OO3
Pronto se encontraba dentro de la habitación de su novio, sentado sobre su cama, Jimin estaba frente al tocador platicandole de cosas triviales mientras secaba su cabello.
Al llegar a casa de Jimin después de estar un tiempo tratando de tranquilizarse en el parque, éste le abrió la puerta con el cabello húmedo, era obvio que recién había salido de la ducha, no hizo nada más que contenterse, pensar en otras cosas que no fueran los dulces gemidos de su adorable novio y ser discreto debido a su erección, la cual no tenía ganas de bajarse.
—¡Hyung, no me estás escuchando! —El rubio hizo un pequeño berrinche con un bonito puchero, derritiendo a Jungkook de lo tierno que se veía.
—Lo siento amor, estaba pensando en... otras cosas. —Sonrió con pánico al ver que Jimin lo miraba dudoso.
—Uh, bueno, ¿todo está bien? —Se sentó a su lado. —Estás algo distraído hyung.
Miró al rubio y éste tenía una expresión de preocupación, pero había algo más.
Apretó entre sus manos las sábanas, contendiendo sus sucios instintos.
—Estoy bien. —Dijo entre dientes.
Jimin lo abrazó y besó sus labios cortamente, volviendo a su tocador para seguir arreglando su cabello.
—Sabes que puedes decirme cualquier cosa, hyung. —Le sonrió.
Solo afirmó con la cabeza, sintiendo el hormigueo de los labios de Jimin en los suyos, deseando más de ellos. Solo un beso, quería solo eso.
Se levantó de la cama y abrazó a Jimin por detrás, dejando una distancia considerable para que éste no se diera cuenta de su no notable -eso quería creer- erección.
—Hyung... —Murmuró nervioso.
Con una mano tomó su rostro, volteandolo hacia él y juntó sus labios con deseo, mordiendolo para que gimiera y abriera su boquita para él.
Jimin pegó su espalda a su pecho, haciéndolo delirar con el mínimo roce que sintió. Iba a separarse, pero el rubio se dio la vuelta y se enganchó a su cuello. Jadeó sorprendido, y lo tomó fuertemente de las caderas.
Colocó al rubio sobre la cama, quedando arriba de su pequeño cuerpo, tapandolo con el suyo por completo.
Jimin cubrió su rostro avergonzado por sus acciones, pero sus manos fueron retiradas y puestas sobre su cabeza, dejándolo inmóvil. Su rostro fue tomado con la mano restante de Jungkook y un quejido escapó de sus labios cuando el dedo pulgar de su hyung se adentró a su boca para abrirla.
Sonrió ladino y lamió lentamente su pulgar, mirándolo a los ojos con deseo.
Se estremeció cuando la mirada de su hyung se oscureció y acercó sus rostros rápidamente.
—Cada día me sorprendes más, Jim. —
Se cortó su respiración cuando sintió la lengua de su hyung lamiendo su labio inferior y maltratandolo entre sus dientes.
—Hyu-hyung... —Gimió bajito y su boca fue devorada en cuestión de segundos. Cerró sus ojos fuertemente, deseando ahuyentar lo apenado que comenzaba a sentirse. Intentó cortar el beso, pero estaba apresado por las manos de su hyung y bajo su cuerpo.
Su interior se removió al sentir la erección de su hyung contra su muslo interno. Se estremeció, un gemido quiso salir de sus labios, pero fue ahogado entre el beso.
Se separaron, y el castaño apreció el sonrojo de Jimin y sus labios rojizos e hinchados. Lamió sus labios y comenzó a morder suavemente su quijada, acercándose a su oído.
—Te deseo, Jimin... —Bajó por su cuello, dejando una mordida, la cual se tornó de un color rojizo, sonrió cuando su novio se removió bajo su cuerpo.
—Pe-pero hyung...
—¡Cariño, ya llegamos!
Ambos se miraron con pánico y se levantaron rápidamente, arreglando sus ropas y el cabello.
—¡Hyung, tienes los labios súper hinchados! —Lo señaló.
Se miró en el espejo, y era cierto, pero aquí lo preocupante era Jimin, quien tenía una notoria marca roja en el cuello y el labio inferior más hinchado que el superior.
Lo miró nervioso, Jimin entrara en pánico si se da cuenta, después va a llorar de pena y por último se va a quejar y comenzará a golpear su pecho.
Jimin se miró en el espejo para arreglar su cabello y chilló fuertemente, escuchándose por toda la casa.
—¿Jimin? —La voz de su madre lo hizo removerse inquieto por toda la habitación.
—¡Ya voy mamá! —Habló fuerte y bajó la voz, dirigiéndose a su hyung. —¡Nos van a matar! Es tu culpa, sucio. —Golpeó su pecho, sin llegar a lastimarlo.
Jungkook rió nerviosamente y lo tomó del brazo para llevarlo al tocador y ponerle maquillaje en la marca.
—Genial, la marca tapada y mi labio qué. —Cubrió su rostro avergonzado.
—Ya amor, eso es un poco más normal. —Trató de tranquilizarlo.
—Claro, ¿¡Te parece normal que me estés comiendo la boca y casi me arranques el labio!? —Se sonrojó avergonzado por lo que había dicho.
—Uh, pero bien que te gustó. —Murmuró para si mismo, pero se dio cuenta que Jimin lo había escuchado cuando volvió a golpear su pecho. Rió divertido y lo abrazó, derritiéndose de ternura cuando se refugió entre sus brazos, escondiendo su cabecita en su cuello.
La puerta fue abierta lentamente, y el padre de Jimin les sonrió con ternura al ver la situación.
—¡Papá! —Se quejó avergonzado, separándose del cuello de su hyung.
—Ya, solo quería ver que todo estuviera en orden, nos preocupamos porque no bajaban, pero sigan en lo suyo. —Se despidió y cerró la puerta.
—Uh, dijo que sigamos con lo nuestro. —Susurró en su oído, para después darle un suave beso a su cuello.
—¡Hyung! —Chilló avergonzado.
—Ya, ya, vamos con tus padres.
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