"7"
"Como las olas, llegas.
Envuelto en magia, me invades, me llenas."
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JiMin se miró en el espejo por última vez, asegurándose de que se veía lindo con la ropa casual pero cálida que había escogido y acomodó de forma breve el gorro de lana negro junto a los cabellos sobre su frente.
No acostumbraba a arreglarse tanto pero ya que YoonGi lo invitó la noche anterior a pasar un rato juntos en la playa simplemente quiso dar una buena impresión. Bien, solo tal vez se encontraba un poco nervioso y solo tal vez tenía un poco de miedo porque después de darle vueltas al tema durante los últimos días decidió que era importante que YoonGi lo supiera. Sería la prueba definitiva de su amistad. Ya estaba decidido.
-¿A dónde vas?
Cuando giró el cuerpo en dirección de la puerta de su habitación, TaeHyung lo observaba con un evidente recelo y en respuesta viró los ojos. No quería comenzar una discusión, suficiente tenía con su propio tormento. Pasó por el lado en aras de ignorar a su hermano por completo, pero este no se rindió.
-Park KiMin, te pregunté para dónde ibas -reclamó con voz severa, siguiéndolo hasta la puerta.
-No tengo porqué darte ninguna explicación, ocúpate de hacer lo que mamá te ordenó hoy, yo me ocuparé de hacer lo mismo.
Sin más detalles salió de casa en dirección a la playa. Por un lado el pecho le vibraba con frenesí, porque la aparición de YoonGi en su vida significó un gran cambio: nada se sentía tan monótono como antes y ante cualquier interacción las emociones fluían en su interior de manera violenta, como si ese fuera el objetivo de tan bella casualidad; pero por otro lado, tenía la sensación de que algo que percibía tan hermoso podía ser el tesoro más frágil. ¿YoonGi lo miraría diferente como todos terminaban haciéndolo?
Por otro lado, YoonGi miraba el reloj con ansias. Tan solo faltaban quince minutos para que JiMin llegara al punto de encuentro y él con su pequeño espacio cuidadosamente decorado comenzó a pensar seriamente de que parecía ridículo. ¿No habría sido mejor darle simplemente el folleto como una invitación casual? ¿Para qué se había tomado la molestia de colocar cuidadosamente la manta blanca sobre la arena junto a las almohadas, decorar la pequeña mesa con flores y comida y comprar unas lámparas portátiles?
Parecía más una cita.
Y ya era muy tarde para arrepentirse.
Una vez JiMin terminó de acercarse, se apresuró a barrer con la mirada todo lo que había alrededor y luego mirar el rostro de YoonGi en busca de una explicación.
-¿YoonGi? ¿Qué es todo esto? -escuchó la pregunta de JiMin con atención, tratando de encontrar el tono de burla que en realidad nunca llegó y en su lugar notó tan solo una expresión de desconcierto.
YoonGi jugueteó con sus pies sobre la arena, siendo incapaz de mirar un punto fijo porque no tenía una razón detrás de la velada. Tan solo había querido hacer algo especial.
-Yo... Bueno, quería que hoy hiciéramos algo diferente, porque tengo una sorpresa para ti...
JiMin sonrió enternecido, inclinando un poco el cuerpo hacia delante para tomar una de las margaritas artificiales rojas que funcionaban como centro sobre una maceta. Rápidamente notó el bowl de frutas picadas -específicamente frutos rojos, destacando las fresas- organizadas estratégicamente alrededor del mismo. ¿Así que por eso YoonGi le había preguntado el día anterior por sus favoritas?
-Sentémonos -sugirió YoonGi apresurándose a acomodar la almohada antes de que su compañero tomara asiento.
Esta era una faceta que JiMin no conocía de él hasta ahora. Podría decirse que tenía la impresión de que en su personalidad destacaba la atención, pero no sabía que era así de servicial. Lo que le llevaba de nuevo a la primera interrogante que invadió su cabeza en cuanto visualizó de lejos la escena: ¿qué rayos estaba tramando YoonGi? Aunque debía admitir que en el fondo le parecía el gesto más lindo que había visto en su vida, sin importar de qué se tratara realmente la ocasión. Y a juzgar por la decoración, ¿quizás..?
No, eso es imposible. Apenas nos conocemos. Pensó rápidamente alejando la idea de su cabeza.
-¿Qué tipo de sorpresa es?
YoonGi ladeó de un lado a otro la cabeza, de repente sintiéndose tímido. Dios, ahora creía que la "sorpresa" no le daría justicia a la ocasión, porque tampoco era la gran cosa...
-Comamos primero y charlemos un rato, ¿te parece? -propuso empujando un poco el bowl con frutas en dirección a JiMin, quien gustoso las probó- ¿Has estado bien?
