"3"
"Y de pronto llegará alguien que baile contigo aunque no le guste bailar y lo haga porque es contigo y nada más."
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—¡YoonGi! ¡No lo pienses tanto!
—Ya te dije que no sé bailar.
JiMin resopló frustrado por lo testarudo que era YoonGi en ocasiones, le ha repetido en el día por milésima vez que no le interesa si sabe bailar o no.
—No te pregunté si sabes bailar, simplemente quiero que lo hagas conmigo así no sepas.
Tomó asiento a su lado, YoonGi miraba fijamente el mar y de soslayo podía notar como el joven lo contemplaba intensamente. Giró por un breve momento, la cercanía de JiMin ocasionó que se sintiera aún más cohibido.
—¿No sabes lo que es espacio personal? —tapó la cara de JiMin con su mano para alejarlo.
Llevaba insistiendo toda la mañana, siempre haciendo sus ojitos de cachorro regañado y un mohín adorable en sus labios, o sonriendo amplia y radiantemente como el rostro de un niño transparente y lleno de inocencia, pensando que con eso lo convencería. No estaba tan alejado de la realidad, pues era imposible resistirse por mucho tiempo.
Durante los últimos días los encuentros se volvieron más continuos –tal vez porque al parecer JiMin podía escaparse más seguido– y con ello la formalidad entre los dos perdió fuerza. Las conversaciones paulatinamente tuvieron más fluidez, inclusive los temas iban más allá de un simple: "¿Cómo estás hoy o qué hiciste ayer?", por lo que podría decirse que ya eran amigos.
El clima estaba caluroso, el sol alumbraba con fervor en lo alto del cielo, tanto que sofocaba y el aire terminaba siendo más denso y pesado de lo normal. Esa era una de las razones por las que YoonGi no quería "bailar", solo quería quitarse la camisa y hundirse en el agua para refrescarse; la otra razón era sencilla: no quería hacer el ridículo frente a JiMin.
Era mediodía del día sábado y ya comenzaba a tener hambre, así que se planteó la idea de ir a almorzar a un restaurante cerca y de paso invitar a su amigo.
—¿Por favor?
YoonGi inhaló y soltó el aire en un largo suspiro, si JiMin no había dejado de insistir toda la mañana no dejaría de hacerlo en todo el día. Giró la cabeza en su dirección una vez más para reprocharle con la mirada, achicando los ojos y crispando los labios.
—No tengo opción, ¿verdad?
—Nop —sonrió victorioso, ampliando aún más su típica y brillante sonrisa.
Entonces JiMin se levantó de un salto, animado por finalmente haber convencido al chico obstinado de bailar un rato con él. El pelinegro se levantó algo soso, sin energía.
—¿Y qué bailaremos si ya te dije que no sé hacerlo?
—Algo fácil. ¿Nunca has bailado vals?
—No, nunca —se cruzó de brazos, esperando a que JiMin dijera algo más o diera indicaciones.
JiMin dejó su celular en la manta que estaba extendida sobre la arena donde ambos estaban sentados anteriormente, a paso rápido se acercó a YoonGi y se detuvo justo en frente, manteniendo cierta distancia.
—Entonces vas a aprender vals conmigo y así cuando te cases no vas a quedar en ridículo.
El mayor enarcó una ceja, cuestionando la afirmación del contrario. Hasta entonces no había considerado la idea de casarse, tampoco sabe si llegará hacerlo dada su nula y vacía situación amorosa; sus últimas aventuras se han basado en simples y casuales encuentros que terminaban en solo sexo. Nada comprometedor.
—No creo que llegue a casarme.
—¿Por qué no? El matrimonio es una bonita unión.
—No lo creo. El matrimonio es como… esos amarres que hacen las personas para atar a otras. Solo es otra manera de encadenar a alguien a ti. Y la mayoría fracasan.
JiMin solo sonrió casi burlón, contemplando al contrario con una mirada desafiante. A pesar de ello no dijo nada, simplemente tomó con delicadeza y un ápice de nervios la mano de YoonGi para guiarla hasta su espalda baja e invitarlo a que lo rodeara con ella.
