El Canario En La Mina
La relación de la humanidad con los animales ha sido históricamente problemática y mortal la mayor parte del tiempo, como lo es cualquier relación. Cada encuentro entre un humano y un animal termina en uno matando brutalmente al otro, a menudo porque encuentran que el otro es delicioso con ajo y romero.
Otras razones por las que dichos encuentros eventualmente se vuelven fatales podrían provenir del hecho de que los humanos piensan que los animales son herramientas, o que usan su pelaje y pellejo para hacer trajes para proteger su repugnante y suave piel. Algunos pueden usar animales como decoración o como compañeros involuntarios, sacándolos de sus hábitats y matándolos lentamente con los frutos del capitalismo, principalmente el smog y el calentamiento global.
O si vives en una nación comunista, dichos compañeros se convierten en comida en un día lluvioso. La muerte no discrimina entre sistemas socioeconómicos.
De cualquier manera, los animales mueren en masa gracias a la intervención de la humanidad, lo cual es bastante descarado considerando cuánto los humanos dicen que los aman.
Les encantan los animales en sus dibujos animados y sus cereales, e incluso en sus cosas de InstaFace. A veces, llega un animal que traza la delgada línea entre ser amado ser asesinado cruelmente en masa, y ningún otro animal lo tiene peor que el canario común. Tal vez el pollo. Pero iremos con el canario.
Para aquellos que no están familiarizados con este pájaro en particular, todo lo que tienen que saber es que está perpetuamente enojado y quiere matarte la mayor parte del tiempo, pero es tan pequeño que en realidad no puede hacer ningún daño, lo que lo enfurece más. Es un ouroboros de odio perpetuo.
Para desahogar su frustración, hacen lo que hace cualquier adolescente que se precie: cantar a pleno pulmón. Crean canciones intrincadas, parecidas a arias, para demostrar cuánto odian todo lo que les rodea y que preferirían estar en casa bebiendo un vaso de Merlot mientras se refrescan en la bañera.
Los humanos, siendo los imbéciles egocéntricos que son, decidieron que esas canciones eran hermosas e inspiradoras, y pensaron que era una buena idea atrapar al pájaro pequeño y enojado en una jaula pequeña para hacerlo aún más pequeño y enojado, y por tanto, más melodioso.
Rápidamente les robaron su libertad, quedaron atrapados en espacios pequeños y confinados, y los criaron tontos, solo para divertir a los humanos por unos minutos al día con lo que básicamente equivale a una perorata hecha por un veterano de guerra sobre cómo su nieta lesbiana es lo que está mal con America. Por cierto, eso es exactamente lo que el humano atrapado en el cuartel general de "Corriendo con Tijeras" nos grita todos los días.
Aún así, los canarios se convirtieron en una declaración de moda entre los humanos ricos, o al menos hasta que la plebe comenzó a ponerles las manos encima, lo que los convirtió en excrementos plumosos, que no fue apreciado por los canarios. Solo querían quedarse solos con su odio.
Fue en el punto más bajo de su popularidad cuando se utilizaron por primera vez como un sistema de alerta avanzado. Los mineros del carbón llevaban a los canarios bajo tierra mientras trabajaban, lo que cabreaba a los canarios más allá de lo creíble, lo que a su vez los hacía cantar como locos. No es que los mineros usaran las aves como una especie de iPod antiguo, sino que se usaron para detectar gases venenosos dentro de la mina.
Si un canario dejara de cantar, significaría que la mina se estaba llenando de veneno y, por lo tanto, alertaba a los mineros. Funcionó a las mil maravillas,pero no para los canarios. Verá, la razón por la que dejaban de cantar era que sus pulmones estaban demasiado ocupados llenos de veneno. El veneno mata. A los canarios no les gusta morir. Pero nadie les preguntó si estaban de acuerdo con morir para ayudar a un grupo de humanos inmundos a minar dinosaurios presurizados.
A pesar de todos sus problemas, los canarios han sido inmortalizados en uno de los modismos más emblemáticos del idioma inglés: "Un canario en una mina de carbón." Para referirse a una señal de algo muy malo está apunto de pasar.
Creemos que hubieran preferido que no los mataran, pero es mejor que nada.
