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Capitulo 46:



Hotel Riu Plaza Miami Beach. 07:20pm. 02 día de investigación.

— Si, mañana estaré regresando a Corea... — decía Jimin el cual hablaba por teléfono — seria muy grato tomar una taza de café con usted.

Camino por la habitación, tomando el arma que yacía sobre el escritorio. Se sentó luego en la cama y desmonto el cargador de la pistola. Del bolsillo de su pantalón extrajo algunas balas y relleno con las mismas el cargador regresando este a su lugar de origen.

— Por supuesto que estaré allí lo mas puntual posible — pronunciaba fingiendo amabilidad a la persona tras la lineal — saludos a sus hijas señora Nari.

Colgó la llamada posando el teléfono en la cama y avanzo entonces hacia el espejo gigante de pared. Se observo a él mismo allí y a sus ojeras pronunciadas. Había estado todo este tiempo intentando ubicar a la mujer de la llamada, esa que poseía un tatuaje de cruz en su muñeca de la cual tenia por seguro conocía el paradero de Soo o mínimo lo que si madre practicaba. 

Alzo el arma apuntando ahora a su propio reflejo e hizo la pantomima de haberse disparado. No sabia si lo que estaba pensado hacer le iba a resultar, pero no pensaba en quedarse de brazos cruzados hasta que la policía se dignara a investigar su caso.


[...]


Corea del Sur. 07:00pm. 04 día de la investigación.


Jugaba con un lapicero el cual hacia girar en sus dedos. Contemplaba cada minúsculo detalle del restaurante que hubo elegido...la iluminación tenue del lugar, el distanciamiento que había de una mesa a otra, los pocos comensales que residían en el lugar cuando entonces observo llegar al restaurante a la mujer de avanzada edad. Ella vestía con el color rosa y usaba una falda hasta las rodillas. La mujer busco con la mirada al joven Park hasta encontrarlo y sonrió acercándose a él.

— Buenas noches señora Nari — saludo colocándose de pie haciendo una reverencia.

— Buenas noches Jimin ¿Cómo haz estado? — pregunto al sentarse, tal y como sino estuviese enterada del secuestro de Soo.

— Bastante bien, tuve unas buenas vacaciones en América — contesto siendo sarcástico, pero al parecer la mujer lo tomo como un hecho.

— Que increíble, tengo años sin viajar hacia allá...

Conversaron sobre el trabajo de Jimin t la mujer le hizo participe de las buenas nuevas en su vida, como que su hija mayor estaba a punto de egresarse como doctora y que su menor hija era la numero uno en toda su secundaria, declaraciones que a Jimin ni le servían ni le importaba, en todo caso estaba haciendo un esfuerzo enorme al actuar como un caballero respetuoso cuando en realidad sentía deseos de insultar a la descarda mujer.

— Es precioso este establecimiento, me gusta que sea un lugar exclusivo y que no todos puedan entrar — decía al beber de su café — además de que se siente como si a nadie de aquí le importara lo que le sucede a los otros. Todos están ensimismados.

— Si...es verdad — respondió Nari desconcertada sub obtener de que hablaba el modelo.

— Señora Nari ¿sabe que es la rotula? — pregunto cambiando de tema.

—  Mmm si por supuesto, es el pequeño hueso que une el hueso fémur con la tibia — respondió con orgullo.

— Al parecer su hija le ha enseñado bien — dijo haciendo referencia a lo que la mujer conocía sobre medicina y esta sonrió — recuerdo que cuando era niño jugaba con mi hermana a ser médicos, de hecho debido a nuestros juegos llegue a pensar que ella estaría interesada por estudiar medicina, pero desafortunadamente no le otorgaron la libertad de elegir lo que deseaba hacer ¿no es así, sacerdotisa del nuevo pueblo?.

Si el rostro de la mujer era pálido, en estos momentos parecía ser el de un autentico cadaver luego de escuchar las palabras que Jimin hubo pronunciado. Nari sintió como un objeto golpeo sutilmente su rodilla y se quedo inmóvil al creer de que se trataba.

— Recuerde la rotula señora Nari. Si sabe lo que es me imagino que también conoce lo que ocurre si la misma se fractura ¿no? — preguntaba a la mujer quien yacía muerta de miedo — además del evidente dolor terrible que sentiría, también podría tener dificultades al flexionar la pierna o peor aun tener para siempre la imposibilidad de caminar. Si se atreve a gritar, a alertar a las personas de aquí, a moverse sin que yo se lo permita o tan siquiera hacer gestos a u mesero yo le destruiré la rotula y usted perderá la libertad de caminar ¿me esta entendiendo?.

