Capitulo 52:
Jeongmin lloraba en su cuna pidiendo alimento, por lo que Hyori tuvo que correr de vuelta a su habitación a pesar de encontrarse agotada.
— ¿Qué ocurre mi amor? ¿Otra vez deseas comer? — dijo alzando al bebé en sus brazos.
Avanzó entonces hacia la cinta y busco en la nevera los biberones con leche materna, que le hubo dejado la mujer qué había contratado para la labor de amamantar. Calentó la leche en una pequeña olla en cuanto arrullaba a Jeongmin para que no llorara, y una vez la leche estuvo templada le dio de comer a su adorable criatura.
A medio biberón una llamada fue enviado al teléfono de la mujer y la misma le pidió al asistente de voz "Cortana" que atendiera la llamada.
— Buenos días señorita Jeon — hablo Sunhee, la asistente de Hyori.
— Buenos días ¿Qué sucede Min?.
— Llamo para informarle que el joven Park Jimin ha presentando su carta de renuncia esta mañana — informo la chica.
— ¿Qué? P-pero ¿Qué ha ocurrido? — pregunto la mujer a quien le tomo por sorpresa la noticia.
— Le pregunté si había algún inconveniente, pero el joven Jimin solo menciono que su vida iba hacia un rumbo distinto al de Fantasy.
— De acuerdo ¿algo más que debas informarme?.
— No por el momento señorita Jeon.
— Bien, entonces haz tu mejor esfuerzo — menciono la mujer antes de colgar.
Cuando Jeongmin termino su biberón Hyori apoyo su cabecita en el hombro de ella para proceder a sacarle los gases. Habían muchas preguntas rondando en su mente y no encontraba las respuestas indicadas para las mismas. Hyori era conocedora de que la vida de Jimin se había convertido en un completo calvario de un día a otro, no obstante, estaba comenzando a sospechar que había culpable primordial en la decisión de renuncia de Park y ese era su esposo.
— Cortana llama a Jeon Jungkook — le solicito Hyori a su asistente se voz y así lo hizo la inteligencia artificial.
[...]
Departamento de Jimin. 12:15pm.
Usando el cepillo peinaba su cabello negro hacia atrás luego de haber maquillado su rostro, ocultando sus prominente ojeras detrás de mucho corrector y base por igual.
Al finalizar con su cabello Jimin hubo elegido el atuendo que iba a usar, colocando después la pechera en el cuerpo de dólar y decidiéndose por bajar al estacionamiento una vez ya estuvieron listos.
Los pasos de Jimin lo dirigieron al Porsche gris que no usaba desde hace un buen tiempo y al subir a dólar al mismo su mirada fue a parar al Chevrolet color ocre. Su estadía aquí no había sido por arte de magia Jungkook se había encargado de traerlo y hubiese preferido que no lo hiciera.
Cerro la puerta del auto con dólar dentro y camino hacia el otro vehículo. Ahí notó que las llaves del mismo se encontraban sobre el techo de este y solo por curiosidad abrió la maletera. Su mano tembló antes de subir la maletera, y pudo certificar que le ramo de flores aún se hallaba junto a la carta que él mismo hubo escrito. Observó como los pétalos se encontraban regados debido a que las flores se marchitaban, y aunque pensó en salvar algunas no le fue posible, pues apenas recordó lo que hubo ocurrido ese fatal fía cerro con prisa la maletera, escuchando su propio llanto y a Jungkook pidiéndole que se detuviera. Dejo todo tal y como estas subiéndose entonces a su auto para comenzar con su trayecto.
Su estamago ya se encontraba urgido por comida mientras más se acercaba al restaurante en donde hubo caído citado.
Junto al brillo cálido de la tarde del martes, Jimin estacionó su auto en el aparcadero del establecimiento que era al aire libre, y descendió entonces al césped junto con dólar el cual hoy se veía tan perfecto como su dueño. Camino pisando la verdosa grama con sus zapatos costosos y logró sonríe de forma honesta al encontrarse con su hermana.
— ¡Hola lindo! — exclamó al correr hacia él con sus tacones altos — te ves como todo un caballero — le halago otorgándole un amoroso abrazo.
— Y tu luces igual que una princesa — dijo haciendo referencia al vestido pomposo color rosa que Soo usaba hoy.
