Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15. Memoria descriptiva

Una vez llegaron al laboratorio, la puerta se abrió y las largas escaleras se mostraron ante ellos. Juntos comenzaron a descender.

—¿Me creería si le dijera que todavía no recuerdo haber bajado por aquí? —dijo Marko mientras terminaba de bajar las escaleras de entrada al laboratorio, con Richard bajando delante de él.

—Es muy probable que también se te olvide lo que estamos hablando justo ahora —le respondió su profesor sin voltear a mirarlo, mientras caminaba hacia el tablero de mando—. Puede que te tomen varias sesiones para que tu cerebro se acostumbre a este tipo de estímulos. Sin embargo, si todo sale bien no necesitaremos más sesiones.

—Ha dicho «si todo sale bien», ¿y qué podría salir mal? —Marko adoptó una actitud desafiante, no le gustaba para nada lo que acababa de escuchar. Estaba en alerta total, a sabiendas que se encontraba en desventaja si aquel hombre decidía arremeter contra él. A fin de cuentas, se hallaba en su terreno.

Esta vez, Richard sí volteó a mirarlo fijamente. Al igual que las veces anteriores, el contacto visual con él le hacía sentir una pesadez tremenda. Tuvo que hacer un esfuerzo mental para mantenerse ecuánime.

—Solo ten en mente lo que hablamos anoche —le contestó Richard mientras tomaba uno de los cascos del panel de control. Era un casco blanco, conectado a la consola central por un cable recubierto de anillos protectores, y junto a él había otro casco igual—. El tiempo corre y las cosas podrían complicarse antes de lo previsto. Mientras más pronto sepas todo, será mejor.

Cada palabra estaba siendo transmitida en directo por el diminuto micrófono que llevaba Marko. Del otro lado de la línea, Alessa y Leo escuchaban atentamente. Richard acababa de terminar de hablar sin obtener respuesta alguna de Marko. Todo lo que se escuchaba era un tenso silencio.

Supongo que no quiere que vea todo lo que hay aquí abajo. —Escucharon la voz de Marko cortando la pausa.

¿Qué estás haciendo, Marko? —Richard subió el volumen de su voz.

A continuación, se escuchó una conjunción de sonidos metálicos y electrónicos, seguidos de breves instantes de silencio.

¿Esa es...? Aghh... —Marko ahogó un grito al mismo tiempo que se escuchó un intenso zumbido.

El extraño ruido hizo vibrar los altavoces, forzando a Leo y Alessa a cubrirse los oídos. Al cesar aquel zumbido, sobrevino un nuevo silencio sostenido y sepulcral. A Alessandra se le heló la sangre y miró a Leo en busca de alguna explicación, pero él estaba tan incrédulo como ella.

—¿Qué carajo fue eso? —Ante la pregunta de Alessandra, lo único que pudo hacer Leo fue encogerse de hombros.

Finalmente, se escuchó la voz de Richard en un siniestro susurro.

—Lo siento, Marko, pero debes olvidarte de esto...



Ante sus ojos volvía a dibujarse aquella dimensión de fondo negro, con las mismas figuras eléctricas formando el piso y el techo con figuras de luz geométricas. Era la computadora de Richard tal y como la recordaba de la noche anterior, nuevamente estaba dentro.

—¿Y bien? —La voz de Richard lo hizo sobresaltarse. No se había dado cuenta de que lo tenía al lado—. ¿Qué tanto recuerdas esta vez?

Marko miró a su profesor incrédulo, enarcando una ceja. Juraría haberlo escuchado hablar en un tono jocoso, impropio de su típica actitud inexpresiva.

—No lo sé, yo... —Cerró sus ojos, intentando concentrarse para recordar, pero no tenía caso—. No mucho, la verdad. Lo último que viene a mi mente fue el momento en que usted me mostró los cascos.

En el rostro de Richard se dibujó su habitual media sonrisa.

—Es un buen avance, la noche anterior no recordabas absolutamente nada —explicó mientras Marko asentía—. Ahora bien, no tenemos tiempo que perder —dijo y volteó a mirar hacia el frente—. ¡Simulación visual de registros, continuar!

Tal y como la noche anterior, todo el entorno comenzó a cambiar. El texto rojo volvió a aparecer sobre el fondo negro, pero esta vez los datos que señalaba eran distintos.


Julio del 2032, Reino Unido.


En el laboratorio de pruebas, la pantalla mostraba un cerebro visto desde dos perspectivas, una desde arriba y otra desde un costado. En ambas se veía algo similar a una corriente eléctrica recorriéndolo en el centro, aquello era una electrosimulación.

