CORTO I: AU CANON
"A veces solo se necesita..."
•~•
Obanai y Giyū andan caminando juntos, extrañamente muy juntos sin discusiones de por medio.
Era de noche, regresaban de una misión relativamente larga y ahora deben volver para informar su éxito.
Aunque no se toman de las manos, sus dedos y hombros al caminar chocan y se rozan intencionalmente, queriendo poder sentir lo tibio del otro.
Quieren el calor, el contacto, pero de alguna manera sienten miedo de hacerlo aunque no haya nadie.
Al menos, Iguro siente mucho miedo.
—Obanai.
Dijo Giyū con suavidad, llamando al menor con intención de hablar de un tema. Algo que es muy importante.
Iguro se estremece por escuchar aquella voz tan querida susurrar su nombre, insistente y con paciencia esperando por él.
Por miedo Obanai ignora un segundo a Tomioka y lo guía a un sitio fuera del camino, oculto entre los árboles para poder hablar libremente.
Estando solos, ambos pueden sentir el corazón latiendo a mil por hora, chocando fuertemente en su pecho y escuchándolo bombear como si estuviera en su cabeza.
Saben que lo que harán está mal. Muy mal.
Pero no piensan en este momento en lo que está bien o mal, solamente quieren buscar el calor del contrario en un abrazo acogedor y bonito.
Iguro podría acostumbrarse a esto, sentirse amado y querido aún con todos sus defectos era algo que jamás pensó experimentar.
Giyū en cambio, no vino solamente para dar afecto.
—Obanai, te amo.
Confesó.
Pero el menor ya lo sabía.
Obanai se congeló, tembló y se alejó de los brazos ajenos con crueldad.
—¿Otra vez con eso? ¡Ya hablamos de esto, Giyū!
—No. No hemos hablado de esto, siempre dejas la conversación a medias.
—Sí, pero es porque necesito tiempo para pensar.
—¿Tiempo? Obanai, te he dado tiempo, mucho más del que debería y aún estás confundido.
—Yo n-no...
No estaba confundido, reconoce que su atracción y sentimientos hacia el Pilar del Agua no es una "etapa". Obanai tan solo es un cobarde.
Esa era la razón.
Iguro se recostó en un árbol, llevo su mano a la frente y busco al menos un poco de valentía para confesar su cobardía.
No le gustaría la idea de verse vulnerable y que Tomioka cambie de opinión sobre él.
El Pilar del agua era sensible, Obanai lo reconoce y por eso él debe ser fuerte y no mostrar esta clase de debilidades para darle seguridad.
No debe sentir miedo.
Giyū se limitó a mirar con sus cejas levemente arqueadas. A pesar de su enorme paciencia, sigue siendo un humano y se frustra en momentos.
Iguro con sus pocas palabras y la enorme indecisión que ha demostrado en los últimos meses lo frustra bastante.
—Giyú, y-yo...
Toma aire, respira, tiembla y cierra los ojos mientras su rostro se sonroja.
—Tengo miedo. Esto es una locura, nosotros podemos t-terminar en problemas si alguien que no debe se entera.
Tomioka asiente, suspira con alivio, esas palabras le calmó las inseguridades que sentía.
—Tú quieres algo libre, que no nos preocupemos y que siempre estemos juntos pero debes entender que simplemente no podemos.
Los ojos desiguales miraron sutilmente a Giyū, ambos tonos comenzaron a escocer cuando la expresión de Tomioka seguía estando estoica pero con sutiles tintes de enojo.
—Obanai.
El mayor llamó, con las manos juntas intentando calmar su expresión.
El Pilar de la Serpiente lo miró, emitiendo un sonido de su garganta como respuesta, con una de sus manos limpio sus ojos aguados.
—Yo no quiero que nos mostremos ante todos como novios. Entiendo que es codicioso.
Obanai no dice nada, solo se limita a respirar pesado queriendo intentar mantenerle la mirada.
—Yo quiero que tú demuestres que quieres ser mi novio también, que me amas.
Giyū toma aire, siente el oxígeno llenar sus pulmones por completo antes de soltarlo todo en una exhalación profunda.
—Lo único que quiero es que admitas que sientes lo mismo por mí y-y saber si tengo el derecho de poder besarte o abrazarte sin pedir permiso, estando a solas.
La declaración hace sonrojar a Obanai, finalmente pierde la concentración y mira a un costado incapaz de poder mirar al mayor, demasiado nervioso.
—Necesito saber cómo puedo amarte de la manera que mereces, quiero ser tu novio, asi sea un sucio secreto... ¿O no quieres...?
El menor traga audible, pero nada relevante sale de sus labios.
Giyū siente deprimirse aún más.
—Oban-.
—Te amo, Giyū.
Dice de pronto.
La mirada desencajada y sonrojada de Tomioka demuestra la incredulidad a lo escuchado.
