Capítulo 4:
El día de hoy martes, se le había pedido a los modelos que llegarán a la agencia maquillados y vestidos usando la marca Palace. Sería un tipo de actividad libre en donde cada uno tendría la oportunidad de expresarse como más les gustara.
Jimin sabía que debía aprovecharse de esto, por lo que no dudo en vestirse de manera provocativa y sobresaliente.
Escogió unos shorts de jean tan pequeños que no otorgaban nada a la imaginación. También decidió usar una camiseta transparente y de color rojo, junto a una chaqueta algo corta y blanca con distintos colores en la espalda. Por otra parte su maquillaje era sutil. Distintos tonos de marrón sobre sus párpados y brillo labial de fresa adornando sus dos algodones de azúcar.
Tenía en mente hacer todas las poses atractivas que se le ocurrieran hasta hacer dudar al fotógrafo Jeon, pero tenía que asegurarse de captar su atención de la manera correcta.
Debido a ello se hallaba en las escaleras del estacionamiento esperando al señor Jeon. Fumaba queriendo aparentar indiferencia y caminaba de un lado a otro con sus brazos cruzados, preguntándose cuando llegaría Jeon. Su mente torturó maquinando teorías en donde él hubo entrado a la agencia por otro lado, o que hoy ni siquiera iba a presentarse al encontrarse enfermo.
Cualquier duda se disperso al escuchar como el motor de un auto chirriaba con fuerza. Supo que era él, no porque tuviese vista de águila para poder ver desde tan lejos, sino porque sabía que solamente el esposo de la presidenta tendría el capital como para comprarse un Lamborghini de última generación. Jimin era una persona conocedora de autos, por lo mismo disponía de diez de ellos.
Lo observó estacionar y bajarse de su lujoso auto, en ese momento aun no había visto a Jimin o eso era lo que él creía ya que nunca se saludaban. Inhalo con tranquilidad de su cigarro mantenimiento sus ojos fijos en Jeon, en el momento en que este subía las escaleras y caminaba a su lado. Su aroma era exquisito, y esto solo le hacía saber a Jimin qué el hombre conservaba de los mejores perfumes. Cerro los ojos al imaginarse a él mismo encima de Jeon siendo inundando por su fragancia.
Tal vez estaba soñando mucho o eso pensó, pues al abrir los ojos se llevó la sorpresa de que Jeon se había detenido en la puerta antes de cruzarla y lo veía de reojo, casi y como si no quisiera que el pelinegro notará su mirada. Pero Jimin apostó más arriba, inhalo de su cigarro y con sus ojos atrevidos le hizo saber que estaba entendiendo lo que estaba pasando, que ellos se estaban mirando aunque no fuese directamente.
Jeon entonces cruzó la puerta cerrando la misma y Jimin se sintió complacido al creer que había avanzado un paso. Ahora faltaban cientos.
Cepilló sus dientes antes de entrar a sección y se esparció perfume por todo su cuerpo. Odiaba oler a sucia nicotina.
— Estas increíble — fue lo primero que dijo Woo cuando lo vio entrar.
— Dime algo que no sepa cariño — presumió de su belleza sentándose en su lugar — tu también te ves bien — afirmó contemplando a la chica de reojo. De vez en cuando le gustaba halagar, no porque sintiera qué la gente lo merecía, sino que había algún artículo de su vestimenta qué lograba atraerlo.
— Gracias — respondió con timidez.
— Aaff ¿Quién sigue? — pregunto aburrido.
— De hecho sigues tu. Yo fui la primera de hoy porque Yon llego tarde — explico Woo.
— Aag — bufo con desprecio cuando sus ojos se posaron en la tal Yon. Desde su parecer no era bonita, no era atractiva y encima estaba gorda ¿acaso Jeon se acostaba con cualquiera? Que horror.
— Park Jimin — fue llamado por el fotógrafo. Lo que lo hizo expresar una sonrisa ladina.
— Observa esto — le susurro a Woo guiñando un ojo.
— Para esta sección solo quiero que te expreses libremente. Como si quisieras decirle algo a las personas usando solamente tus poses — explico Jeon logrando que los ojos de Jimin brillaran de felicidad.
— Perfecto — dijo pues al parecer el mundo le sonreía.
Al inicio las poses fueron normales, pero conforme iba avanzando el tiempo Jimin optaba por hacer poses más provocativas. Se sentaba de piernas cruzadas sobre una de las sillas mientras mordía su dedo. Luego se giraba sobre la misma y bajaba su chaqueta dejando al descubierto su espalda, y en otro momento se deshizo por completo de la misma dejando a su torso cubierto solamente por la camiseta transparente.
— Muy bien, es todo por hoy — aviso el fotógrafo guardando su cámara profesional. Su actitud era tan indiferente que consiguió irritar a Jimin en ese instante, el cual bufo al abandonar el lugar.
— ¿Quién se cree ese imbécil? ¿Cómo tiene el descaro de ignorarme? — refunfuñaba dirigiéndose al estacionamiento.
— ¡Hey Jimin! ¡Hey! — oyó gritar a Woo detrás de él — espera — Jimin entonces se detuvo.
— ¿Qué pasa? — le pregunto con muy mal genio.
— ¿Porque te vas así? Quería decirte algo.
— A ti que te importa — contesto cortante, pero Woo solo volvió sus ojos e intento comprenderlo.
— Se que te gusta Jeon y que te jode que no te tome en cuenta, pero no debes tratar a todo el mundo como mierda por eso — escupió verdad.
— Él y su estúpida camarita se pueden ir al demonio — dijo antes de abrir la puerta que llevaba al estacionamiento.
— Jimin espera, se que te pondrá mejor — decía en el momento en que los dos bajaban las escaleras.
— ¿Y eso es?
— El sábado será mi cumpleaños y voy a hacer una fiesta en mi casa...
— ¿Y a mi que?
— Te estoy invitando idiota — respondió ahora si con mala actitud.
— Mmm déjame pensarlo — dijo abriendo la puerta de su auto.
— Vamos Jimin. Vamos a alcoholizarnos un poco y olvidarnos del mundo por un momento. Tu mismo dijiste que te gustaban las fiestas — le recordó apoyándose de la ventana del auto.
— Bien, pero ni pienses que te comprare algo costosísimo — termino por decir antes de encender el auto y marcharse de la agencia.
Su furia no lo dejaba entrar en sí y todo empeoro cuando llego a su hogar y se encontró con una situación que no deseaba ver.
Jimin dejo su auto en el estacionamiento de su hogar y cuando se dispuso a entrar a la cocina por un aperitivo, hallo en esta algo que no le hizo ninguna gracia.
— ¿Tu quien eres? — le pregunto al chico en bata quien se veía demasiado joven como para ser un adulto.
— Soy David — contesto continuando con los preparativos de la cena.
— ¡Vaca Ly! — grito Jimin avanzando a pasos furioso por todo la mansión — ¡vaca Ly!
— S-si señor — la mujer regordeta corrió temerosa a él.
— ¡¿Donde diablos esta mi mamá?! — pregunto con su rostro rojo y humeante.
— Esta arriba señor — señaló las escaleras.
El pelinegro corrió entonces escaleras arriba con pasos determinados, apuntó de estallar contra el mundo.
— ¡Mamá! — vocifero cuando llego a su habitación y abrió la puerta siendo tosco.
— Oh hola corazón — saludo ella como si nada estuviese ocurriendo, cubriendo además su desnudez con una bata de seda rosa.
— ¡¿Qué diablos estas haciendo?! ¡¿Porque hay un niño en la cocina?! — le pregunto, pero su madre no pareció inmutarse.
— Cariño ya habíamos hablado de esto, y no debes preocuparte tu padre en estos momentos se encuentra en América — respondió con despreocupación mientras peinaba su cabello.
— Dijiste que ya no harías esto en la casa ¡dijiste que ya no tendría que verlos!
— Cariño... — se levantó de la cama y camino hacia él, para luego tomar su mejilla con la palma de su mano — sino fueras tan cobarde te unirías a esto. — expreso con tono sutil, algo que Jimin no pudo soportar muriendo entonces de repulsión en ese momento.
— Me das asco — exclamó con odio retirando la mano de su madre.
— Tal vez te de asco hijo, pero recuerda que gracias a mi tienes todo aquello de lo que tanto disfrutas — le recordó en un susurro — ahora largo, permíteme gozar mi adultez en paz.