El tacto fue extraño para ambos, JiMin por encontrar el toque ligeramente agradable y YoonGi por estar preso de los nervios. El menor se obligó a sí mismo a relajarse, si bien era la primera vez que estaban así de cerca y tocando el cuerpo del otro bajo la excusa de un baile en pareja, no era como si significara algo más, ¿verdad? Solo eran dos simples amigos, uno enseñando a bailar al otro. Por eso JiMin correspondió al sutil contacto colocando su mano izquierda sobre el hombro derecho de YoonGi y luego lo incitó con la otra a que tomara su mano. Ante la cercanía y el contacto, YoonGi terminó tratando de evitar la penetrante mirada de JiMin.
—Bien, entonces vas a dar un paso al lado con tu pie izquierdo —YoonGi cumplió la orden y JiMin le siguió con el contrario—, ahora vas a responder al paso con tu pie derecho llevándolo hacia el otro y vas a apoyar solamente la mediapunta.
El mayor volvió a seguir la indicación pensando que era ridículo lo que estaba haciendo.
—Ahora debes dar un pequeño impulso hacia arriba con el izquierdo, como si respondieras al movimiento del anterior.
YoonGi hizo una mueca, a pesar de que había hecho lo que le dijo su acompañante no entendió absolutamente nada. Qué inútil.
—Bien, repite los mismos pasos con el otro.
—… No entendí —dijo después de haberse mordido la lengua, no eran más que unos pasos básicos pero no creía poder hacerlos bien.
El menor rió ante la falsa excusa de YoonGi— ¡Sí entendiste!
—No, explícame de nuevo —se contagió de su sonrisa solo para seguirle la corriente, en verdad no había entendido, pero no iba a negar que quería volver a escuchar la dulce y serena voz de JiMin explicar cada paso.
JiMin volvió a repetirlo sin rechistar, haciendo demostraciones también. Luego de eso incitó a que los movimientos fueran más continuos en ambos. Aprovechando el momento explicó también un par de giros y de esa manera poder por lo menos improvisar un poco más en cuanto sonara la música.
—No eres tan malo, ¿ves? —se alejó de su agarre solo un momento para tomar su celular.
—Soy pésimo querrás decir.
—Bueno... Sí —afirmó riendo mientras buscaba la canción—, pero solamente tienes que soltarte un poco más, tus movimientos son muy rígidos y dejan de ser naturales.
—Está bien, como diga, profesor JiMin —dijo con ironía, correspondiendo su sonrisa.
La música comenzó a sonar y YoonGi supo que no habían terminado aún, quiso simplemente decirle que no quería hacerlo e irse a su casa a tomar una ducha porque el calor lo estaba sofocando. Por alguna razón no pudo, se quedó de pie en el mismo lugar esperando a que JiMin regresara para bailar con él, esta vez con música de fondo.
—¿Chopin? —preguntó al reconocer la melodía de piano que sonaba desde su celular.
—Sip, Vals en La menor. Una de mis favoritas. Yo te voy a guiar para que vayamos iguales.
—No sé por qué hago esto —se quejó falsamente en voz alta, recibiendo una expresión de reproche por parte del rubio.
JiMin regresó al lugar de YoonGi con el celular en el bolsillo. Dado que la canción ya había comenzado rápidamente incitó a que lo tomara por la cintura y poder acomodar la posición.
—¿Porque me quieres? ¿Tal vez? —dijo una vez que estuvieron listos para comenzar. YoonGi sonrió ante la sugerencia porque era cierto, se ganó su cariño durante ese tiempo que llevaban viéndose.
—Uhm… ¿quién dice que yo te quiero?
—Tus ojos.
—¿Qué tienen mis ojos?
JiMin pensó la respuesta durante unos breves instantes, si era completamente honesto podría dejarse en evidencia.
—Son... sinceros. Cada vez que me miras tu expresión cambia, como si quisieras sonreír.
Así era y había sido desde la primera vez, la manera en la que YoonGi lo observaba era única. A JiMin le agradaba ese sentimiento, porque se sentía admirado.