—No quiero que sigas esperando algo que no estoy seguro poder cumplir, mereces a alguien mejor. Alguien que no te abandone cuando las cosas se pongan difíciles...
El silencio se propaga entre ellos.
Obanai mira al suelo, estando tan inquieto y asustado de sus palabras. De veras quiere estar con Tomioka, ser a puertas cerradas novios, pero es consiente que no puede darle eso.
En algún momento alguien los va a descubrir e Iguro siente que sería capaz de negar la relación y dejarlo solo.
—¿Tú... Tú me abandonarías?
—Dios, Giyū... No lo sé. No quiero correr el riesgo de lastimarte y-
Sintió su espalda volver a chocar contra el tronco detrás de él, Iguro había sido empujado por los hombros por el mayor y obligado a mantenerse así, en medio del árbol y del Pilar del agua.
Iguro tragó fuerte.
—No importa.
—¿N-no importa? Giyū, y-yo no soy una buena perso-.
Otra vez las manos de Tomioka lo detuvieron, está vez porque la presencia de dos voces lo alertó.
Giyū le tapó la boca a Obanai, afinco su cuerpo contra el contrario y se fijó sutilmente en la dirección de esas voces, viendo que eran dos hombres borrachos que se iban alejando con torpeza y relativa rapidez.
Unos segundos más en aquella posición y Giyū quito su mano, pero no alejándose del cuerpo.
Si Obanai antes se sentía asustado ahora aún más.
—Obanai, por favor...
Ni siquiera notó cuando Tomioka se había acercado tanto a su rostro, el aliento tibio del mayor chocando contra su nariz le apretaba el pecho.
—T-tú sabes cómo soy, ¿eres consiente que puedo lastimarte constantemente? O-o abandonarte y jamás dirigirte la palabra...
A penas y podía respirar bien, nervioso de la reciente presencia de las otras personas y el escaso espacio que hay entre ellos, sabe que Giyū no le haría nada malo, pero aún así...
—¿Estás tan convencido de que me vas a lastimar, Obanai? ¿Eso quieres?
—¡No, no q-quiero!
Muy alto, se escuchó en el fondo como los borrachos se detuvieron a preguntar sobre eso.
Tomioka volvió a ponerle la mano sobre sus vendas, señalando con la mirada que tuviera cuidado, después deslizó su mano hasta el hombro.
—Lo siento.
—Esta bien, solo no grites, ¿Bien?
Iguro volvió a asentir, acercando su rostro hasta el pecho del mayor, rindiendose a la cercanía que parece durar hasta largo.
—No quiero lastimarte, lo juro.
—¿Entonces por qué te da miedo?
—Porque yo p-puedo hacerlo, ¿Y si me enojo y digo algo que te lastima?
—Esperare hasta que te calmes y hablaremos, sé que no dirías nada para lastimarme en serio.
—¿Y si sí lo digo en serio?
—¿Hay algo hiriente que pienses de mí?
—Uh... E-eres muy insistente.
—Eso no es hiriente.
—No era un pensamiento malo, solo es una observación q-que me gusta...
—¿Yo te gusto?
Está conversación no estaba llegado a ningún lado, Tomioka pareciera que disfrutara de la situación y que está satisfecho por las excusas que salen de la boca de Obanai.
—Tonto, obvio me gustas, te acabo de decir t-te amo...
La barbilla de Tomioka se posa sobre su cabeza, oliendo el aroma de Obanai con una sonrisa pequeña amenazando con salir.
—Si me amas y te amo, vamos a intentar, ¿bien? No te preocupes por cosas que no han pasado y que jamás van a pasar.
—Giyū...
—Yo sé que jamás vas a lastimarme. Lo prometo.
Obanai se ríe, llenando su pecho de una melaza dulce y tibia hecha de amor.
Era tan tonto cuando Tomioka prometía cosas fuera de su capacidad.
—Yo lo tengo que prometer Giyū, no tú. Bobo.
—Oh, es cierto.
Tomioka también se rió de su propia torpeza social.
Se miraron a los ojos, logrando ver por primera vez una especie de brillo reflector en los fanales contrarios.
Poco a poco podrían superarlo, solo se necesitaban el uno al otro.
Por supuesto, también necesitaban a la pregunta.
—Ey...
Vuelve a agachar la mirada, pegando el cuerpo en un abrazo reconfortante y necesitado.
—¿Mhm?
Unos segundos de silencio.
Mucha preparación.
—¿Quieres ser mi novio?
Tomioka se sonroja, su corazón se acelera y de manera tierna una sonrisa aparece, sus mejillas grandes y regordetas hacen que Obanai vea estrellas.
—Por supuesto, sería un honor.
"No, el honor es mío. Gracias por ser tan paciente."
No pudo decirlo, a penas podía consigo mismo ahora.
Se dejó cargar un momento en los brazos del mayor y siguieron con sus abrazos, disfrutando la supuesta soledad de la noche.
•~•
"A veces solo se necesita a esa persona para volver a brillar."
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro