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"6"

En cuanto la puerta fue abierta los dos personajes en el lugar dirigieron su completa atención a JiMin con una mirada inescrutable. Su hermano intentó acercarse queriendo expresar preocupación aunque rápidamente se arrepintió al notar la mirada de su madre que pasó a ser completamente mordaz. Aguantó el aire un par de segundos, esperando a que su progenitora finalmente explotara.

—¿¡Qué son estas malditas horas de llegar, Park!? ¿¡Dónde estabas!? —exclamó cruzándose de brazos.

JiMin finalmente soltó el aire. Ya conocía a su madre, primero indagaría sobre lo sucedido, luego le daría un agresivo sermón y si todo terminaba "bien" le daría una dura advertencia, pero esta vez algo en su interior le pedía a gritos que no debía agachar la cabeza y callar como solía hacer cada vez que tenían discusiones. También quería dar a conocer su opinión al respecto.

—Solo estuve con un amigo y se nos pasó el tiempo. Es todo.

—¿¡Es todo!? ¡Está lloviendo, es de noche y ni siquiera estás abrigado! —la mujer se acercó peligrosamente a JiMin, evidentemente enojada— No me digas que ese "amiguito" es el que conociste en la playa a la que claramente tienes PROHIBIDO ir.

—Cómo-

JiMin desvió su mirada fugazmente hacia su hermano, quien solamente se mantenía al margen al lado de su madre. Claro, ¿qué podía esperar? Por supuesto que era TaeHyung el que siempre le daba quejas sobre todo lo que hacía y lo que no hacía. Entonces la molestia en su interior incrementó, creyendo firmemente que aquello solo era un intento de él para ganarse el orgullo de Dabin.

Desde la adolescencia todo comenzó a ser de esa manera. TaeHyung siempre quiso destacar. Fue el más inteligente del colegio y se graduó con honores, mientras que el "débil" JiMin a duras penas lograba pasar los cursos. Al parecer lo único que motivaba a su hermano para ser "buen hijo" era la constante necesidad de aprobación y en el proceso había terminado tratando de hacer cualquier cosa por ello, incluyendo delatar a su propio hermano cada vez que podía, sin importar qué tan privado fuera el caso.

Y esta vez no era la excepción.

—No sé qué habrá dicho TaeHyung, pero sea lo que sea, ¿a ustedes qué les importa? ¡Ya soy un adulto! —exclamó exasperado, alternando la mirada entre los dos presentes.

—¡Me importa un carajo que seas un "adulto"! No sabes nada sobre el mundo. ¿¡Cómo esperas sobrevivir allá afuera si no eres bueno en nada que valga la pena!? ¿O es que acaso sigues creyendo que mover los pies como payaso y con música de fondo es talento?

El rubio apretó los labios en un intento de controlarse, no admitiría en voz alta que cada vez que su madre le recordaba que realmente era un inútil su corazón se oprimía tan fuerte en su pecho hasta el punto de ser asfixiante. Un instante doloroso en el que podía comprender el vergonzoso papel que interpretaba en su hogar. Inmediatamente sintió el picor en su nariz y la sofocante presión en la garganta, emoción que intentó con todas su fuerzas reprimir. A Dabin nunca le había importado lastimar a los demás, mucho menos entenderlos.

—¡Lo único que debes seguir son mis órdenes! —continuó la mujer al no obtener una respuesta— ¿¡Y Ni siquiera eso puedes hacer bien!?

—¿¡Te atreves a reclamar que soy un bueno para nada cuando cada vez que quería intentar algo nuevo la respuesta era "no"!? —se animó a replicar con la voz un poco rota debido al nudo en su garganta aún presionando.

—¡Te dí la oportunidad de estudiar derecho y la rechazaste por seguir un "sueño" que no tiene derecho ni revés!

Realmente le habría gustado poder seguir el camino que ella quiso para él desde que era un niño, sin embargo a diferencia de TaeHyung, nunca estuvo interesado en encajar en el molde. Y quizá de eso se trataba la verdadera razón por la cual su frustrada madre despreciaba sus gustos. JiMin no podía mentirse. En el fondo sabía que sus ganas de ser bailarín no se comparaban con la realidad y el futuro en el área no parecía viable en ningún caso. ¿Cómo podría sobrevivir con ello en un mundo tan costoso?

No, en realidad eso era un problema menor. ¿Cómo podría sobrevivir allá afuera si en primer lugar ellos nunca quisieron darle suficiente libertad?

