Finale
Rosemary no podía negar que estaba nerviosa, tenía dos grandes enigmas en la mente:
1) ¿Los boletos serán reales o simplemente fue estafada por un troll del internet para que ella gastara dinero a lo tonto y se quedara afuera del auditorio como una idiota?
2) ¿Basil, no el cantante, sino el chico molesto con el que se ha pasado mensajeando los últimos 2 meses y medio será tan guapo como se lo imagina o será sólo un hombre feo y verde que venderá sus órganos el línea?
Se paseaba en la habitación de su hotel con el celular en las manos esperando una respuesta o de Basil o de su madre, pero parecía que a ninguno de los dos se le apetecía contestar sus mensajes.
De: [email protected]
Para: [email protected]
Bonjour, perdedora. ¿Estás nerviosa por el concierto?
Rosemary se removió al leerlo y sin querer se le salió una sonrisa.
De: [email protected]
Para: [email protected]
Si te soy sincera, creo que estoy más nerviosa por verte a ti.
Y es que Rosemary no se guardaba las cosas, no le daba vergüenza decir cómo se sentía, pero en ese momento ella no estaba segura de cómo se sentía. Se conocieron hace tres meses, y apenas hace dos meses y medio comenzaron a llevarse bien, pero de un tiempo para acá, cada vez que llega un correo de parte de Basil a Rosemary le da un vuelco el corazón, se pone nerviosa y le sudan las manos.
De: [email protected]
Para: [email protected]
¿Ah? ¿Cómo por qué? Soy un chico encantador, y ya te juré como 15 veces que no voy a vender tus órganos, ni te voy a secuestrar para venderte a la mafia. Los canadienses somos amables, compasivos y bondadosos, como si no me conocieras, Rosemary.
Su madre regresó a la habitación del hotel con comida para ambas, las dos almorzaron y después se alistaron para el concierto. Rosemary tuvo que decidir si debía usar un atuendo bonito o arriesgarse en vestirse como una piña para ver si así Baz Tyruss la notaba, para después enamorarse de ella y finalmente estar juntos por siempre. Al final decidió vestirse con algo cómodo y lindo, porque de todos modos sus asientos no estaban muy cerca del escenario.
Salieron del hotel y se dispusieron a ir al café del que Basil le había hablado. Meses atrás, cuando Rosemary apenas había recibido los boletos, tuvo que sentarse a hablar con su familia acerca de toda la salida, pues lógicamente no la iban a dejar irse sola a Canadá a un concierto en donde ni siquiera sabían si los boletos eran reales. Sus padres no estaban muy contentos con la decisión, pero si la acompañaban y la cuidaban apropiadamente no había nada que temer.
Llegaron, era un lugar encantador con muchas plantas y muchas ventanas. Rosemary se sentó a lado de una ventada y su madre se sentó en el otro extremo del lugar, para darle su espacio pero al mismo tiempo para estar al pendiente de ella.
Los minutos pasaban y en su estómago se formaba un nudo extraño, como un agujero negro que hacía que le dieran ganas de vomitar. Meses atrás Rosemary le pidió a Basil que le mandara una foto de él para cuando se vieran en el café, pero él se negó diciendo que sería divertido hacer algo como un "Adivina Quién".
De: [email protected]
Para: [email protected]
Sólo imagínalo, perdedora. Llegas tú al café, para ese entonces yo ya estaré ahí, te sientas a lado de una ventana y te pones a observar a las personas a tu alrededor intentando adivinar quién soy sólo con los pequeños detalles que te he dicho de mi. Al cabo de un rato te debería de llegar un chocolate caliente a la mesa significando que yo ya adiviné quién eres y tu tendrás que mandar uno a otra mesa haciendo tu mejor esfuerzo en adivinar quién soy.
Y ahí estaba ella, sentada a lado de una ventada observando a las demás personas que estaban en el establecimiento. Basil le había comentado que tenía el cabello oscuro, era de tez morena y tenía un lunar medianamente grande en la mano izquierda, pero ella no podía decidir quién de los dos morenos era el Basil que ella estaba buscando.
Llego un chocolate caliente a su mesa y se retorció al saber que Basil la había encontrado tan rápido.
De: [email protected]
Para: [email protected]
Esto es muy injusto, pero de verdad injusto. ¿Cómo voy a saber quién eres si no puedo ver las manos izquierdas de nadie? Es la única pista específica que tengo acerca de ti.
Mandó el correo y espero un par de minutos antes de que el mesero interrumpiera su angustia.
—¿Ya terminaste, Rosemary? —preguntó el mesero acercándose a la mesa con una sonrisa en su rostro, la chica asintió suavemente sin prestarle demasiada atención. Ella seguía concentrada en el chico moreno que estaba unos asientos lejos de ella y trataba de enfocar su vista en su mano izquierda. El mesero levantó la taza de la mesa, posando su mano izquierda a un lado de ella.
—De verdad eres muy distraída.
—Eso es una falta de respeto —respondió ella por fin mirándolo a los ojos, tomó unos minutos para procesar lo que había sucedido y él sólo se dedicó a mirarla con una sonrisa burlesca. Rosemary recorrió su vista de su rostro hacia la etiqueta que tenía en el pecho: "Basil".
Y sí, efectivamente era Basil.
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