Aquí estaba nuevamente, caminando hacia mi locker, con la caja donde llevaba el vestido entre mis manos. Cuando llegué miré a mi derecha y ahí estaba el chico del que les había contado.

—¿Te gustó tu vestido? Yo sé que no lo pudiste comprar.

Lo miré de arriba abajo y le tiré el vestido.

—No necesito tus limosnas. –Me fui a mis clases.

Ese chico ya estaba acabando con mi paciencia, hoy me toco física con él, y para mi buena suerte la maestra nos emparejó para hacer el ejercicio. Parecía un loro hablando.

—¿Por qué eres tan linda? –me preguntó. En ese instante lo miré y por fin le dije algo.

—Porque soy hija de mi mamá.

Cuando estaba afuera vi como Ángel estaba molestando un chico de lentes con un libro. Decidí ir hacia donde estaban y le dije que lo dejara en paz, aunque no es mi asunto lo defendí, después de todo si alguien se atreviera a molestarme me gustaría alguna ayuda. Luego de defenderlo adivinen que me dijo ese chico al que Ángel molestaba.

—Solo estábamos jugando, somos hermanos, él nunca me golpearía, no te metas donde no te llaman. –Me quedé boquiabierta, ¿acaso por ser hermanos si uno tira el otro de un puente solo están jugando?

Cuando llegué a casa fui rápidamente a mi cuarto para comenzar el proyecto de ciencias. Después de un largo tiempo aún no había terminado con la tarea, miré la hora en mi teléfono, ya eran las ocho y quince. Yo matándome haciendo este proyecto y apuesto cualquier cosa que la bruja del 71, ósea mi maestra, debe de estar roncando como foca. Esa mujer debe de trabajar de maltratadora de jóvenes, pero ahora que lo pienso, ser maestra es lo mismo que ser maltratadora.

Me acosté a dormir cuando por fin terminé la tarea, y seguramente mañana me va a decir que está más o menos, claro, como no se desvela toda la noche haciendo proyectos, que lo haga ella a ver si no se cansa.

Íbamos llegando a la escuela cuando sonó la alarma para que todos los estudiantes se reportaran en la cafetería. Una vez llegaron todos, el director comenzó a hablar.

—Les hemos llamado a todos ya que en las noticias se reportado que en el país una organización ilegal a empezado a operar, y están entrando a las casas a robar.

En resumen, nos mandaron a la casa y advirtieron que no podíamos salir afuera ya que solo dentro de nuestras casas tendríamos seguridad. Entonces, yo me desvelé solo porque esa mujer quiso. El director nos dijo que desde hace tres días esta organización llamada elite había empezado a robar.

Desde la mañana se podían oír las sirenas de las patrullas, por lo que me levanté y fui a la sala. Al parecer mi mamá estaba hablando con los policías, pero no pude escuchar lo que dijeron. Instantes después se giró hacia mí con temblor en las manos, me dijo que empacara, había una evacuación y teníamos que irnos.

Llegamos al pueblo y tuvimos que entrar a la escuela. Cuando estábamos adentro
nos dirigimos a la cafetería, estando allí la policía hizo un anuncio.

—Ya que no es posible evacuar los estudiantes tendrán clases y sus padres se quedarán en la cafetería –estaba en shock, ¿cómo que vamos tener clases?

—Oigan, yo no voy a ir a clases –dije cruzando los brazos. Mi mamá volteó a verme con una mirada de esas que si no estuviéramos en la escuela me sacaría hasta el alma.

Mientras me regañaba con la mirada todos volteamos a ver quién había entrado a la cafetería y, de un momento a otro, todos empezaron a gritar.

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