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Capitulo Diez


MAXINE BINNOTO

El público se agita con entusiasmo mientras los mecánicos de los boxes se preparan para el Gran premio de Japón. Los miembros del equipo se apiñan en torno a los autos, realizando comprobaciones de motor y asegurándose de que todo está en orden. Todo es caótico y organizado a la vez. Cientos de personas ayudan a llevar a cabo la operación, desde alimentar a los pilotos hasta realizar pruebas eléctricas en los autos de Ferrari.

Papá sigue su ritual solitario antes de la carrera. No le culpo por su preferencia, con la inmensa cantidad de presión durante cada carrera. Además, lo agotadores que podía ser la presión de los fanáticos y patrocinadores, así también como lo era las estrategias de carrera.

Pasó el rato en boxes junto con los mecánicos del equipo, uniéndomeles a algunos pocos a jugar cartas mientras esperaban que la carrera comenzara.

En la parilla los autos decoraban esta de colores al igual que la multitud. Los equipos y pilotos preparando el auto en la fila posteriormente antes de salir.

Por la pantalla observo a mi mejor amigo que recién la cámara lo enfocaba, Carlos. No era un secreto que era uno de los corredores más serios de toda la parilla en general, pocos eran los que conocían su lado "tierno" como yo, pero al verlo en parilla con su mirada de pocos amigos bajo el casco provocaba cierta extrañes así como timidez. Cuando el se ponía en su papel de competidor era mejor alejarse si no querías que la bomba explotara.

El arranque fue espléndido, los dos autos de Ferrari liderando carrera. En el primer puesto Carlos y en su segundo Charles.

Me muerdo las uñas de los nervios con cada cuerva tomada al ver la carrera desde la pantalla de boxes, los mecánicos al igual que yo totalmente atentos a su trayecto de los autos del equipo.

Carlos lidera el grupo hoy con la pole position. Finalmente, un cambio de ritmo respecto al puesto P1 habitual de alguno de los corredores de Mercedes, con Charles en P2, y Hamilton de Mercedes en P3.

Ferrari y Mercedes superan a otros equipos cada vez, lo que para muchos les parecía injusto, puesto que ellos creían que el dinero movía influencias, pero era todo lo contrario, lo que hacía al equipo era la dedicación y talento. Con eso crecías, con eso los mejores equipos contratan a los mejores ingenieros y equipos. Un par de otros les siguen de cerca, trabajando para conseguir posiciones superiores en la parrilla y mejores autos.

Los corredores en la pista se lanzaban a grandes velocidades. El olor a combustible llena el aire y extrañamente me tranquiliza lo familiar que ya era para mi. Mis manos aplauden cuando los monoplazas del equipo corren por nuestro lado en la pista, y al igual que los mecánicos aliento a nuestros corredores. Adoraba sentir la emoción y también nervios de cada carrera.

Los autos pasan a toda velocidad a solo unos cuantos metros del garage de boxes, desde mi lugar podía sentir las vibraciones de los motores cuando los autos pasan a toda velocidad por el carril.

En la televisión, los autos pueden parecer que alcanzan velocidades normales. Pero en persona, los autos de carreras de la F1 pasan a toda velocidad en un borrón de colores y un estallido de aire, el rugido de los motores rivaliza con los vítores del público.

Por la pantalla veía con atención la transmisión, como saltaban chispas cuando los autos rozan el pavimento. Como los pilotos se arriesgan a la velocidad, una mezcla de colores que van del gris al rosa. Los modelos de los autos de carreras varían desde los más elegantes hasta los más toscos.

Por suerte en los primeros veinte minutos no hubo ni un solo contratiempo, Ferrari aún seguía en su puesto inicial desde salida de parilla.

Fue durante la duodécima vuelta cuando un auto de McLaren se adelanta a P3 arrebatándole el puesto a Hamilton y pisándole los talones a Charles.

—Vamos, acelera. —escuchó como uno de los mecánicos histéricos habla a la pantalla.

El boxes completo quedó en silencio cuando esa pequeña brecha que los separaba fue cortada. Un rose de neumáticos terminó provocando una desviación y que Charles perdiera el control de su auto.

—¡No! —gritamos todos allí.

Veo la imagen en la pantalla con los nervios a flote, la ansiedad de saber cómo se encontraba comenzaba ya a matarme.

—¿Charles? —se escucha la voz de su director de mecánicos en la transmisión.

—Estoy bien, puedo volver. —siento como un peso de mis hombros es quitado cuando escucho su voz agitada de vuelta.

