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Capítulo 21:

La mañana ya no era resplandeciente, el sol se hubo ocultado tras las nubes y el gélido del clima te hacia pensar que pronto Corea estaría en invierno. Jimin apneas tuvo tiempo de bañarse y vestirse, ya que se encontraba ansioso por llegar al hospital y conocer la verdad. Taehyung lo ayudo en casa momento y fue su chófer hasta arribar al hospital.

Al llegar al mismo Jimin se encontró con cientos de reporteros, quienes desesperados intentaban conocer el estado del ministro de relaciones exteriores.

— ¡Es su hijo! — grito uno de los reporteros señalando al joven quien bajaba del vehículo.

— ¡Park Jimin! ¡¿podría responder una preguntas por favor ?!

— ¡¿Sabe lo que ha ocurrido en su hogar?!

— ¡¿Como pudo salir ileso?! — fueron algunas de las preguntas que le hicieron los inoportunos reporteros, los cuales le interceptaban el paso al hospital.

— ¡Hey salgan de en medio! ¡¿No ven que desea entrar?! ¡Largo! — les gritaba Tae ayudando a su amigo a pasar entre la multitud, entre el desorden de cámaras y flashes.

En otra oportunidad Jimin los mandaría al diablo, pero ahora no podía. Él junto a su traje bien planchado caminaba como un alma en pena, sin decir ni una sola palabra.

La seguridad del hospital ayudo a Jimin a entrar, deteniendo la muchedumbre hambrienta por información. Park entonces intento cambiar su semblante transformándose al cien por ciento. Esto debido a que su expresión sin vida fue reemplazada por una mirada soberbia manteniendo la quijada en alto. Cualquiera que lo viese llegaría a pensar que se trataba de otra persona, pues Jimin no iba a permitir que el público notase su parte débil.

— Señor Park soy el agente Jung Dong, muchas gracias por asistir — expreso el hombre quien saludo a Jimin con una reverencia, y este se vio obligado a devolverla —, acompáñeme por favor — dijo este caminando hacia la morgue del hospital.

Jimin avanzó junto a Tae, mostrando indiferencia hacia lo que ocurría. Haciendo pensar a todo mundo que era real aquello que se rumoreaba de que "Park Jimin no tenía sentimientos". El agente Jung los invito a ingresar a la morgue y el corazón de Park tembló al ver que el lugar se encontraba abarrotado de cadáveres con sábanas en camillas.

— Es Aquí señor Park — le indicó el agente y este se detuvo al lado de una de las camillas.

El doctor encargado quito con lentitud la sabana del cadáver y lo primero que Jimin pudo observar fue a un rostro desfigurado, hecho trizas. Al parecer había estado muy cerca de la explosión.

Tae por instinto cubrió sus ojos y se apartó intentando no vomitar, ahora Jimin entendía porque no habían podido reconocer el cadáver. Se juró ser fuerte e inspeccionó el cuerpo descubriendo luego su tobillo derecho.

— No es él. — afirmó usando su tono frío.

— ¿Disculpe?

— Mi padre tiene un tatuaje de un escorpión en el tobillo derecho, no es él. — aseguró.

— ¿Desea que hagamos exámenes de sangre para cerciorarnos? — consulto el agente.

— No. Ya debí irme. — pronunció, cuando entonces alguien ingreso a la morgue.

— ¡La encontraron! ¡Encontraron a la señora Park! — afirmaba la mujer quien parecía ser una enfermera.

Jimin acompaño entonces a la mujer a la sala en donde estaban operando a su madre, y espero afuera junto con Tae hasta que la operación finalizará.

La señora Park había sido operada de emergencia del riñón, ya que debido al diagnóstico la mujer hubo recibido disparos qué perforaron el órgano vital. Se le hizo saber a Jimin que ella fue encontrada a solo unas cuadras de la mansión y que al parecer había decidido escapar a pie, hasta que se resbaló por un barranco y se desmayo debido a los golpes y la pérdida de sangre.

Sujetando sus manos heladas y moviendo su pie de arriba a abajo sin cesar, Jimin esperaba afuera sentado en los asientos junto con Tae. Su amigo intentaba tranquilizarle acariciando su espalda, pero Park parecía estar en otro mundo, en uno muy alejado de la humanidad.

— Familiares de la señora Park Iseul — llamó el doctor al salir del quirófano.

Jimin atendió al llamado y se precipitó al hombre.

— Tuvimos que extirpar el riñón derecho debido a que este se encontraba lacerado por una herida de bala y no había manera de salvarlo, aun así la operación fue un éxito y su madre va a poder estar bien — le hizo saber — ella sufrió algunas quemaduras de grado dos en su rostro debido a una caída que tuvo desde una altura pronunciada, su antebrazo izquierdo esta fracturado y obtuvo un dislocamiento en su pierna derecha...

Era demasiada información desgarradora para Jimin, más sin embargo, mantuvo su mirada fría.

— ¿Desea ingresar a verla? — pregunto el doctor.

— ¿Que?

— ¿Que si desea entrar a ver a su madre, señor Park?

Jimin acepto entonces, siendo guiado por el doctor hasta la habitación. Park ingreso teniendo privacidad y en la cama del hospital visualizo una gran catástrofe. Su madre yacía inconsciente con su pierna y brazo enyesados y el rostro mallugado con heridas muy frescas.

Se acercó a ella sintiendo pena y cuando sujeto sus delicados dedos, su mente le hizo recordar la canción que su madre solía cantarle cuando era pequeño. En ese momento Jimin no consiguió contener más sus sentimientos y soltó la mano de la mujer, huyendo del lugar.

Camino con pasos rápidos creyendo que iba a tener dentro de poco un ataque cardíaco, y cuando pasó al lado de Tae este percibió su atmósfera de angustia.

— ¿Jimin? — lo llamo confuso elevándose de su asiento.

— Debo ir a tomar aire — dijo en un jadeo, corriendo hacia el estacionamiento y escondiéndose entre los vehículos.

Ya ahí se sentó de cuclillas y saco de él toda la tristeza que guardaba su afligida alma. Sollozo cubriendo su boca, con la respiración en aumento, con su corazón chocando contra su caja torácica como si deseara quebrar esta. Tiro de sus cabellos intentando luego buscar oxígeno. Toda la situación se le hacía demasiado estresante y repentina, pues a pesar de que no deseara estar con sus padres; haber creído que su padre falleció y observarlo luego en ese estado, le hacía sentir una agonía interna, una muy oculta de toda humanidad.

Intento calmar sus sollozos cuando su teléfono comenzó a sonar. Limpio sus lágrimas y tomo luego el aparato, siendo extraño para él cuando leyó el nombre de Jungkook en el identificador de llamadas.

— ¿Si? — atendió usando de vuelta su tono indiferente.

— Hey Park pensé que como estamos libres hoy podríamos vernos...ya sabes — dijo a secas.

— No puedo, estoy ocupado. — dijo por obviedad.

— ¿De verdad? — pregunto iluso.

— Si...estoy en el hospital.

— ¡¿En el hospital?! ¡¿Que haces en el hospital?! — pregunto Jeon exaltado. Tomando la situación con mucha más preocupación de lo que Jimin pensó que lo haría.

— ¿No viste las noticias?, la mansión de mis padres sufrió un atentado — respondió empezando a pensar que Jeon vivía debajo de una piedra.

— Oh eso...bueno... — dijo dejando un vacío en la llamada.

— Si... — contesto Jimin quien no esperaba palabras de apoyo del fotógrafo.

— Bien, entiendo. — pronunció Jeon antes de colgar actuando justo como Jimin pensó que haría.



Regresando dentro del hospital Jimin se encontró con tres mujeres mayores quienes esperaba fuera del cuarto de su madre. Cuando se acercó a ellas creyó reconocer rostros familiares, y al una de las mujeres decirle su nombre supo que sus memorias no le mintieron.

— Qué terrible lo que sucedió hijo ¿tu te encuentras bien? — pregunto la mujer llamada Nari.

— Si. — afirmó sin más.

— ¿Haz sabido algo de tu padre? ¿Se ha comunicado contigo? — regreso a preguntar sosteniendo ahora las manos heladas de Jimin, pero él no contesto. Se encontraba perdido en el tatuaje de cruz el cual yacía sobre la muñeca de la mujer.

— Eeh...no. No se en donde pueda encontrarse — dijo después, apartando sus manos. Preguntándose a sí mismo: ¿porque su fijación en aquel tatuaje?

— Bueno en lo que necesites sabes que puedes contar con nosotras ¿no Jimin? — le recordó Nari, contemplado a este de una manera que a Jimin no logro tranquilizarlo.

Aquellas mujeres eran amigas de su madre, pero el aura que emanaba era tan inquietante que hizo que nuestro amigo pelinegro deseara escapar de ahí apenas vio llegar a Tae.

— Ven — le dijo Jimin tomando el brazo del castaño.

— ¿A donde vamos?

— Al cafetín. 


[...]


— Su café descafeinado y sin azúcar señor — le hizo saber la bartender a Park y este sostuvo la taza luego de pagar. Dirigiéndose con Tae a una mesa en el cafetín.

— Hmm deberías probar los pasteles de aquí, es de chocolate es increíble - le dijo Taehyung quien se regocijaba al engullir el pastel.

— No Tae. No pretendo ahogar mis penas con el dulce y volverme un obeso... — se negó volviendo los ojos.

— ¿Te comunicaste con Soo? — pregunto.

— Le envié notas de voz. Me pregunto por Youngmi, pero yo no tengo ni puta idea de donde está. Me dijo que cuando pueda va a venir y que piensa enviar dinero para la recuperación de madre...¡Ja! Como si le faltara — rio sarcástico tomando del café.

— Si, siento pena por lo que le ocurrió a pesar de todo lo que te hizo esa mujer - dijo refiriéndose a la señora Park.

— Hablando de eso, creo que nada de lo que te dije sucedió — admitió avergonzado.

— ¿De que hablas? — pregunto dubitativo.

— He estado tratándome con una psicóloga y le comente sobre mis sueños. Ella dice que esos sueños son muy comunes en casos así. Cuando en la niñez se sufre de agresión psicológica o física, estos sueños suelen ser recurrentes y le sucede a muchas personas. Además ambos sabemos que también podría ser alucinaciones debido a lo que consumo — explico tomando un sorbo de café.

— Pero...¿Y que hay de los chicos que iban a la mansión?

— Si, son jóvenes, pero tienen de dieciocho años en adelante. Son mayores de edad. — se excuso.

— ¿Me estas intentando decir que todo lo que me haz contando fue mentira? — regreso a preguntar, creyendo que su amigo estaba en negación.

— No fue mentira. Ocurrieron, pero solo en mis sueños — volvió a asegurar.

— ¿Y porque siempre sueñas con lo mismo? — le hizo cuestionarse.

— Tae...yo no estoy bien y lo sabes. Yo consumo casi a diario y más encima no duermo como se debe. — susurro perdiendo su mirada en la nada — fueron solo sueños. No hay evidencia de que eso haya sucedido y de ser real Soo también lo sabría y me lo habría comentado.

— Pero Jimin...tu mismo me haz dicho que ella se relaciona de una forma extraña contigo... — expreso Tae a quien se le hacía difícil de entender la actitud del pelinegro.

— Debo irme. Nos vemos luego — dijo levantándose de golpe.

— Pero, ¿a donde vas? — pregunto Taehyung desconcertado.

— A mi casa o bueno a la de mi hermana... — rio nervioso.

— Pero, ¿qué hay de tu mamá?

— Pronto vendrán tíos y primos que no deseo ver, así que más me vale irme pronto ¿no?

Se marcho así entonces dejando a Taeyung solo y desconcertado, después de negar algo que el castaño no veía como una probabilidad sino más bien como un hecho. Ocultando detrás de una actitud relajada, la enorme tristeza que se esparcía por cada fibra de su ser.

Al llegar en taxi al departamento de Soo, no pudo continuar con la intriga. Necesitaba saber que era lo que hubo sucedido con la mansión de sus padres y aun más importante: ¿en donde se hallaba su progenitor?.

Se vistió con una ropa más cómoda y al caer el atardecer manejo rumbo a la mansión.

Ingreso a la residencia privada gracias a la tarjeta de residente que aun conservaba, y contempló a lo lejos la mansión de sus padres. Su fachada se notaba algo destruida esto a causa de la explosión. El lugar se encontraba encintando por la policía, pero de todas forma yacía abandonado en estos momentos.

Jimin dejo su auto y paso por debajo de las cintas, entrando a la mansión. Entendía que esto no era favorable para quienes iban a investigar la escena del crimen, ya que esto podría entorpecerlo, pero tal vez su padre le agradecería por esto mismo. Pues lo que la policía podría llegar a encontrar en el hogar de los Park los colocaría a todos tras las rejas de forma inmediata.

Sus zapatas pisaron algunos pedazos de escombros y cenizas. Debido a la escasa luz del lugar este avanzo usando la linterna de su teléfono encontrándose ahora en el recibidor. Con sus ojos melancólicos observó a su pasado, a él mismo viviendo resacas en el sofá principal, como también aquella vez que se desmayo en el suelo a causa de haber inhalado dr0g4s por primera vez. Detesto ese momento, cambiando su expresión a una de enojo y continuó su trayectoria subiendo entonces las escaleras.

Sin pensarlo sus pasos lo dirigieron hacia su habitación percibiendo como esta no había recibido casi ningún daño. Viajo unos años más atrás haciendo uso de su memoria y recordó el estilo que conservaba su habitación de infante. Observó allí a los juguetes, a las paredes pintadas de un verde claro y a un pequeño Jimin quien jugaba a ser policía, vaya ironía de la vida.

Las memorias del pasado abrumaron a su ya agotada mente y se decidió por partir de ahí. No había nada en esa mansión que lo hiciera quedarse, lo mejor que le pudo haber sucedido a este lugar fue el atentando. Al menos así todos esos malos recuerdos serían sepultados junto a la fachada.

Pero al avanzar por el pasillo piso algo que se escuchaba como el metal. Dirigió su teléfono hacia abajo y contempló debajo de su pie una máscara. Tomo la misma e inspeccionó esta más a detalle. La máscara parecía simular a un dragón aunque se veía más como un demonio que como esa bestia mitológica.

Creyó estar volviéndose loco cuando a sus oídos llego el chirrido de una puerta. Brinco por instinto y al girarse vio como al final del pasillo se hallaba una puerta abierta. Enseguida su raciocinio le grito rogándole para que no avanzará hacia allá, pero le fue complicado oírlo.

Camino entre la oscuridad siendo guiado por la luz de la linterna. Dentro del lugar contempló tan solo una habitación vacía y sin ventanas, pensando de inmediato que esto no tenía lógica. No es como su conociera cada habitación de la mansión pues cuando vivía aquí se la pasaba entre fiestas, pero no encontraba sentido en tener una habitación desierta, siendo los Park tan adinerados como son. Todo las paredes en busca de algo que no conocía y cuando su mano se deslizó al final de la pared percibió un relieve, algo sobresalía de la pintura blanca y desgastada. Toco con sus puños en varias oportunidades notando como la pared era hueca. Algo en su mente le decía que debía continuar, que lo que se hallaba detrás de esto era algo que él debía ver. Y como si el mundo estuviera a favor de esta idea, Jimin se encontró a sus pies una alfombra púrpura, siendo este el único objeto de la habitación.

Cuando intento levantarla pudo notar que esta se hallaba pegada al suelo, así que se agachó y usando la fuera de sus dedos consiguió despegarla. Debajo de la alfombra yacía un agujero, Jimin alumbró con su teléfono a este notando que no era hondo y que dentro del mismo se encontraba un tipo de botón rojo. Elevó sus cejas pensando estar en uno más de sus sueños y sin pensarlo mucho para no retractarse presionó el botón.

