Ambos habían pasado todo el santo camino sin mencionar ni una sola palabra, los pies de Jimin le estaban torturando y no sabía como explicarle al mayor que estaba cansado de ese absurdo viaje.

El sol ya había dado por terminada su ronda del día y la luna había hecho acto de presencia, logrando que el ambiente se pusiera más tenso que antes, el silencio y la cercanía hacia que sus corazones experimentaban la extraña calidez que ambos cuerpos transmitían.

— Ya es muy tarde y creo que esto nos va a llevar más tiempo — Habló Yoongi con algo de fastidio en su tono de voz.

— Te dije que nos fuéramos de la forma más fácil, ya sabes por los portales, pero no, el diablo no quiso — Exclamó Jimin con enojo mientras acariciaba su tobillo por el dolor.

Yoongi rodó los ojos y analizó el motel que tenían en todo el frente, era grande pero estaba descuidado, no le tomó mucha importancia, al menos hasta que de dio cuenta que tenía a un menor de edad bajo su manga.

— Nos quedaremos a dormir aquí — Señaló el edificio — Pero tienes que actuar como si fuera tu padre — Le advirtió.

Yoongi realmente no sabía como funcionaban los humanos, ni su mundo, siempre estuvo dispuesto a entender y a aprender, pero habían cosas que seguía sin entender, tal vez por eso era su afán de querer hacer aquel viaje como si de un humano común y corriente se tratara.

— Genio, te van a pedir mis documentos — El menor rodó los ojos. — ¿Qué le vas a decir a la de recepción? — Yoongi maldijo en su interior.

— Bien, vamos a hacer los siguiente — Yoongi se detuvo a pensar lo que podían hacer y observó que las ventanas de las habitaciones se planta baja estaban prácticamente por el suelo, así que no sería difícil entrar a una habitación por la ventana.

— ¡Ya sé! Entraremos por esa ventana — Señaló una donde se encontraban las luces apagadas.

Jimin dudó unos minutos, pero después sonrió por la actitud tan adorable que tenía el mayor, parecía un niño haciendo su primera travesura inocente.

— Es arriesgado, Yoon — Sonrió el menor mientras tomaba su mochila, dispuesto a seguir a Yoongi hacia el motel.

— En los años de observación que llevo de los humanos, me he dado cuenta que hay momentos en la vida donde hay que cometer riesgos y este es uno de esos momentos. Agradeceme podrás contarles a tus nietos la historia de cuando Satán te secuestró y te metió a un motel de una manera muy ilegal.

Ambos rieron por las palabras del ente, se sentía bien poder reír y sentir como la suave brisa chocaba en sus rostros. Era tan placentero.

Llegaron hasta su destino y Yoongi abrió levemente la ventana. Dejando ver el interior de esta, todo estaba apagado, así que suspiró tranquilo.

— Vamos y no hagas ruido — Susurró haciéndole señas a Jimin para que colgara de la ventana y así poder ser ayudado por el mayor para poder atravesar esta.

En el momento en el que JiMin logró pasar la ventana, la puerta del baño se abrió dejando ver a una mujer que salía de este con una toalla alrededor de su cuerpo y con su cabello completamente húmedo.

De un momento a otro la mujer los vio con una cara de espanto.

—¡¿Qué está pasando aquí?!— Se exaltó la mujer al ver dos hombres entrando por la ventana, uno vestido de negro y otro que que parecía una golosina andante.

Sin perder más tiempo comenzó a pegarles con la toalla con la cual había estado secando su cabello largo.

—¡Largo! Váyanse pervertidos— JiMin trataba de tapar su rostro para que la toalla no le diera en la cara y Yoongi lo tomaba del brazo para pasar por la habitación y salir de esta.

—¡Vieja loca!— Gritó Yoongi saliendo de la habitación con Jimin tomado del brazo.

JiMin se zafó de su agarre y lo miró con disgusto.

—¡Le dije que era mala idea! Pudimos haber ido a buscar a Seokjin hyung a través de algún portal infernal, o yo que sé.

Yoongi trató de cargarlo mientras el menor se seguía quejando por lo sucedido, el mayor comenzó a caminar hacia la azotea con JiMin en brazos.

—Ahora esa pobre mujer va a llamar a la policía ¿Y que les voy a decir? ¡¿Qué el diablo me esta usando como corderito?! ¡Soy muy joven para ir preso!

Yoongi rodó los ojos con una sonrisa mientras subía las escaleras hacia la azotea.

—¿Puedes creerlo? Yo en una celada con un criminal gordo y lleno de tatuajes ¡No!

—Oye, eres muy quejica, no paso nada.

JiMin le dio un leve golpe en la cabeza mientras tenía su ceño fruncido.

—Eso dice usted, ya que si pasa algo con hacer "Puff" tienes.

JiMin se miraba tan tierno que Yoongi no lo podía creer, había hecho un pequeño puño con sus manitas y después hizo "puff" haciendo referencia a Yoongi desapareciendo de la nada con sus poderes.

—Si eso pasa, te esfumarias conmigo— El mayor sonrió y JiMin  inconscientemente también lo hizo.

—Dudo que el diablo quiera llevarme a su vil reinado, tendrá que cumplir con todos mis caprichos si lo hace.

Ambos tenían sonrisas bobas en sus rostros y el ambiente era agradable y satisfactorio, como si ambos estuvieran en algún lugar seguro.

—Bueno, pasaremos la noche aquí.

Habló Yoongi, dejando que JiMin se pusiera de pie. La vista era hermosa, pero el frío era algo bestial, JiMin se abrazo a si mismo para poder evitar sentir tanto frío.

—Pero me voy a congelar.

Hizo un puchero que Yoongi no pudo pasar desapercibido.

"¿Quién dijo que por ser el diablo no tienes derecho a enamorarte?" Pudo escuchar las palabras de Seokjin en su mente. Sintió nostalgia, no sabia que tanto le afectaría no tener a su amigo consigo, pero justo ahora estaba viviendo ese dolor en carne y hueso.

—Conmigo nunca más tendrás frío.

Ambos sonrieron, uno dejándose llevar por lo que sentía y el otro luchando consigo mismo.

JiMin de una forma inconsciente quería ser el centro de atención de Yoongi y Yoongi quería poder vivir una experiencia distinta, donde se podría dejar llevar por sus emociones.

Una experiencia sin magia.

Ni conjuros.

Ni mucho menos maldad.

El diablo quería ser un humano, así sea por una sola semana.