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Enamorado de mi gata.

Fragmento capítulo 3:

Me encontraba en mi apartamento, en mi cama, con una hermosa chica que daba apariencia de tener no más de 17 años, rubia, de ojos azules, pelo ondulado con rizos en las puntas, piel clara, senos parados y grandes, trasero redondo, curvas y abdomen definido, y caderas anchas.

Nos besábamos dulcemente mientras nos agarrábamos las manos, de pronto yo separé una de mis manos para acariciarla suavemente desde la cadera, iba subiendo por su abdomen, su pecho hasta llegar a agarrarle la barbilla.

—José... –la oí llamarme por mi nombre.

—¿C-cómo sabes mi nombre? —le pregunto con el deseo latente en todo mi ser, y como no, estaba en la cama con una diosa.

—José, debes despertar... –murmuró, tocándome la mejilla.

Fragmento capítulo 4:

•JOSÉ•

Ya habían pasado tres días desde que había despertado la gata y yo había vuelto a venir a la universidad, confiado en que mi madre ya no me haría preocupar más en vano... O al menos, eso espero.

Aunque sé, mi sexto sentido, o quizás mi conciencia, me decían que esa señora se traía algo entre manos. Lo que más amo de mi madre es que a pesar de ser una señora de la tercera edad, tenía espíritu de joven.

•AMANDA•

Ya la gatita estaba muy bien, y había tomado la decisión de dársela a mi hijo, le haría bien tener una compañía.

Aproveche todo el día de hoy, ya que él estaba en la Universidad, me comunique con mi hija Catalina, que tomo un vuelo directo hacia aquí.

—Mamá, no creo que a Joss le guste esa gata. Él no es de a los que precisamente le encantan los animales. —Catalina era mi cuarta hija, hija única de mi segundo matrimonio, era castaña al igual que yo, tenía su pelo liso, cortó por encima de los hombros, unos ojos grises, iguales a los de su padre, usaba unos lentes redondos. Es delgada, tenía un cuerpo bien cuidado, a pesar de ya tener 35 años.

Fragmento capítulo 5:

•JOSÉ•

Me encontraba de nuevo con la rubia en la cama de mi departamento, tocándola, acariciándola. En esta ocasión, ella estaba arriba y yo abajo.

Luego de un beso en los labios, le estaba acariciando la mejilla.

—¿Quién eres? —pregunté.

—Estoy más cerca de ti de lo que crees —me dijo abrazándome, pegándome en su pecho.

—¡Rodríguez! —Escuché que me llamaban la atención—. ¡Si va a estar divagando en sus pensamientos eróticos, salgase de la clase! —En ese momento todos mis compañeros rieron.

Me encontraba en clases, y no podía sacarme esos sueños de la cabeza. En un momento me decía que solo eran sueños, una mujer con esas características de diosa no puede existir, o al menos no que se fije en mí, y con orejas de gato, no, claro que no.

¡Voy a enloquecer!

Pensé en ese momento agarrándome la cabeza, volviendo a distraerme de clases.

Fragmento capítulo 6:

•VALLE/YELLOW•

Los días pasaban y ya se había hecho rutina que José me dejara en el restaurante de la familia de Catalina y Alessia. Yo pasaba el día allá, mientras él veía clases y luego pasaba por mí. Pero, hoy era distinto, se había parado extraño. Tenía la cara roja, la frente sudorosa, su cuerpo tenía unas señales extrañas.

Sé que tenía esos sueños, en los que yo claramente intervenía, pero no era para tanto. Siento que es algo más serio.

—Tranquila. Me pondré bien —Escuché que me dijo mientras era acariciada por él. Solo en ese momento me había dado cuenta de que no había comido, ni tomado nada, ¡Ni siquiera me había movido! Únicamente lo miraba, inmersa del mundo.

Estaba preocupada por él. Me separa de mis envases y me eché en mueble, mirándolo de reojo.

—Compraré unos analgésicos y unas medicinas saliendo de clases. Estaré bien —me decía José, pero yo solo ignoraba.

Fragmento capítulo 7:

•VALLE/YELLOW•

Era la noche siguiente de que José había enfermado, él ya estaba bien, con el truquito de mi clan que había utilizado. Hoy, un día después, decidí ir al lugar donde siempre iba con Charlotte y Anansi, aquel donde tuve la aventura con mi maestro Lucas.

—¡Querida! —Charlotte fue la primera en verme y corrió a cogerme en brazos y abrazarme. Sonreí al ver el drama que montaba—. ¡¿Cómo estás?! ¡¿Estás bien?! ¡¿Estás comiendo?! —Está bien, Mamá. Charlotte me estaba bombardeando de preguntas, sabría que estaría preocupada.

Vi a Anansi ponerle una mano en el hombro.

—Déjala que se explique —susurró. Anansi. Tan cubo de hielo como siempre. Me miró observándola y me sonrió, de seguro imaginaba que estaría pensando—. Te sentimos ayer, ¿qué pasó? —Vi a Charlotte, asentir.

Autora: Yhaselis37

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