MAXINE BINOTTO

Mi gafete de pase de paddock escaneo por las máquinas a la entrada de este, permitiéndome la entrada al leer mi código. Corro apenas entro a este dejando a las multitudes de admiradores de pilotos, que al reconocerme, gritaban mi nombre como busca de mi atención. Ignoro por completo esos llamados y simplemente corro entre el montón de gente en el paddock.

Mi mirada no dejaba de divagar por todas las caras que veía ahí, muchas de estas conocidas y otras nuevas. Como sea, esas no eran la persona a la que yo buscaba.

Mi chaqueta azul Red Bull reluce entre todas las polos rojizas Ferrari al entrar tan abruptamente al hospitality del equipo rojo de escudo de un potro.

Los ojos curiosos de los rostros conocidos se posaron sobre mi, pero de nuevo, cómo venía haciéndolo desde que había entrado al paddock. Ignoro a las personas y así mismo sigo mi camino escaleras arriba.

Conocía a la perfección el lugar. Cada persona ahí, oficina, sala de reuniones, y habitaciones de los pilotos. Y con el tiempo de mi lado, puesto que aún falta dos horas para la qualy, entro sin mucha preocupación a la habitación.

Y, para mi suerte, quien buscaba estaba ahí.

—¡Carlos! —lo llamo alardidamente apenas abro la pequeña puerta del pequeño cuarto de mi amigo piloto de número cincuenta y cinco.

Sus ojos cafés oscuros me miran alarmada mente. Su entrecejo imposible de poder arrugar al verme de pie ahí. Seguramente estaba tan sorprendido de verme en el hospitality de Ferrari y no en el hospitality común del paddock donde solía verlo desde que no volvía a Ferrari. Pero mi necesidad de hablar con el era mayor y había recurrido a acciones críticas ante tan alarmante situación.

—¿Que? ¿Que ocurre?

—Debemos de hablar. —le digo sin más rodeos. —Haste a un lado y presta atención. —ordenó y casi inmediatamente el me sede un espacio en el sillón rojo de la habitación.

—¿Y bien?

Y durante una hora entera comencé por contarle todo a detalle de lo que había ocurrido desde la reunión en Maranello y la consecuencia que había llevado después de esa reunión.

—Espera, ¿que? —preguntó tan pasmado como su rostro lo mostraba.

—Si. —murmure más que avergonzada. Mi odio por mi misma creciendo conforme pasaban los segundos y la mirada acusadora de Carletes me comía desde adentro.

Mi rostro terminó por esconder en el pequeño almohadón de color rojo Ferrari que había tomado del sillón. Un grito de desesperación ahogo en este.

—Esto es muy malo. —murmuró. —Esto es muy malo.

—¿Por qué?

La mirada de incredulidad que le lance a Carlos probablemente lo había mandado a enterrar tres metros bajo tierra. Su pequeña e inocente sonrisa colándose en su rostro acompañado de una pequeña risita.

—Bese a Charles, ¡¿Y TODAVÍA PREGUNTA TAS POR QUE?! —termine por gritar y dejando de lado todo mi autocontrol y paciencia que podía aún conservar para esta situación.

—WOW, en serio tu papá me debe mucho dinero. —anunció entre risas. El almohadazo que le proporcione claro que no lo espero.

—¡Te odio! ¡Es para que me aconsejes no para que me incrimines en la cara una vez más lo que ya se que hice! —su estruendosa carcajada me incita nuevamente a golpearlo con la almohada.

—¡Oye! ¡¿Pero que querías que te dijera?

—¡No lo sé! Mhm, ¿quizás darme un consejo?

—Maxine soy el peor dando consejos.

—¡AHG! —exhaló sofocada. Mi rostro escondiéndolo de nuevo en la almohada.

Y entonces el pequeño silencio que se había cernido en la habitación, desapareció tan pronto Carlos se dispuso hablar de nuevo y romper ese hielo.

—Maxine, ¿tú lo amas? —preguntó fan derrepente que incluso su pregunta me dejó anonadada durante solo unos segundos.

Mi entrecejo contrajo apenas el comprender su pregunta. De pronto sentía como las palmas de mis manos sudaban y mi corazón palpitaba más rápido de lo normal. El solo pensar en eso lograba hacerme sentir un remolino colándose en mi estómago. El mismo que había sentido días atrás cuando lo había besado con tanta anticipación y de la menea en la que aún podía sentir esa amorosa conexión de los dos.

Esta vez decido oprimir la verdad y esforzarme por mentir.

—Yo estoy con Max.

—Puedes estar con Max y amar a alguien más. —sugirió.

—Pero yo quiero a Max.

—Te lo digo, existe una gran diferencia entre querer y amar a alguien.

Sus palabras fueron como dagas que se encajaron en mi pecho. Claro que dolía admitir que aún mi persona y corazón seguían queriendo de él.

Toc, Toc.

Los golpes en la puerta de la habitación logran darme un susto. Brincando del sillón hasta ponerme de pie y mirar atento a mi mejor amigo, divagando la mirada de él y de nuevo a la puerta. Haciendo lo posible por no entrar en pánico al no saber quien se encontraba fuera.

—Carlos. —de nuevo siento como respiro al reconocer la voz de mi padre al otro lado.

—Adelante. —anunció mi amigo y la puerta no se demoró en abrir.

Los ojos de mi padre se posan sobre mi con tanta sorpresa. Claro que a más de una persona le sorprendería verme aquí en el edificio de Ferrari y no en el de Red Bull donde solía estar cada semana de carrera.

—Hola papá. —lo saludo y no me demoró tanto en salir y abrazarlo.

Sus brazos me envuelven y sonrió por el cálido contacto de reconforte.

—¿Que haces aquí? Creí que después de Maranello regresarías a Gran Bretaña una vez hablarás con el.

—Si, hubo un cambio de planes. —explique. —Yo..

—¡Maxine beso s Charles! —entonces mi amigo poco discreto salió a anunciar.

La mirada amenazantemente que le muestro volviéndolo a enterrarlo bajo tierra.

¿Acaso no podía ser más imbecil e indiscreto?

Sus ojos cafés me miraron con temor. Sus manos cubría su boca como un gesto inocente mientras que su mirada divagaba de mi rostro furioso al de mi padre pasmado.

—¿Como?

—Yo..

—También lo sigue amando. —anunció mi amigo de nuevo.

Bravo, así o más insoportable podía ser.

—¡Calla! ¡Que yo no dije eso! ¡No me levantes falsos!

authors words
un poquito aburrido, lo sé.
un capítulo de relleno, lo se.
Pero prefería actualizar antes de no subir capítulo, era eso o no subir uno hasta que se me ocurriera nuevas ideas. Por cierto, ¿ideas para la historia? Que son bienvenidas 🫡

tmb en este perfil extrañábamos a Maxie y Carletes 😭

CHAO!