La frase se usa para indicar una advertencia obvia de la muerte inminente, algo tan inmediatamente peligroso que la alternativa a escapar es la muerte. Debe ser alguien realmente tonto para ignorar al canario en la mina de carbón. Un verdadero imbécil.
El canario de Peter en este escenario tenía la forma de un árbol. Era un árbol con forma de árbol, con corteza y ramas y todo eso. No era un árbol particularmente extraño, si no fuera por el hecho de que era el único trozo de vegetación en millas. El único árbol en un desierto interminable.
Y Sarah se había estrellado contra él.
Para cualquiera con una mente sana, esta habría sido la primera señal de que algo andaba muy mal, y una llamada de atención para pensar en cada decisión que había llevado a ese momento. Después de todo, nadie con una vida normal y plena se encontraría de repente completamente desnudo en un desierto. Eso es para los locos, como el hombre que estaba agachado en la cima del árbol mirándolos.
—Te chocaste —dijo el hombre que vestía un poncho verde y sostenía un bastón con la cabeza de un osito de peluche empalada en la parte superior.
—Puedo ver eso —dijo Peter, dándose cuenta de que en realidad no estaba herido en absoluto, lo cual fue una hazaña muy considerable ya que el auto en el que estaba se volvió más arbolado de repente.
—Y sin embargo, no vio el árbol —dijo el hombre—. Y tampoco tu amiga.
—Ahora puedo ver el árbol —dijo Sarah, quien también estaba milagrosamente bien, o tanto como podría estarlo alguien con la nariz rota y la cara hinchada.
—Me temo que es demasiado tarde —dijo el hombre, saltando sobre el coche. Con un golpe rápido de su bastón, el hombre rompió el parabrisas en 1.034.589 pedazos, extendiendo la mano hacia Sarah con su mano sucia.
—¿Necesitas una mano? —dijo el hombre.
—Tengo dos —dijo Sarah—. Pero necesito ayuda.
—Eso es lo que estaba ofreciendo —dijo el hombre.
—¿Por qué me estás ofreciendo una mano, entonces? —dijo Sarah—. Parece que tienes un pequeño problema de consistencia.
—Mis heces son bastante sólidas y consistentes —dijo el hombre—. Gracias por preguntar.
—Sarah —dijo Peter—, conoce a Rayito de Sol. Es un enano alto.
Rayito de Sol dio un paso atrás, golpeando su bastón contra el auto un par de veces. —¿Cómo sabías mi nombre? ¿Tú también eres un chamán?
—Nos conocimos antes —dijo Peter—. En el bosque.
—Nunca he estado en el bosque —dijo Rayito de Sol—. He estado en un bosque. Pero no en el bosque.
Peter se frotó el puente de la nariz con frustración. Su paciencia se estaba agotando tanto como el recuento de palabras de este capítulo. —¿Sabes qué? Sí. Soy un chamán. ¿Puedes ayudarnos?
Rayito de Sol sacó un teléfono celular y se tomó una selfie rápida con los fugitivos atrapados. —Nunca he conocido a otro chamán. Tengo que publicar esto en Twitter.
—¡No! —gritó Peter mientras salía del coche para detener al hombre—. ¡No lo hagas!
Rayito de Sol lo miró con los ojos cálidos de un hombre drogado con todo tipo de mafafa, y asintió con la cabeza en comprensión.
—Está bien —dijo Rayito de Sol—. No Twitter.
—Gracias —dijo Peter, quien procedió a ayudar a Sarah a salir del coche.
—¡Esta foto se vería mejor en mi Instagram! —dijo el hombre.
Peter saltó como una rana en agua hirviendo, listo para abalanzarse sobre el Chamán, pero el ágil drogadicto lo esquivó fácilmente. Rayito de Sol comenzó a correr por el desierto con Peter a cuestas mientras gritaba lo que estaba escribiendo.
—Saliendo con mi #PanaChaman. Persiguiéndome rn. #Lol #desert #Nevada. ¡Y envía!
Peter cayó de bruces. ¿O fue la caída lo que dejó su rostro plano? En cualquier caso, era como perseguir a un ganso, que es otro dicho animal divertido que oculta el hecho de que los humanos son terribles con los gansos.
El idioma proviene del hecho de que los gansos salvajes no disfrutan particularmente de ser capturados por humanos y, por lo tanto, tienden a morder, volar y graznar para escapar de cualquier posible captura. A diferencia del canario, los gansos se consideran bestias feas e impías cuya única cualidad redentora es su delicia.
Verá, el hígado de ganso es un manjar humano, pero solo después de que se ha llenado de grasa al alimentar a la fuerza al animal a través de un tubo hasta que literalmente deja de funcionar, matando al ganso. Aquí no hay broma. Solo queremos informarle sobre algo que sucede. Culpa a los franceses por eso.
—Espera —dijo Peter—. ¿Dijiste Nevada? ¿Estamos en Nevada?
—Sí —dijo Rayito de Sol—. Justo donde se llevará a cabo el concierto de Bad Bunny el próximo año. Voy a enterrar drogas y alcohol para evitar que me las confisquen al entrar y vender. No le digan a nadie.
—¿Por qué estamos en Nevada? —le preguntó a Sarah.
—¿Podemos tener esta conversación en otro momento? —respondió Sarah—. Necesito algo de comida y agua.
Rayito de Sol tomó una botella de agua de debajo de su poncho y se la tiró a Sarah.
Intentó atraparlo, pero estaba demasiado débil para hacerlo. En cambio, la botella la golpeó suavemente en la cabeza, no es que a ella realmente le importara.
—Agua dulce de un oasis cercano —dijo Rayito de Sol—. Tiene lo mejor de la tierra.
—Sabe un poco rara —dijo Sarah.
—Esa es la ayahuasca que le puse. Le da una toque extra interesante.
Peter le quitó la botella de la mano a Sarah, pero ya era demasiado tarde. Tenía los ojos bien abiertos, mirando más allá del velo de la humanidad.
—Puedo oír el color amarillo —susurró—. Me está diciendo que me afeite las cejas.
—Ella estará bien —dijo Rayito de Sol—. Todo es natural.
—Si bien en el tema de no ser de ayuda —dijo Peter—, ¿por casualidad no tendrías un vehiculo que podamos tomar?
—¡Puedo llevarnos a la victoria! —se dijo Sarah—. ¡Solo necesitamos una polea y un poco de esfuerzo!
—No tengo vehículo —dijo el chamán—. Pero puedo darte un poncho. Tu cuerpo regordete me está distrayendo.
Rayito de Sol le lanzó a Peter un poncho rojo con el logo de Taco Bell. Estaba cubierto de mostaza.
—Esto no es Gucci —dijo Peter.
Rayito de Sol golpeó el suelo con su bastón tres veces mientras negaba con la cabeza en señal de desaprobación. —No necesitas Gucci en el cielo.
—¿Qué?
—Nada —dijo el chamán—. ¿A dónde planeas ir?
Peter quería ir a muchos lugares, pero ninguno de ellos era particularmente seguro en su situación. Era solo cuestión de tiempo antes de que los asesinos los alcanzaran. México era el lugar más seguro en el que podía pensar, pero eso requería algo de dinero, que no tenía en ese momento. Sin billetera, sin tarjeta, sin pasaporte. Esa fue su primera prioridad.
—Vegas —dijo Peter—. La capital mundial del entretenimiento. Necesitamos dinero rápido.
—Oh, no recomendaría ir allí —dijo Rayito de Sol, señalando el cielo—. Las estrellas me están dando mala vibra.
Peter miró hacia arriba. Era la mitad del día. No se veían estrellas. Bueno, además del sol, y eso siempre le está dando a la humanidad el mal de ojo.
Se podía ver un autobús acercándose a la distancia. Manejaba rápido, incluso imprudente. Peter salió corriendo a la calle, saltando arriba y abajo como un loco para llamar su atención. Afortunadamente para él, el autobús se detuvo y abrió sus puertas para permitirles el paso.
—Bueno, viejo amigo —dijo Peter a Rayito de sol—. Me encantaría decir que ha sido un placer, pero no lo ha sido. Gracias por el poncho.
—No seas cabeza de cochino, pequeño —dijo Rayito de Sol, que es un modismo que se refiere a una persona que es tonta y terca, como la cabeza real de un cerdo, que tienes que hervir durante horas para que sea maleable. Al menos el cerdo no se hierve vivo—. El camino en el que estás solo te llevará al dolor.
—¡Te cobran extra en Las Vegas por el dolor! —dijo Peter—. Pero gracias por el consejo gratuito.
Agarró del brazo a una Sarah muy delirante, arrastrándola hacia el autobús.
—¡Hola, extraños! —preguntó el conductor del autobús increíblemente alegre—. ¿Qué puedo hacer por ustedes esta hermosa noche?
—Nuestro coche se averió —dijo Peter, si golpear un árbol podría considerarse una avería—. Y no tenemos dinero.
—¡Súbete! —dijo el conductor—. ¡Tenemos mucho espacio para un par de autostopistas!
—¡Tenemos oro! —gritó Sarah—. ¡En nuestra amistad!
—No le hagas caso, está un poco delirante. El calor le afectó.
Peter conduce a ambos a la parte trasera del autobús, sin prestar atención a las letras pintadas al costado del mismo. Leian "A.T.S."
Tampoco se dio cuenta cuando el conductor les tomó una foto discreta y se la envió a un abogado particularmente gordo en Nueva York.
El "Palacio Hotel Y Casino de Hefesto" fue construido por un individuo bastante peculiar llamado Athanasius Finch.
Después del monumental fracaso financiero que fue el 715 East Street, decidió llevar su destreza arquitectónica a un lugar donde serían apreciados: Las Vegas.
Ya tenía casinos de inspiración romana, por lo que uno de inspiración griega no era tan descabellado. Era una réplica casi exacta de su edificio en 715 East Street, con una gran diferencia: todo el lugar estaba construido en un terreno de seis por seis, lo que hacía que el edificio fuera increíblemente delgado y estrecho. Era la única propiedad que podía pagar. O quería pagar. El registro todavía es borroso en eso.
Cada piso era algo diferente, desde una piscina cubierta, para uno, hasta un buffet completo, también para uno.
Fue un fracaso financiero el primer día que abrió, sobre todo porque en el "casino" sólo cabía en una mesa, y era para jugar al Baccarat, que sólo jugaban los griegos y los viajeros del tiempo. Y dado que ninguno de los dos estaban en abundancia, Athanasius tuvo que cambiar de táctica.
Reemplazó la mesa de Baccarat con un sistema de monitoreo, colocando cámaras ocultas por toda la ciudad. La gente apostaría a las probabilidades de que alguien haga cualquier cosa, desde algo muy específico, como elegir usar una corbata roja sobre una verde, hasta cosas generales, como cuántas personas se enfermarían después de comer los camarones estropeados en el buffet. Se convirtió en un éxito instantáneo entre los grandes apostadores de la ciudad, combinando suerte y habilidad en un entorno controlado.
Como tal, el "Palacio Hotel y Casino de Hefesto" era el lugar ideal para obtener dinero rápido.
—No quiero ser esa persona fastidiosa—dijo Sarah mientras se paraban frente al casino—, ¿pero con qué pretendes apostar? No tengo ni un centavo, y no parece que lleves dinero en esos calzones tuyos.
Peter corrió hacia el costado del edificio y regresó con un trozo de cartón. —¿Tienes un bolígrafo o algo?
—Claro —dijo Sarah, entregándole un lápiz labial—. No veo cómo eso va a ayudar.
Después de garabatear algo en la parte superior del cartón, Peter se sentó en el suelo con las piernas cruzadas. —Esta es una ciudad de apuestas. Solo tienes que saber cómo superar las probabilidades.
Las palabras "Apuesto a que no puedes pegarme con una moneda de veinticinco centavos" estaban garabateadas en el cartón frente a Peter. Alguien le arrojó una moneda casi de inmediato. Le siguió otro. Y otro. Diez más después de eso. Pronto, fue bombardeado por monedas de todas partes.
—Como quitarle un caramelo a un niño —dijo Peter—. Las Vegas es una ciudad de apuestas, pero todo está trucado. Incluso si ganas, pierdes. La única manera de hacer dinero es doblando las reglas del juego a tu favor.
Sarah comenzó a recoger las monedas, después de haberse quitado los guantes en el viaje a Las Vegas. —No tomaría caramelos de un niño. Estaría babeado y pegajoso. Soy una mujer adulta. Puedo conseguir mis propios caramelos.
En total, reunieron alrededor de sesenta dólares los cuales Peter entrego a Sarah.
—Espera un segundo aquí —dijo Peter.
Sarah esperó un segundo, y después otro, y así sucesivamente. Hizo una nota mental de decirle a Peter que por favor fuera mas especifico con el tiempo, pero nunca pudo, ya que Peter regreso casi corriendo, tomándola del brazo y entrando al casino.
Tan pronto como entraron al vestíbulo de mármol, se dirigieron directamente al primer piso, al que accedieron a través de una escalera de emergencia contra incendios detrás del edificio. Tuvieron que meterse en el casino a través de una ventana.
Estaba completamente oscuro, excepto por las múltiples pantallas que mostraban diferentes partes de la ciudad. Una mujer pequeña estaba sentada detrás de un mostrador, tomando apuestas del puñado de personas en la sala, que parecía más una lata de sardinas..
Su atención se centró en una pequeña pantalla que mostraba un individuo bastante obeso doblado frente a una heladería, decidiendo qué comer.
—¡Cien dólares en un helado de chocolate doble! —dijo un hombre con sombrero tejano. Tenía un bigote blanco y poderoso, parcialmente cubierto por el humo de su puro.
—Yo digo banana split —dijo una mujer con un vestido rojo—. Parece alguien que puede comer.
Peter golpeó sus monedas contra el mostrador, haciendo que todos saltaran en su asiento. —¡Apuesto $60 a que él comprara una taza pequeña de pistacho!
—¡Sr. Katz! —gritó Sarah—. ¡Ese es todo nuestro dinero!
—Confía en mí —dijo Peter—. No dejo nada al azar. Voy a tomar el toro por los cuernos.
Una frase que aquí significa "tomar el control de una situación" que viene del hecho de que, para llevar un toro al matadero, hay que atar un tirón por los cuernos y tirar de ellos hacia adentro. Es un asunto generalmente desagradable.
—¡Las apuestas están cerradas! —gritó el crupier.
La habitación se quedó en silencio mientras veían al hombre tomar la decisión.
—Uh... tomaré una pequeña taza de pistacho, por favor.
—¡Tenemos un ganador! —gritó el crupier—. ¡Has ganado $600!
—¡Suerte de principiante! —dijo el hombre del sombrero—. ¡Apuesto a que no puedes volver a tener tanta suerte!
—¿Oh sí? —dijo Peter—. ¡Apuesto los $600 a que el hombre vuelve a comprar chispas para su helado!
—¿Tienes una falla importante en tu cerebelo, chico? —dijo el hombre—. Eso es estúpido. Ningún hombre sano pondría chispitas en un helado de pistacho. ¡Estoy dentro!
—Yo también —dijo la mujer de rojo.
—¡Las apuestas están cerradas! —gritó el crupier. Observaron intensamente cómo el hombre regresaba y, tal como dijo Peter, ordenó chispas para acompañar su helado.
—¡Maldita sea! —gritó el hombre. —Cómo hizo-
—Tú lo dijiste —interrumpió Peter—. Suerte de principiante.
—¡Tenemos un ganador! —dijo el crupier—. ¡Ganaste $6000!
—Algo huele a pescado —dijo la mujer de rojo, una expresión que significa que algo no está bien. Alude al olor acre de pescado que se produce al descomponerse y, por lo tanto, no recién matado.
—¡Disparates! —dijo Peter—. La tercera es la vencida. Apuesto todo mi dinero a que el tipo se compra otro helado porque el primero se cayó al suelo.
—¡Sr. Katz! —gritó Sarah, tirando de él—. ¡Parada!
—Estoy dentro— dijo el tejano.
—Yo también —dijo la mujer de rojo.
Tan pronto como hicieron sus apuestas, el hombre regresó, esta vez, sin helado.
—Sí, entonces... ¿puedo tener otro? Dejé caer el primero.
—¡Ganador! dijo el croupier—. ¡Ganaste $20.000!
