieron que separarse en poco tiempo por la falta de aire, exhalando en los labios del otro su aliento caliente.
El ritmo se descontrola de repente, dejando sin aire al bicolor. "Аргентина... Аргентина... Аргентина..." El eslavo gruñe su nombre en breves jadeos sobre sus labios, hundiéndose lo más profundamente que puede en cada fuerte empuje, golpeando repetidamente el punto del argentino.
Su sensible interior se aprieta al rededor del miembro del ruso, el éxtasis recorre su cuerpo y se aferra con todas sus fuerzas al eslavo, tensándose cuando siente que ya no puede aguantar más. "¡R-RusiaaAh!" Grita, dejando caer lágrimas saladas por sus mejillas mientras se corre por segunda vez en sus estómagos. Temblando por la sobreestimulación, jadea exhausto, sintiendo unas últimas estocadas fuertes de Rusia, quien gruñe, aferrándose con una mano a la cadera celeste, dejando sus dedos marcados en la tersa piel. La calidez del líquido espeso llena el interior del argentino, haciéndolo estremecerse y suspirar. "Ahh... ¡Mierda...!" Las lágrimas continúan cayendo por su rostro, mojando la almohada debajo de él.
El pecho de Rusia sube y baja rápidamente mientras intenta recuperar el aliento. Unos segundos después, comienza a acariciar la cadera del argentino, abriendo sus ojos y bajando la mirada para encontrarse con su mano marcada en ésta. Observa el rostro cansado pero contento del latino, llevando su otra mano hasta él para rozarlo.
Abrió sus ojos nublados por las lágrimas, fijándose en los celestes rebosantes de cariño. Le sonríe dulcemente e inclina un poco su cabeza para que lo siga mimando. "Mierda, el segundo orgasmo sí que me pegó fuerte" Eleva su cabeza para poder alcanzar los labios sabor a menta del ruso, besándolo con ternura. Podría volverse adicto a este tipo de besos, para ser sinceros.
Se separan y Rusia lo mira con una sonrisa serena. "¿Estás bien?" Esperaba no haberse pasado con el portador del sol, a veces no controla su fuerza y teme haberlo lastimado.
Asiente lentamente con su cabeza y muerde su labio inferior para detener una sonrisa tonta. Le enternecía que se preocupara tanto por él. "Seh, lo único es que no voy a poder ir hasta el baño por un rato..." Se rió un poco. "Lo hiciste muy bien"
Ante eso, el eslavo se aparta un poco del cuerpo debajo suyo. "Вы хотите, чтобы я отвел вас в ванну? // ¿Quieres que te lleve a la bañera?"
"Uh..." No esperaba tal oferta. Por lo general, con USA solo es 'sexo y adiós', nunca se quedó siquiera a charlar un rato luego de terminar. Pero no lo culpa, ÉL es quien le ofreció esa relación en un principio. "Bueno... si insistís" Sonrió mostrando sus dientes y se apretó al pecho del más alto, sintiéndolo rodearle la cintura para levantarlo y caminar despacio hasta el baño privado.
Ya adentro, cerró la puerta y lo sentó en el borde de la bañera mientras ponía el tapón y encendía el agua.
Argentina no dejaba de mirarlo con candidez. Un suave sonrojo volvió a aparecer en sus mejillas, no creía merecer el suave trato del ruso, pero le estaba encantando.
Mientras regulaba la temperatura del agua, pudo sentir la mirada intensa y constante del argentino sobre él, poniéndolo nervioso. Con delicadeza volvió a tomar en brazos su cuerpo celeste y lo metió lentamente en el agua, alejándose luego y sentándose en el borde de la bañera, mirándolo de forma algo tímida. "Ты уверен, что я не причинил тебе вреда? // ¿Estás seguro que no te lastimé?" Le preocupaba que hubiera herido sus piernas o su cadera, no era un experto en las heridas que podían ocurrir durante el sexo.
Una risita salió de los labios del argentino y se hundió hasta el mentón en el agua calida. "Dejá de ser tan trolo... ya te dije que estoy bien" Sacó su mano y la apoyó sobre la rojiza en el borde de la bañera. "Me sorprendió lo bien que lo hiciste"
Eso calmó el corazón del ruso. No solo por asegurarse que no habia lastimado el cuerpo de su dulce argentino, sino por saber que lo había hecho bien. Eso era lo que más le gustaba del latino, que no temía halagar a las personas por la más mínima acción que hicieran. En su vida, su padre no solía felicitarlo por sus logros, cree que jamás lo ha hecho en realidad... pero Argentina era diferente, él sí reconocía sus esfuerzos y se lo hacía saber, llenando con calidez su corazón lastimado. Se movió un poco y sostuvo la mano celeste entre las suyas, sonriéndo feliz. "Я рад... // Me alegra..." ¿Cómo expresar lo agradecido que se sentía con el argentino? No tenía idea.
Se estaba incomodando un poco por la mirada aterradoramente dulce del tricolor, así que con su mejor cara de orto fingida (contrastada por el sonrojo intenso y persistente en sus mejillas) miró hacia otro lado. "¿No te vas a meter conmigo?"
Rusia pareció caer en cuenta que aún seguía sucio con sudor y semen, así que soltó su mano y se dirigió a la ducha. "Нет, спасибо, ты можешь принять тихую ванну // No gracias, puedes bañarte tranquilo" La encendió y reguló la temperatura antes de meterse.
El argentino miró celoso el firme trasero del eslavo, le gustaría tenerlo así también, pero era muy vago como para entrenar todos los días. Se le cruzó por la cabeza que el ruso podría ser un buen actor porno. Claro, deberia practicar, pero con ese cuerpazo y esa resistencia seguro que lucraría michisimo. "Debería decirle a Canadá" Se rió despacio por su propio pensamiento. Rusia lo mataría si le dijera a alguien que tuvieron sexo.
Se bañaron en relativo silencio, comentando de vez en cuando algo de sus países o de otros. Cuando terminaron, Argentina le dijo al tricolor que ya podía caminar, pero el ruso insistió en llevarlo cargando de regreso a la cama, lo cual hizo después de secarse.
El eslavo se puso su ropa interior, luego le preguntó al latino qué quería que le busque en el pequeño armario del lugar, agarrando solo un boxer negro que le había pedido y se lo alcanzó.
Cuando el argentino se puso la prenda, sacó la sábana de arriba sucia y se recostó en la de abajo con un suspiro. Dirigió su mirada al ruso que estaba parado torpemente a los pies de la cama. "¿Pasó algo, grandote?"
Lo miró avergonzado. "Эээ... Мне было интересно, могу ли я остаться с тобой еще немного // Uh... me preguntaba si podría quedarme contigo un rato más" La forma en que lo dijo sonó tan inocente que hizo reír al argentino.
Se sentó en la cama para verlo mejor. "¿Pero no tenés que volver a tu país? Son..." Agarró su celular que estaba en la mesita de luz y vio la hora. "... las ocho de la noche, y tenés como unas 12 horas de viaje hasta tu territorio" No quería que el eslavo tuviera problemas por su culpa.
"Они не будут возражать, если я приеду на час или два позже // No les importará que llegue una o dos horas más tarde" Lo miró ilusionado, rascando su nuca tímidamente, pero luciendo un ceño fruncido que lo hacía parecer a un nene pidiendo permiso para salir a jugar.
Se mordió el labio, conteniendo una sonrisa, otra vez. Ese país lo iba a matar de la ternura. "Vení acá, tripaloski" Abrió sus brazos, invitandolo a darle un abrazo.
El ruso no se hizo esperar. Se acercó, sentándose del otro lado de la cama, y gateó hasta el albiceleste, rodeándolo con sus brazos en un abrazo de oso bien cariñoso, haciendo reír al argentino.
Al poco tiempo ambos estaban riéndo como tontos, rodando en la cama abrazados. Ni siquiera ellos sabían por qué se reían, solo lo hacían. Se detuvieron, quedando recostados uno al lado del otro, con sus pechos algo agitados por la risa, mirandose a los ojos con felicidad.
Las orbes doradas se centraron en las celestes, viéndo en ellas ese mismo brillo que contenía varios sentimientos en su interior, pero que le transmitían tranquilidad y cariño. Volvió a morderse el labio y acercó su mano a la rojiza, entrelazando sus dedos. "Me gustan tus ojos" Oh... ¿acaso había dicho eso en voz alta?
El repentino sonrojo y sonrisa contenta del ruso se lo confirmaron. Se acercó a su rostro y lo besó con ternura, durando varios segundos antes de separarse solo un poco. "Мне тоже нравится твой // A mí también me gustan los tuyos"
Estaba por responderle, pero el sonido de su celular arruinaron el ambiente calmado. Se sentó en la cama y agarró el aparato en la mesa de luz, desbloqueándolo para ver varios mensajes de Whatsapp. Ignoró los chats de sus amigos y fue al más reciente, era de USA. Al abrirlo, leyó rápidamente sus dos mensajes.
Traga-sables de carne:
Hey honey
Quieres venir a la casa blanca? Tengo unas horas libres~
Frunció el ceño al leer eso. Seguramente antes de su encuentro con Rusia le hubiera dicho que sí, pero... ¿Recién ahora tenía tiempo para él? No iba a estar a la orden de ese gordo de mierda (aunque no esté gordo, solo es la costumbre). ¡Que se vaya a cagar él y su trabajo! Ahora iba a disfrutar el tiempo que le quedaba con el ruso sin pensar en el nortemericano. Escribió rápidamente "No puedo, descargate con tu mano, pajero", enviándo el mensaje y luego apagando su celular para que nadie lo moleste durante la próxima hora.
Volvió a la cama y se abrazó al eslavo que se había acomodado con sus brazos cruzados detrás de la cabeza. Quedó encima de él, y apoyó sus codos en su pecho para poder recostar su mentón sobre sus manos, mirándolo con una sonrisa. "Esto es raro"
El euroasiático levantó una ceja, curioso. "Потому что они мужчины? // ¿Por ser hombres?" No encontraba otra razón para que sea 'raro'.
Se ganó una corta risa del argentino. "No, porque nadie se había quedado conmigo después de coger" Bajó una mano para poder acariciar la mejilla derecha del ruso con tranquilidad, delineando el contorno de su rostro delicadamente. "Sos raro..."
"Это плохо? // ¿Y eso es malo?" Seguía sin entender el problema. Claro, él se sentía extraño y aún algo decepcionado de sí mismo por haber hecho lo que hizo con el bicolor, pero al mirarlo a los ojos y sentir esa calidez en su pecho, supo que hizo lo que su corazón quería, despejando todas sus dudas.
"No... es raro, pero en el buen sentido" Sonrió, haciendo que el más alto también lo haga. Disfrutaría charlando con el ruso y mimándolo durante este poco tiempo que les quedara. ¿Quién sabe? Tal vez volverían a tener un encuentro como este algún otro día...
Eso esperaba el argentino.
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Ahhhhh Sorry, tuve que hacerlo. No sé por qué, solo tenía que hacerlo :v
Meh, es un capítulo muy largo para revisarlo, así que, si encuentran alguna falta de ortografía o de cohesión, pueden decirme, se los agradecería <3
Como sea, gracias a todo aquel que haya llegado hasta el final, son personas fuertes ah (?
Si llegaron hasta acá, sepan que los amo... y que si alguien me quiere regalar un Rusia, lo apreciaría muchisimo jsjajsh
Tal vez haga otro capi de ellos dos en esta historia, pero no tendrá nada que ver con este 👌🏻
Nos vemos~
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