Capítulo 19
Mis nervios no me dejaron moverme de donde me encontraba, fueron las dos horas más largas de mi vida, verlo aparecer dentro del cuarto me dio cierto alivio.
Alivio que se esfumó al verlo prácticamente desplomarse sobre el suelo.
-¿Que pasó?¿estas herido?- negó mientras se dirigía a la cama con algo de mi ayuda. -Dime como te ayudo por favor.
-Necesito algo de sangre, llamaré a Jessica.
-Tómala de mi, muérdeme- lo vi negar. -Se que no me lastimarás- estaba segura de ello. -Hazlo en mi cuello.
-Quedará marca- estaba algo exhausto y se le veía ir y venir entre sus ojos negros y rojos a los de un humano normal.
-Donde sea, muérdeme donde quieras- estaba a punto de llorar por verlo así.
Lo sentí acercarse a mi muñeca y encajar sus dientes mientras miraba mis ojos. Es lo último que recuerdo.
...
Desperté sintiendo mi cuerpo descansado, como si hubiese dormido días enteros.
Al enfocar mi vista en algún lugar en específico noté que llovía, llovía a cántaros.
También se escuchaba la regadera correr, esperé varios minutos en los que traté de acostumbrarme a el hecho de haber despertado, noté mi herida en mi muñeca y luego recordé lo pasado.
Apenas eran dos delgados pinchazos, no ardían ni dolían, solo estaban ahí.
El ruido de la ducha no cesaba, me puse de pie como pude y me dirigí al baño, estaba cerrado con tranca. -Jungkook ¿estás bien?
-Ya salgo, descuida.
Esperé unos minutos más hasta que por fin salió del baño envuelto en una toalla, su cabello estaba húmedo y peinado hacia atrás a pesar de que algunos mechones rebeldes trataban de hacer lo contrario.
-¿Te duele?- negué
-Creo que hasta conveniente sería el hecho de tener una novia humana- lo pensé mejor -¿No estás conmigo por eso o si?- negó y el hecho de mi pregunta al parecer lo divirtió.
-¿Sientes ganas de comer?- mi respuesta fue afirmativa, moría de hambre. -Cámbiate, te llevaré a un lugar.
-Primero deseo que me cuentes qué pasó.
Lo vi suspirar y luego deshacerse de la toalla para comenzar a secar su cuerpo, comenzó a vestirse conmigo siguiéndolo con la mirada.
-Jungkook
-Hace algunos meses un amigo cometió un error- lo vi negar. -Más bien hizo algo malo. Conoció una chica y esta descubrió que no era humano, buscó a otro vampíro para tratar de borrar su memoria, por lo que había visto pero no pudo. Su poder tampoco funcionaba con ella, decidió morderla para así lograr entrar en su cabeza y borrar las veces que algo extraño en torno a él pasó delante de ella. Pero no sabía que ella era una bruja, ni siquiera ella lo sabía. También era Virgen. Y por error la convirtió. El punto es que acabaron juntos, se enamoraron luego de todo.
-Pero eso es bueno
-Lo es, quien vino aquí fue mi hermana, las brujas negras mataron a cada bruja blanca que encontraron hace años, cuando supieron sobre ella a pesar de que ahora era vampira intentaron dañarla, mi hermana lo descubrió y vino para que la ayudara. Intentaban quitar su magia. Si a una vampíra convertida le quitan la magia en un ritual regresa a ser humana.
-¿Lograron su cometido?- negó
-Mi madre, ella lo hacía.- este había dejado de mirarme y se encontraba frente a la ventana mirando la lluvia. -Hice con ella lo que intentó hacer con la pareja de mi amigo.- sus manos se encontraban dentro de sus bolsillos y se hicieron puños.
-¿Te sientes mal por hacer mortal a tu madre?- negó
-No solo la hice mortal, por su edad se hizo polvo. Y no, no me siento mal, ¿irónico cierto?
-Por el contrario, por todo lo que pasaste no lo es.- me acerqué a él y lo abracé por la espalda.
-Jenn- me llamó y lo escuché suspirar en espera de que respondiera. -Debo irme ahora. Debo ayudarlos- giró su cuerpo -Ven conmigo- tomó mi rostro y me hizo mirarlo -Deja tu trabajo y ven conmigo.
-Te pedí ser tu cuando estuviéramos solos- dije y este cambió -Vamos, te seguiría hasta el fin del mundo.- no debía siquiera pensarlo.
Era cierto, amaba a este hombre. Lo amaba, si debía envejecer a su lado lo haría feliz ante el hecho de que él continué conmigo.
-No vayas, solo llama- negué.
-Debo ir, es muy poco profesional de mi parte hacer algo así luego de tantos años trabajando ahí. También quisiera despedirme de mi amigo. Solo serán algunas horas de vuelo.- negó
-Ya no hace falta tomar un avión, podemos llegar en unos segundos- recordé
-Práctico- eso lo hizo reír.
-Salgamos a cenar y mañana vamos a tu trabajo para que renuncies.
-Eso haremos, me cambio y vamos.
-Ponte algo fresco, iremos a México. Se te antojan unos tacos ¿no?- asentí frenéticamente y me lancé a sus brazos.
-Podría acostumbrarme a esto. Serás mi Sugar Daddy desde ahora. Tienes la edad para ser uno.
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