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Cap 08: Corazones Rotos.


- ¿de quién te escondes Kim sun hee? –inquirí provocando que diera un respigón en su lugar y abriera sus ojos más de la cuenta. Me crucé de brazos y me incline levemente hacia a ella-. Me lo dirás ¿o seguirás viéndome sin decirme una palabra?

- J-jimin –tartamudeo causándome gracia-. Y-yo no me estoy escondiendo.

- Supongamos que te creo –retome mi postura recta y bajé mis brazos-. Debemos hablar.

- No tenemos nada de qué hablar jimin. Lo s-sien...

Antes de que ella pudiera terminar lo que tenía planeado, tome su muñeca y la lleve a un salón cercano a nosotros. Nuestra suerte fue que se encontraba vacío. Cerré la puerta y solté el agarre. Di un buen respiro, lo necesitaba. Así como esa conversación.

- ¿no tenemos nada de qué hablar sunhee? –repetí sus palabras.

- No jimin –no podía ni siquiera verme a los ojos-. Es mejor fingir que nada sucedió –sus pasos iban directo a la puerta pero mi mano sostuvo la suya antes de dejarla salir. Por primera vez en este día sus ojos se encontraron con los mío.

- Fingir que nada pasó –Sonreí incrédulo. Debía ser una mala broma de su parte-. Que hipócrita eres. ¿Cómo pretendes que de la noche a la mañana olvide todo?

- Inténtalo –trato de mantenerse fuerte ante mí. Pero la conocía muy bien. Sabía que esto le dolía.

- ¿tú lo hiciste? –Ella se alejó lo suficiente de mi cuerpo y empezó a retroceder en el instante en el que comencé a caminar hacia ella. Su cuerpo se pegó a la pared. Trato de irse nuevamente, pero puse ambas manos en cada lado de su cabeza-. ¿lo hiciste sunhee?

- Si –asintió mirándome a los ojos. Ella mentía.

- Entonces... ¿tan poco significo lo nuestro para ti? –me acerque a su rostro al punto en que nuestra respiraciones chocaban-. ¿tan insignificante soy para ti sunhee?

Unas lágrimas rodaron por sus mejillas. Y fue donde supe que ella no había olvidado todo.

- Lo nuestro ya no tiene salvación jimin –su voz se quebraba-. Debemos afrontarlo eso es...lo que debemos hacer.

- Hubiera sido mejor si lo hubiéramos afrontando juntos –quite ambas manos de al lado de su cabeza-. Pero claro, preferiste huir y dejarme completamente solo en el momento en el que más te necesite –mis ojos empezaban a picar-. Con eso sunhee, me demostrarte lo poca cosa que soy para ti.

- Me importas jimin –trato de aproximarse a mí aunque esta vez fui yo quien retrocedió-. Lo nuestro significo todo para mí.

- ¿¡y por qué me dejaste solo!? –exclamé dejando caer las lágrimas retenidas en mis ojos-. Debiste buscarme y decirme lo que sucedía. En vez de salir huyendo como cobarde –guarde un poco de silencio antes de continuar-. Preferiría mil veces no haberte encontrado jamás – Tenía un nudo en la garganta y por lo que pude notar mis palabras le afectaron. Sus hombros cayeron y se limitó a voltear hacia otro lado-. Quise odiarte sunhee. Me esforcé como no tienes idea, y de nada sirvió.

- N- no hubiéramos podido hacer nada jimin –volteo a verme-. Tenemos que entenderlo. Por más que nos cueste.

- Debimos buscar la manera de saber si en realidad era cierto o no.

- De nada serviría –se acercó a mí y limpió mis lágrimas-. Mi propio padre no pudo negarlo. Tú y yo somos hijos del mismo hombre jimin.

- Algo me dice que no es cierto sunhee –acaricie su mejilla con dulzura y limpie sus lágrimas con las yemas de mis dedos-. Que todo es una mentira, que nos engañaros.

- También quisiera creer que fue una mentira –respiro profundo y cerró sus ojos unos segundos-. Pero no lo es.

- Tenemos oportunidad de saber la verdad –me miro con sus ojos cristalinos-. Hagámonos una prueba de ADN.

- ya no insistas –levemente se separó de mi-. Por favor.

- Sunhee...

- Queramos o no ya no hay nada que hacer.

- Sunhee...

- ¿¡Por qué insistir!? –inquirió bajando su mirada-. Hemos sufrido mucho jimin. No nos hagamos más daño. Por favor, mi corazón ya no podría soportarlo...

- Te sigo amando sunhee –suelto de repente dejándola sin habla-. Joder, pasaron seis años y no paso un día en el que no te dejara de amar Kim –nuevamente lagrimas descendieron por mis mejillas-. Y todo porque sigues clavada en este terco corazón.

- Jimin –me llamó con un hilo de voz.

- No te preocupes –limpie mis lágrimas-. En cuanto se termine la construcción de la nueva escuela, me iré nuevamente a california. Nunca me volverás a ver.

- Jimin –me dolía verla de esa manera. Triste-. Por favor...

- Hagamos de cuenta que tú y yo no nos conocemos. Que somos simples extraños.

- No puedo hacer eso jimin...

- Adiós sunhee.

- No jimin –sujeto mi brazo con ambas manos-. Espera...

- Por favor –quite sus manos de mi brazo-. No hagas esto más difícil. Además, tu misma lo dijiste. Ya no hay nada que se pueda hacer.

Le di la espalda y proseguí a abrir la puerta. Segundos después ya me hallaba a fuera con la vista en el suelo, me costó demasiado voltearla a ver, solo podía escuchar su llanto. Mi corazón estaba tan roto cómo el de ella. Apenas subo mi mirada, me encuentro con aquel chico que estaba con sunhee el día anterior. Este pasó a mi lado mirándome de soslayo y procedió a entrar al salón e ir directamente hacia sunhee, quien se encontraba arrodillada en el suelo con sus manos cubriendo su rostro. Él se puso a la altura de ella y la abrazó. Mis manos se volvieron puños y decidí seguir mi camino sin voltear atrás.

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