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Un cautivo enamorado

—¡Coronel Mamá! —El viento sopla fuerte, Ochora grita a romperse las orejas— ¡Coronel mamá! ¡Mamá!

Coronel Mamá se despierta cogiendo su katana y sale corriendo. Los gritos de Ochora son demasiados repetitivos, algo se está tramando. Los soldados parecen agitados y no hay rasgo del Coronel. 

—¿Dónde están los tenientes y el Coronel? —pregunta Coronel Mamá. 

El soldado que había despertado a la Coronel Mamá le indica una dirección con su dedo índice. Coronel Mamá corre siguiendo la dirección que le indico y encuentra en el suelo a los tres tenientes. El cuerpo del teniente Vladįč está manchado por sangre, su respiración es apenas un suspiro.

—¡Vladįč! ¡Vladįč! ¡Teniente Vladįč! —El teniente Vladįč abre los ojos y antes de que se quedan en blancos fijando a la nada, abre la boca para responder a su mamá.

—Mamá… el… el Coronel… lo han capturado.

Coronel Mamá mira cómo su hijo preferido da su último suspiro en sus brazos.

—No… no... mírame Vladįč, estoy aquí. No dejaré a nadie más tocarte... respóndeme Vladįč. ¡Teniente Vladįč es una orden! —Coronel Mamá grita, pero no es el teniente Vladįč que la responde y aún menos su cuerpo.

—Mamá... tienes que salvarlo... eres… la única que puede —Coronel Mamá se gira inmediatamente.

—Teniente Adlof... teniente Adlof —Nada, nada más que el silencio que la responde. Los ojos de la Coronel ya no soportan las lágrimas que salen botando sobre sus mejillas—... Karel… ¿Karel dónde estás?

Las palabras se sofocan en los labios de Coronel Mamá. A unos metros, Karel está atado con una cuerda en el cuello; le sale sangre por la boca y la nariz como si lo hubieran maltratado para sacar información. Y entonces es cuando ella se dió cuenta; Ochora, los soldados, los tres tenientes maltratados.

—Todo eso es mi culpa... tengo que... tengo que rendirme y salvar al Coronel —Pone su cintura de cow-boy, llama a Ogou su caballo, sube con la misma agilidad que había subido el día que salvó al teniente Vladįč y sus soldados en el culo de saco, pero está vez furiosa con ella misma y con los soldados por no haberla llamado— ¡Ale Ogou! ¡Ale!

Anima a Ogou a ir más rápido. Llega en lo que parece ser un lugar habitado, baja de su montura y camina hasta las puertas que se abren sobre unos grupos de personas; hombres como mujeres, niños como niñas. Parece tan calma aquí que se dice que puede que sea una trampa. Una niña coge por las cuerdas a Ogou que sorprendentemente se deja llevar, él también siente la paz que hay en la ciudad. La niña lo ata al lado de un otro caballo que el color dejá a elegir entre el negro y el azúl.

—¡Bassin-Bleu! —Coronel Mamá acaricia al animal, toma las manos de la niña en las suyas— Cariña…¿A quién pertenece éste caballo?

La niña la observa antes de hablar, mira su cintura y su katana.

—Al prisionero que llevaron para el sacrificio.

—¿Sacrificio? ¿Qué sacrificio? —susurra la niña como si no tenía permiso de hablar sobre el asunto. 

—No puedo decir más… —La niña pone el dedo sobre los labios y sale corriendo lejos de Coronel Mamá. 

《Sacrificio… Al prisionero que llevaron para el sacrificio》. Los ojos de Coronel Mamá empiezan a buscar índices, ninguna de las personas presentes le van a responder porque según la niña, no "pueden" responder.  Seguramente es porque es una desconocida. 

Un edificio atrae su atención, delante del edificio un grupo de individuos vestidos de blanco tienen la cabeza agachadas como si estuvieran rezando. Coronel Mamá camina discretamente hasta ellos, aunque es casi imposible para ella ya que su color de piel es diferente al de todos los habitantes. Entra en el edificio siguiendo una línea de flores que seguramente pusieron para guiarse o guiar a los espíritus hasta la salida. Unos guardias guardan la puerta, Coronel Mamá siendo cristiana respeta todo santuario, pero aquí debe entrar para salvar al Coronel. Como para ayudarle, Ochora pega unos gritos y empieza a cantar una dulce melodía.

—No es el momento Ochora, pero gracias —susurra a un Ochora que está muy a distancia de ella.

Los guardias, escuchando el canto de Ochora se levantan y salen a averiguar qué está pasando. Coronel Mamá abre despacio la puerta para ver lo que hay dentro, su corazón empieza a latir fuerte y sus manos a sudar. Sobre una mesa, está el cuerpo del Coronel. Las flores que salen de la puerta llegan hasta lo alto de las escaleras.

—¡Coronel! Estoy aquí… prometo sacarte de aquí. ¿Cómo podré seguir siendo azúl si mi sol ya no brilla para mi? 