—Yo no planeo estudiar algo que no me gusta y desperdiciar mi tiempo. ¡Suficiente he tenido con permanecer encerrado siempre, bajo la excusa de estar enfermo y escuchándote todos los días decir que soy incapaz de hacer algo por mi cuenta!

En ese preciso momento JiMin pudo entender que la discusión no había surgido precisamente por su desaparición durante el día. Podía sentir que en medio de las afiladas palabras de su madre y su expresión llena de ira estaba escondida una frustración que en el fondo no quería aceptar, porque a nadie le gusta pensar que su presencia es una carga para las personas.

—¡Sí JiMin, estás enfermo! ¡Y yo me he roto la maldita espalda toda la vida para cuidar tu salud! De no haber sido por el esfuerzo de tu hermano y el mío estarías muerto —reclamó enderezando el torso para mirar a su hijo con altivez, sin una pizca de arrepentimiento o duda en esas frías palabras—; pero no por eso tienes el derecho de ignorar las órdenes de tu madre y hacer pataletas como un adolescente inmaduro.

JiMin realmente se esforzó para no expresar lo que aquella revelación ocasionó en su interior, así que solo apretó los puños, procurando respirar tranquilo. Las duras palabras calaron en lo más profundo de su ser con la velocidad de un tren desbocado. Aunque lo deducía, escucharlo salir de la boca de ella había sido peor, porque el pensamiento de que estar muerto sería lo mejor para todos –incluso para él– surgió como si se tratara de la solución a todos los problemas.

—Yo nunca les pedí que hicieran eso por mí.

—¿¡Qué dijiste!?

—¡Yo nunca les pedí que lo hicieran!

Lo siguiente que JiMin sintió fue un ardor punzante recorrer su mejilla y sus ojos nublarse rápidamente debido a las lágrimas que se acumularon en el borde. Escuchó la fuerte voz de su hermano exclamando la palabra "mamá", pero su mente estaba demasiado dispersa como para comprender el propio caos que se formó en la misma y a su alrededor.

—¡Eres un malagradecido! ¡Estás vivo gracias a nosotros! Ahora entiendo por qué fuiste la razón por la que tu padre nos abandonó, debí haber hecho lo mismo cuando tuve la oportunidad.

—Mamá, ya basta… —dijo TaeHyung tomándola del brazo en un intento de calmar el ambiente.

Con las manos temblorosas JiMin limpió un poco sus ojos almendrados que aún inundados de lágrimas se animaron a observar a su progenitora con valentía. Su madre siempre había sido directa y fría, no había manera de que lo dicho y hecho se trataran de un invento para hacerlo sentir mal por haberla enfrentado. Esa era la verdadera imágen que ella tenía y muy en el fondo él también se veía igual, lo que multiplicó la pesadumbre.

Solo se limitó a tomar aire, dando por terminada la discusión. En realidad no le interesaba tener la última palabra, porque aquella frase seguía resonando en su cabeza como un recordatorio que lamentablemente había creído y no tenía manera de refutar. Re-acomodó sobre sus hombros la sobrecamisa de Jean en un intento de conectarse a la realidad y con la cabeza en alto pasó por el lado de los dos en dirección a su habitación, lo único que quería en ese momento era desahogar de alguna manera todo su dolor.

—JiMin —el firme llamado de su madre lo detuvo antes de cruzar la puerta—. Tienes exactamente un mes para inscribirte a la universidad o conseguir un trabajo al igual que lo hizo tu hermano. Yo seguiré cubriendo los gastos de tu tratamiento, pero si no piensas producir entonces te irás de la casa a comenzar por tu cuenta como el adulto que tanto dices que eres. Ah, y no más playa, ni baile. Quiero un hijo exitoso, no un payaso —finalizó con un tono de voz contundente

Después de escuchar la "dura advertencia" como lo había predicho y cerrar la puerta con pestillo, se dejó caer por toda la extensión de la puerta hasta quedar sentado en la alfombra de color beige que se extendía por el suelo. El fuerte abatimiento le hizo sentir que el corazón le pesaba y quiso arrancarlo de una vez por todas, pero solo pudo darse a sí mismo un par de golpes de pecho antes de dejar brotar las gruesas lágrimas que con descontrol recorrieron su rostro.

Desde lo profundo de su garganta tuvo el impulso de expresar con su voz todo lo que estaba sintiendo y al no poder hacerlo terminó llorando en silencio, con la sensación agonizante de estar absorbiendo todo el dolor en lugar de expulsarlo.

Aún cuando su cuerpo se sacudía agresivamente por el llanto sacó la carpeta de su espalda y retiró la sobrecamisa de YoonGi de sus hombros. La prenda de Jean en sus manos le sirvió como recordatorio de que al menos una persona tenía confianza en sus capacidades y aunque solo fuera una en todo el mundo, eso sería más que suficiente para él; pero ante la esperanza una burbujeante duda detuvo sus pensamientos positivos: YoonGi probablemente cambiaría de opinión cuando supiera sobre su enfermedad.

Entonces observó la carpeta con su diagnóstico y desde el fondo de su ser creció un odio a sí mismo que lo obligó a llorar con más agresividad. Perdió la noción del tiempo en esa posición y solo cuando sintió sus párpados pesados tuvo los ánimos de levantarse para esconderse bajo las sábanas e intentar descansar lo que faltaba para el amanecer, deseando que al menos en sus sueños, pudiera ser todo lo que en la vida real no podía.

[...]

El día para YoonGi habría comenzado muy normal y tranquilo de no ser por la curiosa conversación que alcanzó a escuchar de unos estudiantes. Como cualquier persona hubiera hecho, se escondió detrás de unos arbustos cerca de los asientos de madera donde estaban los susodichos para poder entender mejor y es que realmente no estaría pareciendo todo un chismoso si no hubiera escuchado las palabras: "concurso de baile"

—¿Escucharon eso de que la facultad de artes organizó un concurso local de baile? —escuchó la voz de un hombre, al parecer emocionado.

—¡Sí! ¡A mí me parece que la idea es increíble! —dijo esta vez una mujer— Aunque los estudiantes del área de danza no están muy conformes porque el concurso no aplica para ellos.

—¿Ah no? ¿Entonces? Yo solo escuché lo del concurso —intervino otra mujer, con un tono de voz más chillón.

—Resulta que el área propuso el concurso solo para personas ajenas a la universidad, quieren dar a conocer su talento. Así que solo se pueden inscribir personas que no reciban ningún tipo de instrucción. También escuché que es probable que a algunos ganadores les ofrezcan una beca —dijo la última parte susurrando, a lo que los otros dos respondieron un "wow".

—No sabía que ahora espiabas a la gente.

El comentario a su lado lo obligó a dar un gran sobresalto antes de girar el cuerpo en dirección de la voz, con una expresión culpable en el rostro y sintiéndose acorralado.

—Eso es de mala educa-

YoonGi tapó la boca de HoSeok en cuanto sintió que los demás podrían darse cuenta y haciendo presión obligó a su mejor amigo a retroceder lo suficientemente lejos del lugar. Después simplemente le pellizcó el brazo.

—¡Auch! Aigoo, ¿por qué eres tan agresivo?

—Casi me muero del susto, idiota.

—¿Por qué espiabas a esos estudiantes? —ignoró el reclamo mientras destapaba el envoltorio de un dulce y lo introdujo a su boca—. Pareces una vieja chismosa como las que hay en mi cuadra —hizo el comentario con la boca llena y riéndose de ello.

—No estaba "espiando", estaba adquiriendo nueva y valiosa información bajo términos cuestionables pero efectivos —respondió queriendo justificarlo. Su amigo simplemente negó con la cabeza—. ¿Sabes sobre ese concurso local de baile que propuso el área de danza?

YoonGi hizo la pregunta con seguridad sabiendo que obtendría una respuesta más amplia, porque en realidad HoSeok era el verdadero chismoso. ¿Había un escándalo en las facultades? Él lo sabría de inmediato ¿Pepita se metió con el profesor Juanito y el profesor Juanito la engañó con la profesora Gertrudis? Bueno, él era el primero en enterarse con detalles. Así era con todo.

—Oh sí, el proyecto fue dado a conocer el veintisiete de agosto y las inscripciones comienzan la semana que viene —comenzaron a caminar con lentitud rumbo a su primera clase, sin dejar de hablar—. ¡Sobre eso! ¿¡No te parece emocionante!? ¡Estamos a tres días para que comience otoño, mi estación favorita! Todo se pinta de naranja, los outfits para el frío son geniales… ¡Oh! ¡Y los picnics y festivales!

