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Capitulo 7


Tanto The Rush como el Rey de las ratas se localizaban a mitad de la carretera mirándose de manera fija analizando a su contrincante, se trataban de dos aberraciones de sus respectivas especies siendo uno un castor monstruoso mientras el otro se trataba de una rata con esteroides, The Rush hizo crecer sus garras al mismo tiempo que su adversario enseñaba sus puños y se preparaba para el primer asalto.

─Veamos de que eres capaz ─comentó el rey con hostilidad─ no creas que porque somos parientes te tendré piedad ─chocó sus puños.

De repente ambos oponentes se lanzaron con todo chocando sus brazos contra el otro y aplicando una fuerza abrumadora tratando de doblegar al otro, pero en fuerza estaban a la par. Intentaron mover a su contrario aunque sea un mísero milímetro pero ninguno cedió en lo más mínimo, enseguida la rata se tele transportó para reaparecer a las espaldas de su rival y de un brutal golpe le dio directamente a su espalda causando un grito desgarrador sobre el castor mutante.

─¡Te gusto eso escoria! ─le gritó mientras le volvió a conectar otro golpe─ voy a quebrar tu columna vertebral...

The Rush de un rápido giro sorprendió a su contrincante mandándolo a volar hacia uno de los edificios chocando contra el duro muro de ladrillos, luego el roedor cayó al suelo estando a una altura de quince metros pero en el último tramo recupera la consciencia para después teletransportarse sano y a salvo en el suelo.

─¡Ahora si ya me enoje! ─Gritó el rey rata con todas sus fuerzas.

En eso apareció de un segundo a otro enfrente de su oponente y le conecto un poderoso gancho al hígado, pero su contrincante ni se inmuto porque al instante le da un puñetazo en el pleno rostro, luego el roedor le da un rodillazo y al siguiente segundo recibió un codazo en el centro de su pecho. Enseguida ambos adversarios empezaron un brutal encuentro a puño limpio, atacando, bloqueando y defendiéndose a cada momento de las dolorosas envestidas provocadas por su enemigo que quería vencer a toda costa, pero al cada de unos pocos minutos de intensa batalla ambos peleadores quedaron cansados esa contienda tan pareja, ninguno de los dos tiro la toalla y con mucha fuerza de voluntad volvieron al combate a ganarle al otro por el todo o nada. En eso el rey rata de un letal puñetazo a la mandíbula le tumbo un diente al castor mientras este no se dejó y con la misma técnica le propino un ojo morado a su contrincante.

El roedor ni corto o perezoso mando otro golpe pero este fue bloqueado al instante por su enemigo y luego él le propicio con sus afiladas garras un arañazo dejando cinco líneas rojas por todo su torso. Acto seguido la rata se alejó con su poder e hizo aparecer una afilada espada que sujeto con firmeza, al siguiente instante apareció enfrente de su enemigo y sin titubear le clavo directo en el corazón, perforándole el vital órgano, con intenciones de acabar con su vida de un solo movimiento. La rata esperaba que con eso su enemigo había quedado fulminado pero no... fue arrojado varios metros por un puñetazo de su adversario, el rededor quedo atónito con lo que pasó, no lo podía creer. En eso se quedó pasmado como ese castor mutante sujetó esa afilada arma blanca que se localizaba en su pecho para después sacársela sin miedo a desangrarse, sujetándola con fuerza cuando se la quitó de su cuerpo, el rey se quedó aterrador al descubrir que su contrincante contaba con un poder tan sorprendente y problemático para él.

─¡¿Qué, regeneración?! ─Se quejó con miedo en su rostro─ ¡ratas ataquen!

─Entendido jefe ─dijeron el ejército a su disposición.

Enseguida todas las ratas rodearon a The Rush para acatarlo entre todos, pero este los hizo papilla literalmente ya que los pequeños roedores no podían casi hacerle nada de daño y en cambio el monstruoso castor los degolló con su espada, les dio un par de zarpazos con sus garras e inclusive a uno alcanzó a morderlo y a otro se lo metió en la boca para después empezar a masticarlo para después tragárselo... dos gotas de sangre bajaron por su boca.

─Este tipo está loco ¡vámonos de aquí! ─Gritó el rey de las ratas con terror.

Acto seguido todas las ratas junto con su rey desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.

Mientras tanto con el doctor Espiráculo, se había apoderado del cuartel militar abandonado y se preparaba para lanzar su próxima jugada.

─No lo puedo creer ¡Estuve tan cercas! ─Se quejó el malvado delfín─ ¡¿Cómo demonios se nos pudieron escapar?! ─mirando un plano de las instalaciones.

─En mi defensa quiero agregar que hizo exactamente todo lo acordado en el plan ─fue el argumento que comentó el lémur─ no entiendo porque no nos salió.

─Por eso esos pingüinos no me caen bien, siempre encuentran forma de arruinarnos la fiesta ─se quejó el frailecillo─ es igual que en Copenhague, Skipper siempre encuentra forma de salir con la suya ─se cruzo de alas.

─¡Silencio insolentes! Estoy pensando ─moviéndose con su segway de un lado hacia el otro─ maldición, esas aves no voladoras son duras de eliminar.

─Eso pasa por no saber bien sus poderes ─Espiráculo lo miro con enojo─ mejor me callo ─comentó el preocupado mamífero.

─Quizás si conseguimos a más multitud podríamos hacerle frente a esos pingüinos ─argumentó el ave─ será pan comido si los atacamos con ocho, quizás diez y sin duda con quince no tendrán oportunidad.

─¿De dónde creen que conseguiremos tantos súbditos en tan poco tiempo? ─se preguntó el doctor.

─Quizás yo pueda ayudar ─sentenció alguien entrando en escena─ un gusto el conocerlos muchachos.

─Es la ardilla roja ─fue lo que dijo Clemson.

─¿La ardilla quién? ─ Hans trato de hacer memoria─ sí, creo ya se había enfrentado a Skipper antes.

─No puede evitar escuchar tu inconveniente Espiráculo, y casualmente tenemos el mismo disgusto con esas monjas ─levanta su mano─ Qué dices... ¿una alianza? ─propuso sin titubear.

─Interesante ─realizo su risa de delfín; el lémur se fue a esconder detrás de una columna de concreto─ si... me agrada la idea ─con una sonrisa─ pero ¿Por qué quieres ayudarme? ─Clemson levanto una piedra por órdenes de su amo.

─Es cuestión de estrategia, los pingüinos son una gran amenaza para nosotros ¿Qué no te das cuenta? Separados somos despreciables pero unidos somos invencibles ─alzo su puño─ solo tienes que aceptar mi propuesta. ¿Qué dices?

─Jajajaja, claro... acepto la alianza ─respondo el malvado delfín.

Acto seguido el lémur arrojó la piedra con su increíble fuerza hacia la cabeza de la ardilla roja con intenciones de noquearla, pero la piedra antes de chocar con su cabeza se derritió de golpe.

─Pero que desafortunado incidente ─se quitó la lava que tenía encima─ enserio pensé que entenderías, pero veo que me equivoque.

Enseguida hizo un rápido movimientos con sus patas para así crear a su alrededor un circulo de lava ardiente; sorprendiendo al doctor espiráculo, de verdad que no se lo esperaba, al igual que sus secuaces. Por tanto la ardilla roja creo un chorro de lava desde el suelo hacia el delfín para acabar con él pero este realizó un salvador campo de fuerza protector a su alrededor protegiéndose de esa muerte prematura.

─¡Esto no acabado, te demostrare a no meterte con el doctor espiráculo! ─Gritó con furia total.

En consecuencia el delfín con sus poderes psíquicos sujeto con su telequinesis dos tambos grandes de acero para arrojárselos sobre su enemigo pero este ni se preocupó ya que con un rápido movimiento creo dos columnas de lavas que terminaron derritiendo el ataque de su adversario causándole sobre él una mueca de desprecio.

─Patético ─sentenció la ardilla roja─ ¿Quieren jugar? Juguemos... ¡Les mostrare lo que es el verdadero poder!

De repente todo el piso del complejo empezó a volverse lava ardiente a tan alta temperatura que provoco una sofocación sobre los tres que no manejaban dicho elemento. El doctor espiráculo ejecutó una rápida retirada no sin antes obligar a sus secuaces a atacar a su oponente, el frailecillo empezó a volar mientras que el lémur dio un gran salto para escapar del letal fluido para caer en un piso más arriba con vista al gran hangar en el que se ubicaban.

─Esto es grave ─comentó Clemson─ el piso es lava.

─Ni que lo digas ─afirmó Hans.

─¿Qué paso inútiles, se les derritió el cerebro? ─La ardilla roja se río de ellos.

El lémur se fue a buscar algo con que lanzar con fuerza mientras que el frailecillo con sus plumas tan afiladas como cuchillos las mandó por decena sobre su contrincante el cual se defendió creando varias columnas de lava que destruyeron las plumas de Hans en cuestión de segundos.

─Mis hermosas plumas ─se quejó el ave en vuelo.

─No te distraigas ─afirmó la ardilla roja.

Enseguida propulsó varios chorros de lava sobre su adversario que a duras penas logró esquivar esa amenaza rosando ese fluido a altas temperaturas que le dejaron con quemaduras de primer grado, Hans empezó a sentir la deshidratación como también esa ola de calor asfixiante.

─¿Qué pasó, no soportas el calor? ─Aumentó aún más la temperatura del suelo.

Repentinamente la ardilla roja se dio cuenta de un escritorio que iba directo hacia su lugar, pero con una columna de lava que alzo con su reflejo aniquilo ese objeto en cuestión de segundos. Después Clemson empezó a lanzarle varios pedazos de concreto que recolectó de la parte destruida del cuartel militar. Hans aprovecho la distracción para conectar sus letales plumas que aunque la ardilla roja esquivo la mayoría unas cuantas le dieron en la espalda.

─Maldición ─se quitó esas plumas─ ¡me las pagaran!

Luego el frailecillo se lanzó en picada hacia su enemigo y con sus cortantes alas hirió la panza de su contrincante al igual que le perforó uno de sus ojos, Hans no le pudo hacer más daño por miedo a estar tan cerca de la lava por lo que alzo de vuelta el vuelo para estar en la seguridad del techo.

─Bien hecho le diste ─felicitó Clemson.

─Si, pero me preocupa que no hemos logrado mucho ─se preocupó el ave.

─Ahora si considérense muertos ─se quitó el parque de su inservible ojo dejando al descubierto; se destruyó al entrar en contacto con el piso─ ¡los aniquilare hasta que no queden ni sus cenizas!

Elevó el calor de la lava hasta alcanzar la temperatura del magma. 

Esta historia continuará... 

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