Siara lo confesaría. Al fin le diría todo lo que sentía desde antes que cruzaron palabras. Para una chica como ella era difícil contener tantos sentimientos para sí. Ella siempre había creído que nadie merecía vivir con sentimientos reprimidos (cuando se trataba de amor). Por tal razón, iba por la vida sin filtros, expresando lo que por dentro le invadía. Nunca decía mentiras, no ocultaba nada ni tenía ese aura de misterio que tanto a la gente le fascina. "Si alguien me va a amar que sea por lo que soy, sin sorpresas, sin misterios..." solía decir a su mejor amiga. Desde que ella entra a la vida de alguien, la conoces. Es un libro abierto, fácil de leer y no muy difícil de comprender.

Pero con él, era distinto. Por primera vez deseaba con todo su corazón ser correspondida, que la notara. Detestaba la idea de verlo destilar por sus manos y no volverlo a ver. Le tenía paciencia, lo escuchaba, lo animaba. Estaba ahí, perfectamente visible, pero parcialmente ignorada.

Ella sabía que el rechazo sería inminente, pero parte de su alma guardaba una pequeña esperanza.

Se lo confesaría ya de una vez. No le importaba si él le repetía una y otra vez que no quería nada serio con nadie o que el fantasma de su ex aún lo acompañaba. Solo quería acabar con el sufrimiento de una vez; la tortura de andar reprimiendo sus sentimientos hacia él.

--Dilan, ¿confesarías algo aún sabiendo que es un rechazo inminente?-- le preguntó.

--No.-- Fue una respuesta precisa.

El corazón de Siara bombeaba de prisa. Calló por unos segundos.

---No valdría la pena confesar que amas a alguien y recibir una decepción. Tú sabes como soy, me voy a la segura. Pero cada quien es distinto--- añadió.

---Las personas no deberíamos vivir ocultando sentimientos. Soy un puto asco en esto de las relaciones. ¿Sabes? Le pregunté a mi hermana cómo le hacía para tenerlos detrás como perros falderos; me dijo que me hiciera la difícil, que nunca fuera la primera en escribir, que no me acostara a la primera... ¿Cómo es que tengo que decir "no" si realmente pienso "sí". A las mujeres nos han enseñado a callar y a esperar. A callar lo que sentimos para no asustar al hombre; a esperar el mensaje de buenos días, la propuesta, la declaración de amor, el primer paso. Sinceramente no entiendo cómo es que debemos aguantarnos para conseguir la atención del que nos gusta.

---Concuerdo... Pero hey, mi ex fue la que se me declaró a mí. Estuvo bien. Puedes confesar lo que sea, solo debes esperar el momento correcto.

¡La ex! ¡Otra vez la ex! Siara no sentía celos, no le causaba ningún sentimiento extremo cada que la mencionase. Pero sí que le chocaba el que no pudiera soltarla. Dilan era incapaz de ver que si su relación realmente fue perfecta, estarían juntos. Ella no lo valoró lo suficiente. Puso el punto final sin dejar que lo de ellos floreciera más. Por otra parte, entendía el proceso de duelo después de una ruptura amorosa. Ella misma había pasado por eso un año atrás. Es solo que le dolía un poco haber llegado a su vida en medio de ello.

Él era orgulloso, no iba a regresar con su ex aunque se muriera de ganas. Fue entonces cuando lo comprendió. También a él le habían enseñado a callar y a reprimir. Dilan estaba callando su amor por orgullo, pero aún la quería y mucho. Ahí supo que no valía la pena confesar lo que siente. Lo perdería como amigo, y no estaba lista para ello.

---Pero, ¿qué querías decirme? Siento que te interrumpí.

---Mejor... en otra ocasión--- sentenció con lágrimas acumuladas en los ojos.

Nunca se lo diría.