Un ruido se hizo presente y este era causado por la pared hueca qué ahora se abría de lado. Ante él tuvo un pasadizo secreto, y lo primero que se le ocurrió pensar es que este era el lugar en donde su padre almacenaba las armas o drogas qué vendía. Iluminó con la linterna y vio escaleras hacia abajo, las cuales conducían hacia un sitio desconocido para él.

La curiosidad del joven pudo más que su temor, pues él no creía en tonterías paranormales que lograra asustarlo. Bajó las escaleras encontrándose ahora con otro pasillo y esta vez si escucho a su raciocinio cuando le aviso que no debía estar ahí. Era demasiado tétrico, demasiado angosto y Jimin se sobresalto cuando con su linterna logro ver un cuadro infernal. El pasillo estaba abarrotado con pinturas de demonios, cada una peor que la anterior casi extraídas desde el propio averno.

Pensó en retroceder y huir de ese lugar, era mucho lo que había pasado por hoy su debió corazón, más sin embargo, las memorias regresaron y vio a su niño del pasado en este mismo sitio, en el mismo lugar en donde sus pies ahora pisaban. La cansino de reprodujo dentro de su mente, esa misma canción que su madre le cantaba.

Sus piernas tambalearon por temor y espero estar soñando también en esta ocasión. Reforzó sus pierna con valor y corrió hacia el final del pasillo donde una puerta lo esperaba.

"No llores mi amor, yo vendré por ti..."

Sus manos temblorosa y embarradas con sudor frío intentaron abrir la perilla, pero esta se encontraba asegurada. Grito al viento golpeando la madera con sus puños furiosos hiriendo sus nudillos en el proceso. Los recuerdos estaban presentes en su memoria y lo que estaba viendo no era esperanzador.

" Si miras el sol, me veras a mi."

Continuaba la presunta inocente canción rondando en su cabeza, y con la tenacidad que ahora surgió en él decidió patear la madera hasta destruir la misma. La golpeó una y otra vez usando su pie, segundos después consiguió romper el seguro y sujetando su teléfono contempló al fin ante sus ojos la verdad.

"No llores amor, el cielo se hace gris..."

Tuvo que sujetarse de la perilla cuando sus piernas dejaron de responderle y sollozo en el suelo negándose a lo evidente.

En esta habitación vivía su pesadilla. La cama de sábanas rojas existía en medio de la alcoba, en conjunto fon los cuadros tétricos y de carácter demoníaco. Se vio en su pasado cuando era un niño y su madre lo arrullaba, para luego entregarlo a esas personas con túnicas en este cuarto frío y ajeno de pureza. Un lugar en donde no debería estar un niño.

También observó a Soo, a ella siendo llevada y desvestida para una especie de ritual.

— No... — susurro entre el llanto — no ¡no!

"Y mi corazón, se marchita junto a ti."

— ¡No! — vocifero arrancando con sus manos las sábanas de la cama, golpeando luego la madera de la tarima.

Observó las memorias que tenia con la mujer que hoy le hubo saludado. Vio allí en su mente el tatuaje de cruz en la muñeca, siendo ese mismo brazo el que lo desvistió a él, siendo esas personas quienes infundieron tanto miedo en un Jimin no mayor a nueve años.

Aventó lo cuadros al suelo, volviendo los marcos de estos en añicos, en un ataque de cólera y desquicio con justa razón. Despedazo las pinturas lastimando a sus uñas las cuales ya poseían sangre a causa de cortadas. Con las venas de su cuello fulminantes, con su corazón queriendo perecer, volvió su mirada y se encontró con un espejo. Un espejo qué mostraba la inmunda humanidad, la degeneración se está...se contempló a él allí, a su niño siendo abusado por quienes juraron protegerlo. Se levantó tensando su mandíbula, permitiendo a las lágrimas manchar su rostro y tomando un cuadro destrozó el espejo al aventar el cuadro a este.

De ser este un sueño ya habría despertado. De ser esto mentira no tendría las memorias. De no haber yo existido, no tendría porque sufrir ahora...

Hola! Muchas gracias por leer. A partir de ahora voy a subir dos episodios a la semana uno los jueves y el otro el domingo. Nos vemos el jueves con el otro capítulo ❤️❤️

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