Hoseok comenzó a dar saltitos de emoción, exclamando todas las cosas que podrían hacer con la llegada del otoño mientras que el pelinegro suspiró en medio de una sonrisa. De eso se trataba la verdadera dificultad al buscar información con su mejor amigo: o se metía de lleno en el tema o se desviaba del mismo. Entonces para hacerlo concentrar de nuevo jaló –no muy fuerte– un mechón de su cabello naranja intenso, logrando un quejido en él y de nuevo su atención.

—Sí, sí, ya sé que te encanta el otoño y el color naranja. Iremos como siempre a los festivales y picnics, pero en serio necesito detalles de ese concurso.

—¿Por qué estás tan interesado en un concurso de baile..? Oh…

Ante la expresión que hizo su mejor amigo asumió que al igual que la primera vez que le comentó sobre JiMin, comenzaría a molestarlo.

—¡Es por ese chico de la playa! Owww no dejas de pensar en él, tanto que lo tienes en cuenta en todo —chilló tan fuerte que YoonGi tuvo que encogerse para intentar pasar desapercibido de las miradas de los demás estudiantes que pasaban por ahí—. El amor es una magia~ bueno, un hechizo, en este caso.

—No es "amor" —hizo las comillas en el aire con los dedos para rechazar por completo el comentario de su amigo. ¿Cómo podría ser amor? Le parecía una total exageración. Sonaba mejor "cariño". Simplemente tenía muy en cuenta sobre el sueño que el chico rubio le había comentado una vez y podía ser una buena oportunidad para él. Eso era todo.

—Si tú lo dices… —respondió no muy convencido, masticando por fin el dulce que traía chicle por dentro—. Escuché que el concurso funcionará casi como audición, los tres primeros ganadores podrán presentar durante el evento un solo y los siete primeros podrán participar de una coreografía grupal con el grupo de danza. Las inscripciones comienzan exactamente este tres de septiembre en horas de la mañana y terminan el diez. La presentación será en el teatro,  como ceremonia de cierre para la graduación.

YoonGi asintió guardando toda la información que su cerebro podía y la emoción de proponerle la idea a JiMin terminó arrebatándole una amplia sonrisa de genuina felicidad. Inmediatamente su mente comenzó a hacer planes de cómo se lo diría: pensó en invitarlo a su casa y celebrar en caso de que aceptara, o quizá preparar un picnic o una especie de velada en la playa. Tuvo el pensamiento de querer que fuera algo especial, después de todo se trataba de un sueño que el rubio le había confiado con mucha ilusión. Incluso ansiaba poder ver su expresión de felicidad.

Además no habían podido verse desde hace exactamente una semana debido a sus propias obligaciones, sería una buena excusa.

—YoonGi… ¡YoonGi!

Cuando escuchó de nuevo la voz de su amigo giró la cabeza en su dirección, disculpándose por no haber escuchado.

—Estaba diciendo que para nosotros también hay un concurso: el mejor cuadro será expuesto en el museo de arte de Busan durante un periodo de tiempo. ¿Participamos? —propuso con evidente entusiasmo, a lo que el pelinegro asintió también con euforia y obviedad, ¿quién rechazaría la oportunidad de exhibir una obra propia en un museo importante?— Te voy a ganar.

HoSeok observó a YoonGi con una actitud de competencia pura y por supuesto no se quedó atrás. Aunque la carrera que estudiaban requería mucho esfuerzo y competitividad, en realidad se apoyaban el uno al otro. Hasta entonces ninguno había sentido envidia por sus logros, ni siquiera con sus compañeros. Contrario a lo que pasaba con los demás, quienes realmente podrían ser capaces de pasar por encima de cualquiera con tal de alcanzar el éxito.

—Ya lo veremos.

Las siguientes horas resultaron casi insufribles para YoonGi, por primera vez en sus ya casi cuatro años de carrera había encontrado el día demasiado largo y aburrido. Finalmente en medio de tantos pensamientos durante las clases, terminó llegando a la conclusión de que la "velada" podría ser una gran idea, porque la playa ya se había convertido como un lugar seguro para los dos; así que no hallaba la hora de regresar a su hogar, planear y comprar lo necesario, hacerle la invitación a JiMin y que el día que escogiera como adecuado llegara lo más rápido posible.

Y con el alma de niño ilusionado, imaginó el rostro del rubio pintado de esperanza.

∴━━━✿━━━∴

Pau.

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