Un joven de 16 años siente una inmensa curiosidad por lo paranormal, después de que sucesos extraños pasaran en su casa, decide averiguar quien es el ente que les está poniendo los pelos de punta.

Para poder tener contacto con el más allá, decide invocar al diablo y confirmar si aquello existe.

Pero todo se le fue de las manos al sentirse arrodillado ante el señor oscuro.

...

¿Qué tan malo podría ser?

Desde hace semanas había pasado por sucesos extraños, sus cosas desaparecían y a veces sus rosarios aparecían quemados en alguna esquina de su habitación.

No tenía idea de que era lo que estaba pasando, pero una gran posibilidad se le vino a la mente.

Aquel nombre que la biblia nombra, aquel ser del cual la iglesia y sus padres hablan con tanta asquerosidad y miedo.

El diablo.

Tal vez era una bobada de su parte querer hacer aquello, tener ¿contacto?.

¿Pero que podía perder?

Así podría confirmar sus teorías de que nada existe más allá y vencer de una vez el fanatismos de sus religiosos padres.

Quienes le hacen vivir un infierno más de lo que hablan de las mismas tinieblas.

Porque el mundo era eso , el infierno del que todos hablaban, estábamos en el y nadie se ha dado cuenta de eso.

Jimin estaba seguro de que invocar al diablo dentro o afuera de una iglesia, no daría resultado.

Así que tomó la opción más tonta, dentro de una iglesia abandonada.

Pero lo que Jimin no sabía era que un hombre de cabello blanco le miraba desde un árbol con ganas de soltar una sonora carcajada.

Se divertirá mucho con su nuevo corderito.