MAXINE BINOTTO

Jugueteaba con mis dedos como un tic nervioso. Mis pequenos pasos desesperados cubriendo la habitacion al caminar de lado a lado. Mordia el interior de mi mejilla izquierda mientras que contaba los segundos restantes en la pantalla del cronometro de mi teléfono.

Observo atenta la pantalla y el contador llega a cero. El estruendo ruido de la alarma no lo tomo por sorprsa y apenas sonó, apenas lo detengo.

Un gran bocado de aire logro coger. La ansiedad comenzó a hacerse hueco en mi estomago y no podía evitar pensar en todos los tipos posibles de escenarios.

Anoche siquiera había podido dormir. Me habia pasado la noche entera divagando en mis pensamientos y abrumándome ante todos los posibles escenarios.

Mis manos temblaban al irme acercando hacia el marmol de lavado.

—Okay, tu puedes Maxie. —me aliento a mi misma en voz alta como un intento fallido de calmar esta colmosion de emociones que comenzaban ya comerme viva.

Cierro los ojos con fuerza y los abro de vuelta una vez lo sostengo en mi mano.

—Oh mierda. —susurro.

Mis ojos abiertos en par, mi rostro irradiando emoción y asombro a la ves.

Contengo un chillido de emoción y sin creerlo, de nuevo observo la prueba de embarazo en mi mano derecha. Dos rayas rosadas marcaba. Positivo.

Mis ojos rojos e inchados picaron intentandono llorar.

El resto de la tarde divague nerviosa en saber como podría decirselo a Charles. Si quizás en los últimos días no me había encontrado de lo mejor, y eso el mismo lo sabia a la perfeccion al hahberme visto en varias ocasiones expulsar cada cosa que comía. Habíamos supuesto lo mas lógico como una simple bacteria estomacal, que la idea de un bebé jamas habia cruzado por nuestras mentes.

No hasta en esta mañana cuando por pura curiosidad había decido comprar una pruba y realizármela. Por ahí dicen, la curiosidad mató al gato.

Los nervios comenzaban a tragarme viva al esperar a Charles hasta tarde. No hace mucho tiempo el me había mandado un mensaje de texto disculpándose conmigo por tener que cancelar nuestra cita como celebración de nuestro segundo aniversario. Resultaba ser que las últimas pruebas del día se habían tenido que alargar aun mas de lo previsto.

—Maxine. —el ruido de la puerta del departamento abriéndose acompañado de su voz provoca que de un brinco este de vuelta en pie y corra hacía él. —Vaya, deseo esta bienvenida todos los días. —su risita divertida me provoca a mi una sonrisa.

—Debo de decirte algo. —me encargo de decir sin ninguna limitación, soltando la sopa tan rápido y con un tono de voz alarmante que pude distinguir como su rostro se trasformó en uno de expresión confusa.

—C-Claro. —tartamudeó el no muy convencido.

Camino devuelta a la sala del departamento y tomo asiento en uno de los sillones, con unas palmaditas tanteo el lugar libre a lado mío para indicarle que fuera a sentarse.

Sus acciones fueron casi una tortura, lentas y cautelosas mientras que se acercaba a mi.

¿Cómo se lo diría? ¿Y si no le agradaba? ¿Y si me dejaba?!

—Maxine, me estas empezando a asustarme y no me...

Las palabras abandonan mis labios sin conciencia alguna. —Estoy embarazada. —suelto la sopa fuerte y claro. Mis manos cubren mi boca al percatarme de la manera tan abrupta en la que lo había dicho. —Oh no. No, no, no. —balbuceo. —Yo, yo no quería decírtelo así, osea si quería decírtelo pero no así pero sabía que debía de decírtelo en algún momento. ¡AHG! Lo siento, ¿si? Fue tan rápido, recién me di cuenta esta mañana, tenía miedo y no sabía como es que tu pudieras reaccionar y.. por favor no te enojes. —nerviosa y comenzando a entrar en estado de crisis, suelto las palabras sin control.

Por suerte Charles entro al rescate.

—¡Hey, hey! Cariño, esta bien.

—¿Si?

Sus ojos ya rojos y llenos de lagrimas me miran con tanta emoción. El asiente. —¡Si! ¡Maxine, seremos papás! —chillo emocionado.

Sus brazos me atrajeron hacía el con fuerza, sus labios besando mis labios repentinas veces y dejando pequeños besos por todo mi rostro.

—Gracias, gracias. —su susurro en mi oído logra que mi corazón se anche de emoción. —Esperaba una cena de aniversario pero esto.. esto es lo mejor.

Si bien un bebé y ser padres no estaba en nuestros planes cercanos o futuros, porque nunca lo habíamos hablado. Pero el simple hecho de tener una ilusión tan grande y visualizar a mas a futuro, comenzaba a hacerme la idea de una vida juntos.

Jueves por la noche, cuatro días después de la noticia, Charles recién aparcaba el auto frente a la casa de mi padre. Con su cumpleanos a solo dos días de distancia y con ansias de contarle lo sucedido, nos aparecimos en su casa de sorpresa.

Abro la puerta de la entrada con mi juego de llave. El ambientador olor de pino envolvio mis fosas nasales apenas entre. Mis tenis rechinando contra el piso recién pulido mientras buscaba a mi padre.

El domingo era su cumpleanos. Pero con el día de la carrera, y el trabajo que seguramente el tendría por medio, estaba consciente de que no podría verle mucho ese día y celebrarlo como se lo merecía. Era por eso que junto con Charles habíamos decidido sorprenderlo antes con su pastel favorito de Crumble & Bake sabor queso.

El ruido en la oficina llama mi atención, y cuando entre me encontre con mi padre leyendo cuidadosamente lo que suponía que era el ultimo papeleo con las cifras de la carrera de la semana pasada.

—Hola, papá. —lo saludo, anunciando mi llegada.

Mi padre con sus ya distinguidas gafas nos miro con sorpresa a mi a Charles cuandos nos notó parados en el marco de la puerta.

—¡Maxie! ¡Charles! No sabía que vendrían.

La sonrisa que irradio su rostro contagio la mía. Dejando su papeleo sobre el escritorio, papá se apresuro a acercarse a mi y abrazarme con fuerza. Por suerte Charles había tomado la caja del pastel segundos antes que mi papá me abrazara, seguramente si no hubiera sido así el pastel hubiera sido aplastado.

—Solo queriamos pasar y desearte feliz cumpleanos adelantado. —le felicite y nuevamente me atrajo a sus brazos.

Por su parte, Charles dejo la caja con el pastel sobre el escritorio asegurándose de tener cuidado con el papeleo de mi padre, para despues ser atraido por los brazos de mi padre con la misma fuerza.

—Ah, gracias.

—¡Vamos, abrelo! —lo aliento.

Su mirada divagó de nosotros hacía la caja del pastel. Una risita escapó de sus labios antes de girarse hacía la caja.

Una sonrisa irradia mi rostro al igual que el de Charles. Esa sonrisa complice que ambos teníamos probablemente nadie no la quitaría si no hacia dentro de nueve meses. Esperando por la reacción de mi padre, me acerco hacía él y me aferro hacia su costado, sus brazos pronto envolvieron mi pequena silueta y miramos y esperamos impacientes por mi padre.

Mis pies comenzaron un baile nervioso, inquietos por el silencio.

Jamás se me habían dado bien las sorpresas. Por suerte tenía a Charles a un lado mío como apoyo y complice.

Tragué saliva incapaz de contener la paciencia cuando notó como mi padre desprende la caja del pastel.

Juro que el silencio fue como una culminación.

—¿Papá? —lo llamo. Él siquiera se había dado la vuelta, y había permanecido en silencio y estático frente a la caja.

—¿Felicidades, abuelo? —leyó el mensaje que habia pedido en la pastelería que impregnaran. Su tono de voz irradiando su confusión.

El fuerte chillido que posteriormente el soltó me indico que justo la sorpresa había resulado. 

Entonces por fin el se giró con nosotros. —¡¿Voy a ser abuelo?! —su rostro ya irradiaba emoción y asombró a la vez.

Charles y yo asentimos a la vez. Entonces mi padre comenzó a brincotear de la emoción por la oficina, sonriendo y riendo divertidamente. Sus manos devuelta me abrazaron con fuerza, obligando a Charles a soltarme abruptamente cuando mi padre me atrajo a su pecho.

—Oh, Maxie. —sollozo en mi oído. Ahora las sonrisas y risitas de felicidad habian sido sustituidas por sollozos de felicidad. —Tu madre estaría encantada.

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OKAY breve explicación.

COMO pueden notar ya hubo un salto en el tiempo y ahora Maxine y Charles llevan dos años juntos.

Y como segundo punto, no tengo nada más que decir que Maxine y Charles mis papis.

CHAO