Quizás Jimin era un pedante, un fanfarrón, un egoísta o un grosero, pero él jamás le haría a sus hijos lo que le habían hecho a él. Tal vez esa era la razón por la que no deseaba tenerlos, porque le repudiaba la idea de pensar que podría abusar de ellos tal y como hicieron con él.
Cerró la puerta de su habitación con llave y apagando la luz se hundió en las cobijas para llorar. Pero aquel pesar le sofocaba tanto que su mente no pudo idear otra solución más allá que pedir ayuda. Debido a esto tomo su teléfono y llamó a la única persona a la que le conservaba un mínimo de respeto.
— ¿Tae? — pregunto sorbiendo su nariz.
— Jimin ¿estas bien? — el castaño entendió al instante que aquella respuesta era negativa cuando escuchó a Jimin llorar.
— Te...te necesito ¿puedes venir?
— Si por supuesto — Taehyung colgó entonces la llamada y abandono su hogar para ir a ayudar a su amigo.
Taehyung conocía a Jimin mucho más que sus propios padres y sabía que el peligro no era de llorar, pero que cuando lo hacía era debido a una razón importante.
— Buenas noches Youngmi — saludo Tae a la nana cuando esta abrió la puerta de entrada.
— Buenas noches señor Kim ¿viene por Jimin? — pregunto dándole paso.
— Así es.
— Él está en su habitación, no ha querido salir de ahí desde que llego — le aviso la mujer.
— Gracias — el castaño subió por las escaleras implorando no encontrarse por el camino a la señora Park.
Pudo respirar en paz cuando aquello no ocurrió y llego a la habitación de Jimin sin problemas. Pensó en tocar la puerta, pero conocía muy bien a su amigo. Sabía que este se encontraba tan mal que ni si quiera se dignara a abrir la puerta.
Fue así como giro la perilla descubriendo una habitación a oscura y escasa de sonido alguno. Se adentro a la misma y camino hacia la cama de Jimin, en donde sabía que se encontraría. Lo confirmo cuando toco su cuerpo cubierto por las cobijas.
— Jimin — musito sentándose en la cama a la altura del cabezal.
— ¿Mmm? ¿Q-que? — respondió soñoliento.
— Ya estoy aquí — acarició su cabello y entonces Jimin se abalanzo hacia él en un abrazo. El castaño lo recibió con gusto abrigándolo a su pecho.
— Oh Tae...gracias — susurro bañando a Kim con sus lágrimas.
— No hay de que — pensó en que decir — ¿Qué sucedió?.
— Ya estoy cansado de esto Tae... — se separó secando sus lágrimas — ella sigue siendo igual y yo no se que hacer.
— Debes demandarla — expreso cortante.
— La demandó ¿y luego que? Ella contrata abogados o le paga a jueces para que la saquen de prisión y borren sus huellas de cualquier registro policíaco — Jimin conocía a la perfección los pasos de su criminal familia.
— No creo que un abogado teniendo todas las pruebas a la mano acepte eso.
— Los hay Tae. Sé que tú no, pero esos malditos son más comunes de lo que crees — mordió con ira la carne de su mejilla — seguro mi padre es tan imbécil que él mismo es capaz de pagarles. Los dos quedan como héroes y a mi me desheredan convirtiéndome en villano.
— Pero el mundo debe saber lo que esa mujer te ha hecho. Las cosas no pueden quedar así — expreso Tae con agonía.
— Ja — rio con sarcasmo — a nadie le importa cuando un hombre es abusado por una mujer. Este maldito mundo es hipócrita, y a las personas como yo no les queda de otra más que resignarse a vivir con sus inmundicias.
— Sabes que estoy para ti — sostuvo la mano de Jimin — y que te apoyare con lo que decidas hacer.
— Lo sé — apretó la mano de Tae mostrando una sonrisa que ninguno de los dos podía ver debido a la oscuridad.
La vida no era fácil para nadie, ni siquiera para aquellos quienes parecen tenerlo todo y Jimin lo sabia muy bien. Luego de tantas resacas y excesos Jimin pensaba que poco a poco estaba olvidando su vida, porque aunque por fuera pareciera ser solo un joven ingrato con la autoestima por los cielos, la verdad era que se odiaba y no veía el día en el que sus ojos no volvieran a abrir de nuevo.
🌆 Muchas gracias por leeer!! 🤗🤗
En el siguiente capítulo hay interacción Kookmin por favor esperenlo ❤️❤️.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro