Capitulo Veinticinco
MAXINE BINNOTO
Las luces blancas cegaban mis ojos. Los murmullos de las personas que escuchaba a lo lejano poniéndome nerviosa pero sin las fuerzas como para moverme más allá. También tenía frío y un dolor punzante me recorría de pies a cabeza.
Entonces todo fue caos.
Los murmullos se volvieron más claros y convirtieron en gritos. De pronto abría los ojos y estaba en una camilla y con medicos y enfermeras rodeandome en medio del caos. Sonidos de monitores, manos sobre mi cuerpo, y gritos. Muchos gritos.
Mis manos desesperadas y con poca fuerza intentaron moverse. Apartar a esas personas irreconocibles para mi.
—Shh, sufriste un accidente ¿okay? Cálmate, estamos haciendo todo lo que podemos. —la silueta de una enfermera distingo en mi campo de visión borrosa. Su voz me asegura aún que sigo con vida.
—M-mi bebé. —las palabras abandonaron mi garganta rasposa. No solo dolía mi cuerpo si no también hablar. ¿Había algo más peor que eso? Si. La incertidumbre de no saber que más ocurría, como te encontrabas.
—Estamos haciendo todo lo que podemos. —sus palabras me tranquilizan solo un poco. —Ahora solo respire, respire. —me exije y coloca la mascara de oxigeno. No me habia percatado de lo sofocante que me costaba respirar, no hasta que el oxigeno golpeo con fuerza y jure sentir como un rafaga de viento inundaba mis pulomenes.
—Ayúdenme. —supliqué susurrando, antes de que mis parpados pesaran y no pudiera evitar quedar inconsciente.
Despierto exaltada en la camilla. El sonido del monitor acompañando mi agitada respiracion.
—Mi niña. —la voz de mi padre distingo y pronto lo veo acercarse a la camilla.
Sus ojos cristalizados y rojos despues de tanto llorar, y acompañados de unas distinguidas ojeras bajo estos.
—Estás bien, estás bien. —susurra una y otra vez acompañado del llanto. Sus manos me atrajeron hacía su pecho, que por un momento se sintió totalmente reconfortante sentir de vuelta el calor de alguien tan reconocido. Sentía como acariciaba mi cabello y también como sus lagrimas mojaban mi frente. Estaba feliz de verme.
Papá me aferro a el durante minutos. Sus caricias otorgándome un tanto de paz, mientras que sus palabras asegurandome que jamas me dejaría ir. Pero apesar de escucharlo y que me reconfortara, yo quería preguntar más.
—Papá.
—Dime, mi niña.
—¿Todo está bien? ¿Todos estamos bien?
Por su expresión un temor me recorrió de punta a punta.
—¿Papá?
—Lo siento, hija. Pero no pudieron hacer nada.
Mi entrecejo se arrugo. Perpleja por sus palabras que aún no podia comprender.
—¿Papá?
Un sollozó le arrastro. Su rostro cubierto por sus manos mientras que veía como negaba una y otra vez. Destrozado.
—Tu b-bebé.
Sus palabras me hiceron comprender al instante.
El primer sollozo arrastro con mi garganta con fuerza y las lagrimas descendieron en cuestión de segundos.
No, no. No podía pasar. ¡No a mi! ¡No otra vez! ¡No tenía que perder a alguien mas!
—Papá. —logre articular antes de desmoronarme en sus brazos.
Mi mano sobre mi estómago posee, jurando creer que todo había sido una imaginación. En como toda esa ilusión que me había echo se había esfumado, y la culpa solo la tenía alguien.
Ver entrar los medicos y a las enfermeras los sigientes días de hospitalización fueron difíciles, pero no mas como ver sus rostros de pena y los multiples lo siento que había escuchado en estos días. Pero ese dolor no fue mas grande como el día que me vi sometida a, lo que ellos llamaban, fallecimiento fetal intrauterino. En mis propias palabras; feto muerto. Y como el dolor me arrebato cuando me indujeron a anestesia para después despertar y no sentir a mi bebé.
—Maxine. —mi padre me llama desde el marco de la puerta. Su rostro de pocos amigos dandome a entender de que se trataba.
—No quiero hablar con el.
—Entiendo, pero el insiste. Lleva días aqui fuera.
Un suspiro abrumados dejo escapar. Sabia que en algun momeno debía de hablar con él, y que después de muchos días ignorándolo y posponiéndolo debía de hacerlo.
—¿Podrías quedarte aquí? No quiero estar sola con él. —temerosa preguntó y mi padre asiente al instante.
Esta era la señal de Carlos como para salir de la habitación no sin antes asegurarme que volvería por la tarde. Un beso sobre mi frente dejo mi mejor amigo antes de marcharse por la misma puerta en la que recién entraba él.
Sus ojos verdes conectaron con los míos y jure sentir asco de solo verle.
—Maxine, cariño. —me llamo de la forma en la que solo recordaba que el lo hacía. Esa forma que en su pasado me agradaba y hacia feliz. Ahora no.
—No te acerques. —le pedí alarmada al ver sus intenciones.
En su rostro se distinguió la confusión.
Recordaba que antes me hacia tan feliz verlo, como solía hacerme sonreír y reír. Ahora lo quería lejos. No deseaba ni siquiera escucharlo. Solo podía recordar lo que hizo. Podía recordar a mi bebé y en como había terminado.
—¿Cariño?
Una lagrima traicionera deslizo por mi mejilla, rápidamente la limpio con mi antebrazo. —Mi bebé. Fue tu culpa.
Distinguí el miedo en sus ojos y como de pronto estos se llenaban de lagrimas. Y entonces el se desmorono. Charles se desmorono frente a mi en llanto, sus sollozos fuertes que por un momento me asustaron tanto.
—Maxine. —sollozo mi nombre. —Lo siento, no quise. Te amo.
Sus palabras retumbaron en mi cabeza.
¿También sentía eso yo? Puede que si, puede que si lo hiciera. Pero amaba más lo que pudo haber sido y me enojaba lo que el me había arrebatado.
Y entonces me percaté.
—No te quiero ver. No quiero saber nada de ti. —expresó con tanto odio. —Te detesto, Charles.
—No, no. —sollozó.
Y en lo que su pasado le había expresado mi cariño, ahora le expresaba mi odio.
—Mi bebé no está y es tu culpa. Tú lo arruinaste. ¡Mataste a mi bebé!
Papá lo detiene en el momento exacto e impide que el se me acerque.
—Creo que es momento de que te vayas, Charles. —le dice mi padre y lo alienta a salir de la habitación. Claro que Charles no se daba por vencido tan fácil e insistía demasiado.
Cierro los ojos con fuerza y solo distingo los gritos de Charles y forcejos alejándose de mi. Para cuando abro los ojos, el ya no estaba ahí.
Había sacado a Charles de mi vida.
FIN
authors words
AHHHH [cry🥲]
PRIMERO QUE todo, ¿como están? ¿Alguien más terminado destrozad@ por el final?
SEGUNDO... no pago la terapia
Y TERCERO claramente tenía planeado este final desde hace tiempo. Literal este iba ser el final definitivo. Pero después pensarlo me di cuenta que no podía dejarlo así... porque no jajaja
Así que, espero que disfruten mucho de leer el segundo vol. de esta historia.
CORRIENDO SIN TI se llama y pronto la publicaré en un par de horas con su primer capítulo publicado.
Espero que hayan disfrutado de esta historia y que así disfruten de su segunda parte.
CHAO
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro