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Enigmas.
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Dormido entre las espinas de rosas, el mayor de los Sakamakis se encontraba recostado en aquel lecho "hasta lo más hermoso te puede dañar" pensó, pensó entre delirantes pesadillas de su pasado. Mientras, veía como una y otra vez se quemaba aquel alegre pueblo donde vivía su único amiga, su único conector a tierra.

— Tú...

Abrió ligeramente sus ojos para divisar el cielo estrellado, la muchacha de una forma u otra había marcado su vida como si de una quemadura se tratase. Sus hermosos ojos brillantes, la cabellera despreocupada que poseía y ese exquisito olor a frutas era de lo más exótico que había visto en su vida. Simplemente, era brillante.

Siempre se preguntó qué había sido de su vida si hubiera evitado ello, haber salvado su vida, haberla amado como nadie en el mundo. Aunque no lo pareciera, el rubio, en el fondo se preocupaba; no lo demostraba pero ¿Que más da? De todas formas seguiría poseyendo el apodo de "vago" (a pesar que le valga un comino).

Volvió a cerrar los ojos, era cansador atormentarse con aquellos pensamientos tan brutalmente, como si de un hechizo se tratara volvió a caer en las manos del morfeo.

~*~

Una joven de cabellos (C/C) había aparecido en frente de aquel rosal aplastado, suspiro sonoramente para agacharse y dejar un leve beso en la mejilla contraria.

— Despierta...

Como un pequeño susurro Shuu despertó de aquel extraño trance, encontrándose con unos ojos (C/O) que destellaban molestia y compasión.

— Hola.

— ¿Puedes levantarte de allí? Te estás lastimando, y a las pobrecillas igual. — reprochó mientras volvía a su postura inicial, pero esta vez cruzando los brazos.

— Reclamas modales cuando ni siquiera tu los tienes ¿Esa es la forma de tratar a alguien?

Un gruñido se escuchó por lo bajo, una mano ayuda a la otra, la extendió dirigiendo su mirada a un punto no fijo. Obviamente, el joven la aceptó.

Una media vuelta y se dirigieron hacia una hermosa fuente del jardín, con aguas cristalinas dejando ver el reflejo de la luna en ellas.

— ¿No te parece hermoso? Como lo que solíamos tener. — tocó el agua para observar cómo se dispersaba la imagen de la luna y el cielo estrellado. — Lastima que nada es para siempre.

Y Shuu la besó, a pesar de sus hirientes palabras, lo hizo como si no significara nada.

~*~

Nuevamente había caído en la absurda fantasía, se despertó de golpe cayendo en cuenta que seguía tirado en aquellas rosas. Un suspiro sonoro salió de sus finos labios para pararse y dirigirse a esa vieja fuente.

— Por fin despertaste.

Una risa traviesa se escuchó a lo lejos, detrás de una estatua la figura de (T/N) se presentó de forma espléndida.

Una sonrisa se bordó en los labios de Shuu, sin duda alguna, la seguía amando hasta los huesos.

"A pesar de la eternidad que viviría sin ser amado"

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» dishaeta