— No creo que sea tan así, he engordado ¿no?.
— Para nada, sigues igual de hermosa y joven que siempre — expreso Jimin con una sonrisa amable.
Ambos tomaron asiento y platicaron sobre sus vidas privadas haciendo énfasis en la nueva idea que tenía Soo para su hermano.
— ¿Entonces lo decidiste? — le pregunto al tomar de un té de hierbas.
— Si yo...creo que es lo mejor para mi ahora — afirmó Jimin quien se alimentaba de una pechuga de pollo.
— ¿Y no dejas nada atrás? — hizo la pregunta tratando de inmiscuirse en la vida de su hermano.
— Solo a Taehyung, pero creo que él estará bien — dijo queriendo que su hermana no le preguntara lo obvio.
— ¿Y que ocurrió con Jungkook? Hace mucho no me hablas de él.
¿Qué había ocurrido con Jungkook? La verdad mucho, pero Jimin no deseaba deprimirse al menos no hoy.
— Para acomodarlo en palabras cortas, la realidad es que no fuimos el uno para el otro — expresó algo simple y sin mucho detalle. No deseaba crear traumas en su hermana.
— Mmm bueno lo lamento mucho — expreso ella con tristeza.
— Esta bien. Lo mejor es lo que ocurre ¿no?. El tiempo ya nos traerá mejores cosas — sonrió, pero esta vez no era honesto. Le había dolido recordar al fotógrafo.
— Y hablando de mejores cosas mi amiga que trabaja en la embajada me comentó que dentro de dos semanas te otorgarán el permiso de trabajo ¡Ay estoy tan feliz de que vengas conmigo! — exclamó ella con sonrisas gigantes, haciendo que sus ojos quedarán en una línea.
— Si yo también...yo también...
Jimin había aceptado al fin la propuesta de su hermana. Dentro de poco su nuevo hogar sería Estados Unidos y no podía estar más melancólico. De haber seguido todo bien con Jungkook él no tendría ahora motivos para dejar su casa e iniciar de cero, pero es que el dolor en su pecho era tan abrumador qué sentía que ya no podía continuar con su vida, al menos que esta se transformara por completo. Ya no deseaba estar en su departamento y observar todas esas esquinas en donde alguna vez ambos compartieron momentos se placer risas, amor y diversión en general.
A su buzón ya no llegaban mensajes de "buenos días", "¿ya te haz alimentado?", "¿estás durmiendo bien?". Simplemente se encontraba con mensajes vacíos que venían de personas vacías a las que solo les interesaba su pocision económica y social. Muchos otros provenian de hombres que únicamente deseaban acostarse con él. También recibía correos de agencias que le ofrecían trabajar a su lado, pero nada se comparaba a los mensajes de real preocupación, del cariño qué venía por parte de un amor verdadero. Tampoco quería mentir y fingir que lo extrañaba por si lo hacía, solo que debía conservar su dignidad recién recuperada y con todo esto demostrarle también al mundo que él no era una persona frágil.
Al finalizar el almuerzo fueron a pasear a centros comerciales, también compraron ropa nueva y Jimin consiguió disfraces variados para dólar. Recorrieron después el centro de Seúl en donde tanto él como Soo fueron reconocidos por algunos fanáticos, quienes se acercaron a ellos en busca de fotos y autógrafos. Jimin acepto esta vez debido a encontrarse en compañía de su hermana quien irradiaba alegría y le brindaba esperanza a su opaco corazón.
Luego del tiempo junto a los fanáticos y las palabras de apoyo de los mismos se dirigieron al departamento de Jimin. Para esta ocasión Soo se encargo de la cena y Jimin de la elección de las películas siendo así como los dos compartieron un momento familiar y privado el cual era muy necesario para ambos, quienes habían vivido tanto en tan poco tiempo. Ahora transitaban por este mundo siendo huérfanos y eran ignorados por sus demás familiares, a quienes no les importaba tan siquiera saber de ellos, pero es que permaneciendo juntos ¿que otra cosa más podrían necesitar?.
Soo se marchó a América al día siguiente con la promesa de otorgarle a su hermano una nueva vida, y es que todo hubiese sido así de no ser por la llamada que Jimin recibió unas horas después.