Sabía que YoonGi estudiaba arte porque se lo comentó hace unos días después de verlo dibujando una almeja, así que esa mirada era común en alguien que detallaba en exceso la gran mayoría de cosas que observara. Aún cuando le gustaba ser su centro de atención y tratar de captar todo su interés, el hecho de saber que esa mirada resultaba totalmente normal le hizo dudar si era el único al que miraba así.
Quizás YoonGi tenía novia y la miraba de la misma manera o mucho mejor, tal vez tenía una persona a la que admiraba tal como lo hacía con él. Aquello lo hizo sentir inseguro durante un par de segundos porque estaba teniendo las expectativas demasiado elevadas... y le daba mucho miedo, porque se había aferrado a una luz de esperanza.
YoonGi abrió la boca para replicar y luego la cerró apretando los labios. ¿Tan evidente era? No respondió nada, tampoco es como si pudiera hacerlo. Le gustaba halagar a las personas cuando veía algo precioso en ellas, y en este caso, algo resultaba difícil porque cuando intentaba hacerlo las palabras quedaban atascadas en su garganta y sentía la boca seca, eso le impedía hablar correctamente y con confianza delante de él.
El rubio al no recibir respuesta alguna simplemente comenzó a dar unos pasos de prueba para que YoonGi lo siguiera. Aunque los movimientos por parte del mayor eran torpes y casi bruscos a JiMin no le importó —ni siquiera cuando pisó sus pies un par de veces—. Era la primera vez que bailaba con una persona de esa manera y de paso el primer amigo que le seguía el juego.
Además, el hecho de estar juntos bailando un vals en la playa, con la melodía del piano y el sonido de las olas arremeter una y otra vez contra la orilla de alguna manera les brindaba una sensación de plenitud.
No era un día precisamente fresco para disfrutar del momento, y aún así lo hicieron, ignorando por completo el bochorno físico porque resultó más importante la calidez interior que surgió en ese instante.
Y la sensación resultaba preciosa.
YoonGi mantuvo todo el tiempo una sonrisa ligera, materializando su felicidad. La cual no surgió por bailar exactamente, se trataba más de con quién lo hacía. Y entonces se dio cuenta que en su interior surgió un burbujeante deseo de querer inmortalizarla. Así que finalmente lo supo y tomó una decisión: la escultura para su proyecto sería JiMin.
Al cabo de un rato en que bailaron una y otra vez para que YoonGi se sintiera más confiado, tomaron asiento exhaustos y acalorados en la manta; contemplando, como siempre, el mar y el horizonte.
—¿No quieres entrar al mar? —Preguntó el mayor tomando arena húmeda de la orilla para hacer una figura.
—No lo sé… no puedo si está fría, y tampoco puedo ir tan hondo.
JiMin llevó las rodillas a su pecho y las rodeó con los brazos, a medida que friccionaba suavemente sus manos en la piel desnuda de ellos; no hacía frío, por lo que YoonGi supuso que era un simple acto de incomodidad o nerviosismo.
Frunció las cejas extrañado por la información dada, ¿por qué exactamente no podía?
—JiMin… ¿tienes frío?
—No, ¿por qué? —enderezó la espalda y giró la cabeza para mirar con una expresión confusa a YoonGi.
—Tus dedos están... azules —señaló los dedos de JiMin y este los miró con una expresión neutra—. Ahora tus labios también.
—Ah… no es nada —dijo con un tono de voz imperturbable y autoritario, dejando en claro que no quería hablar del tema así que YoonGi no insistió.
La misma coloración en la piel la vio el día en que lo conoció, esa vez era más o menos tarde y supuso que era a causa del frío, ahora estaba cuestionando su afirmación porque definitivamente no era normal... ¿Debería preocuparse?
—YoonGi, ¿alguna vez has tenido un sueño enorme? Algo así como… Una meta que sí o sí deseas cumplir mientras estás vivo —hizo la pregunta y giró sobre su propio eje hacia el pelinegro.
—Bueno… creo que no. Al menos no actualmente, solo quiero terminar mi carrera y veré qué hago después. No soy muy soñador.