Coronel Mamá se da la vuelta y se pone a caminar dirección la puerta. Fue fácil de entrar y se pregunta si será tan fácil de salir. Solo unos pasos más para llegar a la puerta abierta dónde sale la única luz que ilumina la habitación... De repente la oscuridad se hace dueño del lugar, alguien afuera ha cerrado la puerta… un sonido de dedos y unas cuantas velas tragan a la oscuridad. Coronel Mamá se da la vuelta para protegerse si es necesario, pero ella vio que está al medio de un corazón de velas negras y rojas al entorno de un corazón de lys blancos coloreados por partes por las velas.

—¿Y cómo podrá brillar el sol si no tiene ningún cielo parapresumir y admirar? —Dentro del corazón de velas, detrás de Coronel Mamá, el Coronel vestido con un pantalón ajustado a su cuerpo y una camisa abierta por delante sonríe. 

Coronel Mamá no entiende lo que está pasando.

—¿Por qué estás vestido así? ¿Y por qué sonríes tanto? —pregunta Coronel. 

El Coronel da unos pasos delante, aproximándose de Coronel Mamá.

—Estoy vestido así porque estaba esperando la llegada de mi ciel. Sonrío porque con mi ciel a mi lado no puedo dejar de brillar de alegría —Coronel Mamá se pone a llorar y empieza a pegar puñetazos en el pecho del Coronel—. Aunque llegues a romperme el corazón con tus puñetazos, no dejaré de quererte.

Coronel Mamá lo mira, sus ojos no mienten, él está pensando lo que dice.

—¿Cómo puedes ser romántico y tan tranquilo conmigo cuando tus tenientes fueron maltratados y matados por mi culpa? —Otra vez las lágrimas brotan de los ojos de Coronel Mamá, el Coronel toma su cara entre sus manos, ladea la cabeza y levanta su ceño.

—¡Ciel! ¿Piensas que algo así podría pasarnos sin que nuestra mamá lo sepa? —Coronel Mamá lo mira sin entender. 

La voz suave del Coronel pide paz a su corazón, pero su mente sigue pensando en la crueldad en la que habían matado a los tenientes.

—¿Qué quieres decir? —pregunta Coronel Mamá. 

El Coronel sonríe nerviosamente como si tenía miedo de la reacción de Coronel Mamá.

—Es qué… —empieza a decir. 

—¿Es qué? —pregunta Coronel Mamá con impaciencia. 

Se rasca la barbilla y gira la cabeza.

—Creo que hemos ido demasiado fuerte con la escena —Coronel Mamá no se lo puede creer; soldados, tenientes, Ochora, Ogou, todos lo mintieron, todos participaron en la escena del Coronel.  "No puedo decir más…", la niña también ha participado en la escena del Coronel; y las guardias y las personas de aquella ciudad perdida entre edificios y casas—. ¿Podrá una cena bajó las estrellas hacer a mi Cielo perdonar a su Sol?

***
—El teniente Vladįč será el más castigado. ¿Cómo ha podido hacerme eso?

—No tenía otra opción. Después de todo, soy el Coronel.

—Eres uno de los dos Sunshine… —dice Coronel Mamá pellizcando su nariz. 

—Sí, es cierto. Soy uno de los dos —Después de la cena, se tumban sobre la primera cama que ven desde años—. ¿Te acuerdas de la última cama sobre cuál te tumbaste para dormir, o descansar, o hacer más "cosas"?

—Sí, o no… no sé... fue en la última noche en la que me capturaron. Dos días antes de mi cumpleaños.

—Lo siento... Debió ser duro festejar siendo capturada —dice tristemente el Coronel. 

—No sé… no supe cuando pasó el tiempo —Los dos se quedan silenciosos mirando el cielo—... Coronel…

—Sí…

—¿Sabés? Nunca lo hice…

El Coronel se pone sobre su codo para mirar a la mujer acostada a su lado.

—¿Qué es lo qué nunca hiciste?

Coronel Mamá se queda pensativa como si se estuviera preguntando si decírselo o no.

—"Cosas" —dice haciendo el gesto de las comillas con los dedos.

El Coronel estaba a la vez sorprendido y contento de escuchar eso. Todo se explica, ella se salvó el otro día no porque no quería, sino porque tenía miedo de lo que él pensaría si sabe que no sabe hacerlo.

—Tranquila ciel, te enseñaré a ser tan maldita como tus pensamientos, pero ¡Ojo! Tienes que ser así solo para mí y yo seré maldito solo para tí —dice el Coronel pasando su cuerpo encima del suyo.

Los dos labios se tocan y en está noche llena de estrellas bailando sobre el ritmo del canto de Ochora, los cuerpos de los dos Coronel del ejército se combinan en un único ser bendecido por Dios con una lluvia que no les hicieron correr o despegarse.





Tuve miedo de perder a mi Coronel, pero ya pasó el miedo jejes. Estoy feliz de ver que solo fue una travesura suya para sorprender a Jacomelo.

Hola amilectores, ¿qué les pareció este capítulo?

Sé que no tiene muchas escenas calientes, pero lo escribí así para que lectores de cualquier edad puedan leerlo.

Espero que lo hayan disfrutado.

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