Con sus ojos llorosos asintió aterrada sin moverse ni un centímetro de mas.

— Muy bien — sonrió Jimin quien cubría el arma con su saco color negro.

— ¿Q-que quieres? — titubeo.

— A mi hermana, Ustedes se la llevaron y créame cuando le digo que no me importaría terminar preso. Si tengo que matar a cada uno de los malditos miserables que la raptaron así lo hare. — hablo firme sin parpadear.

— Y-yo no se donde esta, Jimin... — susurro las palabras intentando dar pena.

— ¿De verdad? Porque yo si se donde están sus hijas ahora — dijo posicionando su teléfono sobre la mesa, y la mujer tuvo que ahogar un grito y tragar fuerte cuando observo a sus propias hijas a través de una videollamada.

Ellas yacían sobre el sofá observando la televisión mientras alguien las grababa desde fuera de la casa.

— Me pregunto que película estarán viendo — se burlo con malicia de la situación.

— N- no les hagas daño...por favor te lo pido — musito entre lloros.

— Eso dependerá de usted sacerdotisa Nari — expreso sacando de su bolsillo una hoja de papel junto a un lapicero — escriba en esa hoja toda la información que debo saber para encontrar a Soo, dirección, teléfonos, nombres absolutamente todo. De no ser verdad lo que escribe yo mismo me encargare de cegarle la vida a sus tan consagradas hijas...ahora escriba — le ordeno, permitiéndole moverse para escribir.

La señora Nari tomo la hoja y con su mano inestable escribió en la misma. Allí anoto nombres completos y direcciones que Jimin no conocía y nunca hubo visitado antes, leyó también las ocupaciones que ejercían dichos individuos dentro de la secta como también los números telefónicos de algunos de ellos. Mas abajo, en la parte inferior del papel Nari dibujo un mapa a las apuradas que conducía hacia una especie de templo, según por lo que se lograba apreciar en el dibujo de calidad pobre.

— Aquí esta Soo... — susurro señalando dicho templo con el lapicero.

Jimin se apresuro a guardar la hoja en el bolsillo de su pantalón, sin apartar ni por un segundo el arma de la rodilla de la mujer.

— Escúcheme Nari — le pidió y ella intento atenderle alzando su rostro caído — si los datos son correctos y encuentro a Soo usted no debe preocuparse por nada, sus hijas vivirán. Si en cambio usted me ha timado y a Soo le ocurre algo horrible debido a ustedes, no piense que seré piadoso porque no permitiré que viva en paz sabiendo todo el daño que ha causado — le advirtió acercando su rostro a ella, recortando distancia.

— Esto es lo que haremos... — dijo apartando su rostro — yo me iré primero y usted se quedara aquí por diez minutos hasta que yo me haya marchado. No piense en usar su teléfono para marcar a las autoridades, pues usted sabe muy bien que lo que hacen no es correcto y que también corre peligro de ser encarcelada si todo esto se su asquerosa secta sale a la luz publica. Tampoco piense en marcar a su esposo o algún miembro de la secta, ya que de hacerlo y yo enterarme esas sonrisas que ve ahora aquí se apagaran y le aseguro que luego iré por usted — dijo mostrando a sus hijas en la videollamada.

Acto seguido Jimin se levanto de la mesa y con cuidado fue apartando el arma de la rodilla ajena, hasta que pudo cubrirla con el saco en su brazo.

— No haga nada insensato Nari. Recuerde que sus hijas están a una llamada de pisar la tumba. — menciono caminando lejos del restaurante. 

Dio varios pasos hasta encontrarse con su propio auto. Subió a este e hizo una llamada de solo voz.

— Ya esta listo. Mañana partiré al lugar. — confirmo a la persona tras la linea.



Departamento de Jimin. 05:10pm. 05 día de la investigación.

Se colocaba un chaleco antibalas por debajo de la ropa. Vistiéndose entonces usando una camisa blanca manga larga, y uso sobre la misma una pistolera en donde guardo armas que ya tenían el segur puesto, Recargo otra pistola la cual tendría a disposición por si cualquier incidente ocurría, y para culminar su atuendo se vistió con un abrigo color negro.

Tenia a la mano el mapa improvisado y en su teléfono hubo almacenado la información otorgada. Se dirigió luego a su escritorio y de este tomo una cámara "GoPro" guardando la misma en el bolsillo de su pantalón.

El tiempo en donde Jimin se hubo trasnochado en Miami, pudo encontrar lo que necesito para entender todo el desastre que había provocado su madre. Ingresando a la Deep Web descubrió un tipo de secta que tenia como nombre "El Nuevo Pueblo". Observo allí revelaciones dantescas debido a que esta religión no era como muchas otras. Realizaban sacrificios tanto de animales como de humanos, practicaban rituales con connotaciones diabólicas y los miembros de la secta inducían a sus propios hijos a la mis desde una edad muy temprana, presentándolos a algo que ellos llamaban "Dios"  estando los infantes en desnudez total.

Aunque pareciera sacado de una película Hollywodense todo le hacia sentido a Park. Sus sueños nunca habían sido sueños, los cantos que recordaba de su madre se utilizaban en los rituales y las mascaras tenebrosas que habían logrado ver tanto Soo como él perecían a la secta. El rompecabezas estaba armado, no obstante Jimin sentía que dentro de poco iba a enloquecer. Era demasiada información que procesar de un mundo totalmente distinto y tan aberrante.

— Yo debería ir contigo— escucho decir detrás de él.

— No... — negó girando sobre sus talones — tú desde quedarte aquí para proteger a dólar. No puedo confiar en que Nari no haya avisado a nadie.

— ¿Y si algo te ocurre? — cuestiono acercándose a Park.

— Entonces te avisare. Sabes que no pienso desactivar el GPS — le recordó susurrando cerca de su rostro.

— Cuidate mucho — pronuncio sintiendo pesar.

— Yo estaré bien —le prometió — y Soo también.

Sujetando el arma en su cinturón camino fuera de la recamara observando como el tierno dólar camia a gusto de sus croquetas. No pudo cruzar su puerta cuando su mano fue apresada y volviéndose contemplo como el hombre con ojos de venado no deseaba dejarlo ir.

— Por favor no dejes que le ocurra nada a dólar — le pidió tragando seco, evitando que su llanto apareciera.

— Lo hare. — asintió plantando un pequeño beso en los labios de Park.

— Gracias Jungkook... — expreso con nostalgia y el hombre debilito el agarre en su mano.

Bajo con apremio al estacionamiento, buscando el Porsche  negro que hoy tendría el honor de acompañarlo al lugar del cual, no sabría con certeza si iba a regresar.

[...]

Manejo por la carretera y poco a poco la opacidad de la noche comenzaba a hacerle compañía. Debido a esta misma oscuridad y el lugar remoto en el que transitaba no noto las púas que yacían escondidas en el suelo de arena. Estas mismas consiguieron pinchar sus cauchos delanteros, haciendo que el auto fuese solo un objeto inservible.

— ¡Carajo! — reclamo golpeando el timon.

Sin tener ni dos minutos par alimentarse, salió del auto sujetando con una mano la pistola y con la otra su propio teléfono el cual estaba usando para tener visión.

Supo que se estaba acercando al lugar que deseaba encontrar cuando observó el pasto crecido a sus alrededores, junto a los matorrales y la soledad inquietante. Tal parecía ser el único hombre que habitaba por estos lares.Camino quizás por una hora o dos sin poder hallar una sola edificación. Su mente le hizo creer que se había equivocado de camino, pero la verdad cambió al haberse encontrado con el templo del dibujo. Lo visualizo desde lejos escondiéndose entre los árboles y la noche fría, contemplando en silenció la cantidad de autos que se estacionaban a las afueras del templo pintado con el tétrico color negro. Observó también a personas vestidas con túnicas quienes bajaban de sus lujosos autos, algunos de ellos llevaban a niños en sus brazos o de la mano. Siendo todo tan aberrante que Jimin no pudo ignorar el hecho llenándose entonces de ira. 

 Espero con paciencia a que las personas estuviesen dentro del templo y la soledad lo acompañara de nuevo. Una vez y ya todo se encontraba en paz avanzó sigiloso hacia la parte posterior del establecimiento rodeando este. Quiso observar por las ventanas, pero estas se encontraban cubiertas por cortinas siendo por esta razón que tuvo que esforzarse en hacer memoria.En la Deep Web hubo leído variedad de rituales que personas de la secta se atrevían a relatar, en muchas oportunidades también compartían fotografías y videos que duraban apenas treinta segundos.Si lo que hubo leído era veraz en estos momentos su hermana se encontraba en un ritual llamado "la llamada del ocaso". En dicho ritual a las personas que habían sido presentadas al "Dios" cuando fueron niños, se les presentaba una vez más con la diferencia de que esta vez había un sacrificio de sangre que había que pagarse. Si bien su hermana no iba a ser el sacrificio al ser ella hija de un miembro de la secta, alguien lo iba a ser entonces.Obtuvo una oportunidad cuando uno de los miembros salió fuera del templo para fumar un cigarrillo. Camino detenidamente jugando con las sombras hasta que llegó a dicho hombre, al que apunto con el arma. 

 — Tan siquiera haz un solo sonido y te prometo que nunca más verás la luz del día - le amenazó posicionadose ahora frente a a la persona, quien se veía como un joven aterrado. 

 Lo obligó entonces a indicarle donde se hallaba Soo, que estaban haciendo con ella y en que momento la dejarían a solas. El joven entregó los datos temiendo por su vida y Jimin tuvo que hacerle una última amenaza antes de dejarlo partir. 

— En unos minutos este lugar estará lleno de autoridades policíacas y a menos que quieras ser cogido en prisión más te vale irte ahora. — le decía apuntando a su cabeza. El hombre estando lleno de angustia, se subió a su auto y sin quejarse le entrego su teléfono a Jimin antes de partir del lugar. 

El modelo no sabía que tanto podía confiar en el sujeto o Nari, pero algo le decía que se encontraba en el camino correcto. Logró ingresar al templo usando la ventana que daba al sótano abandonado, y al certificar que si se encontraba a solas se sorprendió de que aquel desconocido hubiese sido honesto, aún así sentía un dolor asfixiante en el pecho pues sentía que dentro de poco todo terminaría en desgracia. Deseando que ese no fuese su destino avanzó subiendo las escaleras abriendo la puerta con detenimiento, teniendo precaución de no alertar a los nefastos invitados de la velada. 

Curioso por la pequeña abertura de la puerta plegada y solo decidió salir cuando no escucho ruido alguno. Pegado a la pared dio pasos precavidos sosteniendo el arma en todo momento frente a él (no deseaba dispararle a nadie, pero de ser provocado no tendría otra opción). Caminó entre pasillos sombríos entendiendo lo grande y espacioso que era el templo, el cual se encontraba infectado con imágenes impuras que parecían extraídas del averno. También habitaban innumerables estatuas de demonios o entidades espeluznantes las cuales no portaban una buena pinta y te hacían sentir tan observado e incomodo. Intentó hacer caso omiso a este hecho y tuvo que ocultarse tras un muro cuando miembros de la secta se encontraban subiendo las escaleras del primer piso al que ahora se encontraba Jimin. Eran dos personas igual vestidos con túnicas que los cubrían hasta los pies; siguió a estas con la mirada hasta que entraron a una habitación qué se hallaba al final del pasillo. 

Aguardo tras del muro y sus pasos fueron ahora hasta las escaleras de donde habían subido esas personas. Dio un brinco al escuchar gritos provenir de allí, y se oculto de nuevo esta vez tras el muro que se encontraba al lado de las escaleras. Entendió luego que no eran gritos de desesperación, pues la gente en el primer piso charlaba a gusto y reían engullendo de un gran banquete, pareciendo tan alejados del mundo real y viéndose como nobles corderos, como si fueran ajenos a todo el mal que ellos mismos provocaban. Chisto su lengua sintiendo repulsión y aprovecho la oportunidad de la cena colectiva para adentrarse aún más al templo en busca de su querida hermana.

Antes de marcharse posicionó la cámara "GoPro" sobre una de las estatuillas, siendo estas tan oscuras e inmensas que camuflaban a la perfección la diminuta cámara. Encendió la misma y coloco a grabar mientras le indicaba por mensaje a Jungkook lo que estaba sucediendo y en donde se encontraba, pidiéndole además que contactará con su abogado y que este a su vez contactaría a las autoridades de Seúl. Sea como fuese que terminará la noche para Jimin solo tenía algo en claro: estás personas ya no iban a salvarse de una condena segura. En el intento de recordar la dirección que el desconocido le hubo informado caminaba creyendo tener un rumbo, se topo con varias puertas que no conducían a nada hasta que los ojos le brillaron al haber encontrado la capilla en donde, debido a las decoraciones demoniacas junto a las variadas velas encendidas daba a pensar que aquí ocurriría el ritual. En solo segundos pudo certificar esto, ya que visualizo desde la puerta a quien por tantas horas estuvo buscando.

— Soo... — musito para él corriendo hacia su hermana, la cual yacía desmayada en un tipo de urna, pero sin tapa.

— ¡No la toques! — grito alguien, por lo que tuvo que detener sus pasos antes de llegar a Soo.

Sin ganas de dispararle a nadie hoy, se giro sobre sus talones y odio el hecho de tener que enfrentarse a su madre por una segunda vez.

— ¡Tú eres quien nunca debió tocarla! — vocifero apuntando a su madre con el arma.

— Deja de meterte en donde no te importa. Esto no tiene nada que ver contigo...aun — admitió ella, quien también iba vestida con una túnica negra.

— Ya sé lo que son, sé lo que hacen. No vas a poder engañarme de nuevo — le hizo saber siendo firme con cada palabra que pronunciaba.

— ¿Y que esperas lograr con todo esto? ¿Vienes solo a un lugar lleno de gente y piensas salir exitoso? Ni siquiera Soo es tan incrédula — se burlo.

— ¿Acaso he dicho que vengo solo?  No deberías dejarte engañar tan fácil — sonrió sin mostrar temor a la crudeza de su progenitora.

— Solo hazte a un lado y déjanos en paz. Soo regresara a su hogar cuando todo haya acabado —aseguro la mujer, pero es que con ella nada era certero.

— Lo lamento madre. Pero jure que no me iría de aquí sin Soo y voy a mantener esa promesa.

— ¿Así será? — cuestiono alzando una ceja.

— Así será. — confirmo de vuelta.

— Bien, pueden entrar — ordeno la mujer.

Luego de haber dictado eso varias personas ingresaron a la capilla, vestidos con túnicas negras y macaras demoniacas. Jimin no encontraba salida por lo cual tuvo que amenazarlos antes de que estuviesen cerca de él y de Soo.

— ¡Apártense! ¡voy a disparar si no lo hacen! — gritaba él, pero las personas continuaban avanzando.

Siendo ágil dio varios disparos al techo los cuales alarmaron a algunos presentes, pero aun así muchos otros no detenían su paso. Corrió hasta esconderse entre los muros de concreto pensando que era injusto atacar a personas que no podían defenderse al estar estos desarmados, pero al contemplar una vez mas el rostro puro e inocente de su hermana no pudo permitir que estos desconocidos le hicieran daño una vez mas, él no había llegado esta aquí para actuar como un cobarde que se escondía tras de los muros.

Dio varios disparos intentando alejar a los individuos deseando al cielo que no lograra herir a nadie de gravedad, pero su corazón pego un salto cuando escucho gritos combinados con lamentos. No quiso tan siquiera mirar, no deseaba ver las consecuencias de sus actos. Disparo unas cuantas veces mas en el momento en que los individuos intentaban precipitarse a ellos de forma salvaje, y esta vez si tuvo detrás de él a la persona a la cual hirió en una de sus piernas.

Pensó que tendría que matar a alguien en el intento de proteger a Soo, por lo mismo respiro hondo planteándose el suceso y sin mas salió detrás del muro apuntando al hombre quien intentaba llevarse a su hermana en brazos. Para fortuna de todos los presentes se escucharon patrullas y la típicas luces de azul y rojo se visualizaron a través de los vitrales pintados con figuras infernales. Las personas dentro de la capilla huyeron espantados y los que fueron heridos también lucharon en levantarse para intentar huir, pero ya no habría escapatoria para ellos...esta vez no.

 Al fin Jimin pudo ver frente a frente a su hermana, descubriendo que la misma apenas estaba siendo cubierta por un vestido trasparente color salmón. Intentando no ver de mas se quito su abrigo y lo coloco sobre su cuerpo, tomando a la misma en sus brazos y abandonando el lugar por la puerta principal. Camino sintiéndose gratificante sin  poder creer lo que hubo logrado en tan solo días, sin  poder creer que su hermana se hallaba de nuevo con él...sin poder creer tampoco que su propia madre estaba siendo arrestada por los tantos crímenes impunes que cargaba sobre su espalda. 

La sonrisa en su rostro fue grande al observar a los culpables siendo arrestados y a los niños ser salvados, pero su sonrisa se expandió de forma exorbitante cuando contemplo a Jeon bajando de una patrulla de policía, quien siendo amable le devolvió el gesto.

Jimin no necesitaba a sus padres, cuando tenia todo lo que necesitaba gracias a solo tres personas...y un perrito.


Muchas gracias por leer ❤️❤️. Disculpen la hora, estos días han sido difíciles 😥😥. Gracias por estar aquí y por sus bellos mensajes de apoyo se les quiere, cuídense mucho. 😘😘.

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