Jimin contesto la llamada del detective qué se estaba encargando de investigar el caso de asesinato de su madre, y lo que recibió no fueron buenas noticias. Antes de que la tarde ayer sobre Seúl Jimin tuvo la obligación de conducir hacia el departamento de policías, en donde se le fue informado que la culpable del asesinato de su madre había confesado.
— Ella aseguró que un grupo mafioso la había contactado desde la prisión unos días antes, y que dicha mafia le hubo ofrecido 4.500.000 wones a cambio de que acabará con la vida de la señora Park Iseul — le explicaba el detective.
— ¿Ella menciono el nombre que conserva esta mafia? — pregunto Jimin.
— No, afirma estar bajo amenaza pero nos dibujo un símbolo que tal vez usted pueda reconocer.
El detective le entrego a Park la hija en donde había dibujado el homicida, y no reconoció en el dibujo implantado algo de lo que hacer memoria. Se trataba de hbq cruz invertida con la inscripción "muere antes que yo" en la misma. Esto no parecía a nada que hubiera conocido, por lo que no lo vio como una pista confiable.
— Debe tener cuidado señor Park. Recuerde que su padre conservaba tratados con personas muy peligrosas, y solo tal vez ahora han venido a cobrar — menciono el detective en cuestión.
Ahora lo recordaba, su madre le hubo hablando de esto poco antes de su repentino fallecimiento. La mente de Jimin no había terminado de analizar un problema cuando ya se le estaba presentando uno nuevo.
Suspiro cerrando sus ojos observando la fotografía de la asesina de su madre. Una mujer de aspecto descuidado que no conservaba mucha cordura según por lo que se podía apreciar en su mirada. Fue entonces así como a escondidas de su hermana Jimin investigó sorbre los símbolos y lo revelado hasta el momento por las autoridades. Engullo cientos y cientos de carpetas con información durante horas y días. Tratando de buscarle algo de lógica a este mundo demente y disparatado que insistía con invitarlo a su horrida fiesta cuando él nunca lo hubo pedido.
[...]
Dos semanas más tarde...
Su departamento hubo sido comprado por un pintor de destacada élite, a quien le fascinaba su cuarentona soltería y los gatos de distintas razas. El tiempo que le quedaba en Seúl lo viviría en el departamento de su hermana, enterando concluyera con la venta de todos sus muebles.
Hasta el día mencionado no había logrado dar con ningún nombre pesado dentro del mundillo de la ilegalidad, tal parecía que muchos de esos grupos habían decidido por mantenerse al margen o mudarse a otros estados de Corea, y estaba comenzando a plantearse si era necesario comunicarse con ellos pues el hecho de que estaba a punto de mudarse le brindaba esperanzas de que podría olvidarse de esa antigua vida, de la desgracia que hubo dejado su padre tras su muerte. Pero esas esperanzas se fueron desvaneciendo en la tarde del jueves en donde la vida terminó para Jimin a pesar de que continuará respirando.
Jueves. 01:15pm.
Estando en una panadería compraba un pastel de fresas el cual pensaba en compartir con su hermana, quien estaba llegando hoy a Seúl con el propósito de continuar con los tramites del permiso de trabajo de su hermano.
Soo:
— Ya llegue ¡traje frutas!😁.
Jimin sonrió a la vez que tomaba el cambio que la cajera le alcanzaba.
Jimin:
— Estaré ahí en diez minutos. Tengo una sorpresa 🤗.
Jimin sujeto la caja con el pastel dentro y camino de regreso al auto, asegurándose de que los asientos de atrás no estuviesen a temperaturas altas para que dólar pudiese sentarse cómodo. El pastel de fresas era tan importante para él como para Soo debido que en sus días de infancia habían aprendido a prepararlo gracias a sus niñeras, y cada vez que una situación problemática sucedía en su hogar ellos solían prepararlo y compartir, para de esta forma minimizar el daño que les habían provocado.
Teniendo a la música de Lady Gaga reproduciéndose en su equipo de sonido, manejaba de vuelta a su hogar. Esta vez al llegar al estacionamiento su mirada no se desvío al automóvil color ocre, el cual ahora lo veía como a un objeto maldito que no debía tocarse. Tal vez en algún momento podría ir a este y extraer al fin las flores marchitas, pero ese día no sería hoy. Las lágrimas seguían haciéndose presentes en él cuando su mente le hacía pensar en aquel sujeto del cual ya ni siquiera quería mencionar el nombre.
Sujeto la correa de dólar pasando la. Misma por su muñeca, para posteriormente tomar la caja con el pastel y tomar el ascensor. Luchaba ahora con el perro el cual se notaba muy ansioso y con muchos ánimos por llegar a su hogar.
— ¡Hey dólar! ¡Cálmate! — le pedía Jimin cuando halaba de la correa — dólar se me va a caer el pastel ¡estate quieto!.
Pero el animal no le tomaba en cuenta. Jalaba de la cuerda queriendo avanzar más rápido y ladraba a la nada. Esto no era común, dólar no se comportaba de esta forma al menos que estuvieran en el parque o cerca de sus galletas. Pero las respuestas llegaron para Jimin cuando observó la puerta de su departamento abierta.
Se precipito a la puerta presenciando un ambiente sombrío y atípico.
— ¡Soo! ¡Soo! — grito buscando a su hermana, quien le había comunicado antes que ya se encontraba en la vivienda — ¡Soo! — regreso a gritar soltando al perro y al pastel, al notar algunos muebles y cajas desordenadas como si alguien hubiese batallado aquí.
Buscó en cada esquina sin poder encontrarla, sabiendo que esto no se trataba de una broma, su hermana no tenía ese tipo de humor.
Con su palma abierta contuvo a su pecho asfixiado sentándose en el sofá pensando que iba a desfallecer, cuando entonces recibió una llamada.
En el registro de llamada se marcaba el nombre de "Soo", pero a pesar de ello sospechaba que no se trataba de su hermana.
— ¿Soo? — pronunció al responder.
— Ya deja de buscar, ella no se encuentra ahí. — respondió una voz masculina y el pecho de Jimin tembló con pánico puro.
— ¡¿Quién carajos eres?! — vocifero exaltado.
— Solo un hombre ordinario al que no le gusta que le deban dinero...
— ¡Nosotros no te debemos nada! ¡¿Dónde está mi hermana?!.
— Tal vez ustedes no, pero su cobarde padre si...con el asesinato de tu madre ya he cobrado quinientos mil dólares ahora solo me faltan los otros quinientos mil. Tú eliges a quien deseas sacrificar o entregarme la otra parte del dinero. Tienes doce horas — dijo el desconocido antes de colgar la llamada de forma abrupta.
— ¡Hey! ¡Hey! — exclamó Jimin intentando devolver la llamada cuando un mensaje entró a su buzón.
Soo:
— Lleva la cantidad mencionada dentro de doce horas al Puente Ilsan. No llames a la policía y asegúrate de ir solo...Soo ya comienza a coquetearme.
"Muere antes que yo".
— ¡Aarggh! — exclamó frustrado antes de aventar el teléfono al sofá y caer al suelo sobre sus rodillas.
Al final toda la desgracia de su familia los hubo alcanzado. Al final no consiguió proteger a Soo. Al final la vida le demostraba qué no habían nacido para vivir en paz.
Sollozo esta vez a gritos, meciéndose sobre su sitio con las manos rodeando su cabeza y la urgencia de desaparecer en ese mismo instante. No había descanso para él, tampoco para las pocas personas que quería. No podía vivir como cualquier persona normal y le era imposible optar por un camino diferente...todo estaba tan mal.
Se lamento sobre el suelo el cual hoy parecía estar más frío que nunca, y pidió ayuda a cualquier ser cósmico, quien sea que fuese lo salvará.
Pero ¿Qué estaba haciendo?.
Él era fuerte, él era hábil, él era una persona de valor. Su maestro de taekuondo alguna vez le hubo dicho que rendirse no era una opción, que Jimin estaba preparado y existía para cumplí un propósito honorífico y eso haría.
Secó sus lágrimas, limpiando luego el polvo en su pantalón y obtuvo una determinación...si el mundo deseaba enfréntesele él no bajaría la quijada al suelo, aceptaría la invitación y rebanaría el cuello a cuán maldito se cruzará en su camino.
Río Han. Puente Ilsan. 01:20am.
