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Capitulo Cuatro


MAXINE BINNOTO

Estos eran uno de los días más relajantes de la cedé. Viernes por la tarde el resitúo completo se encontraba en su mayor parte desierto.

Las prácticas ya habían terminado hace más de tres horas.

—¿Tiene algún plan alguno de ustedes? —preguntó al aire a mis dos amigos, Charles y Carlos, que se encontraban recostados en el césped conmigo, uno recostado a cada lado mío.

Veo cómo ambos niegan cansados.

—Dormir. —murmura Charles a mi lado izquierdo.

—Tengo pensado lo mismo. —Carlos a mi lado derecho enfatizó con Charles.

Los siguientes días fueron aún mejores de lo esperado. Con gran frecuencia convivía aún más con mis amigos, en especial con Charles quien era con el que me había vuelto aún más cercana.

—¡Vamos! —me insisto una vez más.

Lo mire con cierta desconfianza a él y al scooter que me señalaba y alentaba a subir en el.

—No. —me niego.

—¡Vamos! ¡Yo conduciré! —insistió una vez más.

Fueron largos minutos de súplicas por parte de él. Charles no se disputaba por recibir un no por respuesta.

—¡Bien! —acepte. Sonrió victorioso.

Temerosa subí al monopatín y me aferré con fuerza al manubrio de este, seguido eso Charles subió tras mío. La cercanía de sentir su pecho en mi espalda y como sus manos encerraron mi cuerpo en el momento en que el tomo el manubrio, de pronto me sentía pequeña.

Charles pareció notarlo al ver cómo me encogía, el se acerca hacia la cuenca de mi hombro y cuello, su aliento golpeando con delicadeza mi cuello que logró provocar un cosquilleo en mi, y susurra; —Tranquila, no nos estrellaremos.

Veo cómo el aferra sus manos al manubrio, apenas rozando las mías y arranca el scooter. El aire golpeó a mi rostro.

—¡A un lado! —gritaba Charles a mis espaldas, obligando a toda persona en el camino a hacerse a un lado. Río por la escena.

Cruzamos el resinero completo hasta llegar a paddock en donde todo el equipo ya lo esperaban allí.

—Chicos. —mi papá nos llama un tanto molesto.

Entre risas Charles y yo bajamos del monopatín.

—Llegas tarde, Leclerc. —mi padre lo regaña. Charles me mira cómplice con su sonrisa de lado, fue difícil contener la compostura frente a mi padre como para no reír. —¡Por favor! ¡Ya sube al auto! —le exigió mi padre.

Una última mirada me regaló Charles y otorgándome su gorra de la marca, el salió corriendo hacia el monoplaza.

Un último ademán de despedida hago con la mano al verle salir del paddock.

—Deja de sonreír. —escuchó la voz de mi padre a mi lado, su rastro de tono siendo divertido.

Por inercia mi sonrisa desapareció en cuestión de segundos a una expresión de seriedad. Intentando llevar la compostura. Mi padre rio.

—¿Yo sonreír? ¡Ja! Creo que tus anteojos necesitan aumento, papá. —fue mi turno de bromear. Mi padre esta vez me miro serio y reí con fuerza. 

—No te escondas conmigo, Maxie. Veo cómo Charles te agrada. —con esas últimas palabras mi padre desapareció devuelta hacia su oficina.

Las horas en el paddock pasaron más rápido de la esperada. Mediante las pantallas miraba con atención la técnica de mis ambos amigos pilotos y como es que hablaban con gran frecuencia en la radio.

—Muero de hambre. —escuchó como Carletes se queja recién bajando del monoplaza.

—Tu siempre tienes hambre. —le dije.

—Tienes razón, iré a casa y ordenaré una pizza. —comentó. Veo cómo es que con rapidez se deshace de su casco y del equipo completo, despidiéndose de todos allí sale del paddock.

—Aquí tienes. —le entrego a Charles su gorra de regreso, el ya se había deshecho de su casco.

—Gracias, Maxine.

Dejo de respirar al escuchar la pronunciación de mi nombre sobre sus labios. Ese asentó, la forma tan única que el tenía por llamarme por mi nombre y no por un apodo como el resto. Sonrió.

—Vamos, aún tengo una carrera más que hacer contigo. —me alentó a salir del paddock.

Una vez más subimos ambos al scooter y recorrimos el resituó completo hasta llegar al garage.

Esta sin duda se estaba convirtiendo en mi parte favorita del día.

Día con día Charles me acompañaba de regreso a casa. Como cada fin de día el tomaba una bicicleta del garage y me acompañaba a casa en donde más tarde un auto pasaría por el. Incluso ahora el no se molestaba por traer más su auto. Siempre le insistía que no era necesario, que yo podía volver a casa por mi cuenta, como siempre Charles se negaba y desde muy en el fondo una parte de mi saltaba de emoción. Comenzaba ya a disfrutar de su compañía. Incluso podría aceptar que Charles comenzaba a robarle el sobre nombre de "mejor amigo" a Carlos ahora mismo.

—¿Estás nervioso por la carrera? —le preguntó una vez que ya habíamos salido del resintió de Ferrari.

A mi lado veo como el suspira pensativo. La carrera en Mónaco se acercaba en un par de semanas y esta era una de las más importantes. Sabría lo que conllevaba aquello, lo veía todos los días. Veía los planes, las prácticas y sobre todo la gran presión que conllevaba sobre ellos.

—No nervioso, ansioso. —confesó después de breves segundos de silencio. —Quiero dar lo mejor de mi, demostrarlo.

—No necesitas demostrarlo, es suficiente con que tú creas que hiciste lo mejor. —aconseje. —Además, no estás solo, tienes el apoyo del equipo entero.  

—Gracias, Maxine.

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