XXXI - Soy un pecador
XXXI
Me lavo los dientes con el cepillo que me dejó Yoongi hace días y observo el cielo por los huecos de la madera, se ve más despejado, ahora hay nubes blancas y tumultuosas, pero aún no llueve, al contrario, pareciera que mejoró considerablemente el clima.
Jack se pasea por mis pies y yo le dejo un cuenco con leche que acabo de ordeñar. Corre rápido para tomársela y yo sólo estoy viéndolo sin mucho más.
Lo único que mantiene mi mente ocupada es que el establo se ve mejor, cuando salga de aquí sacaré todos los desechos para que no quede ningún rastro del olor que tuvo el primer día que llegué. De lo que no puedo deshacerme es del lodo que hay en toda la entrada, es como si se agrandara con el paso de los días.
Incluso hoy huele mejor arriba, encendí la vela aromática y ésta me arrulló durante horas junto a mi gatito. Comí en silencio y deseé tener una biblia. Necesitaba constatar que mi fe seguía ahí a pesar de que me gustara un hombre, a pesar de que soy un pecador.
Pero mi biblia está por echar raíces en la cabaña que comparto con Yoongi.
—¿Crees que hoy venga a visitarnos? —hablo con Jack y éste maúlla agudo en respuesta. Observo la noche caer e intento ver las cabañas por los recovecos, pero es imposible, el establo está muy alejado—. ¿Crees que deba disculparme?
Pero no quiero hacerlo. La vergüenza me obliga a sentir arrepentimiento, pero tengo que ser sincero conmigo, lo volvería a hacer. Volvería a besar a Min Yoongi.
—Agh, estoy volviéndome loco aquí solo —suelto y Jack se restriega contra mi pecho, yo lo acaricio lento y de nuevo estornudo. Al parecer Min Yoongi tiene la razón de nuevo—. Creo que tendrá que ser custodia compartida, Jack, mi nariz no aguantará.
Doy vueltas en el colchón buscando una posición cómoda. Pierdo la cuenta de las veces que duermo y despierto. No sé qué hora es, no llueve, pero mi cerebro hace ruido.
Veo el reloj de Yoongi y noto que está por amanecer, él no vino.
Él me dejó aquí solo con mi cabeza dando vueltas, el corazón latiendo acelerado y el recuerdo de mis labios tocando los suyos tímidamente.
—Agh, tonto —me digo totalmente arrepentido, cuando decía que lo volvería a hacer, me refería a que lo haría en otro contexto, uno donde Yoongi también lo quisiera.
Uno donde yo también le gustara a Min Yoongi, uno donde no hubiera este sentimiento unilateral que acabo de descubrir de mi parte.
¿Y si él piensa que fui demasiado atrevido?
Claro que lo fui. Fui osado y me aproveché de la confianza que depositó en mí. Jack no deja de maullarme, pareciera leer mi mente atormentada y querer serenarme.
Entre pensamientos acongojados caigo dormido ante la ausencia de Yoongi.
Al despertar, Jack es el único que cuenta con energía. Yo me siento apaleado por malos sueños y una posición terrible al dormir, sobo mi cuello y recuerdo todos los golpes que he recibido en el último mes, mi padre aún tiene la corona. Espero nadie se la quite.
Al verme en el reflejo del agua, noto mi rostro maltratado, me he recuperado bien, pero una de mis cuencas aún sigue un poco amarillenta por un golpe viejo. No me veo atractivo, mi rostro y cuerpo magullados no se ven mínimamente aceptables para nadie. Ni para mí.
Me aseo con más lentitud que otros días, no tengo muchas ganas. Por suerte Yoongi trajo mucha agua, no me imagino lo mal que olería si no tuviera agua y jabón. Hoy igual que ayer me limpio con cuidado el cabello y mi zona íntima. Incluso si duro semanas sin bañarme, no permitiré que me apeste el trasero.
Después de limpiarme, noto que Jack me imita. Yo sí estoy cumpliendo mi parte como padre.
Bostezo y con ojos cansados duermo.
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