—Compañeros, después de seis meses de trabajo, nuestro modelo preliminar está terminado. Podemos decir que en teoría está funcionando, el reto será llevarlo a la práctica —expresaba Friedrich a sus compañeros con gran satisfacción—. Sin embargo, una buena secuencia documental no estará completa sin voces que la expliquen.

Dicho esto, Friedrich, Richard y Annelien comenzaron a turnarse para dejar registrados en el sistema sus respectivas memorias descriptivas de forma verbal, cada uno de ellos exponiendo su rol en la investigación. La primera en hablar sería Annelien, a quien Richard le colocó personalmente el micrófono de grabación, el cual se enganchaba en la oreja, no sin antes tomar su rostro con suavidad y poner muy cerca el suyo, sin expresión alguna en su rostro más que una sonrisa sutil.

—Me enorgulleces, nada de esto hubiese sido posible sin ti —dijo él antes de darle un breve y delicado beso en los labios, que ella consintió para luego sonreír, ruborizada.

Claramente, no era la primera vez que aquello sucedía.

—Enorgullécete cuando lo materialicemos, estamos muy cerca —le dijo ella sin remover su sonrisa del rostro, antes de dar dos pasos atrás para comenzar.

Todo cuanto era visible volvió a fragmentarse, mientras que Marko se había quedado con la imagen de Richard y Annelien, solo pensaba: «¿Qué fue lo que pasó?». Sin embargo, muy dentro de sí, sabía que hasta lo más hermoso tiene un final. Conectó con sus propios recuerdos y sintió melancolía; eran recuerdos de los que él nunca hablaba, recuerdos que él prefería que no existieran. Conocía bien ese dolor, lo había vivido en carne propia.

—No te distraigas, Marko —dijo Richard alzando su voz para espabilarlo—, concéntrate en lo que de verdad importa.

«¿Cómo puede ser tan frío luego de recrear algo como eso?», podía escuchar su propia voz interna con mucha claridad.

Entonces se percató del texto rojo que tenía enfrente.


Segunda simulación visual. Primera secuencia documental. Cargando...


Luego de unos segundos, la voz de Annelien comenzó a escucharse junto con las imágenes en movimiento que se mostraban.


Cuando se mostró por primera vez una imagen dinámica como esta, se le dio el nombre de «Electrosimulación», definiéndose como la representación gráfica de la estructura que forman las corrientes eléctricas que transitan por el cerebro mientras el cuerpo duerme. Sin embargo, esto fue solo una descripción preliminar, la verdad detrás de estas imágenes era otra.

Lo cierto es que lo que puede verse no es realmente electricidad, dado que esta energía representada no responde a ningún medidor de magnitudes físicas conocido. Lo que se ve como «electricidad» es en realidad el conjunto de millones de pulsos nerviosos siendo emitidos al mismo tiempo. Hasta entonces se pensaba que lo que se transmitía en ese pulso era corriente eléctrica, pero era algo más, algo que escapaba al entendimiento, a lo cual se le dio el nombre de «Energía mental», que gracias a estas imágenes puede verse que forma una estructura al dormir, una especie de red que envuelve un núcleo intermitente, como si le faltase energía para quedarse brillando permanentemente. Se le ha adjudicado entonces, la denominación de «núcleo mental no físico».

Dicho esto, la pregunta de la que parte el presente modelo teórico es la siguiente: ¿qué sucedería si al cerebro le fuese suministrada la energía necesaria para que el núcleo mental no físico se mantuviese brillando sin intermitencia alguna?


La secuencia cesó y el texto rojo volvió a aparecer.


Volviendo a simulación visual. Cargando...


Nuevamente se encontraban Annelien, Richard y Friedrich frente al tablero de mando de la computadora principal.

—Nada mal para una anónima —dijo Friedrich en tono jocoso, provocando una leve risa en Annelien, quien como de costumbre sonreía.

—La ciencia debe estar al servicio de toda la humanidad, no solo al de aquellos que la crean, doctor Friedrich —le dijo firmemente la pelirroja, con su acostumbrada sonrisa, mientras se desajustaba el micrófono—. Sin embargo, si esto funciona podría pensar en poner mi nombre junto al de ustedes, créame que sí. No solo será ciencia, también será historia.

—Funcionará —dijo Richard mientras esbozaba su típica media sonrisa, recibiendo el micrófono de manos de Annelien sin quitarle a ella los ojos de encima—. Tenlo por seguro, lo haremos realidad cueste lo que cueste.

Al colocarse Richard el micrófono, todo volvió a distorsionarse.

