El Cielo Huele A Pollo Frito
El cielo huele a Pollo Frito. Es un hecho poco conocido, ya que nadie que va al cielo suele volver a la Tierra para contarlo.
Un inmigrante haitiano llamado Reggie Baley realmente adivinó este hecho justo después de llegar a Nueva York a principios de 1996. Tenía una pechuga de pollo extra crujiente con puré de papas y salsa de KFC, y luego exclamó: "¡Esto es el cielo!" Y aunque sabemos que no es 100% exacto, creemos que se acercó bastante a la realidad. ¡Bien por ti, Baley!
Desafortunadamente, como era un gran fumador de marihuana, se fue directamente al infierno después. En "Corriendo Con Tijeras" nos gustaría aconsejar que por favor evite la lechuga del diablo a toda costa.
Peter Katz no participaba del cripi criminal, por lo que estuvo bien en ese sentido. Fueron sus otras letanías de fechorías las que le valieron un boleto de ida al infierno. Pero por un momento, pudo verlo en todo su esplendor. O al menos en parte.
La parte de las puertas para ser precisos.
Era una puerta maravillosa, grande e imponente. Al instante supo que tenía al menos 40 pies de alto y 60 pies de largo. Por supuesto, Peter no tenía idea de cuánto era eso, ya que el sistema imperial para él era brujería. Un pecado en sí mismo, si nos preguntas. Pero nadie lo hace nunca. Se vuelve solitario, ser un narrador incorpóreo que sigue a un ególatra.
¿Por qué no nos tomamos un descanso? Simplemente ignoremos esta horrible historia por un segundo y concentrémonos en nuestra propia historia. ¿Cómo estuvo tu día, lector? ¿Fue bonito? Espero que haya sido agradable.
Peter no estaba teniendo un buen día. Estaba muerto y a punto de irse al infierno. Pero aún no lo sabía. O realmente le importaba, en cualquier caso. Todo en lo que podía pensar es en encontrar quién hizo esa puerta chapada en oro para poder contratarlos para hacer la suya.
Voluntariamente ignoró que su ropa estaba hecha de la tela más suave conocida en el universo: vellos púbicos de querubines. Peter también ignoró que literalmente caminaba sobre nubes. Por cierto, son completamente ergonómicas. Super suaves.
En su estado de asombro, también ignoró la figura imponente que lo miraba desde las puertas. Hasta que Peter chocó contra él.
—¡Ay! —Peter gritó mientras caía hacia atrás. Por supuesto, no sintió dolor. Una de las ventajas de estar en el cielo—. ¿No ves que estoy caminando?
—Sí —dijo la figura con voz de trueno—. Puedo ver eso.
Peter se puso de pie, tratando de parecer más grande de lo que realmente era. Pero la figura que tenía delante tenía más de 10 pies de alto. No es que signifique nada para Peter. Sistema imperial y todo eso.
Mientras Peter golpeaba con los pies con impaciencia, se dio cuenta de que no se oía ningún molesto golpeteo. Otro pequeño dato sobre el cielo es que tiene un filtro anti-karens y anti insultos. —Entonces, ¿te vas a disculpar? —dijo Peter.
La figura movió su enorme cabeza lenta y pacientemente para enfrentar a Peter. Sus ojos eran como auroras boreales brillando a la luz de la luna. Una vez más, su voz retumbó como un trueno. —No veo el sentido de que me disculpe por chocar conmigo. No parece justo.
—¿Justo? —exclamó Peter mientras se hinchaba como globo—. ¡Arrugaste mi traje! ¡Y ahora tengo polvo en mi trasero!
—No, no es así —dijo la figura. Había una pizca de paciencia en su voz, como la que tendría al tratar con un niño mimado.
—Mira, amigo, este traje solo se lava en tintorería, ¿de acuerdo? —. Peter agarró su bata como para hacer un comentario, y solo entonces sintió la suavidad de mil pelos de bebé acariciando su cuerpo.
También comenzó a notar todas las otras cosas raras a su alrededor, como el hecho de que caminaba sobre una nube o que había un gigante hablándole con voz de león.
—Esto no es Gucci —susurró Peter.
La figura se inclinó para mirar bien a Peter, midiéndolo de arriba abajo. —No necesitas Gucci en el cielo.
—¡Jorobate, Gucci es cielo! —dijo Peter en defensa automática. Le tomó medio segundo registrar lo que había dicho—. Espera. ¿Dijiste el cielo?
—Sí —dijo la figura—. Justo en las afueras del cielo, para ser precisos.
—Entonces morí.
Peter se sorprendió de lo tranquilo que sonaba. Quizás fue el hecho de que se sentía fantástico. No había dolor ni diarrea eterna. Sintió como si todas sus preocupaciones hubieran desaparecido. —¿Cómo morí?
La figura levantó una mano enorme y con el chasquido de sus dedos hizo que un iPad se materializara frente a él. —Vamos a ver.
Mientras la figura deslizaba locamente su iPad, captó la mirada confusa en el rostro de Peter. —Steve Jobs nos conectó con estas bellezas.
—Oh —dijo Peter saltando sobre su lugar. Ahora que tenía tiempo de calmarse, encontró aterradora la voz atronadora de la figura—. Yo no queria-
—Está bien —interrumpió la figura—. Esa pregunta la recibimos mucho. Y no, no podemos darte una.
Después de unos segundos de deslizamientos y silencios incómodos, la figura comenzó a leer algo en serio.
—Aquí dice —retumbó de nuevo—, que moriste al caer por un tramo de escaleras en una bolsa de nuggets.
—¿Eran de McDonald's? —preguntó Peter.
—Wendy's.
—Que desgracia —murmuró Peter—. Pero ya no importa ahora, ¿verdad?
—Exacto —dijo la figura como una cuestión de hecho—. Lo importante es que tu tiempo en la tierra ha pasado, y ahora es el momento de que pases tu eternidad en el infierno .
—Por supuesto —dijo Peter con una sonrisa seria—. Una eternidad en ... espera. ¿Dijiste el infierno?
—Efectivamente —repitió la figura con el mismo tono condescendiente que antes—. Tus acciones han sido ponderadas y medidas, y se te ha encontrado indigno de estar en la grandiosa brillantez de nuestro Señor y sus hijos.
—¡Eso es un montón de miércoles! —gritó Peter con desdén. Al ver que la figura ni siquiera se inmutó, decidió tomar un nuevo enfoque.
—Lo siento. Creo que ha habido un error. Empecemos de nuevo. Hola. Mi nombre es Peter. Debes ser el famoso San Pedro, ¿verdad?
—Soy San Pietro —respondió la figura—. San Pedro está en un siglo sabático.
—Está bien, Pietro —dijo Peter con un desdén apenas velado—. No creo que lo entiendas. No soy una mala persona. Pertenezco al cielo.
Pietro volvió a bajar los ojos al iPad, deslizando un par de veces antes de aclararse la poderosa garganta. —Aquí dice que una vez demandó a un niño con cancer en Disney World por daño emocional porque, y cito: la cachorra quejona tomó el último asiento en Piratas del Caribe y yo realmente, realmente, quería montarlo.
—Fue sólo una pequeña broma—dijo Peter con una sonrisa nerviosa.
—Luego procediste a construir un caso usando publicaciones en las redes sociales para mostrarle al juez cuán egoísta y 'sociópata' era el niño, usando ejemplos como cómo le quitó un juguete a otro niño o cómo gritó en el centro comercial porque sus padres no querían comprarle un helado.
—Era muy quejona. Le hice un bien a la sociedad.
—La cosa es —dijo Pietro mientras levantaba tanto la voz que las nubes empezaron a vibrar—, eres una persona horrible.
Peter comenzó a caminar de un lado a otro, tratando de pensar en una forma de salir de su problema. —¿Y si me arrepiento?
—Eso funciona sólo cuando estás vivo. Es demasiado tarde aquí. Muchos lo han intentado, pero como sus intenciones no son de verdadero arrepentimiento, sino de autoconservación, se quedan cortos.
Con un chasquido de sus dedos, el iPad desapareció.
Peter abrió la boca para decir algo más, pero Pedro levantó su enorme palma para detenerlo.
—Antes de que lo intentes, no, no puedes distraerme y correr hacia las puertas. Tampoco puedes intentar tirarme al suelo. Y ni siquiera te atrevas a sobornarme con una nube bonita que encontraste por ahí... Eso solo funcionó una vez, y todavía estoy tratando de explicar por qué Fidel Castro está dando vueltas alrededor del Lago Iluminado.
Bingo. Peter era, en todo caso, un excelente abogado. Si no podía conseguir lo que quería con trucos, fuerza o soborno, lo conseguiría con extorsión. Y le acaban de entregar la mayor pieza de extorsión celestial que jamás haya existido.
—Oh, está bien —dijo Peter con un tono fingido y lúgubre—. Supongo que estoy condenado a los abismos de fuego del infierno.
—Pues si-
—Pero antes —interrumpió Peter—, me gustaría hablar con tu gerente.
El rostro de Pietro era firme y duro, pero asintió con la cabeza secamente por un segundo antes de chasquear los dedos una vez. —Esto es inútil —comentó—, pero te daré una oportunidad.
Una torre de luz descendió desde arriba, haciendo que incluso el aire retumbara por la pura presión que exudaba. Peter quedó instantáneamente cegado por la brillantez del ser que salía de ella. Era incluso más alto que Pietro con un halo resplandeciente y ojos como el fuego.
También llevaba un un traje de baño pegadito y un sombrero de verano.
—¿Y ahora qué, Pietro? —preguntó la figura molesta. Tenía una paleta gigante agarrada en la mano.
—San Pedro —dijo Pietro mientras se inclinaba solemnemente ante el mítico apóstol—. Este humano ha solicitado hablar contigo.
San Pedro rápidamente se inclinó para ver la figura insignificante de Peter Katz encogido en el suelo. Si la voz de PIetro era como un trueno, la voz de San Pedro era como un millar de Sharknados asaltando la bahía de San Francisco. —Estoy jugando al pádel con Mahatma Gandhi y estoy ganando. Hazlo rápido.
Las palabras se atascaron en la garganta de Peter. Estaba a punto de extorsionar a un ser todopoderoso que podría borrarlo de la existencia con solo el sonido de su voz.
La alternativa, sin embargo, era el infierno.
—Hola, excelencia —dijo Peter mientras se inclinaba cómicamente—. Solo quería hablarles sobre el presidente Fidel Castro y por qué está en el cielo.
Mientras que el rostro de San Pedro no se inmutó, el rostro de PIetro estaba en pánico.
Pietro rápidamente se interpuso entre el pecador y el santo. Habló con un suspiro largo y sin pausa. —Solo quería decir que Fidel Castro está en el cielo, probablemente debido a todas sus contribuciones a la comunidad y sí, sabemos que sus obras no coincidían exactamente con sus acciones, ya que, según la mayoría de las cuentas, era un capullo antisemita, pero hizo mucho por el pueblo latinoamericano y su política exterior lo reflejó y nunca dijo que no a los consejos de las figuras religiosas que lo rodeaban y le creo totalmente cuando dijo que no era un corrupto.
Y con un chasquido de dedos, Pietro deseó al Santo que se fuera.
—¡¿Estás loco?! —gritó Pietro—, ¡nos vas a hacer destruir a los dos!
Y así es como lo haces, al estilo Peter Katz. Su sonrisa de come mierda estaba pegada de oreja a oreja.
—Ahora, vas a dejarme entrar al cielo?
—¡No! —dijo Pietro—. ¡Si hago eso, entonces ambos estaremos perdidos!
—Si me envías al infierno, estarás acabado.
Ahora Pietro caminaba de un lado a otro. Su rostro estaba torcido en puro dolor y sufrimiento. Una forma de arte que Peter dominó y disfrutó a fondo.
Pietro volvió a chasquear los dedos e hizo aparecer el iPad frente a él. —Hagamos como que esto nunca sucedió.
—¿Cómo es eso? —preguntó Peter.
Después de tocar el iPad unas cuantas veces más, Peter comenzó a brillar.
—Te enviaré de regreso a la Tierra. Vas a morir en unos meses de todos modos, así que ¿por qué no intentas ser bueno para variar? Además, me temo que debo borrar parte de tu memoria. No te dejare usar a Fidel en mi contra de nuevo .
Peter quería dar una respuesta ingeniosa, pero antes de que pudiera hacerlo, Pedro chasqueó los dedos.
Y todo se volvió negro.
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