—Voy a cobrar ahora —dijo Peter con su mejor sonrisa de come mierda. ¿Por qué lo llaman una sonrisa come mierda? Nadie está realmente dispuesto a comer mierda, aparte de las personas que asisten a convenciones muy específicas, y si lo hicieran, una sonrisa no sería su expresión principal. Piense en eso por un minuto. Esperaremos.
—Entonces, el gato está fuera de la bolsa —dijo Sarah—. ¿Qué significa eso?
—Significa que se ha descubierto algo secreto —dijo Peter, escarbando en un trozo de pollo frito de la variedad Kentucky—. Como el hecho de que Conelly es el que esta contratando a todos estos asesinos.
—No, quiero decir, ¿quién anda metiendo gatos dentro de bolsas? —dijo Sarah, devorando una pechuga de pollo extra crujiente. Todo su rostro estaba cubierto de grasa mientras masticaba con la boca abierta—. Son resbaladizos, y estoy seguro de que no les gusta que los pongan en bolsas. Por supuesto, hay algunos gatos lindos a los que les gusta meterse en bolsas, pero sobre todo en Internet.Siguen siendo populares, ¿verdad? Solo veo pugs en Instagram. Sin embargo, son lindos.
—¡Calma tus caballos, vaquera! —dijo Peter, que aquí significa calmarse, mientras los caballos locos corren salvajemente.
—No tengo caballos —dijo Sarah. No había comido un bocado en todo este tiempo, y apenas empezo a comer, sintio que revivio. Una nueva energía fluía a través de ella. Sintió que podía pellizcar a Gordon Ramsey en la cara. Hizo una nota mental para averiguar si Gordon Ramsay estaba en alguno de sus restaurantes de Las Vegas.
—Quiero decir, cálmate —susurró, señalando una mesa cercana—. Esos tipos de allí nos están mirando.
Curiosamente, el grupo de personas que señaló eran tres hombres ciegos que ni siquiera sabían dónde estaban parados. Iban siguiendo una pista y se creía que estaban en algún lugar dentro del Palacio de Hefesto, no dentro de un KFC.
—Franz —dijo uno de los ciegos—. Creo que estamos perdidos.
—Creo que si, Hanz —dijo Franz.
—Huele a pollo frito —dijo un tercero llamado Klaus.
—Tienes rasón —dijo Hanz.
—Razón es con Z, Hanz —dijo Franz.
—No seas un nazi de gramática —dijo Klaus.
—¿Y cómo leíste mi diálogo si eres ciego? —preguntó Hanz.
Peter golpeó la mesa con los dedos, exigiendo la atención de Sarah. —¿No vas a hablar sobre el elefante en la habitación?
Sarah hizo una rápida toma de izquierda a derecha y, como no vio ningún elefante real, se encogió de hombros. El pollo era su prioridad.
—Bueno, te voy a contar cómo logré ganar.
—Dímelo —dijo Sarah, sin prestar realmente atención.
—He estado allí antes —dijo Peter—. Y sabía cuáles eran los lugares que solían vigilar.
—Ajá— dijo Sarah. Ella estaba deseando un poco de puré de papas y salsa.
—Veras, encontre una bolsa de hierba en el poncho que me dio Rayito de Sol. Elegí al tipo más gordo y le ofrecí la bolsa de marihuana para que hiciera lo que queria.
—Hiciste trampa —dijo Sarah.
Peter se lamió los dedos para limpiarlos. —Prefiero pensar en ello cómo doblar las reglas.
En ese momento, las puertas se abrieron de golpe. Un hombre lleno de cicatrices, un ojo, dientes perfectos y sin vello corporal se acercó a ellos. Tenía un estilete en la mano y una serpiente envuelta alrededor de su cuello. La serpiente tenía un cuchillo en la boca. No estaba disfrazado. De hecho, no llevaba nada en absoluto. Estaba desnudo como vino al mundo.
—Sabes, Massimo quiero hacer esto bien. Hacer un plan, matar abogaducho y gitana. Pero Massimo estoy cansado. Quiero ir a México y descansar en Zihuatanejo como Redd de la película favorita de Stephen King. ¡Pero no más! Este es el capítulo en el que Massimo da muerte a abogaducho y gitana!
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