X - Dios no es para todos
X
Me desperezo calmado, sintiéndome abrumado por la luz blanca potente perteneciente a esa habitación que no conozco, en pocos segundos estoy sentado completamente asustado, acaricio mi cuello y éste duele. Recuerdo todo y observo el paisaje del bosque a través del cristal de la ventana sucia.
Antes de poder hablar, la puerta de madera se abre, dejando ver a una señora con rostro dulce y manos enguantadas.
—¡Oh, joven Park, ya despertó! Le hablaré a su familiar para que venga —tal rápido como entra, sale sin esperar mi respuesta.
Y en cuestión de segundos, Min Yoongi entra y me mira con esos ojos tan oscuros y fríos que me dejan helado. Ese hijo de puta intentó... ¿matarme?
¿El perfecto hijo del pastor intentó quitarme la vida?
¿Cómo...? ¿Por qué?...
—Hermano Park, estábamos esperando que despertaras para regresar, ayer te trajimos al sanatorio más cercano —habla sin ninguna emoción y me hace sentir sin aire.
—Joven Park, ni siquiera contamos con médico para usted, mucho menos con un inhalador, le recomiendo que vaya por el suyo a su casa. Sólo estuvimos en vela por si enfermaba, este es un pueblo pequeño, no hay el material suficiente para atenderlo —recorre las cortinas y se gira conmigo—. Le recomiendo que vaya con su médico de cabecera para que tenga controlada su asma.
Es tanta información que logra marearme.
Después llega un coordinador, se presenta como Kim Hajoon y me cuenta un breve resumen de lo ocurrido esa madrugada. Al parecer todo fue tergiversado por Yoongi para que nadie sospeche de él y su acto.
Hajoon es amable, toma mis hombros cándidamente y caminamos hacia un viejo pick up. Noto como Yoongi está más distante que antes.
—Iré al baño, regreso en unos minutos.
La impaciencia me aborda, estar solos en el auto me causa angustia, no quiero estar cerca de Yoongi.
—¿Por qué? —sale esa pregunta de mis labios sin quererlo, al instante me arrepiento, pero la expresión arisca de Yoongi me intimida hasta hacerme sentir idiota.
—Mantén tu puta boca cerrada o me encargaré de terminar lo de anoche —arroja sin un ápice de arrepentimiento.
—Le diré a tu padre —hablo sin procesarlo y dejo que estos segundos de valentía me animen a seguir hablando—. Cuando lleguemos le diré y...
—¿Y qué, Park? —me interrumpe mirando fijamente las marcas rojizas que sus manos dejaron en mi cuello—, ¿qué crees que hará mi padre cuando sepa que me estás inculpando? Mejor regresa con tu jodida familia, allá te irá mejor —juraría que su tono de voz cambió de forma leve a uno más amenazante—. Olvida que eres un pecador y finge que estás curado, sirve para algo, Park Jimin.
Kim Hajoon regresa y mi interior da un vuelco. Hajoon se dedica a manejar tranquilo por el camino, suelta algunos chistes sin gracia y tiene preocupación nula por mi estómago vacío.
La llegada al retiro es igual de sombría que la anterior. Mi cuello duele, pero eso no me impide bajarme del carro en cuanto llegamos dejando atrás a Hajoon y Yoongi. En pocos segundos estoy frente a la oficina del pastor Min, tocando la puerta firmemente.
Entro después de escuchar su voz permitiéndomelo, hago una rápida reverencia y el rostro enseriado de Min Seonwoo se dirige a mí.
—Pastor Min, disculpe molestarlo, pero...
—¿Cómo te sientes, hermano Park? —habla amable y me destenso.
—Eh... Bien, en el sanatorio no pudieron ayudarme con mucho, yo...
—Qué lástima —algo dentro de su voz me dice que está mintiendo y ahí, frente a mí, Min Yoongi no se parece en nada a su padre, hay algo podrido dentro del pastor, algo que no puedo descifrar, algo que no tiene Yoongi—, ¿quieres regresar a tu hogar?
—Bueno... Yo venía a...
—Las líneas telefónicas no sirven aquí, pero podemos regresarte al pueblo y hablarle ahí a tus padres para que vayan por ti —se acomoda en su silla y detrás de su escritorio luce más grande. Se ve incomprensivo, sin sentimientos. Todo lo contrario a alguien que debe informar sobre la palabra de Dios.
—Creo que me gustaría regresar, sinceramente no me siento...
—¿Sí quieres regresar? —interrumpe de nuevo y sus manos se juntan y apoya su mentón en éstas, su vestimenta negra le brinda ese toque maligno que viene implícito en la biblia—. Tus padres pagaron bastante por la inscripción, dinero que no se les será reembolsado, ¿seguro que quieres regresar?, es tu decisión, si eso es lo que quieres, está bien.
Muero el interior de mi boca y empuño sin fuerza las manos a mis costados, sintiéndome un mal hijo.
—Sucedió algo, pastor Min.
—Toma asiento.
Obedezco y sentado en esa silla fina y de cuero me percibo pequeño, una pulga a comparación del pastor.
—¿Qué pasó, hijo mío?
—Bueno... —las palabras no salen de mí y agacho la mirada, detesto ser tan débil.
—No te preocupes, no tienes por qué decírmelo, comprendo que aceptar y entender a Dios no es para todos —clava la primera puñalada en mi espalda—, no quisiera ver la decepción de tus padres al ver que sigues por el camino de incorrecto.
Mi corazón se acelera y observo mis pies calzados en las sandalias baratas que me compró mi madre, seguramente Hajoon las tomó de mi cabaña.
—No se trata de Dios, yo realmente lo acepto en mi corazón —siento mis ojos húmedos—, pero creo que estar aquí no es lo mejor para mí, ayer...
—Muy bien, Park, entonces hoy mismo te llevaremos con tus padres para informarles que tu alma no tiene salvación y que sigues siendo un sodomita —su voz tan calma me aterra y pone en conflicto mis sentimientos.
Quiero irme, no quiero estar cerca de Yoongi, me da miedo que atente contra mí de nuevo y que logre su cometido. Ni siquiera sé por qué lo hizo, simplemente creo que le desagrado al punto de sentir repulsión hacia mí. No hay otra manera.
Sin embargo, por otro lado, quiero que mis padres estén orgullosos de mí, quiero que todo sea como antes, quiero que vuelvan a amarme tanto como yo lo hago. No quiero ver su rostro de decepción al verme de regreso a casa sin reformarme.
Quiero que todo sea como antes.
Y también quiero no ser esto. Lo que sea que soy.
Homosexual, maricón, gay, sodomita, afeminado... Ni siquiera sé lo que soy, sólo espero que Dios me ayude en mi camino hacia la luz.
¿Por qué así se siente la oscuridad, no?
¿Estoy en la oscuridad, no?
—Yo quiero reencontrarme con Dios —miento aunque siento que Dios jamás ha estado lejos de mí, ni de mis buenas acciones. Miento sabiendo que es pecado—. Quiero que mis padres vuelvan a amarme —trago saliva y lágrimas caen nublándome la vista.
—Entonces sigue aquí y abre tu corazón, aleja a Satanás de ti y continúa por el camino del Creador. Ahora estás recibiendo un castigo divino, hermano Park, la sodomía es un bache dentro de tu camino que se eliminará con tus plegarias y entrega a Dios —habla y me convence durante segundos. Limpio mis lágrimas y me levanto.
—Sí, Pastor Min, gracias —hablo compungido sin auténtico convencimiento—. Iré a desayunar —hago una reverencia y me regreso por donde entré.
Lo último que veo a través de mis lágrimas es el rostro lleno de satisfacción de Min Seonwoo.
🐏
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro