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"10"

"Es que ya no sé cómo verte
y no sentir."
—Roos.

∴━━━✿━━━∴

JiMin soltó enseguida la mano de YoonGi, mirando con temor por encima del hombro contrario la manera en la que un TaeHyung ofuscado caminaba en dirección a ellos.

Ante el cambio de actitud del rubio, YoonGi se giró, comprendiendo enseguida el por qué y de forma inconsciente retrocedió un poco para resguardar a JiMin detrás de su cuerpo. Contuvo con fuerza el impulso de querer alejarlo de allí, recordando también de forma amarga aquella vez en la que este personaje había casi arrastrado a JiMin lejos mientras este trataba de disimular las enormes y pesadas lágrimas que derramaban sus ojos. Todavía no comprendía qué tipo de relación tenían, pero parecía una verdadera amenaza.

—JiMin ¿¡estás loco!? ¡Te he estado buscando todo el maldito día!

No saludó, ni siquiera se molestó en notar la presencia de YoonGi. Aunque no podía importarle menos, el verdadero conflicto era la manera en que trataba a su hermano. Aquello le disgustó aún más.

—Mamá estará muy enojada cuando se entere que estabas aquí, nos vamos —intentó agarrar a JiMin pero él rápidamente se hizo pequeño detrás de la espalda de su amigo—. Esto no es un juego, JiMin. ¿¡Quieres madurar!?

—El primero que debería madurar eres tú, TaeHyung. ¿¡Casi rozando los treinta y todavía crees que tienes derecho de controlar mi vida como si fuera un niño!?

Aunque YoonGi estaba sirviendo como un escudo, no estaba seguro de si debía intervenir. ¿Qué diría exactamente si ni siquiera sabía la razón por la cual discutían? Se sentía como una mosca en una sopa, solo tenía claro que ante cualquier abuso físico, no lo permitiría.

—¡No lo haríamos si no actuaras como uno! No más discusión, te olvidas de venir aquí a bailar y entras a la universidad a estudiar derecho como lo dijo mamá —dijo con severidad.

—¿Y qué? ¿Regresar a ser un completo conformista manipulable como tú y mamá? —exclamó, evidenciando enojo— NO voy a hacerlo.

Esto, en el fondo, a TaeHyung le dolió; pero no se permitió bajar la guardia.

—Regresamos ahora mismo —intentó acercarse para agarrar a JiMin pero ambos retrocedieron.

—Errm —YoonGi aclaró su garganta, dispuesto a intervenir por fin—. Disculpen que… me meta en su discusión, ya sé que no es mi asunto; ¿pero no es JiMin un adulto? Puede tomar sus propias decisiones.

Por supuesto, tal y como esperaba, fue observado por TaeHyung de arriba a abajo con cierta indignación. Con solo el gesto le había confirmado que en efecto, no era su asunto.

—No sé quién sea usted, pero tal como lo dijo: no es su asunto. Así que mejor cállese.

—¡No seas grosero, TaeHyung!

YoonGi levantó las manos a la altura de su rostro en señal de paz, aunque sabía que recibiría aquella respuesta por lo menos podría decir que lo intentó. Y en ese momento no sabía interpretar la actitud de JiMin, si bien le respondía con carácter todo su lenguaje corporal evidenciaba temor.

—¿Siquiera tiene idea del por qué discutimos?

El pelinegro negó con la cabeza, de inmediato notó la mirada burlona que le dio el moreno a JiMin, a medida que paseaba su lengua por sus dientes superiores delanteros. Una expresión típica de alguien que quiere mofarse. Escuchó un: "¿No le has dicho?" Y entonces, justo cuando TaeHyung iba a hablar de nuevo, JiMin se apresuró a colocarse en medio de ambos.

—Está bien, está bien, regresemos —tomó el brazo de su hermano para intentar arrastrarlo pero no pudo moverlo más que unos centímetros por la diferencia de tamaños. TaeHyung parecía alguien que mantenía su rutina de ejercicios.

—¿Qué? ¿No vas a decirle? Yo creo que si es tu amigo, tiene derecho a saberlo.

YoonGi notó que no se trataba de un pensamiento auténtico, él simplemente quería burlarse de ello, de la desesperación de JiMin que seguía insistiendo en irse y quien ni siquiera era capaz de mirarle. En su pecho no solo creció la gran incógnita, también lo hizo una desagradable sensación de ansiedad que le provocó sudor en las manos. ¿Qué demonios significaba todo este teatro?

—Si no se lo dices tú, se lo diré yo —amenazó el mayor, provocando una reacción más intensa de desespero en el contrario.

—TaeHyung, no. Yo se lo diré después —chilló, tratando de convencerlo.

—JiMin está enfermo.

Soltó sin más. Y como si las palabras hubieran sido un gran golpe, tanto JiMin como YoonGi se quedaron sin aire. El rubio soltó el brazo de su hermano, tan lentamente que parecía haber perdido una auténtica batalla. Se mantuvo mirándolo incrédulo, con su labio inferior temblando.

—Nació con una rara anomalía en el corazón que podría ser peligrosa, por eso no debería estar aquí. Y es el único que parece no entenderlo.

Lo sabía, maldita sea. Aunque parecía bastante obvio por tantas señales, escucharlo de forma directa parecía diferente. YoonGi solo pudo boquear como un pez ante el remolino de pensamientos que comenzaron a acumularse en su cabeza. No sabía por qué exactamente le estaba afectando tanto, porque a fin de cuentas solo se trataba de una simple enfermedad ¿no? Y que en lugar de estar estático como una maldita estatua, debería estar calmando a JiMin quien era el verdadero afectado. ¿Entonces por qué..? ¿Por qué tenía la sensación de estar haciendo algo malo? ¿Por qué toda la situación parecía un déjà vu en su memoria? Y sobre todo, ¿por qué estaba catastrofizando la situación como si fuera lo peor del mundo?

Y solo pudo reaccionar del todo cuando JiMin corrió hacia la calle principal. TaeHyung ni siquiera tuvo la decencia de intentar ir detrás de él, aunque fue quien lo provocó. Después de darle una mirada de desaprobación, se apresuró a perseguir al rubio.

Mientras tanto, para JiMin parecía increíble todo lo que acababa de ocurrir. Y tanto el desespero como la rabia y la vergüenza burbujeaban incesantes en su garganta y en su cabeza, hasta el punto de provocarle un picor en todo el cuerpo. Trató de correr lo más lejos posible, como si con ello pudiera escapar de todo, de su realidad, de aquello que le atormentaba. Preguntándose al mismo tiempo, qué carajos le había hecho a TaeHyung para que actuara como si fuera su peor enemigo, y especialmente qué carajos le había hecho a Dios o al universo. Ni siquiera había notado que estaba dando vueltas como perro enjaulado y rascándose la piel de la nuca salvajemente hasta que unas manos, tan cálidas y grandes, tomaron sus hombros con firmeza para detenerlo.

No fue capaz de subir la mirada, no cuando ni siquiera podía detallar el suelo debido a sus ojos cristalizados. ¿Qué pensaría ahora YoonGi sobre él? ¿Lo miraría y trataría diferente como lo hacían todos? Y lo que ahora esperaba era justo lo que quería evitar desde hace mucho: una mirada de lástima, un trato diferente o unas palabras de supuesto "consuelo", tal vez incluso un largo sermón sobre su salud como si todo el mundo supiera una mierda acerca de ello. Así que cerró los ojos con fuerza en aras de querer huir de todo. Podría soportarlo de parte de cualquier persona, pero no de él.

—Mira como te has dejado roja la piel, casi te sacas sangre —susurró enseguida porque ante la posición, la nuca era lo primero que veía a simple vista.

En realidad no tenía ni idea qué hacer ahora, JiMin parecía estar en medio de una crisis y cualquier cosa que dijera podría ser peor.

—No estoy enfermo, yo estoy bien —dijo en un hilo de voz, dejándose llevar por el peso de su cabeza para terminar con la misma recostada en el pecho del otro.

YoonGi suspiró, la frase no solo había sido una aclaración, también había sido un monólogo para sí mismo. En ese momento confirmó que JiMin solo quería vivir como si aquello no fuera real y no tuvo claro si eso era algo bueno o malo.

—Regresemos.

—No quiero ir a casa… —respondió, sorbiendo la nariz porque había sido imposible evitar el llanto.

—Está bien —dijo comprensivo—. Quédate en mi casa; pero regresemos porque está haciendo frío.

El camino a casa fue demasiado silencioso, tan solo se apreció el ruido normal de las personas caminando y hablando. JiMin ni siquiera quiso caminar a su lado, se mantuvo siempre atrás con la cabeza gacha y siguiéndolo como un cachorro regañado.

Una vez en el apartamento, YoonGi se apresuró a darle una cálida bienvenida: lo sentó en el sofá, le alcanzó una cobija térmica que colocó con cuidado sobre sus piernas y le brindó un poco de té caliente. Aunque el rubio agradeció por cada cosa, seguía distraído, con la mirada perdida en algún punto de la pared que tenía en frente y apenas parpadeando. Así que YoonGi pensó que no era el momento para hablar sobre lo ocurrido. Ojalá pudiera saber qué pasaba por su cabeza. Y finalmente, se acuclilló hasta su altura para captar su atención.

—Cuando desees puedes tomar una ducha tibia, ¿está bien? Ya que dormirás en mi habitación, dejaré algo de ropa encima de mi cama. Es la que está aquí derecho por el pasillo, al fondo —indicó señalando con la cabeza antes de levantarse para ir a su habitación, escoger algo de ropa cálida para JiMin y luego dirigirse a la cocina a preparar algo de comer, en un intento de calmar su propia inquietud.

Todo parecía marchar con tranquilidad, en lo que la situación permitía, por supuesto; hasta que el denso silencio en la sala se vio bruscamente interrumpido por un sollozo ahogado. JiMin de nuevo estaba llorando. Y no lo culpaba, ¿quién no sentiría decepción después de que su propio hermano lo humillara de esa manera? Si era honesto, habría preferido seguir con la duda, porque podía imaginar al rubio creando mil y un escenarios de cómo explicar la situación, o tal vez no explicar nada y no le gustaba la idea. No le agradaba en absoluto un JiMin afligido.

Justo cuando tuvo el impulso de intentar calmarlo, a través del rabillo del ojo lo vio cruzar el pasillo, casi arrastrando los pies. Tuvo un poco de consuelo porque al menos había tenido iniciativa de hacer algo diferente y simplemente concluyó que lo mejor sería darle tiempo.

JiMin cruzó el umbral de la puerta de la habitación con los pies pesados, cada paso que daba lo sentía como si se enterrase en arena movediza y le costaba de gran manera. El dolor punzante en el pecho solo parecía crecer a medida que corrían los segundos, de repente veía el baño tan lejos. Como pudo logró llegar, tratando de cerrar la puerta con pestillo aún con las manos temblorosas y buscó con desespero entre tantas pastillas que solía cargar en los bolsillos, alguna para el dolor.

Se tomó un momento para respirar, apoyándose con las manos en el lavabo y manteniendo una mirada fija en su reflejo en el espejo, pensando en que daría lo que fuera por despertar y darse cuenta que todo había sido un mal sueño. Lastimosamente no lo era y terminó recapitulando todo. TaeHyung había traicionado su confianza por milésima vez y sin ser suficiente, se había mofado de ello como si fuera divertido. Por otro lado, ahora tendría que lidiar con YoonGi, quien aunque parecía tomarlo con tranquilidad en el fondo sabía que se moría por tener una explicación. Y es que agradecía que YoonGi le diera espacio, pero por más que intentara parecer comprensivo, todavía conservaba el auténtico miedo de que él lo tratara diferente de ahora en adelante.

Después de un largo suspiro, decidió darle un descanso a su cabeza que parecía ir a mil por hora. Estando más estable, fue por la ropa que YoonGi había dejado en la cama y tomó el dichoso baño tibio tal como le había sugerido. Al terminar solo pudo acostarse de espaldas en la cama con cuidado, mirando perdido una ligera mancha de color blanco en el techo de la habitación que era diferente al que había en todas las paredes. Los párpados le comenzaron a pesar al pasar de unos cuántos minutos y finalmente pudo relajar un poco su cuerpo para caer en un profundo sueño que tal vez le traería paz por un rato.

E irónicamente, tanto silencio terminó por despertarlo horas después. Abrió los párpados un poco confundido y se encontró con una penetrante oscuridad que le trajo cierta inquietud, notando a la vez que estaba bajo las cobijas cuando recordaba haberse dormido sin ellas. Se preguntó también cuánto tiempo había pasado y trató de buscar algo que pudiera ayudarlo a ubicarse, encontrando una línea fina por donde entraba una ligera luz. Se dirigió hasta ella con las manos estiradas para evitar golpearse y una vez cerca pudo notar que se trataba de unas cortinas. Al abrirlas se encontró con la brillante luz de la luna alumbrando el sector de manera sutil, lo que también ayudó para encontrar la puerta de la habitación.

En realidad solo quería saber dónde estaba YoonGi, porque el imaginarse estando solo en un apartamento que no conocía le estaba generando pánico. Y para su suerte, al final del pasillo en la zona de la sala y a su lado izquierdo, se alcanzaba a visualizar una leve luz amarilla que parecía la de una lámpara. No podía ver con exactitud en qué lugar estaba debido a la pared de la cocina, así que sin dudarlo mucho se acercó lo suficiente para ver de qué se trataba.

YoonGi dormía sobre el escritorio con la luz alumbrando la zona, tenía su lado derecho del rostro apoyado en la madera, con los brazos colgando a los lados y sentado sobre la silla relativamente lejos de allí. No solo parecía estar a punto de caerse, también se notaba que su cuello pedía ayuda urgente. Trató de empujar hacia delante la silla para reducir un poco el peligro de que se resbalara y regresó de nuevo a su lado. No parecía haber decidido dormir ahí por su cuenta, seguramente lo hizo sin querer mientras resolvía algún trabajo porque visualizaba algunos extraños planos y medidas en el lugar.

Pero antes de despertarle para que fuera a descansar tranquilo, quiso observar un poco más de cerca. Simuló estar a su lado, inclinándose para recostar su propio rostro en la madera y de esa manera poder quedar en frente de él. ¿Desde cuándo aquél hombre le parecía tan lindo? ¿Por qué no se había fijado antes en las cortas pero adorables pestañas que tenía? Detalló casi todo, desde sus abundantes cejas hasta la forma en la que su boca entreabierta dejaba a la vista sus pequeños dientes. Y oh Dios, no podía dejar de observar sus labios delgados que poseían el tono rosa más único que había visto. Y tan solo por un instante pensó qué se sentiría besarlos.

El fugaz pensamiento lo asustó tanto que subió la mirada, encontrándose con los ojos adormilados de YoonGi viéndolo con confusión. El respingo que dio fue tan grande que lo obligó a levantarse de golpe y terminar golpeando su cabeza con la lámpara, tan fuerte que la misma se tambaleó.

—Oh mierda, ¿estás bien? —se apresuró a preguntar YoonGi después de levantarse de golpe y tratar de acercarse, pero soltó una maldición más debido al dolor en el cuello.

JiMin atinó a agarrarse la cabeza con los brazos, no sólo para reducir el dolor en la zona si no para ocultar su propio sonrojo que parecía quemarle la piel y sentía que estaba a punto de desmayarse porque los latidos de su corazón iban tan rápido que los podía sentir en la garganta.

—Sí, no fue nada —dijo después de aclarar la garganta y darle por completo la espalda.

YoonGi apretó los labios mientras volvía a sentarse, en un intento de evitar reírse pero fue en vano. La carcajada que soltó fue tan brutal que a JiMin la vergüenza se alejó como correcaminos y la indignación tomó su lugar. Fue hasta el sofá, tomó uno de los cojines de decoración y se lo estrelló a YoonGi en la cabeza.

—¡No te rías! ¡Me asustaste!

—¡Tú me asustaste a mí! —YoonGi trató de arrebatarle el cojín pero terminaron tirando del mismo varias veces para quitárselo al otro. Hasta que en cierto momento, YoonGi jaló de más el cojín obligando a JiMin a inclinarse hacia él quedando muy cerca—. ¿Qué hacías mirándome así? —cuestionó en un ronco susurro.

Y para JiMin, aquello sonó como un ronroneo que le provocó un vacío muy denso en el estómago y le hizo tragar saliva con fuerza. No supo si su rápido pulso se debía a su afección o porque YoonGi le estaba generando nerviosismo, así que dudó un par de segundos en responder.

—Te veías horrible, eso es todo —al notar la repentina incredulidad en el contrario, aprovechó para quitarle el cojín y enderezar su cuerpo—. De hecho estabas a punto de caerte, agradece que corrí la silla por ti.

YoonGi simplemente colocó una muy seria expresión y se dio la vuelta para continuar trabajando en su proyecto con una actitud amargada. No esperaba un halago, por supuesto, ¿pero decirle horrible? Además, ¿qué clase de masoquista se queda viendo algo que considera horrible con una mirada casi embobada?

JiMin se mordió el labio con fuerza, preguntándose por qué en esta ocasión se le había hecho tan difícil decir la verdad. Así que intentó arreglarlo de inmediato.

—¡Bien! Es broma. Te veías lindo —confesó con vergüenza y lanzó el cojín a su espalda con suavidad para llamar su atención—. Ahí lo tienes, es lo que querías escuchar, ¿no?

Al no recibir respuesta y notar que YoonGi estaba sobando su nuca porque le dolía, terminó por acercarse del todo y reemplazarla por las suyas que comenzaron a moverse con delicadeza sobre la zona en un gentil masaje. El pelinegro se entregó sin chistar, porque la tensión acumulada en su cuello y hombros estaba desapareciendo poco a poco.

—La próxima vez deberías descansar un poco antes de continuar con tus trabajos, podrías lastimarte el cuello.

—Debo entregar esto mañana- digo, hoy —corrigió después de echarle un vistazo a la hora en el celular, no esperaba que fueran las tres de la madrugada.

—De todas maneras, deberías, es importante descansar…

—¿Dormiste bien? —cambió de tema de repente a medida que continuaba pintando las líneas de un paisaje con perspectiva que intentaba crear.

—Sí, aunque me asusté un poco cuando ví todo oscuro. Por cierto, ¿tú me arropaste?

—Mhm —afirmó YoonGi con un sonido—. Cuando fui a revisar que estuvieras bien estabas tiritando de frío.  Tú, tonto, ¿cómo se te ocurre dormir sin secar tu cabello ni tus pies?

JiMin se obligó a tratar de no sonreír, porque cada acción que hacía YoonGi le brindaba una calidez poco saludable para su propia estabilidad. Ese hombre trataba de cuidarlo en cada oportunidad que tenía y parecía no darse cuenta de lo que aquello provocaba en su pecho y cabeza. Y pensó que realmente merecía al menos, sinceridad de su parte.

—YoonGi, ¿podemos hablar? Sobre lo que ocurrió en la tarde…

YoonGi se giró en la silla para asegurarse de que lo que había escuchado era real y se encontró con una auténtica expresión de seguridad.

—¿Seguro? Sabes que no tienes que hacerlo-

—No, está bien. Quiero hacerlo —interrumpió antes de que cualquier cosa que su amigo dijera acabara con su valentía en ese momento.