Giró también sobre su propio eje para quedar en frente de JiMin, quien con sus característicos ojos expresivos y gentiles lo contemplaba con curiosidad.
—¿De verdad nunca? No sé… hm, tú estudias arte, ¿no has pensado nunca en querer dejar un tipo de huella en el mundo, por ejemplo?
YoonGi llevó su dedo índice al labio inferior y lo pensó. Nunca se le había pasado esa por la mente.
—La verdad es que no, nada. ¿Tú sí? ¿Alguna meta que quieras cumplir?
JiMin asintió con la cabeza en un gesto enérgico y una sonrisa sincera—: Sí, una de ellas es presentarme en un teatro, y la otra más que ser una meta es como un deseo.
YoonGi esperó pacientemente a que JiMin terminara su oración, el rubio se sentó en flor de loto y comenzó a jugar con sus pies a la par que mordía sutilmente su labio inferior; se veía un poco nervioso por un simple deseo que quería decir, lo que dejó también un poco confundido al mayor.
—Yo nunca he tenido pareja. Bueno, no de la manera en la que me gustaría. Y... creo que... Sería lindo enamorarse y ser correspondido, hasta el punto de formar un hogar.
YoonGi ladeó la cabeza un poco, cuestionando la pregunta. No lo creía, aunque había tenido curiosidad de experimentar lo que llaman "el verdadero amor" lo descartaba fácilmente al no creer que algo tan puro existiera en seres tan malvados y perversos como son los seres humanos. Incluso RyuJin que tanto amó a su "padre", tuvo que darse cuenta de la peor manera de que el amor romántico solo sucedía en los cuentos de hadas. Y él creció con la misma idea.
Sin embargo, algo llamó su atención: las mejillas de JiMin estaban coloreadas de un escarlata casi invisible que de no haber sido porque las observó con detenimiento el sonrojo habría pasado desapercibido.
—No sé, pero de lo que sí estoy seguro es de que lo lograrás. Eres atractivo, alguien se enamorará de ti y algún día te presentarás en un teatro, tienes muchísimo talento —comentó un poco distraído a medida que moldeaba un circulo sin sentido con la arena.
—Eso espero —murmuró para sí mismo pero YoonGi lo alcanzó a escuchar.
De repente lo sintió decaído, así que para subirle el ánimo decidió proponerle de una vez por todas su idea.
—JiMin, hace unas semanas me dejaron un proyecto en la universidad. Se supone que debo hacer una escultura pero no había encontrado qué hacer... hasta ahora.
—Oh, suena genial ¿Y qué harás? —respondió con emoción.
—Bueno, estaba pensando en hacer una escultura tuya.
Los ojos de JiMin se agrandaron considerablemente e hizo una expresión de total desconcierto. YoonGi habría pensado que estaba ofendido de no ser porque se levantó y comenzó a gritar mientras daba saltos.
—¿¡Hablas en serio!? ¿¡UNA ESCULTURA MÍA!?
—Sí —respondió riéndose un poco ante la reacción inesperada.
—¡Es increíble! Pero espera, ¿es como en las películas? —preguntó una vez volvió a sentarse— ¿Tengo que desnudarme frente a ti y posar durante horas?
YoonGi soltó una gran carcajada, no porque fuera gracioso si no porque la idea lo avergonzó de repente.
—No, no. No voy a hacer una escultura de ti desnudo, y tampoco es necesario posar por horas. Puedo hacer un boceto en diferentes ángulos y con eso bastaría.
—Yo quería sentirme como en una película —masculló para sí mismo con un puchero. Solo que esta vez YoonGi no pudo entenderle.
—A duras penas puedes venir aquí, seguramente tendrías problemas si vas a mi apartamento.
—Te juro que no habrán, en serio me gustaría verte trabajando en lo que estudias —hizo los típicos ojitos de perro regañado para intentar convencer a YoonGi. Y lo logró.
YoonGi no tuvo más remedio que aceptar y eventualmente la idea también comenzó a gustarle.
∴━━━✿━━━∴
Pau.
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