Magia era lo que Park Jimin había hecho para conseguir todo el dinero en efectivo en solamente doce horas. Sus pies marchaban en línea recta y fumaba de un cigarrillo solo para calmar sus nervios, pero eso no estaba funcionando. Su mano se estremecía al sostener el cigarrillo y se repetía una y otra vez que vería a Soo de nuevo, que ella estaba bien y que regresarían a su hogar a ver películas como siempre lo hacían.
Las luces blanquecinas de dos faros redondos se aproximaban entre la obscuridad. Sujeto con fuerza el bolso en su mano, esperando que los conductores y acompañantes bajaran del auto.
Al estar muy cerca del joven chico el auto se detuvo apangando tanto las luces como el motor, y tres hombres de aspecto incomodo descendieron del vehículo. Park trago saliva actuando sin temor, pues esta vez no bajaría la quijada él no era parte de esos hombres débiles.
— Vaya pensé que no vendrías. — hablo el hombre que se aproximaba a Jimin. Vestía ropa de colores obscuros y no parecían tener mas de treinta y cinco años.
— ¿Dónde esta Soo? — pregunto Jimin sin dejar de observa fijamente al hombre, demostrándole que no le temía.
— Primero lo primero — expreso al sonreír — ¿tienes la cantidad exacta?.
— Si, pero... — observo al bolso y luego de vuelta al auto — como dices tú mismo, primero lo primero. Quiero saber si Soo esta bien ¿Qué me garantiza que sigue con vida?.
— De acuerdo, aceptare tus sospechas solo por los buenos tiempos que viví siendo socio de tu padre — dijo para luego chasquear sus dedos.
El hombre fornido a su costado regreso al auto y consigo trajo a una persona...esta era Soo. La chica se encontraba con la cabeza oculta detrás de un saco negro y estaba atada tanto de tobillos como de muñecas forcejeando por su vida. Jimin pudo ver sus ojos llorosos y maquillaje corrido cuando el saco fue apartado de su rostro, testificando entonces de esta forma que su hermana si estaba presa de estos horridos hombres.
— Soo... — musito impotente, odiándose por no poder hacer nada al menos por los momentos.
— Bien ¿contento? ahora entrega el maldito dinero — exigió el mafioso a cargo.
Park aventó el bolso hacia ellos y el hombre le pidió a otro que trabajaba para él verificar si todo se encontraba en orden dentro del bolso. El hombre abrió el cremallera y observo los dólares certificando en poco tiempo que todo se hallaba completo.
— Bien joven Park tal parece que haz cumplido como se debe, tal vez si seas un hombre de fiar no como tu padre — expreso el hombre encendiendo un cigarrillo y fumando de este.
— Ahora déjanos ir. Esto no tendrá porque volver a repartirse, yo no seguí con el negocio de mi padre — expreso Jimin siendo firme.
— Si, tienes razón — sonrió falsamente — deja ir a la pobre chica con su hermana Kang — dijo haciendo referencia al hombre fornido que sostenía a Soo con sus brazos.
Cuando todo parecía ir bien y que Soo al fin seria libre otros dos hombres aparecieron por atrás, desde las sombras y tomaron a Jimin a la fuerza para amordazarlo y subirlo al auto de la misma forma que hicieron con Soo. La noche no estaba por terminarse pronto.
Jimin lucho, por supuesto que lo hizo, pero no era capaz de hacer mucho cuando habían tantas personas contra de él y encima estando amordazado. Jadeaba con fuerza sintiendo que el aire le faltaba en ese costal de color negro, escuchaba al auto a andar y a su hermana quejarse en los asientos traseros, no paso mucho tiempo hasta que llegaron al lugar en donde se suponía algo muy terrible estaba a punto de sucederles.
Guiándose solo por su oído Jimin escucho como las puertas fueron abiertas y Soo fue la primera que hicieron bajar del mismo. Ella se oía sollozando en verdad aterrada, pero Jimin intentaba mantener la mente fresca y no perderse de ningún detalle. En unos cortos segundos Jimin también fue arrastrado fuera de la camioneta, escuchaba insultos como también ordenes hasta que lo hicieron arrodillarse en el suelo que se oía al igual que el metal.