YoonGi se levantó para prender la luz pero enseguida fue detenido por el rubio, quien aseguró que se sentía más seguro de esa manera. Ambos se sentaron en el sofá, a una distancia moderada. Apenas siendo iluminados por la lámpara del escritorio ubicada a una distancia moderada. El momento pareció tornarse incómodo de repente, así que JiMin tomó una bocanada de aire para animarse a sí mismo a continuar. Y con las manos sobre las rodillas finalmente decidió contarle todo, deseando en el fondo que lo entendiera.

—Nací con anomalía de Ebstein —lo soltó en un largo suspiro—. Es una rara malformación en las válvulas del corazón que impide que la sangre circule bien y se filtre por el lugar equivocado. Cuando era niño los doctores me hicieron una cirugía de reparación, porque de lo contrario mi esperanza de vida sería muy corta.

En aquél momento recordó de forma fugaz y amarga, su infancia para nada normal y llena de mucho dolor. Mordió su lengua ante el sentimiento de exposición, porque había vivido durante muchos años ocultando quién era y lo que tenía. La vulnerabilidad le estaba carcomiendo la cabeza y no le gustaba sentirse sudoroso, ni trémulo. Y la frase: "huye" se repetía una y otra vez en su consciente.

—Resultó… bastante bien, si soy honesto,  pero hace un tiempo comencé a tener síntomas más intensos de nuevo. Mi madre y TaeHyung creen que es por el baile, así que por eso siempre han tratado de prohibir esa parte de mi vida.

YoonGi optó por mantenerse en silencio, escuchando atento lo que decía y en el fondo muy preocupado, porque había buscado algo de información sobre enfermedades del corazón y realmente parecían peligrosas.

—Sé que puede no parecer la gran cosa y que parezco un estúpido y un exagerado tratando de ocultarlo todo —se tapó el rostro con las manos, realmente desesperado porque no sabía qué tanto decir y escucharse a sí mismo decirlo sonaba tonto.

—No, no digas eso JiMin...—se deslizó hacia su derecha para estar más cerca y con suavidad se inclinó en la misma posición—. No eres un exagerado, tú más que nadie lo entiende de primera mano. Es natural que te afecte.

—Es una mierda, YoonGi —por fin se destapó el rostro, pero se mantuvo mirando el suelo, inclinado con los codos sobre las rodillas, pareciendo casi derrotado—. La mitad de mi vida han sido hospitales y medicamentos, la otra mitad rodeado de personas tóxicas que me hacen sentir peor. Los doctores suelen decirme que si me cuido bien, puedo vivir como una persona normal. ¿Pero quién podría vivir normal cuando tu propio entorno te recuerda a diario que estás enfermo y puedes morir? Y quiero decir, es una realidad, pero… a veces me gustaría que no fuera así.

YoonGi pudo empatizar con ese sentimiento, porque aunque odiaba recordarlo, pasó por el mismo lugar como tercera persona. Podía entender, de alguna manera, el instinto de JiMin por huir de aquello que le dolía. Si lo ocultó con tanto desespero, seguramente se debía a muy malas experiencias en el pasado.

—¿Cuáles son los síntomas?

—La cianosis es uno de ellos, la punta de mis dedos y mis labios se colocan azules cuando no hay suficiente oxígeno en la sangre. A veces me dan arritmias, pero los síntomas más comunes son fatigas y dolores en el pecho. También pueden existir… desmayos.

—Como aquella vez que te desmayaste y terminamos en el hospital, ¿verdad?

JiMin asintió, tratando de encontrar las palabras correctas para comunicarle uno de sus más grandes miedos en el momento; pero fue interrumpido por YoonGi.

—¿No existe una segunda solución para tus síntomas? —preguntó con cautela.

—Sí, bueno… hay posibilidades de reparar de nuevo la válvula en caso de que se agrave, pero no soy candidato todavía a una segunda cirugía porque hasta ahora los síntomas son manejables con medicación.

De tanta información YoonGi ni siquiera sabía qué preguntar primero y JiMin parecía afligido por mostrarle esa parte de su vida.

—Sabes… una de las cosas que suele joderme la cabeza, es que las personas me trataban diferente cuando se enteraban que sufro del corazón y todo empezó con mi propia familia. No solo fui tratado como el más débil, si no como el "incapaz" o el "defectuoso". Mientras en mi casa TaeHyung podía hacer todo pero yo no, mis compañeros evitaban tratar conmigo porque no puedo tener emociones muy fuertes. Era… solitario y melancólico preguntarme todos los días: ¿esto de verdad me hace alguien malo o despreciable?

—Y aún así, hoy…

—Y aún así hoy TaeHyung me hizo sentir como un maldito moco en la pared —sintió sus ojos escocer de manera furiosa, recordando con amargura cómo su supuesto hermano quería parecer el mejor "cuidando" de él pero en la mínima oportunidad le provocaba dolor y enojo.

A YoonGi le picaban las manos por brindarle algún tipo de apoyo físico, pero no sabía si era correcto o si era lo que necesitaba. En un momento así, no solo debía cuidar sus palabras si no también sus acciones, porque lo último que quería en el mundo era terminar de lastimar más a JiMin.

—Lo siento mucho —JiMin vaciló un poco en la frase, llevando sus manos temblorosas a sus ojos para secar las inevitables lágrimas que reposaban en las comisuras—. Debí haberte dicho antes, lo sé y perdón.

—JiMin tranquilo… —bajó la voz, sintiéndose en el fondo realmente desesperado por verlo tan ansioso. Casi con ganas de llorar junto a él, porque le dolía su dolor— No me debías ninguna explicación. En serio…

—No, sí la debía. Es que… —tomó una bocanada de aire en cuanto su voz se cortó debido al amenazante llanto— has sido tan bueno conmigo desde el principio, me cuidaste como nadie lo había hecho y aún así no pude darte de vuelta al menos un poco de confianza —sollozó culpable, sin parar de pensar en lo patético que seguro estaba siendo—. Solo tenía miedo.

—¿Miedo de qué?

JiMin guardó silencio, esforzándose en articular lo que deseaba decir y dándose apoyo mentalmente.

—Miedo de que me trataras diferente por estar enfermo.

Y con lo dicho, YoonGi terminó por soltar disimuladamente el aire que estaba aguantando mientras evitaba a toda costa comenzar un propio conflicto moral interno. Por supuesto que no lo trataría diferente, pero al mismo tiempo, saber que su problema implicaba la muerte inminente, le estaba provocando jaqueca. No justificaba el comportamiento de su familia, pero podría encontrar cierto sentido. ¿Quién en su sano juicio permitiría que alguien que te importa se haga daño? Y ahora con la culpa haciéndole peso en los hombros, se sentía entre la espada y la pared. Según lo que le había contado, emociones fuertes y sobre-exigencias significaban un riesgo para su salud. Entonces, el concurso…

JiMin sorbió la nariz, llevando sus manos a sus propios brazos para darse consuelo al sentirse rechazado e incomprendido por la persona a su lado. Preguntándose por qué no decía nada más al respecto, por qué no le aseguraba que no lo trataría diferente aunque le había dicho explícitamente que le daba miedo. ¿Tal vez YoonGi ahora lo alejaría de su vida? Y quiso hacerse pequeño y esconderse bajo una roca.

Y después de un rato en que no obtuvo respuesta, intentó levantarse para alejarse todo lo posible, sintiéndose patético por haber creído que esta vez pudo ser de otra manera. Entonces fue detenido por la mano de YoonGi, quien se dio cuenta de forma fatal que no había dicho nada y tal vez lo había hecho sentir mal.

—Ven aquí —aunque YoonGi no era muy fan del contacto físico y siendo JiMin la excepción, lo atrajo hacia su cuerpo para tratar de calmarlo un poco rodeándolo con los brazos—. Una enfermedad no te hace menos normal, ¿por qué debería tratarte diferente? Con un corazón funcional o no, sigues siendo el mismo bonito y talentoso Park JiMin.

JiMin cerró los ojos, recostando su cabeza en el pecho ajeno, no solo aferrándose a la calidez y agradable sensación que estar en medio de sus brazos le brindaba, si no también a creer que lo que decía era verdad, porque eso sería lo único que lo mantendría de pie.

—No estás diciendo esto por compromiso, ¿verdad?

—No te voy a negar que me preocupa tu salud, no me gustaría que te pase algo grave, pero eso no significa que mi percepción sobre ti cambiará, de hecho solo me genera más admiración.

—¿A qué te refieres?

—Aún con todos tus síntomas y el dolor que seguro te causa, continúas esforzándote por vivir normal y lograr lo que quieres. JiMin eres increíble y muy valiente —dijo con voz suave y amena, tratando de ofuscar todos esas percepciones que debido a personas poco empáticas seguro había creado sobre sí mismo. Y de forma genuina lo creía, independientemente de su conflicto moral—. Te felicito porque a pesar de todo sigues aquí, intentándolo.

El rubio ahogó un sollozo, de nuevo sintiendo su nariz arder y el nudo en la garganta creciendo, porque aquellas palabras habían alterado toda su existencia. Ya no era JiMin "el débil", sino JiMin "el valiente". Y por primera vez en su vida, no le reclamó al universo por su deplorable salud; agradeció por haberle traído a un ser que sería su luz desde el primer momento y con la sensación de ser afortunado, se aferró como nunca al torso de YoonGi, aspirando gustoso el ligero aroma a colonia que su camisa desprendía y dejando caer un par de lágrimas de tranquilidad.

—Gracias por mostrarme esta parte de ti —dijo YoonGi en un susurro, finalizando la conversación. Era consciente de lo difícil que a veces resulta compartir sentimientos con los demás y si bien era evidente que no era lo único que lo afligía porque existían más detalles en la historia, se trataba de un buen comienzo y en el fondo le agradaba que JiMin confiara en él.

Alcanzó con un poco de dificultad la cobija térmica y con delicadeza la estiró sobre ambos, doblando con paciencia la parte de JiMin para que quedara doble y le brindara más calor, porque estaba tiritando otra vez. Al terminar, regresó a la posición, esta vez deslizando de arriba a abajo y de forma delicada su mano sobre el brazo desnudo de JiMin para generar un poco de calidez en la zona y al mismo tiempo distraerlo, porque de alguna manera sabía que la cabeza del menor estaba hecha un desastre.

La mente de JiMin, en lugar de seguir procesando el momento de confesión y la incomodidad de sentirse vulnerable, se concentró en la cercanía que hizo un fuerte acto de presencia. Siendo consciente de la posición en la que estaban, se preguntó si no era aquello un poco íntimo. Y fue la parte que más le gustó, en realidad; realmente anhelaba seguir compartiendo momentos así con YoonGi, simplemente abrazados en silencio como si no necesitaran nada en el mundo más que el uno al otro.

—YoonGi… ¿te puedo pedir un último favor?

—Mhm —respondió un poco adormilado con un sonido gutural.

—Por favor no intervengas en el concurso… es algo que estoy decidido a hacer.

—...

—Cueste lo que cueste.

∴━━━✿━━━∴

No puede ser, soy JiMin en la vida. Un shot por quienes tuvimos que experimentar muchas visitas al hospital y sobrellevar una vida poco normal :')

Finalmente YoonGi lo supo, ¿creen que sea un problema para él? 👀

Ah y para los lectores nuevos, debo hacerles saber que suelo tener muchos episodios de bloqueo, pero siempre lucho para terminar mis proyectos así que esta historia va a continuar aunque me demore un poquito más de lo esperado.

Gracias por leer. ❤️

Pau.

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