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Jacomelo

El Coronel lo miró con ira, ha sido traicionado por el tipo que consideró como hermano desde los tiempos que corrían descalzos en el parque. En los ojos de sus hombres ve la desesperación, pero uno de ellos sonrió a la mujercita negra.

—¡Jefe! Por favor, toma nuestras monturas y nuestras comidas, pero déjanos el mío. Está bendecida por Ochora.

—¡Me vale verga la bendición de tu idiota de Ochora! ¡Tráeme la dicha comida bendecida! —ordena Osanky. 

Los cazadores de Osanky llevaron la comida y la compartieron entre ellos. Cuando estaban a punto de terminar de comer, vieron al pajarito azul, amarillo y negro mirarles con interés. Despliega las alas y vuela al cielo después de reírse en carcajadas de los cazadores.

—Vuestro Ochora no es más que un pa-ja-ri-to como los otros —se burla uno de los cazadores. 

La mujer negra se pone a reír de la misma manera que Ochora, imitando perfectamente el sonido de carcajadas que sale de la garganta del pajarito.

—La última persona que dijo eso se convirtió en lobo —susurra ella.

En aquel entonces, el Coronel y su ejército supieron que ella es la disfrazada de viuda, la que mató a cientos soldados sin tocarlos y que siempre estuvieron buscando.

El jefe intentó hacer un movimiento, pero se cayó al igual que los cazadores. 

—Ey… bre… jos —El Coronel se mueve despacito. Tuvo un horrible sueño y ahora no sabe cómo despertarse para escuchar las eternas críticas de su mujer sobre su trabajo— … bre… jos…

¿Qué quería decir esas palabras?, el Coronel no tiene la menor idea. Intenta cambiar de posición, pero un dolor a las piernas le hace gritar. Aun así, no se levanta.

—Mouche Blèz… ¡Levántese ya Coronel!

Esta vez sí se despierta. Nunca su mujer le hubiera llamado Coronel ni le hubiera tratado de…

—¿Qué significa eso? —Abre los ojos y cuando se da al fin cuenta de lo que pasa, se levanta rápidamente, despertando silenciosamente a sus hombres. 

Toman sus armas para luchar contra los cazadores, para su mayor sorpresa, Osanky y sus cazadores ya están muertos.

—¡Coronel! —le llama el soldado que le había hecho un guiño a la mujer negra. 

—¡Dime!

—Comieron la comida envenenada —le dice el soldado. 

El Coronel no dijo nada, se giraron todos para ver a la mujer. Durante toda la noche, había intentado despertar al Coronel antes de que ese sea atrapado por sus sueños. Su fuerza la dejó y allí está, tirada en el suelo, con las manos liadas detrás de sus espaldas, con sus pies. 

Ochora grita su furia, otros pájaros le responden y cada uno lleva una gota de un líquido que dejan caer en los labios entreabiertos de la mujer negra. Unos minutos después, vuelan y desaparecen en el cielo.

—¡Por fin te despertaste! —exclama Vladįč casi gritando de emoción. 

—Otra vez estoy bajó cuerdas —afirma la mujer negra con una mueca. 

—El Coronel dice que eres re peligrosa, pero te tengo confianza —El hombre le quita las cuerdas, la mujer intenta algunos estiramientos y después se sienta en el mismo lugar que antes. El hombre le ofreció comida.

—¿Cómo te llamas?

—Soy el teniente Vladįč…

—Teniente Vladįč... sabrás que yo no como que la comida que preparo —dice ella con una sonrisa burlona. 

El teniente Vladįč se pone a reír. Sabe que no es permitido, pero ya se está simpatizando con ella.

—No está envenenada... mira… —El teniente coge dos bocadillos en la parte de carne que le estaba ofreciendo.

—¡No es, por tanto, que comas todo tampoco! —Diciendo eso, le toma el trozo de carne de las manos y empieza a comer rápidamente.

—Si solo podía pedirte tu historia… —piensa Vladįč en voz alta.

Ella pone a un lado el trozo de carne y mira al cielo, abre los labios y empieza a cantar el canto que el pájaro silencioso cantaba con su voz de pájaro…:

—"Eeeee… eeee… Gen lontan nap chécheeee. Yon kote pou n viv, yon kote pou nou tout ka viv anpè vreeee. Wa ede m chante chante sa. Monkonpè mwen, awoulowoulowoulo oooo, monkonpè mwen, wa ede m chante chante sa monkonpè mwen awoulowoulowoulo monkonpè mwen, wa ede m chante chante sa…" 

《 Los soldados del ejército americano de Las Alturas entraron en mi casa silencioso y sin romper nada, entraron en mi cuarto y antes de que pueda hacer un movimiento, mis manos estaban atadas por detrás, mis pies también tuvieron la misma mala suerte. Esas cosas las había estudiado en la historia de mi país, pero nunca hubiera creído a alguien si me hubiese dicho que un día de esos, dos días antes de mi cumpleaños, estaré viviendo lo mismo que las esclavas de África.》

《 Me llevaron a Cuba, me pegaron, me maltrataron, algunos quisieron violarme, pero mi valor era demasiado grande para que ellos me perdieran después de cogerme todos. Un día me salvé gracias a uno de los chamacos rebeldes, me dijo que me reconocía y que él es el hijo del jefe de la radio Cubana que murió después de pasar mi carta a todos. Por un momento me sentí tan culpable que ya no quería seguir, pero él me recordó que allí detrás hay personas que quieren luchar, pero que tienen miedo, que les falta un líder.》

《 Cuando los Cubanos supieron que me había huido de la cárcel después de un año de maltrato diario, volvieron a creer en los milagros y lucharon contra el ejército de Las Alturas que tenían allí y es así que fue poco a poco liberándose de ellos. Pasé un semestre en el bosque, comiendo frutas y verduras, y allí conocí a Ochora.》

Ella toma una pausa dejando a Ochora silbar el canto haitiano.

—En esa época, no se llamaba así, se llamaba Jacomelo en honor a mi ciudad natal. Para no caer en depresión mental, le contaba lo chévere que se puede pasar en Jacmel, las playas de "Remon" de "Timouyaj" o de "Lasalin", le contaba de lo divertido que es pasear por "Lakou New-York" en la mañana como en la noche, de los vendedores de trucos artesanales, de juegos, comida o bebida. 

《 Le hablé del sabroso "lanbi" que venden en kups tanto en las playas como en la calle o en "Lakou New-York" y que seguro le hubiera gustado a su pico y su vientre también. Le conté sobre "Fò Oje", sobre la escuela construida sobre las mismas montañas que los soldados haitianos tiraban sobre los barcos enemigos o piratas, de los esqueletos de barcos que se veían desde arriba.》

《 Le hablé de "Bassin bleu" uno de los sitios turísticos más visitados del departamento, el agua inspiraba miedo, pero también te invitaba a bañarte y a hacer lindas fotos memorables y sobre todo, le hablé de Arreguy, mi pueblito y de mis sueños de cambiarla en algo mejor y de construir un rancho… Bueno, supongo que ahora esas cosas no son más que ruinas y montañas, no sé cuántos desastres hizo el terremoto…》

—Según las últimas noticias, no hubo mucho desastre... solo que ahora hay dos continentes: "Nosotros y... África" —dice Vladįč. La mujer se levanta de repente, se pone a saltar y a bailar—. ¿Qué estás haciendo?

—Estoy bendiciendo al cielo y llamando a la lluvia, porque mañana tenemos un camino muy largo qué hacer —contesta la mujer sin dejar de bailar. 

—No me dijiste cómo llegaste a la ciudad, la CBO… —quiere saber Vladįč. 

—Como te decía, pasaba los meses solo conversando con Ochora y cuando por fin salí, me capturaron un grupo de cazadores, otros grupos los asaltaron y fui transferida a otro campo. Pasé de campo en campo, en cada campo que pasaba, aprendía nuevos trucos. Uno de ellos fue muy simpático conmigo y durante tres años me enseñaron muchas cosas hasta que el comandante llegó —explica haciendo unos saltos desorganizados—. Se aprovisionó y después llevó a mujeres y niños y asaltaron la ciudad. Por eso nadie allí sabía que yo estaba allí, ya que cuando asaltaban a la ciudad, yo ya estaba dentro, atada y encerrada en lo que llamaban el "depósito especial Jacomelo" el DSJ.

Alrededor de un fuego, se reunieron más de quinientos soldados contando la famosa historia de Jacomelo. Y cuando llegaron en la parte que no sabían lo que seguía, escucharon el silbido de Ochora salir de su garganta y de la de la mujer, se giraron para mirar avanzar a los dos. La mujer avanzando con delicadeza e Ochora el pajarito azul, amarillo y negro sentado silenciosamente sobre su cabeza.

—¿Y si me dejan seguir donde encontraron los agujeros? —dice la mujer.

Algunos de los hombres lo reconocieron por haberla llamado la viuda, otros por haberla visto tener de pie a los tres militares y otros más por haberla visto salvar dos veces al Coronel y su ejército.

—¿Y quién eres? —Se atreve a preguntar uno de ellos.
Mira cada cara de la asamblea de soldados y después, juzgando que sus caras eran más de cansancio que otra cosa, levanta los hombros.

—Soy una mujer —Vuelve a mirarles. Ochora puso un grito, pero no es nada de aterrador—... Pero también pueden llamarme "Ja-co-me-lo"...

Les guiña un ojo al mismo instante que Ochora empezaba a cantonar otra vez "Mucho oulo ooo…".


Mouche blèz: Proviene de la expresión "Alèz tankou Blèz", que tiene como significado "Estar a gusto".

Eeeee… eeee… Gen lontan nap chécheeee. Yon kote pou n viv, yon kote pou nou tout ka viv anpè vreeee. Wa ede m chante chante sa. Monkonpè mwen, awoulowoulowoulo oooo, monkonpè mwen, wa ede m chante chante sa monkonpè mwen awoulowoulowoulo monkonpè mwen, wa ede m chante chante sa…": Es la letra de la primera parte de la canción titulada Ede m chante (Ayúdame a cantar) de Boukan Ginen.

Dice: Hace mucho que estamos buscando. Un lugar donde podemos vivir, un lugar donde podemos vivir en paz realmente. Ayúdame a cantar esa canción, mi compadre, awoulowoulowoulo, mi compadre. Ayúdame a cantar esa canción....

¡Hola amilectores! Espero que les haya gustado.

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