"Tú eres fuerte" "Tú puedes con esto". — se repetía a sí mismo dentro de su cabeza para intentar convencerse.
— Ya descubran su cabeza — escucho decir y justo en ese instante tuvo visión.
Sus ojos fueron encandilados con la luz led que iluminaba cada esquina de un lugar que parecía ser una bodega, o una cocina clandestinas de dr0g4s fuertes.
— ¿Creíste que seria tan sencillo? Sé que solo eres un niño, pero vaya que idiota que eres — dijo en tono burlesco el hombre frente a él. — yo no necesito ese dinero, gano mas de diez millones de dólares al día con mis múltiples negocios. Para mi esos quinientos mil no son mas que basura pestilente, es mas... — hizo la señal para que uno de sus cómplices le alcanzara el bolso con el dinero.
Acto seguido prendieron en llamas un barril de acero en donde dejaron caer los cientos de billetes recién sacados del banco, haciendo que un humo negro y muy costoso se disipara por el aire.
— ¿Lo ves? El dinero no es lo que me importa, no es por lo que te hice venir aquí — hablo él mientras Jimin balbuceaba palabras que no eran entendibles debido a que su boca se encontraba cubierta por un trapo. El hombre hizo una señal para que le quitaron dicho trapo y sonrió soberbio antes de escuchar lo que Jimin tenia para decir.
— Entonces ¿Qué coño es lo que quieres? — gruño el joven.
— Puedo creer que no lo sabes ya que nunca te vi trabajando con Escorpión, pero tu padre mando a asesinar a muchos de mis compañeros solo para sembrar terror en mi, para demostrarme que él era quien mandaba en Seúl. Su crudeza fue tal que no le importo asesinar también a mi esposa embarazada, jamás pude obtener mi venganza hasta el día de hoy...
— ¡Yo no tengo nada que ver con ese hombre! ¡En vida jamás significo nada para mi y me importa una mierda que este muerto! — vocifero Jimin estando aun de rodillas siendo sostenido por los otros dos hombres.
— Eso no importa ya. Llevan su sangre, su apellido, su herencia...solo ustedes pueden pagar todo el daño que ese hombre causo en vida y así es como será. — respondió este — tráiganla — ordeno.
Detrás de una puerta la joven Soo apareció una vez mas, estaba al igual de amordazada como antes solo que esta vez no había nada que cubriera su rostro o boca por lo que sus gritos eran audibles.
— ¡No por favor! ¡déjenme en paz! — sollozaba ella.
— ¡Malditos! ¡déjenla ir! ¡ella no tiene nada que ver! — pidió Jimin con su corazón acelerado.
— Mi esposa tampoco tenia nada que ver ¿pero eso le importo al desgraciado de tu padre? No lo creo.
— ¡Vete al diablo, hijo de puta! — gruño Jimin desde sus adentros, cuando entonces el hombre propino una patada en la mejilla del chico.
— ¡No! — grito Soo con lamentos.
— ¡¿Te crees fuerte, maldito idiota?! ¡solo eres una alimaña! ¡una maldita perra urgida! — exclamaba el hombre a toda voz cuando continuaba pateando a Jimin quien ahora yacía sobre el suelo retorciéndose de dolor — ¡eres un asco de persona tal y como tus padres lo fueron! ¡tú no eres diferentes a ellos y ahora vas a servirme a mi! — pronuncio deteniendo sus patadas.
— ¡Ya basta!...b-basta por favor... te l-lo suplico — imploraba Soo.
El hombre dejo a Jimin dolorido sobre el suelo mientras se acercaba ahora hacia la mujer que luchaba por soltarse aunque sabia que no tenia ninguna posibilidad.
— No llores cariño — pronuncio acariciando el cabello de Soo — no quieres arrugarte ¿no es así? Si te haces vieja ¿Cómo vas a complacer a mis chicos después?.
Soo observo la vileza en los ojos del tétrico hombre quien no parecía mentir, y sintió que ya era el momento oportuno para empezar a despedirse de este mundo que nunca la quiso.
— Veras esto es lo que haremos hijos de Park, tu Jimin... — lo señalo — serás mi dealer, mi perra. Trabajaras gratis para mi sin descanso y en condiciones precarias por supuesto, esto no es una especie de vacaciones — carcajeo — y tu Park Soo serás desde la madrugada de hoy mi amante, pero primero antes de venir a mi tendrás que ser probada por todos mis chicos y no nos detendremos hasta que la luna haya tocado el cielo nocturno.
— ¡No! — grito Jimin reuniendo fuerzas para colocarse de rodillas una vez mas — por favor no...todo lo que le pienses hacer a ella házmelo a mi...
— ¡Jimin no! — suplico Soo.
— Te lo pido... — jadeo intentando recuperar el aire — yo tomo su lugar, pero a ella no la toques te lo ruego.
El hombre carcajeo una vez mas pensando que era muy gracioso lo que Jimin le proponía.
— Lo lamento Jimin, pero no me gustan los hombres. Tampoco soy un urgido como para hacerlo con una basura como tú — pronuncio cerca del rostro sangrante del joven quien lo observaba como si deseara arrancarle la garganta con sus propios dientes.
Y antes de que el hombre mafioso ejecutara los aberrantes planes Jimin con la ayuda de la cuchilla que se hubo guardado en la manga de su abrigo corto la soga que le impedía mover sus muñecas. Las posturas cambiaron para todos cuando Jimin fue quien tomo el control al apuñalar en el cuello al hombre que lo custodiaba. Quien se encontraba a su izquierda intento dispararle, mas sin embargo, estos no eran hombres que habían sido entrenados para una situación como esta, Jimin si. Con un movimiento rápido desarmo al hombre de su izquierda y le propino disparos a su torso corriendo luego detrás de los barriles intentando protegerse, rogando porque a nadie se le ocurriera usar a Soo como carnada.
La balacera se hizo presente en el lugar cuando algunos tantos hombres intentaban dispararle a Jimin, pero solo una de esas tantas balas había logrado dar en su dorso solo que por la adrenalina del momento ni siquiera hubo sentido el dolor del disparo.
— ¡Sal ahí, maldita rata! ¡o tu hermana se muere! — grito el hombre, pero antes de que pudiera tan siquiera tocas a Soo perdió la vida por una bala que se incrusto en su cráneo.
Horas antes Jimin había contactado con las fuerzas especiales de Corea, quienes ahora le agradecían por haber ayudado a capturar a una de las bandas criminales mas peligrosas del pais entero. Cientos de policías armadas de pies a cabeza ingresaron al lugar acabando como todo aquel quien intentara atacarlos, siendo de esta forma como Jimin si había cumplido con su objetivo.
Los pocos presentes que quedaron vivos fueron capturados y esposados por las autoridades quienes tenían todo el establecimiento bloqueado con patrullas y helicópteros además. Jimin desesperado busco a Soo entre tantas personas encontrando a la asustadiza joven escondida detrás de barriles.
— ¡Soo! — grito corriendo a la mujer tomándola entre sus brazos y expresando lagrimas de felicidad.
— Jimin ¡estas herido! — dijo ella señalando la mancha de sangre en el abdomen de su hermano.
— Yo estaré bien, no me siento tan cansando — dijo desajustando las sogas en las muñecas de la mujer — si te tengo a ti no hay nada mas que pueda desear — pronuncio acariciando las mejillas de su hermana las cuales ahora se notaban mas coloridas.
— Fuiste excelente, de verdad me sorprendiste — pronuncio ella con una sonrisa.
— Si, ahora vayas a casa — expreso Jimin, pero antes de que pudieran dar un paso fuera de la bodega la vida termino ahí para él.
Uno de los mafiosos moribundos quien se creía muerto aun poseía un arma y la ultima cosa que hizo antes de morir fue dar un solo disparo cayendo al suelo después.
La bala no atravesó a Park, pero si al cráneo de Soo...
Jimin la observo desvanecerse, sin escuchar un solo sonido. Tal vez estaba llorando por dentro, tal vez su corazón se había quebrantado en ese mismo segundo, pero él no lo supo. Solo sabia que él estaba muerto aunque continuara respirando.
Hola muchas gracias por haber leído este capitulo tan fuerte 😔😔. Lo lamento mucho por este capitulo 😭😭, pero una vez que tocas suelo lo único que te queda es subir hacia arriba. Muchas bendiciones para todos ❤️❤️.
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