En boxes victorean cuando Charles vuelve a arrancar el auto a pista a toda velocidad.

—Boxes, boxes. —lo llaman.

Los mecánicos a un lado mío se adelantaron a correr y coger los nuevos neumáticos para cambiar. Fue cuestión de segundos para ver el auto rojo de Ferrari acercarse por la pista de boxes.

Los breves segundos que estuvo allí observé la silueta de Charles dentro del auto, por inercia sonreí y desee que ganara.

De nuevo el auto salió a toda velocidad de vuelta a la pista. Uno por uno fue adelantando con gran éxito

Diez minutos de carrera aún aguardaban, el público allá afuera gritaba de emoción al ver a los autos pasar a gran velocidad, mientras que en garage todos moríamos de los nervios y ansiedad.

El puesto de Carlos ya había caído a P3 mientras que, para la sorpresa de todos, Charles había logrado recuperarse de su pérdida e ir escalando lugares uno por uno hasta llegar al P2.

Ambos monoplazas rozan entre sí en la penúltima vuelta de la carrera. Hamilton se defendía con dedicación pero la persistencia de Charles era aún más grande y no se dejaría derrotar tan fácilmente.

Comía mis uñas de la ansiedad al estar mirando la pantalla y ver cómo el aún persistía sin importarle estar arriesgando su vida allí afuera.

Y entonces lo logró.

Con éxito Charles logró arrebatarle el puesto delantero en los segundos antes. La bandera de cuadros fue alzada y la carrera había finalizado. Después de todo el trabajo arduo y sacrificio de Charles y del equipo, el había logrado ganar el Gran Prix de Japón.

Todos en garage saltamos de los asientos al victoriar el podium.

Veo cómo los mecánicos e ingenieros salen a correr fuera de boxes hacia la malla de retención para festejar la victoria. Corro hacia mi padre que se encontraba a solo unos pocos metros aún en dirección de control, me adelantó a abrazarlo cuando el me abre los brazos y me aferra a su cuerpo.

Desde lo lejano veo cómo los tres monoplazas ganadores estacionan cerca de vallas, los pilotos bajan y corren hacia su equipo. Charles y Carlos son los primeros en saltar a los brazos de los mecánicos e ingenieros.

De la mano de mi padre me acerque hacia la valla de retención cerca del podium. En el escenario los principales organizadores ya se encontraban arriba y fue solo cuestión de minutos de que los tres corredores ganadores salieran.

Aplaudo con fuerza al ver a mis ambos amigos vestidos de rojo salir al podium y colocarse en su lugar respectivo, Carlos en P3, acompañado de Hamilton en P2 y Charles en P1.

Los gritos del público no se hicieron de esperar justo al inicio de la premiación.

Uno a uno se les entregó su respectivo trofeo y medalla a los vencedores. Desde Carlos recibiendo el trofeo de bronce, Hamilton el de plata y Charles el de oro y el más grande.

Fue inevitable no sonreír al mirarlo alegre allá arriba, pero esa sonrisa pronto se borró para tornarse en una expresión de confusión.

—¿Que ocurre? —me giro a preguntarle a mi padre en busca de una respuesta, el niega sin comprender.

Todo el público observa como Charles rechaza el trofeo y baja del podium corriendo hacia la multitud. Sus pasos acercándose hacia donde yo estaba.

—¡¿Que te pasa?! ¡¿Porque bájaste?! —le gritó furiosa.

—¿Me darás mi premio? —su sonrisa juguetona se asoma al detenerse justo frente a mi, donde entre nosotros una valla de retención se encontraba de promedio.

—¡¿De que hablas?! ¡Tú premio está allá arriba, Charles! —de nuevo le gritó, impaciente porque el volviera allá arriba y terminara con todo el caos. Por que si, a nuestro alrededor todos los reporteros del medio dirigía su atención hacia el en busca de una respuesta.

Charles me ignoró por completo, y en cambio pasó de dirigir su atención de mi hacía mi padre a un lado mío.

—Señor, una disculpa de antemano. —lo escucho decir.

La siguiente queja que soltaría fue retenida en mi boca cuando, sin previo aviso, las manos de Charles me tomaron por las mejillas desprevenida mente y sellara sus labios con los míos.

autora words
ups, dejo este capítulo aquí y me voy hehe.

AHHH por fin! ahora todos podemos ser feliz de Maxie y Charles *cry bitch* estoy bien, lo prometo 😭

Espero les haya agradado este capítulo tanto como a mi.

Gracias!

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