Si en algún momento a Marko le había parecido su profesora una mujer enigmática y atractiva, esto no hacía sino alimentar enormemente ese concepto. Sus ansias por saber qué habría ocurrido entre ella y Richard se tornaban en desesperación.


Segunda simulación visual. Segunda secuencia documental. Cargando...


Una vez más, la voz de Richard se escuchaba en conjunto con las imágenes y animaciones que empezaban a mostrarse.


Para empezar a responder la interrogante planteada con anterioridad, es necesario explicar cuál es la ubicación exacta de la estructura mostrada previamente. La respuesta es: el sistema glinfático. Descrito por primera vez en el año 2012, hoy se sabe que la «limpieza» que este hace del sistema nervioso, es en realidad el traspaso de la energía mental contenida en el líquido cefalorraquídeo, extrayéndolo de la parte consciente mientras se encuentra desactivada, hacia las neuronas concentradas encima de este sistema. Lo anterior quiere decir que el sistema glinfático se encarga de alimentar el núcleo mental no físico con toda la energía que el cerebro tiene a disposición mientras duerme.

Pruebas recientes indican, además, que luego de las primeras horas de sueño, el sistema glinfático deja de procesar líquido, por la sencilla razón de que el suministro de energía se agota, pero evidencia que este sistema está biológicamente diseñado para procesar mucho más de lo que se le exige. Tras parar su procesamiento, el núcleo mental no físico simplemente continúa intermitente con toda la energía recogida circundándole. Esto hasta que el individuo despierta y el núcleo simplemente se apaga, desaparece. Desconocemos la función de este componente energético, objetivo principal de esta investigación, en la cual se parte del supuesto que si se le suministra esa energía faltante al cerebro, dicha función será revelada.

En virtud de todo lo anterior, se le suministrará experimentalmente a un voluntario la energía mencionada mediante un mecanismo explicado más adelante. Esto podría resultar en dos posibles escenarios...

... El primero de ellos, que el cerebro adquiera mayor energía disponible al estar despierto, es decir, que aumenten todas sus capacidades...

... Y el segundo, que se llegue a un estado desconocido al que en apariencia el sistema nervioso intenta llegar cada vez que duerme, pero carece de los recursos necesarios...


La animación finalizó. Era mucho para asimilar en el poco tiempo de espera que habría entre lo que acababa de presenciar y el segmento siguiente. Sin dar tiempo a objetar nada, el necio texto rojo volvió a aparecer, en una rutina que comenzaba a agobiar a Marko.


Volviendo a simulación visual. Cargando...



Ninguno de los dos entendía lo que acababa de ocurrir. Lo único de lo que Alessandra estaba segura es que no era nada bueno. Estaba haciendo uso de todas sus facultades mentales para no entrar en desesperación; su mayor miedo se estaba materializando.

—¿Por qué no se escucha nada? ¿Qué pasó con la transmisión? —Ella preguntaba con insistencia.

—El dispositivo sigue operando —dijo Leocarlos, sentado frente a su computadora portátil, rascándose la cabeza—. Simplemente no hay sonido alguno.

—¿Aún tienes la ubicación? ¿Puedo verla?

—Sí, claro —Leo le mostró a Alessa una imagen donde aparecía un mapa del instituto. Ella memorizó la ubicación de la vivienda de Richard—. Como puedes ver, no se ha movido de sitio desde hace un buen rato.

—Pero tampoco está ahí...

—¿Qué? —Leo la miró extrañado.

—Supongo que sabes lo que es extracción mental.

—Sí —dijo él, asintiendo—, pero no sé si el profesor cuente con el sistema necesario para...

—Créeme, lo tiene —interrumpió Alessandra—. Marko fue a su laboratorio anoche, estuvo dentro de la computadora de Richard, pero he ahí el detalle: la extracción mental puede borrar de tu memoria los minutos antes de que inicie, y Richard dijo: «debes olvidarte de esto».

—Ya veo... Entonces, si lo indujo a la extracción mental, lo que sea que haya pasado hace un momento, Marko no lo recordaría. —Miró a Alessa con ojos entrecerrados—. A todas estas, ¿cómo sabes tanto de la extracción mental? Se supone que es una tecnología apenas en desarrollo.

Ella suspiró resignada.

—Bien. No me gusta hablar de esto, pero soy hija de Friedrich Weiss...

—¿Friedrich Weiss? ¿El fundador de este instituto? Pues eso explica todo —dijo Leocarlos aún más sorprendido—. ¡Tu padre es un verdadero genio! ¡Y tengo al lado nada menos que a su única hija!

—Pues sí, muchos piensan eso de mi padre, pero no creo que eso valga mucho en el estado en el que se encuentra actualmente... —Bajó la mirada, intentando no pensar demasiado—. Como dije, más allá de lo obvio, no me gusta hablar de eso.

—Está bien, he entendido, tema prohibido —replicó Leo mostrando ambas palmas de las manos.

—No, no, no, espera, vamos al punto —inquirió Alessa, retomando su expresión firme—. Algo le pasó a Marko y debemos averiguar qué es. Hay que actuar de inmediato.

—Tengo la esperanza de que Marko nos lo cuente al volver, aunque quizás podría intentar introducirme en la computadora del profesor, pero necesitaré tiempo para hackear el sistema.

—Hizo muy bien Marko al recurrir a ti —dijo Alessa con una leve sonrisa dibujada—. Ya tengo todo lo que necesito...

«Pyrea, ¿estás ahí?»

Aquí estoy, Alessa —contestó el espectro desde su mente. Ambas iniciaron una conversación, la chica necesitaba preguntarle algo a su protectora.

—En realidad es más fácil de lo que parece, aunque sí me tomará algo de tiempo... Espera ¿Qué estás haciendo? —dijo Leocarlos mientras veía a Alessa sentándose en el suelo con los ojos cerrados, como sumida en un trance.

—Te juro que no estoy loca —le contestó ella, abriendo los ojos mientras reía nerviosa—. Esta es mi manera de actuar de inmediato. Me iré por un rato mientras tú haces el hackeo.

—Pues vas a tener que esforzarte mucho para demostrarme que no lo estás. —Leocarlos la miraba incrédulo—. ¿Cómo pretendes «actuar de inmediato» sentándote a meditar?

—No estoy meditando, en un momento te darás cuenta. —Volvió a cerrar sus ojos y se concentró.

—¿Cómo así? No entiendo nada... ¿Te volviste demente?

—Sé que Marko acordó explicártelo todo luego, pero voy a tener que darte un adelanto. —Él estaba a punto de hablar, pero ella le hizo un gesto de pausa con la mano—. Ahora, por favor, necesito que guardes silencio.

Dicho esto, comenzó a respirar profundo, cada vez con más fuerza en sus exhalaciones, hasta que hizo una inhalación bastante profunda, contuvo el aire y se puso la mano en la frente. Acto seguido, la separó con lentitud y comenzó a expulsar el aire, primero despacio y luego con brusquedad hasta que se quedó sin aliento y su cuerpo cayó desplomado al suelo, inconsciente.

—Pero qué... ¿Qué acabas de hacer? —Leocarlos, miró a Alessa tendida en el suelo y corrió hacia ella, pasmado de la impresión. Entonces subió la vista y se percató de la figura que acababa de materializarse frente a él, lo cual le hizo volver a abrir sus ojos como platos— ¡OH, MIERDA!



Era la primera vez que su rostro podía verse detalladamente, nada menos que el hombre que había iniciado todo: el Dr. Friedrich Weiss. Le había llegado el turno de dejar verbalmente su memoria descriptiva. Por fin Marko pudo reparar en ciertos aspectos físicos de aquel hombre, que en apariencia ya rondaría los cincuenta años.

En primer lugar, fue inevitable acordarse de Alessandra. Si bien su padre no guardaba demasiadas similitudes físicas con ella, todo lo que el hombre proyectaba en su actitud, sus gestos y su manera de hablar le recordaban a la chica de ojos anaranjados. Mostraba una determinación única e inconfundible, con una gran soltura en sus expresiones.

«Sin duda se trata de tu padre, Alessa...»

También pudo detallar sus ojos, verdes y penetrantes como los de su hija, con los cuales formaba una mirada temeraria; una mirada heredada por ella, sin duda. Tanto se concentró Marko en detallar visualmente a Friedrich que no se percató de lo que le dijo a Annelien y a Richard antes de ponerse el equipo de grabación y provocar que todo lo visible volviese a desaparecer, para mostrar la ya acostumbrada leyenda roja.


Segunda simulación visual. Tercera secuencia documental. Cargando...


La voz tranquila pero contundente de Friedrich se dejó escuchar junto con las imágenes y animaciones que iban apareciendo.