JiMin pensó la respuesta durante unos segundos. No quería decirle que estaba bien por completo, en realidad tenía la ilusión de poder ser sincero con él porque tal vez lo comprendería. Sin embargo creyó que YoonGi ya tenía sus propios problemas y que contarle los suyos solo sería una carga más. Él era quien debía apoyarlo, después de todo había perdido a su madre hace poco, quien era su única compañía.
-Sí, todo bien.
YoonGi asintió suavemente con la cabeza y se quedó un momento cabizbajo. JiMin todavía no confiaba en él lo suficiente y se preguntó brevemente por qué: ¿A lo mejor estaba actuando de manera invasiva? Y es que era inevitable no tener la necesidad de querer ayudarlo en todo lo que fuera posible, incluso si la ayuda solo se trataba de brindarle un hombro, o unas palmadas en la espalda, o un simple abrazo.
JiMin se mordió ligeramente el labio al notar el cambio de semblante.
-Todo esto está muy lindo, YoonGi -dijo en busca de comenzar una conversación.
-¿Tú crees? Bueno, si te digo la verdad, no creo que le haga justicia a esa "sorpresa", pero me alegra que te guste.
-¿A qué te refieres? -tomó una roja y grande fresa del bowl y la probó, estaban dulces.
-No lo sé, quizás no sea la gran cosa.
JiMin finalmente soltó una pequeña carcajada, haciendo que sus pequeños hombros se movieran de la manera más tierna posible según YoonGi, quien miraba confundido la reacción.
-Hyung, tú podrías darme hasta la piedra más insignificante de esta playa y para mí sería como la octava maravilla del planeta, solo porque viene de ti.
Las mejillas de YoonGi se encendieron en un rosa vivo que intentó ocultar agachando la cabeza para jugar con sus dedos. Eso había sido inesperado y por alguna razón lo hizo sentir aún más tímido.
-Supongo que la sorpresa será para el final ¿verdad? Entonces hagamos algo para pasar el rato.
-Si en tus planes no está bailar, acepto.
JiMin dirigió su mirada hacia él y con una seriedad sepulcral presionó algo en su teléfono, de inmediato una melodía en piano comenzó a sonar, llenando el silencio de música clásica.
-Oopsie demasiado tarde, ya empezó y ya no lo puedo detener, es una pena -sonrió con aires de victoria al escuchar a YoonGi suspirar.
Una vez de pie JiMin no dudó en tomar una posición de vals tal y como la ensayaron días atrás. Esta vez YoonGi parecía más relajado y confiado con la cercanía, así que con lentitud guió el baile al ritmo de la música.
Algo en el pecho del pelinegro vibró con vigor, como si pudiera sentir cada nota en lo más profundo de su ser. Y ser consciente de que compartía la pieza con JiMin, le hizo sentir que le llenaba el alma, porque él parecía genuinamente feliz mientras daban vueltas en la arena, bajo las estrellas y la tenue luz de la luna.
Durante unos minutos estuvieron así, tan solo mirándose el uno al otro y perdidos en sus propios pensamientos.
-¿Por qué te gusta tanto bailar? -preguntó escuchando la increíble melodía del piano y la compañía del violín.
-Tal vez porque es una manera de sentir la música, de exteriorizar emociones, o simplemente compartir conexiones. Como lo que hacemos ahora, lo sientes ¿verdad?
-Tal vez sí, tal vez no.
-De todas maneras eso no cambia el hecho de que lo haces pésimo -JiMin se burló, pero durante un momento creyó que se había pasado al ver la muy seria expresión contraria.
-Tú te ves pésimo con ese gorro de lana en pleno dos mil dieciocho. Ya pasaron de moda.
-¿Cómo?
YoonGi se alejó aprovechando que la canción ya había terminado, pero creyó que quizás se enojaría por el comentario. Así que a una distancia aceptable quiso solucionarlo.
-Perdón, era-
-Más te vale que corras porque no te perdonaré si te atrapo -JiMin esbozó una sonrisa traviesa, quitándose el gorro en el proceso y lo levantó en dirección de YoonGi para golpearlo pero este lo esquivó.
Ambos iniciaron una persecución alrededor de la zona, entre risas y amenazas YoonGi no se dejaba atrapar hasta que creyó que era suficiente porque JiMin parecía agotado. A propósito se detuvo, haciendo ademanes de esquivar sus golpes y en el ajetreo tropezó y cayó sobre la arena. Lo siguiente que vio fue a un JiMin tomarlo de los hombros y girar su cuerpo para quedar acostado boca arriba. YoonGi no pudo evitar quedar embelesado con tan bonita imagen cuando los ojitos de JiMin se achicaron tanto que parecían dos bonitas medias lunas debido a su amplia sonrisa.
-¡Ahora saborearás la venganza de los gorros de lana! -levantó de forma dramática el gorro que tenía en las manos, como si fuera la espada de un guerrero a punto de acabar con su enemigo, y se lo puso en la cabeza a YoonGi, estirándolo todo lo posible para que cubriera toda su cabeza.
JiMin se detuvo de reír y tomó asiento al lado de YoonGi, cruzando las piernas en forma de loto e inclinó la cabeza hacia atrás para observar la infinidad de estrellas que cubrían todo el firmamento. En el momento en que YoonGi retiró el gorro que le impedía ver, se topó con la escena más tierna hasta ahora vista.
Ahora observaba a una infinidad de estrellas, más una a su lado que miraba el cielo con ilusión sin saber que ya pertenecía a él.
Y quiso decírselo.
-Mi madre solía contarme cuando era pequeño que cada estrella en el firmamento era colgada por un hada, en honor a los sueños de los niños.
JiMin decidió acostarse también, de medio lado. Y apreciando el perfil de YoonGi le prestó toda la atención del mundo.
-Cada una significaba esperanza, ilusión, esfuerzo; porque a pesar de estar tan solas en la infinidad del espacio, pueden brillar con intensidad. Al crecer siempre sentí que solo era un cuento de hadas y que las estrellas como lo dice la ciencia, solo son cuerpos celestes que producen luz y calor por la manera en la que están compuestas. Pero ahora creo entender a qué se refería -dijo girando la cabeza, conectando con la mirada del rubio quien parecía muy interesado por su relato-. No era más que una metáfora, pero según ella las personas también eran estrellas. Cada una ocupando un espacio en el mundo, pero brillando en busca de darse su propio lugar.
-Me habría encantado conocer a tu madre, suena que era una persona muy sabia -comentó JiMin, pensando que podría ser doloroso para él pero parecía bastante tranquilo.
-Lo era. Le habrías encantado. Sé que ella te lo hubiera dicho, así que lo haré en su lugar -tomó un poco de aire antes de continuar-. Ahora que te estaba viendo mirar el cielo, sentí que tú eres como una de esas estrellas.
-¿Yo? -preguntó, sintiendo su corazón dar un vuelco ante la comparación.
-Sí. Estás lleno de ilusión y sueños. Me da la sensación de que eres del tipo que sin importar qué tan oscuro sea el camino, encontrará la forma de brillar hasta el final.
JiMin se limitó a bajar la mirada y esbozar una tímida sonrisa. El corazón quería salir de su pecho, abrazar a YoonGi y jamás soltarlo. O simplemente explotar de ternura.
-Bu-bueno, yo tampoco me voy a quedar atrás. Tú eres como... -observó rápidamente a su alrededor, tratando de encontrar algo con lo qué comparar a YoonGi, aunque nada le haría justicia- ¡La luna!
-¿La luna? -apoyó el codo sobre la arena y recostó la cabeza en su mano, esperando curioso la continuación.
-La luna tiene fases. Hay días en los que podemos ver partes de ella, hasta el momento en que podemos verla por completo. Cuando te conocí parecías bastante serio pero amable y con el tiempo me has ido mostrando la buena persona que eres. Además... -hizo silencio un par de segundos, dudando si continuar, pero al ver la expresión interesada de YoonGi decidió arriesgarse a verse cursi- la noche sin la luna es demasiado oscura y fría. De repente sientes que ella te acompaña en la soledad. Quizás no lo sabías, pero desde el principio has sido como ese rayito de luz en medio de tanta adversidad. Tampoco importa que la luna se aleje para darle espacio al sol en el día, siempre volverá cuando caiga la noche.
JiMin se incorporó para volver a quedar sentado y YoonGi copió su acción. Ambos frente a frente se observaron unos segundos, sin saber qué decir. JiMin tomó una bocanada de aire, tratando de calmar lo que sea que estaba sintiendo porque no lo entendía. Y YoonGi lo miraba de una manera tan inocente, ajeno a lo que aquellos ojos negros que reflejaban el cielo nocturno ocasionaban en el pecho de JiMin, que burbujeaba ansioso.
-Seré tu estrella, si prometes ser mi luna.
YoonGi se tapó el rostro, tratando de ocultar de nuevo el pequeño sonrojo que se instaló en sus mejillas y después soltó una risita nerviosa.
-¡Hey! ¡No te burles! ¡Tú empezaste diciendo cosas cursis! Ay no, qué vergüenza...
JiMin se sintió avergonzado, tanto que estuvo a punto de levantarse pero de repente lo vio quitarse las manos del rostro y aún con la tenue luz de las lámparas cerca, pudo notar el color rojo carmesí en la piel pálida ajena.
-No, fue adorable. ¿Pero fue esa comparación una clase de piropo también? -bromeó YoonGi, acercándose para acomodar con delicadeza un mechón que caía en frente del ojo derecho del rubio.
-Lo fue, también fue una propuesta -admitió con un poco de recelo, porque no dejaba de sentirse como un cursi de primera.
Sin embargo, hubo algo más. Un pensamiento fugaz que a lo mejor sería el inicio de todo. ¿YoonGi estaba comenzando a gustarle?
Y el miedo de que eso llegara a ser un serio problema surgió.
-Entonces es un trato -estiró la mano en forma de sellarlo, JiMin sin dudarlo la tomó y cerraron el pacto. Luego estallaron en risas.
Fue una inocente promesa hecha en una noche de finales de verano. Aunque ninguno de los dos fue plenamente consciente de lo que aquello significó para el otro.
-Por cierto, tengo algo más que decirte. Pero, ¿y mi sorpresa para cuándo? -preguntó JiMin unos segundos después.
YoonGi de repente lo recordó. Se puso de pie con prisa, corriendo hasta la mesita y sacando un sobre que traía envuelto. Una vez regresó y se lo entregó a JiMin, no quiso volver a sentarse, se limitó a quedarse de pie enfrente de él, jugando con los pies en la arena.
-¿Qué es esto? -preguntó abriéndolo con delicadeza, era al parecer una carta. No sacó conclusiones, pero a medida que iba leyendo el aire iba abandonando su cuerpo- "Apreciado sr. JiMin... Queremos invitarle a que formalice su inscripción para SYT: Show your talent, como uno de nuestros candidatos bailarines para nuestro evento de fin de año en donde podría tener la oportunidad de presentar un solo y participar en una coreografía grupal como cierre en la ceremonia de graduación de nuestros estudiantes...". -leyó, bajando la voz paulatinamente debido a la sorpresa.
JiMin levantó la mirada hacia YoonGi, quien solo se encogió de hombros restándole importancia; pero el rubio estaba a punto de explotar de felicidad.
-Me... ¿Me estás diciendo que puedo presentar una audición? -repitió, tratando de tomar aire una vez se puso de pie también.
-Recordé esa vez que me dijiste que tu sueño era presentarte en un teatro, esta podría ser una buena oportunidad, así que te inscribí, pero no pareces muy contento... ¿hice mal? -preguntó YoonGi sintiéndose un poco decaído.
-¿¡Bromeas!? Yo- Yo- no puedo creerlo. ¡Podré presentar una audición! -gritó JiMin mientras daba saltitos de emoción y abrazaba con fuerza la carta en su pecho- YoonGi esto es... ¿pu-puedo abrazarte?
YoonGi estiró los brazos y no pasó un segundo cuando JiMin se abalanzó con emoción hacia él, escondiendo el rostro en su pecho y rodeándolo con sus brazos lo más fuerte que podía. El pelinegro correspondió el abrazo, rodeándolo por la espalda y dando pequeñas palmaditas en la misma porque podía sentir lo agitado que su amigo estaba. Y eso también contagió su expresión de felicidad.
A JiMin no le cabía la ternura y la alegría en el pecho. Él realmente escuchó atento sus deseos y había pensado específicamente en él para esa convocatoria.
-Gracias de verdad, es la mejor sorpresa que me han dado nunca -dijo con un poco de agitación, finalmente mirando hacia arriba y brindándole una amplia sonrisa a YoonGi, a quien le pareció ver unas gotas acumuladas en los lagrimales de los ojos almendrados- pero además de eso, me has dado una buena tarde. Algún día te devolveré todo lo que haces por mí.
-No me debes nada, JiMinie -respondió YoonGi, tomando el atrevimiento de acariciar el cabello contrario para tranquilizarlo-. Iremos la otra semana para que tomen tus datos. Ahora solo quiero saber qué era eso que ibas a decirme.
-...
A JiMin se le bajaron los ánimos enseguida, en medio de tan emotiva situación y llena de esperanza, ¿cómo podría decirle la verdad acerca de su salud?
-Prometo decírtelo después.
YoonGi no insistió, él decidiría el momento indicado.
Pero JiMin creyó que no sería buena idea. No cuando la audición implicaría el doble o hasta el triple de esfuerzo que normalmente hacía y no quería que nadie lo detuviese ahora que tenía la oportunidad. Ni siquiera él.
El pelinegro no podría saber acerca de su enfermedad.
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Quedamos todos con un: ª
Los caminos de la vidaaa, no son como yo pensaba unu
¡Gracias por llegar hasta aquí!
Pau.
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