Capitulo Nueve
MAXINE BINNOTO
Día de carrera. Domingo por la mañana el paddock repleto de gente se amontonaban de lado a lado yendo en grupos.
Llevo dos cafés en manos mientras me abalanzaba sobre la multitud yendo montada sobre una patineta eléctrica, juguete que había comprado hace tiempo como pretexto de ayudarme a ir más rápido en los eventos tras paddock.
Veo el motorhome de Ferrari solo a unos cuantos metros de distancia y una vez frente a este bajo de la patineta y cargo con éxito esta en una mano y los dos cafes en la otra, adentrándome al recinto.
—Gracias. —le agradezco a mi padre que se acerco a ayudarme y tomar los cafés antes de que estos se me cayeran. —Latte caliente para ti y Latte frío para mi. —explicó y el me devuelve mi vaso de café.
—Veo que trajiste tu patineta. —comenta un poco distraído por toda la multitud que pasaba a nuestro al rededor acompañado de los múltiples llamados que le hacían a mi padre.
—Si, sera mi forma de distraerme. —respondo sin mucha importancia.
—Oh, lo olvidaba. Esta mañana Charles te buscaba, le dije que no te demorabas en llegar, creo que ahora mismo está en su habitación. —me comenta, su sonrisa creciendo de lado. La curiosidad asomaba por el rostro de mi padre. Una sonrisa cómplice el me muestra.
Me demoro un par de segundos en responder. Cuestionándome de que forma debía de responder a lo que recién me decía.
—Quizás luego. —me encojo de hombros haciendo parecer no dar mucha importancia. —Iré a buscar algo de comer. —evado cualquier pregunto que mi padre quisiera hacerme al despedirme de él con un beso en la mejilla y desaparecer del motorhome tan rápido como había llegado al subir de nuevo en mi patineta.
Quizás no estuviera actuando de la mejor manera al evadir a Charles, creía que evadiéndolo solo retrasaría mis sentimientos respecto a él. Buscaba la forma de hacerme más tiempo a obligarme a dejar de sentir algo por el o ignorarlo por el resto de la temporada que hasta ahora esa era la opción más cercana.
Entro a la cafetería, donde el silencio me da la bienvenida, ya que la mayoría de los equipos se encontraban trabajando en garage, asegurándose de que los autos estén en las mejores condiciones para la carrera.
Al final termino por sólo beber mi café en una de las mesas de la solitaria cafetería, asesorándome de perder el mayor tiempo posible antes de que la carrera comenzara, puesto que si volvía ahora sabía que corría como el riesgo de encontrármelo a él en boxes que era lo que menos deseaba.
Termino por dirigirme de vuelta al motorhome de Ferrari una hora más tarde, situada justo al lado del circuito de Japón. Mi tarjeta la coloco sobre el sensor y me permite el fácil acceso, entro sin muchos problemas aún montada en la patineta, los pocos trabajadores que aún continuaban en la recepción tomaron por desapercibida mi presencia y sin muchos problemas me adentro a oficinas.
Abro la oficina de mi padre aún sabiendo que él no se encontraría allí y sin demorarme mucho dejo mi mochila sobre el escritorio antes de darme la vuelta y salir de ahí.
De camino a garage, choco con un cuerpo firme, lo que provoca mi desequilibrio y posteriormente cayera de la patineta.
—¡Auch!
—Lo siento mucho, debería mirar por donde voy. —su voz retumba aún siendo un tanto ronca. ¿Por que no puede tener una voz aguda que me ahuyente, algo que le quite parte de lo atractivo que es?
Charles se inclina hacia mi y me sostiene con ambas manos firmes por la cintura para ayudarme a ponerme de pie de vuelta, sus brazos estabilizándome. Mis ojos se posan en el rostro de Charles, sus profundos ojos verdes se clavan en los míos. Una de sus manos permanece en mi espalda baja y se me eriza la piel.
Suspiro ante el contacto, detestando me por tener estas reacciones ante el, o mejor dicho que él las provoque.
—No te preocupes. —por fin encuentro las palabras para hablar y digo, me aparto de él retrocediendo dos pasos atrás como busca de una distancia prudente entre ambos, obligándolo con mi acción a apartar su mano de mi. Veo como su entrecejo se arruga por mi acción.
Mis ojos tiene mente propia, echando un vistazo rápido a su cuerpo a falta de autocontrol. Su traje de competición rojo se ajusta perfectamente a él, resaltando su forma trabajada, y el vibrante color rojo a su tono de piel un tanto bronceada. Mis ojos se cierran en un esfuerzo inútil por intentar desaserme de esa imagen y recordándome a mi misma lo que deseábamos olvidar.
Ojalá Charles me mirara de la misma forma en la que yo a él lo miraba para que de una estupida vez esta tortura terminara. Imaginado cómo sería sus manos aferradas a mi cintura y las mías a su nuca mientras... me abofeteo internamente obligándome volver a la cordura.
Aparto mi mirada de su cuerpo una vez más y en cambio me inclino hacia mi patineta y asesorarme de que esta se encontrara en perfecta condición. Ni un solo rasguño. Subo de vuelta a mi "automóvil" aún consiente de la mirada de él sobre mi. Aún con la patineta me veo obliga a alzar la mirada ante la diferencia de altura, y es que aún montada en la patineta Charles seguía sacándome por lo menos media cabeza de diferencia de altura. Maldita sea mi metro cincuenta y ocho.
—Veo que tienes un nuevo juguete. —señala mi patineta con una sonrisa divertida.
—Así es.
—Te estaba buscando ayer, me entristeció no verte. —me obligo a desviar mi mirada de su rostro una vez más. ¿Por que demonios me estaba resultando tan difícil volver a tenerlo frente?
—Necesitaba un día de descanso, ya sabes. —el asiente no muy convencido. Un silencio de pronto nos inundó a ambos, varias veces deseé hablar pero sabía que si lo hacia solo arruinaría todo.
En cambio Charles toma la ventaja. —Maxine. —me llama. —Yo quiero decirte algo. —un tanto dudoso y temeroso habló, me abstengo a alejarme de allí y en cambio le presto atención. —Yo, Dios esto es difícil pero.. —veía como él soltaba frases sin terminar y como también dudaba en cada palabra.
Se pasa la mano por el cabello, haciendo que los mechones oscuros sobresalgan por todas partes. Un aspecto típico en el. Sonrió internamente ante su estado de desorden, consiente de haber encontrado el tic nervioso de Charles.
—Charles. —entonces lo llaman a sus espaldas antes de que cualquier frase pudiera ser completada por el. —Te estamos esperando. —el ingeniero de equipo avisa.
—Está bien, gracias. —le dice. Una mirada breve me muestra aún debatiéndose por decir algo o no, veo como él niega y se vuelve hacia el pasillo de salida.
—Charles. —su nombre sale de mis labios delicadamente, haciéndole parar y mirar por encima del hombro. —Buena suerte, hoy.
—Gracias.
Una parte de mi corazón se derrite al verle sonreírme y guiñarme el ojo antes de salir por la puerta.
Me quedo allí unos minutos y espero a que mi corazón deje de ir a toda velocidad y que las mariposas en mi estómago dejaran de revolotear. Cuando por fin me relajo, vuelvo a abalancearme sobre la patineta y salir por la misma puerta que el.
autora words
todos amamos a Maxine, okay?
espero que les esté agradando mi historia tanto como a mi me esta haciendo al escribirla. Por último me apoyaría en compartir mi historia, se los agradecería demasiado.
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