Aquellos escenarios descritos previamente están sustentados por los modelos teóricos con los que contamos actualmente, pero la incertidumbre se hace presente si tomamos en cuenta la ausencia de precedentes en esta investigación. La única certeza acerca de lo que pasaría si se le aplica al cerebro al suministro de energía mencionado se tendrá mediante la realización de esta prueba en la realidad. Para esto, se necesita un voluntario que esté a disposición de someterse a este procedimiento, una mente con la cual experimentar. El mecanismo para introducir la energía al cerebro será el siguiente:

1) Se conectará un arreglo de electrodos a la cabeza, a través de los cuales se inducirá el sueño, estimulando la secreción masiva de melatonina y serotonina;

2) Una vez activado el sistema glinfático, se sintetizará mediante el mismo energía eléctrica en grandes cantidades proveniente desde un transformador eléctrico, pasada a través de los mismos electrodos;

3) Por electrosimulación, se hará un seguimiento de la energía nueva ingresada al cerebro durante su interacción con la energía presente en el cerebro.

Los riesgos a los que se enfrentará el sistema nervioso utilizado para esta prueba son inciertos, a pesar de las aproximaciones teóricas con las que se cuentan. Por ello, bajo mi absoluta responsabilidad, yo, Friedrich Weiss, director de esta investigación, seré el voluntario para la realización del experimento.

El resultado es impredecible...


Con esta última frase concluyó la secuencia, pero esta vez, el aviso del texto en rojo anunciaba algo distinto.


Fin de segunda simulación.


En ese momento, era difícil saber qué pensar. Dentro de su mente había muchísimas interrogantes, pero no tenía claro cómo formular ninguna de ellas. El simple hecho de pensar que la ciencia podía ser capaz de explicar tanto su condición actual como todos los hechos que habían acaecido durante los últimos días sonaba a la locura más irremediable, pero no, la explicación era real, y él se sentía cada vez más cerca de ella. No era una locura, solo era algo fuera de su comprensión, de la de Richard, y de todo ser humano vivo hasta ese momento. En su mente, parafraseó sus propias palabras: «No le tememos a otra cosa sino a lo desconocido»

—Te pregunto, Marko —interrumpió Richard sus pensamientos, a lo que él volvió a mirarlo fijamente, en silencio—. ¿Y si todo lo que percibimos como realidad fuese un mero paso previo a la verdad, a eso que realmente somos?

—Eso significaría... —Marko hizo una pausa para pensar—. Que usted y yo estamos un paso más cerca de descubrir la verdadera realidad, como si siempre hubiese estado esperando por nosotros.

—Pero también vuelve falso todo lo que implica ser un humano, ser «alguien» tal y como lo conocemos, o mejor dicho, como lo percibimos —dijo el hombre, complementando las palabras de Marko, con una misteriosa sonrisa en su rostro.

—Si nuestra condición nos hace menos humanos, pues yo lo soy incluso menos que usted y que Alessandra. Ustedes adquirieron esta condición por accidente, yo al parecer nací con ella —dijo él, esta vez con cierto pesar.

—No Marko, no hay diferencia, no tienes que ser de ninguna forma, con saberlo basta —le atajó Richard—. Con el mero conocimiento y comprensión de todo esto, y de lo que estás por ver, es suficiente para alejarse de aquello a lo que llamamos «humanidad». Tal y como te dije antes, la humanidad no fue concebida para enterarse de todo esto. Por todo eso, debo preguntarte, Marko: ¿Estás preparado para saber más?

La mirada de Marko cambió, y probablemente algo dentro de él también lo hizo...

—Estoy listo.

Richard sonrió, emitiendo de inmediato la orden a la computadora.

—Simulación visual de registros, continuar...

Todo cuanto era visible cambió nuevamente.



No le tomó mucho tiempo a Alessandra llegar hasta el laboratorio. Sabía que muy probablemente su presencia ya había sido detectada, pero en ese momento no importaba; mientras Richard estuviese dentro de la computadora no podría hacer nada para detenerla. Una vez ubicó los cuerpos de Marko y Richard conectados al equipo mediante cascos con electrodos, ella recordó lo que había escuchado a través del micrófono que Leocarlos le había puesto a Marko.

«Supongo que no quiere que vea todo lo que hay aquí abajo»

—¿Qué fue lo que viste, Marko? —Habló para sí misma.

En ese momento se percató de la energía inmensa que se sentía en ese lugar; una similar a la que sentía la primera vez que salió de su cuerpo en el laboratorio de su padre. Miró en todas direcciones buscando la fuente, y entonces encontró una especie de cúpula ubicada en el centro del laboratorio; era el origen de la energía. Al acercarse, quedó horrorizada al descubrir qué era lo que había visto Marko.

La cúpula era una especie de recámara cilíndrica de unos dos metros de diámetro, suspendida por brazos mecánicos encima de un enorme agujero en el suelo. Dentro de esa recámara, con una infinidad de electrodos conectados a su cabeza, con todo su cuerpo asegurado a una camilla, se encontraba Annelien inconsciente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro